Las porteadoras y fronterizas no son mujeres de segunda categoría
Transportan
bultos de hasta ochenta kilos de pesos que cargan sobre sus espaldas,
son mujeres en situación de exclusión social, sin ningún tipo de
recurso económico y la mayoría de ellas son analfabetas
Ceuta, 17 ene. 18. AmecoPress.- Las
mujeres porteadoras y fronterizas no son mujeres de segunda categoría.
Defender los derechos de las mujeres no es ajeno a defender la vida de
aquellas mujeres que día a día luchan por ganar el sustento de su
familia. Ellas son las que trabajan dentro y fuera de casa y son las
únicas que hacen posible que su familia pueda tener un espacio donde
vivir y un alimento que llevarse a la boca.
La muerte de las dos mujeres porteadoras es “La crónica de una muerte
anunciada”, ya que el día antes sobre las nueve de la noche, se
aglutinaban más de quinientas mujeres en la frontera marroquí, a pesar
del frío que reinaba en el ambiente, protegidas con cartones y con el
calor humano de unas con otras. Estaban a la espera de que dieran las
cinco de la mañana que es cuando se abre el paso fronterizo y se les
permite pasar.
Mucho antes de esta hora, ya se habían generado situaciones de
conflicto entre ellas, puesto que estaban guardando cola y ninguna se
podía retirar del lugar que había ocupado por miedo a perder su puesto.
Muchas horas de frío, miedo, inseguridad y falta de protección genera
que los conflictos se vayan acrecentando y que culminen en una lucha
por ser la primera al pasar para que nadie te quite el lugar ganado a
base de sufrimiento.
Son mujeres como cualquier otra; algunas vienen embarazadas, otras
son viudas, solteras, divorciadas o esposas, cuyo marido, hijos e hijas
están desempleados. En todos los casos, son mujeres a las que su
situación de extrema necesidad las ha llevado a realizar este trabajo
mal considerado en Marruecos y poco valorado en España a riesgo de
perder su vida. Estas mujeres que transportan bultos de hasta ochenta
kilos de pesos y que cargan sobre sus espaldas, son mujeres en
situación de exclusión social, sin ningún tipo de recurso económico y
la mayoría de ellas son analfabetas.
Mero trámite económico
No tienen otro interés en entrar en Ceuta que no sea el cargar el
bulto cuanta más veces mejor y cobrar el dinero estipulado según el
precio que esté el bulto ese día. Cuanto más complicado esté el paso
hacia las naves del Tarajal, más se cotiza el bulto. Su sustento depende
del número de portes que consigan transportar en un día. Si alguna de
ellas sufre un accidente en el lado de Ceuta, reciben atención de
urgencia, pero después deben volver a cargar el bulto.
Si le ocurre en la frontera marroquí aún el tema se complica más, ya
que ninguna de ellas tiene asistencia sanitaria. Si un día no cargan la
mercancía, bien porque no le dejan pasar, o bien porque es requisada en
la frontera marroquí, es un día que no entra dinero en su casa.
El beneficio del transporte de estas mercancías no va sólo a la mujer
porteadora, a pesar de que casi el 70% de los porteadores son mujeres.
Muchas son las personas, tanto dentro de Marruecos, como en Ceuta que se
benefician de este porte diario, bien directa o indirectamente, sin
embargo, ninguna de ellas, tanto a nivel empresarial, personal o
institucional es capaz de darle una solución a este problema, que sigue
cobrándose la vida de estas mujeres.
Aglomeraciones y caos
El conflicto de la frontera con el paso de porteadoras, a pesar de
que se estipuló el lunes y el miércoles para la entrada de mujeres, y
martes y jueves para hombres, genera como consecuencia una aglomeración
con el resto de mujeres fronterizas que vienen a trabajar en el servicio
doméstico a Ceuta. Diariamente son muchas las mujeres, tanto las que
están aseguradas, como las que no lo están, que o bien no pueden pasar, o
llegan tarde a sus puestos de trabajo.
Aquellas que cobran por el trabajo del día, al no poder pasar ese
día, se quedan sin su sueldo , y aquéllas que cobran por meses, en
muchos casos, se les reduce los días que no pudieron entrar. El trabajo
que estas mujeres realizan en los hogares de Ceuta, es de una gran
importancia para la mujer ceutí, gracias a ellas pueden conciliar su
vida laboral y familiar, atendiendo no sólo la casa y las tareas que eso
trae consigo, sino también el cuidado de hijos y ancianos.
Digmun atiende a estas mujeres desde hace diez años en sus talleres
de alfabetización y de español, asistiendo a ellos, una vez finalizada
su jornada laboral y antes de cruzar la frontera para volver a su ciudad
de origen. Los conflictos fronterizos han ocasionado graves trastornos
para estas mujeres que ven como en los últimos meses, no sólo no pueden
asistir a su trabajo sino que tampoco pueden continuar con sus cursos
de formación.
Muertes previas
El año pasado murieron cuatro mujeres intentando ganarse la vida para
tener una vida mejor. Este comienzo de año se estrena con las muertes
de Ilham y Souad.
Mirar hacia otro lado y culpabilizar a los responsables del lugar
donde ocurrieron los hechos, resulta ser lo más fácil. Reflexionar,
asumir y actuar sobre el hecho de que todas las partes son responsables
de estos atentados contra estas mujeres , es lo difícil.
Es necesario y urgente buscar una solución a esta situación que
diariamente vulnera los derechos humanos y agrede en todos los aspectos
la dignidad de todas estas mujeres.
El Faro
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