Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Apegado a la más reciente evaluación de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, el Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2016, de mantenerse las tendencias actuales, si en México “no hay cambios en la velocidad de avance en el cumplimiento de las metas educativas”, se espera que logre la universalización de la educación primaria en el año 2035, la de secundaria en 2060 y la educación media superior hasta 2100. Objetivos que son para alcanzarse dentro de 14 años.
Muy
lejos, asegura la Unesco, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en
cobertura educativa, entre otras razones porque la inversión
internacional cayó 7 por ciento en 2012-14, tiempo en que los
“evaluadores” de los asalariados del sector educativo, encabezados por
los “reformadores” Enrique Peña y Aurelio Nuño, presumieron inversiones
multimillonarias –endeudando más al muy endeudado país– para
infraestructura escolar, pues abundan los planteles sin agua potable,
luz, drenaje, piso firme, paredes y hasta mesas para los profesores y
pupitres para los escolares. Sólo que sin dar cuenta en dónde pararon
las partidas que se destinaron durante el cacicazgo de la muy
enriquecida Elba Esther Gordillo y tampoco ahora con Juan Díaz de la
Torre, socios y prestanombres.
Al subcontinente no
le va mejor en el Informe GEM, dado a conocer el viernes 23. América
Latina y el Caribe enfrentan un retraso de 65 años con respecto al
límite marcado para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible y garantizar la universalización de la educación básica y
media superior. En el caso de primaria, esta meta se concretaría en
2042, siete años después que en México, la secundaria en 2066, seis años
más tarde y el bachillerato en 2095, cinco años antes que en México.
El
rezago de siete décadas en educación media superior fue desmentido por
Otto Granados, quien funge y cobra como subsecretario de Planeación,
Evaluación y Coordinación (sic) de la Secretaría de Educación
Pública después de trabajar en ésta como secretario particular de Jesús
Reyes Heroles, porque fue el único que le aguantó las exigencias
derivadas del ritmo etílico al más afamado como liberal que como
político autoritario.
Granados Roldán rechazó las
estimaciones dadas a conocer por la Unesco, y afirmó que en bachillerato
“la tasa de cobertura bruta es superior a 75 por ciento”. Reconoció que
“si bien México destinó poco más de 6.5 por ciento del producto interno
bruto al sector educativo, y como porcentaje del gasto total público
estamos en 17 por ciento”, tenemos que hacer una “reflexión de fondo de
la manera en que está estructurado el presupuesto”, para “hacer una
asignación de recursos mucho más eficiente”.
Al
evaluador de los trabajadores de la educación no le gustó que lo
evaluara Nuria Sanz, representante de Unesco en México. Ella explicó:
“Si queremos acelerar el paso e intentar cumplir con las metas de los
Objetivos 2030, se requiere por lo menos una inversión en educación seis
veces mayor de lo que ahora se destina”. Ello porque se produjo una
reducción de la inversión internacional en educación de 7 por ciento en
los últimos dos años, mientras en 2010-12 hubo una baja de 1.3 billones
de dólares.
El Informe revela que 40 por ciento de
la población mundial recibe enseñanza en una lengua que no entiende. En
México, al inicio del ciclo escolar 2013-14, en educación básica se
registró la presencia de “al menos 121 mil alumnos hablantes de lengua
indígena que no hablaban español”.
IbarraAguirreEd
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