MÉXICO,
D.F. (apro).- El 7 de julio de 2015 habrá elecciones en 16 estados. En
nueve de ellos se elegirá gobernador, diputados locales y presidentes
municipales, y los dos últimos puestos en las otras siete entidades,
además de que a nivel federal se renovará la Cámara de Diputados.
Pero visto desde las circunstancias actuales, el proceso electoral
tendrá serios problemas por la crisis de gobernabilidad que hoy
padecemos.
Desde ahora se ha comenzado a detectar que la frágil democracia
mexicana está en riesgo por la ausencia de justicia, los altos niveles
de violencia y los indicios de una clara fusión de políticos y miembros
del crimen organizado, ávidos de instalarse en las posiciones de
gobierno.
Los escandalosos casos de simbiosis entre narcotraficantes y
políticos –como ocurrió en Guerrero con el presidente de Iguala, José
Luis Abarca, y el gobernador Ángel Aguirre Rivero, quienes protegían al
grupo Guerrero Unidos, o en Michoacán con los exgobernadores Fausto
Vallejo y Jesús Reyna, que recibieron dinero de los Caballeros
Templarios– son los ejemplos más claros y recientes del poder del
narcotráfico en las elecciones.
La incipiente democracia mexicana también está en peligro porque las
instituciones que la soportan no responden a los intereses ciudadanos,
sino a grupos políticos, a emporios económicos –como las grandes
empresas de medios– y al propio gobierno federal emanado del PRI, que
pretende perpetuarse en el poder a como dé lugar.
Con el fracaso de la transición a la democracia con los gobiernos
panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón devino un proceso de
debilitamiento en todas las estructuras e instituciones de gobierno,
judiciales y legislativas, y con ello la oportunidad para que el crimen
organizado se posicionara erigiéndose en cogobierno o en narco- Estado
en algunas regiones del país, donde los grupos criminales son los que
controlan el territorio y establecen su ley de terror y violencia.
No hay nada que garantice que las próximas elecciones estén
blindadas del poder del crimen organizado, cuando recientemente hemos
visto a gobernadores, presidentes municipales, senadores y diputados
locales y federales involucrados con algunas bandas criminales.
La falta de justicia, esto es, el reino de la impunidad, permite que
los criminales y sus socios políticos establezcan nuevos pactos o
alianzas en algunas de las entidades donde habrá elecciones, como
Sonora, Michoacán, Guerrero, Morelos y el Estado de México, donde hoy
se ven con mayor poder.
En su ambición por alcanzar más espacios, los partidos políticos no
han establecido los filtros y diques necesarios para impedir que
lleguen miembros de grupos del crimen organizado interesados en cotos
de poder como no los tenían antes en el gobierno.
La corrupción entre la clase política es el terreno más fértil para
que el narco-Estado expanda sus redes y tentáculos por otras regiones
del país que son propicias para el negocio del tráfico de drogas o las
nuevas vertientes económicas del crimen organizado: extorsión,
secuestro, cobro de impuestos y control del mercado informal.
Pero también lo es la impunidad. El caso de Ayotzinapa, Guerrero,
donde ha habido una clara muestra de abuso de autoridad, impunidad y
colusión entre crimen organizado y grupos políticos, ha prendido la
mecha de una llamarada que ya alcanzó las puertas del Palacio Nacional
y las sedes del gobierno y del Congreso local.
Esta rabia contenida también se ha reflejado en las agresiones a los
perredistas Cuauhtémoc Cárdenas, Alejandro Encinas y Jesús Zambrano,
que bien podrían replicarse hacia miembros de otros partidos políticos,
pues la gente, el ciudadano de a pie, ha comenzado a manifestar su
hartazgo en agresiones. La ministra Olga Sánchez Cordero fue
interpelada en un foro en Veracruz bajo el grito de “asquerosa
ladrona”, por un joven que le reclamó la decisión de la Suprema Corte
de Justicia de impedir la consulta a la reforma energética.
La inconformidad social traducida en violencia crece conforme salen
más escándalos, como la casa de 7 millones de dólares que construye la
esposa de Enrique Peña Nieto con sus “ahorros” como actriz, según
argumentó el vocero del gobierno federal. Y no se descarta que llegue
hasta las elecciones del año que viene, pues lo más probable es que
sigan saliendo nuevos escándalos de corrupción, impunidad, injusticia y
colusión de narcos y políticos.
Twitter: @GilOlmos
No hay comentarios.:
Publicar un comentario