MADRID
(apro).— Gerardo Gutiérrez Candiani, titular de la Autoridad Federal de
Zonas Económicas Especiales, hizo una gira por España del 16 al 25 de
febrero, para explicar y promover entre los empresarios españoles esta
iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto.
Lo hace, sin
embargo, a casi año y medio de que Peña presentara la iniciativa de ley
de Zonas Económicas Especiales, que pretende impulsar el desarrollo en
la zona sur-sureste de México.
Y lo hace hasta un mes después de
que Donald Trump llegara a la Casa Blanca y empezara a materializar las
iniciativas políticas que ofreció en campaña, casi todas con un alto
contenido racista y de un proteccionismo exagerado.
Lo primero que
mostró esta gira de trabajo por España, es que el gobierno de Peña
Nieto está pasmado y, ante la nueva realidad impuesta por el vecino del
norte, empieza a actuar con extrema lentitud.
También deja
entrever que la retórica de la política mexicana no cambia: acartonada y
llena de discursos optimistas frente a una realidad que exige una
política más imaginativa, más estratégica y no solo palabrería.
Gutiérrez
Candiani dijo, por ejemplo, que “gracias a las circunstancias políticas
que se tienen con nuestro principal socio comercial (Estados Unidos),
hoy México nos obliga a voltear al mundo, aprovechar esta red de
tratados de libre comercio, (que) los empresarios mexicanos veamos que
hay mercados y hay alianzas estratégicas muy importantes y como todo en
la vida, va a ser un parteaguas para que México crezca y se diversifique
y tenga un sector exportador más equilibrado en términos de mercados”.
Suena
genial, si no fuera porque de los 12 tratados comerciales con 46
países, que actualmente permiten un intercambio comercial de casi 800
mil millones de dólares, más del 80% son exportaciones que van al
mercado estadounidense.
Es decir, México jamás supo aprovechar los
múltiples tratados que signó con otras regiones del mundo. Como
política de gobierno y como país claudicamos a ampliar la visión. Ahora,
con retraso se inician los esfuerzos para lo que llamó, “profundizar
nuestra red de comercio”.
Diversificación, competitividad leal,
lazos, son términos que repitió en una conferencia de prensa con los
corresponsales mexicanos acreditados en España y, todo indica, es el
mismo que les expuso a los empresarios españoles en Madrid, Valencia y
Bilbao.
Hubiera sido buen timing haber iniciado estas tareas de
promoción en otras zonas del mundo cuando recién arrancaban los procesos
internos de los partidos demócrata y republicano. Trump es quizá la
peor pesadilla para México, pero está meridianamente claro que con
ninguno de los otros aspirantes a la Casa Blanca, a México le hubiera
ido mejor. Más allá de Trump, había que haber iniciado el viaje a
robustecer a México en otros mercados con mucha antelación.
El
expresidente de la patronal mexicana también dijo que para el programa
de ZEE, México requerirá 300 mil empleos en los próximos 15 años y, por
tanto, el regreso voluntario o forzado de mexicanos migrantes en
Estados Unidos es una “gran área de oportunidad” para México, porque es
“trabajador, bilingüe en la mayoría de los casos, preparado y
capacitado, además, la mayoría son de los estados del sur-sureste
mexicano”.
A ese dicho, agregó frases como: “todos los mexicanos
van a ser bienvenidos” y “nos van a hacer un favor al regresar a gente
tan valiosa”, que son propicios para abrir la boca de incredulidad de la
visión que tiene la casta mexicana.
México ha sido extremadamente
mezquino con los migrantes mexicanos que están en Estados Unidos,
prácticamente los ha olvidado, y entre ellos suele haber resentimiento
porque en México no han tenido oportunidades y, en algún momento de su
vida, tuvieron que abandonar su lugar de origen. Por ello, este discurso
gubernamental puede ser incluso ofensivo, porque solo busca mano de
obra.
Se entiende que la iniciativa que encabeza Gutiérrez
Candiani es meramente comercial/empresarial, pero no se refirió a si hay
una fase posterior en el tema de inversión social en una región que se
caracteriza por su atraso y la amplia gama de servicios públicos que se
requieren.
Lo que el titular de la AFDZEE explicó es que una de
las primeras inquietudes que le externaron los empresarios españoles, es
si se va a cancelar el TLC. Explicó que, al margen de Trump, el Tratado
de Libre Comercio con América del Norte se tenía que actualizar e
incluir temas sensibles para los dos países.
Y que si, en el peor
de los escenarios no hubiera más TLC, México tiene condiciones
favorables en la Organización Mundial de Comercio, como país preferente,
con lo cual “el impacto” por la ausencia del TLC, sería “menor”.
El
tema que sí es una preocupación en el gobierno de México y así lo hizo
saber Gutiérrez Candiani, es si hubiera un cambio fiscal como parte de
la política de Trump, lo cual ya se ve como una nube negra sobre México,
porque hay muchos anuncios en esa dirección.
A su juicio, una
medida así, conllevaría que México respondería con un modelo espejo de
medidas fiscales hacia los productos estadunidenses, con la grave
consecuencia no solo para México sino para todo el mundo. Ese mensaje,
sin embargo, no implica que la repercusión será mayor para México.
El
proyecto busca potenciar las zonas donde el ingreso per cápita es de
cinco mil dólares, frente a otros estados del centro y norte, donde
llega a 18 mil euros.
Estas son diez entidades del sur-sureste,
donde se piensan desarrollar en tres etapas, potenciar siete zonas
económicas especiales. Cada una con su propia vocación de desarrollo.
En
una primera etapa, dijo que se comprometerá una inversión de cinco mil
300 millones de dólares en infraestructura con recursos públicos y
privados.
Otro aspecto que resulta llamativo es la exagerada
oferta de incentivos que se le ponen en la mesa a las empresas para que
se asienten en el sur-sureste de México.
No cabe duda que se deben
ofrecer algunos incentivos, pero los que anunció Gutiérrez Candiani son
quizá exagerados: Las empresas están exentas de pagar el Impuesto sobre
la Renta durante los 10 primeros años y otros cinco años al 50%.
El
IVA les será exentado “al 100% a perpetuidad”. “Todo el acceso a la
tierra no tiene costo, por lo cual todas las empresas que quieran
acceder a la tierra a través de concesiones, se pueden dar hasta 80 años
sin costo alguno”, dijo.
Hay un paquete de incentivos para la
seguridad social, las empresas sólo pagarán 50% durante los primeros
diez años y 25% los siguientes cinco años.
Les ofrecerán
facilidades al comercio exterior, incluidos recintos fiscales para
facilitar la exportación e importación; habrá exención del impuesto
sobre la nómina, que en México es del 2% o el 3%. Lo mismo el pago de
predial, de traslado de dominios, impuestos al hospedaje y se negocia
con los estados y ayuntamientos involucrados para que haya una
“ponderación legal” para que las empresas que se instalen en la región
tengan prioridad a la hora de participar como proveedores de gobierno.
Eso,
al margen de los incentivos no fiscales como el crédito de la banca de
desarrollo, con créditos con tasas preferenciales y 29 programas más de
apoyo a la empresa.
Para terminar, el señor Gutiérrez Candiani
ofreció a los empresarios españoles un modelo de ventanilla única, donde
el municipio y el Estado “ceden” sus facultades para que los trámites
de una empresa no tarden más de tres o cuatro días en dar una
autorización y que se instale de inmediato. Es decir, los estados y
municipios conceden una tarea primordial.
No está mal afianzar la
relación económica con España –aunque explicó que se ampliará a otras
zonas de Europa, América Latina y Asia—, pero hasta ahora México solo
exporta a España el 1% de sus productos.
Por lo menos es un
programa que puede ser productivo, pero llega tarde y con un
planteamiento que se antoja muy desesperado por parte del gobierno de
Peña Nieto.
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