Los cuentos infantiles
tienen su raíz en trágicos sucesos de la antiguedad que marcaron a los
pueblos. El niño que los papás sin recursos abandonan en el bosque para
que sea una boca menos que alimentar, matanzas y tributos que guerreros
invasores imponían a la gente y que en la literatura infantil pasaron a
ser representados por el ogro y las hijas que, con gran dolor, habían de
ser entregadas para conservar la vida... uno de los clásicos preferidos
por la infancia -aún hoy- es el lobo y los siete cabritillos, donde, en
ausencia de mamá cabra, el lobo llama a la casa de los cabritillos
cambiando la inflexión de la voz o enseñando una pata enharinada para
engañar a las inocentes cabritas.
En los Altos de Chiapas, un
conflicto de límites entre comunidades, grupos armados que asesinan y
provocan desplazamientos masivos, cultivos de marihuana y rutas de la
droga, conflictos políticos por disputas entre partidos, donde el
gobierno estatal es parte del problema, una población empobrecida y
desplazada por la violencia. La problemática y el escenario están
servidos para que el lobo llame a las puertas de Chalchihuitán, sea
ubicado como intervención mediadora y ocupe la casa... para quedarse. Ya
están dentro, patrullan por la zona, reparten cobijas y dan asistencia
sanitaria básica. También hay un destacamento de la policía estatal; a
la fecha de hoy 14 de enero ningún paramilitar ha sido detenido o
desarmado y se siguen escuchando disparos en la zona de conflicto.
En la frontera sur de Chiapas también los cabritillos le abrieron la
puerta al lobo que se presenta disfrazado y ofreciendo servicios en 23
municipios (remozamiento de viviendas, pintura de fachadas,
peluquería...) o sea, ocupando el territorio y realizando tareas de
información, control y paso regulado de drogas y migrantes. El
tratamiento mediático es burdo pero efectivo. Portada del diario Cuarto
Poder del miércoles 10 de enero, titular con gran foto: “Secretaría de
Marina lleva jornada social a Cacahoatán”. Un miembro femenino de la
Armada con aspecto de secretaria, escucha atentamente, sentada, con los
brazos cruzados y pluma en mano a una señora del pueblo. Es decir, ya
están fabricando la imagen a modo del ejército, para paliar o disimular
el nuevo ciclo de violencia que se viene. Esto demuestra la importancia
de los medios de formación de masas para el tratamiento de un tema cuyas
consecuencias ocupan y preocupan a sus diseñadores. La presidencia de
Chalchihuitán, priísta al fin, ha facilitado la intervención de los
militares solicitando la instalación de una Base de Operaciones Mixtas
-BOM- en lo que pareciera la última fase de la “solución” a un conflicto
que inicia por disputas territoriales, se agrava por motivos políticos y
cierra el círculo con la presencia del ejército y la policía estatal.
No es posible obviar la transformación del ejército mexicano en una
fuerza policial con carta de impunidad avalada por la recientemente
aprobada Ley de Seguridad Interior (viernes 15 de diciembre 2017) con el
mismo esquema que se repite en la subordinación al Comando Sur de
Estados Unidos por parte de los ejércitos de Argentina y Brasil
(acuífero guaraní, control de la Antártida y selva Amazonas).
A
un nivel más pequeño, pero no menos importante, Chiapas es un territorio
con recursos minerales, agua dulce y lo que queda de la selva
Lacandona. Es necesario repasar la sangrienta tragedia nacional que se
ha agudizado nada más comenzar el 2018 hasta el punto que el gobierno de
los Estados Unidos ha emitido un comunicado advirtiendo a los
ciudadanos de ese país sobre la violencia en México y poniendo a cinco
estados (Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas) en el mismo
nivel de alerta que Irak, Afganistán y algunos países de Africa. La
ejecución de 11 miembros de la policía comunitaria de Guerrero y de
alcaldes y regidores en diferentes estados, la persistencia del
paramilitarismo en Michoacán, Veracruz, Oaxaca, Guerrero y Chiapas. La
visita de las máximas autoridades del Comando Norte y el Comando Sur de
Estados Unidos a Tapachula, Chiapas en febrero del 2017, para “conocer
de primera mano los desafíos que México enfrenta en la protección de sus
fronteras” (vocero de la embajada estadounidense en México). Estos son
los elementos que hay en el escenario.
Bajo una de las lonas que
protegen a los cerca de mil desplazados de Chalchihuitán que aún no
regresan a sus casas, del intenso frío y la lluvia de estos primeros
días del 2018 , un grupo de niñas se dan la mano y hacen corro cantando:
Jugaremos en el bosque mientras el lobo no está, porque si el lobo se
aparece a todas nos comerá...
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