1/18/2018

Cantos de guerra


Los cuentos infantiles tienen su raíz en trágicos sucesos de la antiguedad que marcaron a los pueblos. El niño que los papás sin recursos abandonan en el bosque para que sea una boca menos que alimentar, matanzas y tributos que guerreros invasores imponían a la gente y que en la literatura infantil pasaron a ser representados por el ogro y las hijas que, con gran dolor, habían de ser entregadas para conservar la vida... uno de los clásicos preferidos por la infancia -aún hoy- es el lobo y los siete cabritillos, donde, en ausencia de mamá cabra, el lobo llama a la casa de los cabritillos cambiando la inflexión de la voz o enseñando una pata enharinada para engañar a las inocentes cabritas.

En los Altos de Chiapas, un conflicto de límites entre comunidades, grupos armados que asesinan y provocan desplazamientos masivos, cultivos de marihuana y rutas de la droga, conflictos políticos por disputas entre partidos, donde el gobierno estatal es parte del problema, una población empobrecida y desplazada por la violencia. La problemática y el escenario están servidos para que el lobo llame a las puertas de Chalchihuitán, sea ubicado como intervención mediadora y ocupe la casa... para quedarse. Ya están dentro, patrullan por la zona, reparten cobijas y dan asistencia sanitaria básica. También hay un destacamento de la policía estatal; a la fecha de hoy 14 de enero ningún paramilitar ha sido detenido o desarmado y se siguen escuchando disparos en la zona de conflicto.

En la frontera sur de Chiapas también los cabritillos le abrieron la puerta al lobo que se presenta disfrazado y ofreciendo servicios en 23 municipios (remozamiento de viviendas, pintura de fachadas, peluquería...) o sea, ocupando el territorio y realizando tareas de información, control y paso regulado de drogas y migrantes. El tratamiento mediático es burdo pero efectivo. Portada del diario Cuarto Poder del miércoles 10 de enero, titular con gran foto: “Secretaría de Marina lleva jornada social a Cacahoatán”. Un miembro femenino de la Armada con aspecto de secretaria, escucha atentamente, sentada, con los brazos cruzados y pluma en mano a una señora del pueblo. Es decir, ya están fabricando la imagen a modo del ejército, para paliar o disimular el nuevo ciclo de violencia que se viene. Esto demuestra la importancia de los medios de formación de masas para el tratamiento de un tema cuyas consecuencias ocupan y preocupan a sus diseñadores. La presidencia de Chalchihuitán, priísta al fin, ha facilitado la intervención de los militares solicitando la instalación de una Base de Operaciones Mixtas -BOM- en lo que pareciera la última fase de la “solución” a un conflicto que inicia por disputas territoriales, se agrava por motivos políticos y cierra el círculo con la presencia del ejército y la policía estatal. No es posible obviar la transformación del ejército mexicano en una fuerza policial con carta de impunidad avalada por la recientemente aprobada Ley de Seguridad Interior (viernes 15 de diciembre 2017) con el mismo esquema que se repite en la subordinación al Comando Sur de Estados Unidos por parte de los ejércitos de Argentina y Brasil (acuífero guaraní, control de la Antártida y selva Amazonas). 

A un nivel más pequeño, pero no menos importante, Chiapas es un territorio con recursos minerales, agua dulce y lo que queda de la selva Lacandona. Es necesario repasar la sangrienta tragedia nacional que se ha agudizado nada más comenzar el 2018 hasta el punto que el gobierno de los Estados Unidos ha emitido un comunicado advirtiendo a los ciudadanos de ese país sobre la violencia en México y poniendo a cinco estados (Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas) en el mismo nivel de alerta que Irak, Afganistán y algunos países de Africa. La ejecución de 11 miembros de la policía comunitaria de Guerrero y de alcaldes y regidores en diferentes estados, la persistencia del paramilitarismo en Michoacán, Veracruz, Oaxaca, Guerrero y Chiapas. La visita de las máximas autoridades del Comando Norte y el Comando Sur de Estados Unidos a Tapachula, Chiapas en febrero del 2017, para “conocer de primera mano los desafíos que México enfrenta en la protección de sus fronteras” (vocero de la embajada estadounidense en México). Estos son los elementos que hay en el escenario.

Bajo una de las lonas que protegen a los cerca de mil desplazados de Chalchihuitán que aún no regresan a sus casas, del intenso frío y la lluvia de estos primeros días del 2018 , un grupo de niñas se dan la mano y hacen corro cantando: Jugaremos en el bosque mientras el lobo no está, porque si el lobo se aparece a todas nos comerá... 

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