¿Cuál sería el objetivo de una huelga de mujeres? ¿Cuál el de salir a marchar? “La solidaridad es nuestra arma”, es el lema de la “Huelga Internacional de Mujeres”.
lasillarota.com
Alejandra Pizarnik.
“Por eso en México nos unimos al paro internacional de mujeres. En la
región y en México sigue en aumento el feminicidio impune y persisten
el acoso y la violencia sexual. 7 mujeres son asesinadas al día en
nuestro país…”
Académicas en Acción Crítica.
Plantón de 12:00 a 16:00 horas, en La Victoria Alada. (Ángel de la Independencia).
Valla humana a partir de las 16:00 horas.
17:00 horas, marcha rumbo al Hemiciclo a Juárez.
Un horario largo, para que cada persona se sume cuando pueda.
¿Cuál sería el objetivo de una huelga de mujeres? ¿Cuál el de salir a
marchar? “La solidaridad es nuestra arma”, es el lema de la “Huelga
Internacional de Mujeres”. Marchar nos permite visibilizar una realidad
desigual e injusta. Una hondísima herida social. La negación de los
derechos. Romper los silencios. Marchar es una ruptura. Un corte en la
cotidianidad. Rompe y señala. Corta, y enuncia. Que las mujeres tomen
las plazas y sus palabras sean escuchadas. No hablamos de cualquier
cosa: siete mujeres son asesinadas cada día en México. Basta abrir los
periódicos, internarnos en las redes sociales, para encontrar las
insoportables descripciones de ese “cuerpo encontrado sin vida”, en
medio de un paraje solitario, un tanque de agua en una azotea, la cuneta
de una carretera. Una niña, una adolescente, una mujer.
Y las descripciones repetidas: abuso sexual, golpes, heridas con arma
blanca, quemaduras de cigarro en el cuerpo. El golpe mortal de una
piedra en la cabeza. Ser asesinada después de una interminable tortura.
Leemos. Pasamos la página. Con frecuencia. Tan rápido a como podemos. La
impotencia paraliza. La necesidad de negar el horror se nos impone. Sin
darnos cuenta. Una noticia tras otra, tras otra. Una mujer muerta tras
otra, tras otra. Como si “la serie” terminará imponiéndose y aniquilando
doblemente a cada mujer. A cada persona asesinada. Allí donde el
asesinó negó su singularidad, y allí donde como sociedad, en la
distancia y el silencio, la negamos también.
Por eso, conocer los nombres de las mujeres asesinadas, registrarlos,
darlos a conocer, se ha convertido desde el principio de los asesinatos
en Ciudad Juárez, en un deber de respeto, sororidad y denuncia: No es
un cadáver en una plancha en la morgue. Es una mujer (una niña, una
adolescente) que tiene un nombre. Tuvo una vida, una familia, una
escuela, o trabajo, un grupo de amigos. La carga simbólica de cada
nombre inscrito en cada cruz, de una muy larga hilera de cruces. Sí
sucede, allí está, sucede a todo lo largo y ancho del país, y es
insoportable que suceda en la impunidad. Que siga, entonces, sucediendo.
Los gobiernos niegan la gravedad de la situación: “Exageran”, “Van a
crear pánico social”, “Dañan la imagen del estado”. Y los familiares de
las mujeres asesinadas, sus amigas/os, los grupos de apoyo que los
acompañan, avanzan de nuevo por las calles con la foto de la mujer
asesinada. Con esa foto se plantan frente a los palacios municipales y
de gobierno. Junto a esa foto comen y duermen, en espera de lo mínimo
que podrían esperar: que se haga justicia. Y que ese crimen que los
golpeó en toda su brutalidad, no golpeé a nadie más. ¿Cuál sería el
objetivo de un plantón este 8 de marzo en La Victoria Alada? (Ángel de
la Independencia). Unir voces, las más de voces posibles para decir:
Vivas nos queremos. Ni una menos. “Hoy por ti, mañana por mí”. El
principio básico de la reconstrucción social.
En el otoño del 2016, las feministas polacas compartieron la
iniciativa: “The International Women Strike”, como una respuesta
organizada ante la violencia que padecen las mujeres en el mundo.
Detenernos para reflexionar, conversar, compartir anhelos, libros,
estrategias de solidaridad y apoyo mutuo. Para hacernos escuchar. La
convocatoria se fue construyendo y hoy participan en ella (para este 8
de marzo), organizaciones de 30 países, México incluido. La marcha de
las mujeres en Washington (21 de enero) fue una inmensa ola de protesta.
Contra Trump y sus discursos misóginos, contra las políticas que
pretenden echar abajo los derechos ya adquiridos por las mujeres, en
defensa del derecho de asilo, contra las deportaciones masivas. Las
causas, en las marchas, se suman.
En octubre del año pasado, las mujeres argentinas convocaron a una
marcha, “Nos queremos vivas”, contra la violencia hacia las mujeres y el
feminicidio, con pancartas que nombraban a Lucía, una adolescente de 16
años, drogada, torturada y asesinada en Mar de la Plata. Sus asesinos
llevaron su cuerpo a un centro de salud, intentando hacer pasar su
asesinato como una muerte “accidental por sobredosis”. En abril del
2016, la marcha de “La Primavera Violeta”, inundó Reforma en la Ciudad
de México: “Nos queremos vivas”, fue uno de los hashtags de la
convocatoria. El 10 de mayo –también- en la Ciudad de México- marcharon
–como cada año- las madres de las personas víctimas de desaparición
forzada.
“#YoParo8M
por andar en la calle sin miedo de las violencias machistas #YoParo8M
porque se reconozca a las mujeres como sujetas de derechos #YoParo8M por
una sociedad justa e igualitaria #YoParo8M porque el Estado garantice a
todas y todos una vida vivible y sustentable #YoParo8M por el respeto a
las identidades diversas y la condena a cualquier clase de
discriminación #YoParo8M para manifestar mi rechazo a las políticas
punitivas de control y de seguridad que justifican desapariciones y
genocidios “por goteo” #YoParo8M en contra de la corrupción del Estado
#YoParo8M en contra del programa neoliberal del gobierno #YoParo8M en
contra del control de la sexualidad de las mujeres #YoParo8M a favor de
un Estado laico #YoParo8M contra la violencia sexual”.
Que se detenga el feminicidio y la violencia contra las mujeres, con acciones eficaces y urgentes.
Por el acceso a una educación de calidad para todas/os, que logre erradicar “la cultura de la violencia”.
Por los derechos de las/los migrantes en la frontera norte y en la frontera sur.
Por el castigo eficaz a la trata y su erradicación.
Por el derecho a la salud (física y emocional) de las/los mexicanas/os y de toda persona que
se encuentre en el territorio nacional.
Vamos juntas/os.
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