Escrito por Sara Lovera
Aguascalientes, México, noviembre (SEMlac).- En América Latina
y el Caribe se vive una regeneración democrática; es la región del
mundo donde en muy poco tiempo creció la participación femenina en la
toma de decisiones.
Datos estadísticos indican que las mujeres ocupan 25,7 por ciento
de las bancas parlamentarias, representan 22,9 por ciento en los
ministerios o secretarías de Estado y en la última década fueron
electas cinco jefas de Estado o presidentas. Es, además, la región del
mundo donde cinco países han legislado sobre la paridad electoral.
No obstante, es necesario prevenir cualquier retroceso, porque en la
práctica hay resistencias sistemáticas en partidos políticos y en la
sociedad, advirtió Irune Aguirrezabal, asesora de Liderazgo y
Participación Política en América Latina y el Caribe de ONU Mujeres.
Este proceso remató el 12 de octubre último con la paridad real en
la Asamblea Legislativa de Bolivia, donde 49 por ciento son mujeres, y
llegaron a 44 por ciento en el Senado y 51 por ciento en las
circunscripciones.
Este hecho coloca al país andino a la cabeza en América Latina y es
resultado de un acumulado de lucha de las mujeres bolivianas feministas
que promovieron una estrategia de vigilancia a las leyes electorales,
mediante de un observatorio, explicó María Ángela Sotelo, de la
Coordinadora de la Mujer en Bolivia.
Ese anuncio, hecho durante los trabajos de la mesa que examinó la
estadística sobre la participación de las mujeres en la toma de
decisiones, durante el XV Encuentro Internacional de Estadísticas de
Género, efectuado en la norteña ciudad mexicana de Aguascalientes del 5
al 7 de noviembre, convirtió al salón de discusión en una fiesta.
Ahí María Ángela Sotelo explicó que de 1982 a 2009, la
representación femenina pasó de 0 a 23 por ciento. En los cinco años
siguientes se logró la paridad.
En un tema como promover la acción política de las mujeres, las
estadísticas son muy valiosas para sensibilizar a los partidos
políticos, a los líderes, dirigentes y a las mujeres para llegar a los
puestos de decisión. Según Irune Aguirrezabal, asesora de ONU Mujeres,
conseguir la paridad eleva la calidad democrática de un país, mejora la
gestión pública, asegura un mejor desarrollo y, sobre todo, promueve la
igualdad en la región más desigual del mundo.
En la mesa, Paula Soto, directora de Participación Social y Política
del Instituto Nacional de las Mujeres, hizo la presentación del
Observatorio de Participación Política en México, que será una
herramienta sustantiva para vigilar y monitorear el proceso de
elecciones en 2015, cuando se pondrá en práctica nacionalmente la
paridad electoral.
La mesa de las especialistas, coordinada por la socióloga Guadalupe
Espinosa, dejó en claro al auditorio que las evidencias estadísticas y
los datos permiten tener una fotografía clara del largo proceso que ha
significado promover la participación política de las mujeres y su
acceso a la toma de decisiones. En el caso de Bolivia, una estrategia
adecuada incluyó una campaña sobre el 50/50 que sensibilizó a la
sociedad y sus resultados se reflejaron en las urnas el pasado octubre.
Al mostrar los ejes de la campaña, quedó claro que lo hicieron
múltiple, considerando un lenguaje claro para las mujeres, mensajes
efectivos para autoridades y líderes y, especialmente, una estrategia
de medios capaz de acercar a líderes de opinión e informadores a su
causa, un asunto clave porque el ascenso de las mujeres tiene muchos
obstáculos, pero el de la opinión pública se forma en los medios,
generalmente poco considerados en estas estrategias.
Aguirrezabal presentó una estrategia regional llamada Atenea, que
con recursos de ONU Mujeres tiene el propósito de ofrecer asesoría y
una guía para las mujeres líderes de la región, de modo que se mantenga
esto que llamó un hito en la historia, del crecimiento sostenido en la
participación de las mujeres.
Consideró fundamental vigilar el cumplimiento de las legislaciones
electorales, el comportamiento de las élites de los partidos políticos
y difundir ampliamente los cambios en los procesos electorales.
Las ponentes coincidieron en que la paridad electoral es el primer
paso para la paridad social y económica, para que realmente se dé una
transformación social, económica y política en los países de la región,
donde el referente sea la igualdad no solo entre hombres y mujeres,
sino en otros ejes fundamentales como el respeto a los derechos
humanos, la igualdad económica, el empleo productivo y que la igualdad
transversal a todas las clases sociales permita recuperar el desarrollo
y el crecimiento sostenido y sustentable.
Atenea es, sobre todo, un proyecto de monitoreo impulsado en 19
países de América Latina que promueve la paridad, el desarrollo y la
capacitación para que las mujeres accedan al poder. Pero esto no podrá
ser, dijo la asesora de ONU Mujeres, si no hay recursos suficientes; no
se puede hablar de paridad y promoción de derechos políticos, si las
mujeres siguen recibiendo casi nada para sus campañas políticas, si no
son promovidas por sus partidos.
Además, las participantes coincidieron en que existe un riesgo
latente de violencia política contra las mujeres. Esto se funda en
algunos hechos, en México por ejemplo, pero también en otros países de
la región.
El ejercicio en la mesa permitió a las participantes preguntarse
cómo hacer innovaciones en la estadística de género, qué asuntos nuevos
abordar, qué fotografías de la realidad georreferenciadas serán útiles
en el empeño de conseguir la igualdad de género mediante la
participación política y social de las mujeres.
Las participantes, muchas de ellas técnicas en la información,
especialistas en demografía, operadoras de sistemas de información
estadística, celebraron la información de la mesa de discusión y
coincidieron en que hay que desterrar, desarticular, desmontar los
obstáculos que impiden a las mujeres acceder a la igualdad de hecho y
no solo de ley.
Las estrategias de los observatorios, con la participación de la
sociedad, las mujeres organizadas y las autoridades electorales, como
es el caso de México, pueden ser el camino para garantizar que los
partidos políticos cumplan con la ley, destacó Paula Soto, ya que la
experiencia señala que a cada avance de las mujeres surgen formas,
"mañas", acciones que intentan limitar los derechos políticos y el
acceso de ellas a los puestos de decisión.
Pero no solo eso, sino que --dijo la representante de ONU Mujeres--,
conspiran contra el desarrollo de las mujeres, la pobreza, la
desigualdad social, la falta de empleo, el problema de la justicia y,
por supuesto, la creciente violencia contra las mujeres.
Los observatorios y la tarea de empoderar a las mujeres deben
enfocarse integralmente al diagnóstico y la explicación de estas
realidades para tomar acciones que reequilibren el poder y la justicia.
Es un asunto, además, de democracia.
Se destacó, igualmente, la importancia de las acciones positivas,
con el establecimiento de las cuotas electorales y otras acciones que
han contribuido al rápido crecimiento en la representación política,
crecimiento que es irreversible e inaplazable.
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