Monedero
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Coloquialmente
se le llama “cuesta de enero” a la inflación (aumento de precios) que
religiosamente se da en el mes enero, al inicio de cada año, solamente
que ahora tenemos ese problemita de la inflación desde hace un buen
rato.
Los incrementos en los precios durante los primeros días o semanas de
este mes son desmesurados y ya no es cuesta de enero sino del Everest.
Como se aprecia claramente en la gráfica a pesar de que solamente son
algunos productos como muestra; de tal forma que las cifras que nos da
el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) sobre el
crecimiento de los precios (6.77 en el Índice Nacional al Consumidor,
diciembre 2017), es altísima pero de ninguna manera refleja lo que
están experimentando las mujeres trabajadoras, en términos de pérdida de
poder adquisitivo de su salario.
¿Qué está sucediendo?
Bueno, hubo una reforma energética que entre otras cosas liberalizó
los precios de los energéticos, los dejó al libre juego de las fuerzas
del mercado, es decir la ley del más fuerte; y el más fuerte no son ni
con mucho las personas que viven de un ingreso fijo.
No se invirtió en refinerías, por tanto la producción de gas o
gasolina nacional es muy baja. Se importa una gran cantidad de gasolina a
precios del dólar que es muy alto. El gas también se importa y su
precio es volátil, igual que el precio del dólar. El resultado es que el
precio del gas LP ha crecido más del 40 por ciento (ver gráfica),
impactando fuertemente el costo de la canasta alimentaria de las
personas más pobres.
Las tasas de interés (precio del dinero) también están creciendo, se
prevee que para este año Banxico genere tres incrementos; porque lo
consideran un instrumento económico para frenar la inflación y el precio
del dólar. También porque el Banco Central de Estados Unidos incrementa
esas tasas y México lo hace de la misma manera para mantener atractiva
la inversión extranjera financiera (los capitales golondrinos).
Lo malo es que con esta política se incrementan los precios de los
créditos, tanto para empresas como para familias y hay menos inversión,
pero también menos consumo. Según Inegi en octubre de 2017 el consumo
privado de bienes importados cayó 5.5 por ciento y del nacional 2.5 por
ciento, seguramente las cifras de este año no serán mejores.
Si aumenta el precio del dinero para las empresas ellas repercuten
esos incrementos en los precios de los productos y el que paga el pato
es el consumidor. Desde 2016 los índices de precios al productor que
reportaba Inegi eran más altos que los del consumidor y claro, pronto
impactaron en los precios de los productos.
Ningún aumento en la producción de los productos que tenga una
empresa lo va a absorber o a reducir su tasa de ganancia, siempre la
trasladará al consumidor o consumidora ese incremento en los costos.
Claro que también esto tiene un límite, porque habrá menos consumo, no
podrá vender sus productos, por lo menos no todos.
En la esfera política la incertidumbre que genera el proceso
electoral de este año que se antoja complejo, también crea incertidumbre
en las inversiones y los mercados, con efectos en el precio del dólar.
Por supuesto los factores externos también repercuten, un Presidente
como Trump es una verdadera pesadilla. En la renegociación del TLCAN
sigue poniendo trabas y “ocurrencias” como el muro fronterizo; cada vez
se le concede más y sigue presionando.
Los efectos están en la volatilidad del dólar y en la gran salida de capitales o de empresas extranjeras, menos empleo.
Los gobiernos neoliberales que el país ha tenido en los últimos 30
años presumían y presumen de la famosa “estabilidad macroeconómica”,
anclada en la baja inflación y el control de cambios, pero lo más
importante, en los bajísmos salarios y en una superexplotación de la
clase trabajadora, en particular de las mujeres cuyo salario
invariablemente es menor al masculino.
Según datos del Observatorio del Salario de la Ibero de Puebla, en
2017 el salario promedio masculino (mensual) era de 7 mil 365.60 pesos,
pero el de las mujeres disminuía a 6 mil 187.11 pesos. Entre el 2013 y
2017 el salario promedio se contrajo en México en 14.4 por ciento.
Las mujeres que ganaban más de cinco salarios mínimos en 2005 eran 1
millón 241 mil; para 2017 esa cifra descendió 69 por ciento y se
convirtió en únicamente 731mil 666 trabajadoras. Un proceso de
empobrecimiento muy acelerado, ahora acompañado de crecimiento en los
precios y desempleo, con altos niveles de informalidad. Es decir, sin
seguridad social que las proteja, carecen de los más elementales
derechos laborales.
¿Qué efectos tiene la inflación, o el crecimiento sostenido de los precios según Banxico?
- Es un impuesto que afecta más a los hogares de menores ingresos.
- Reduce el poder de compra de las obligaciones contractuales.
- Afecta la planeación de largo plazo de los agentes económicos.
- Desalienta la inversión y el ahorro de largo plazo.
- Afecta el crecimiento económico.
- Los periodos de alta inflación coinciden con un bajo crecimiento o caídas de la actividad.
- Reduce la generación de empleo.
- Encarece el costo financiero de los proyectos productivos.
Todos y cada uno de estos elementos impactan mucho más a las
mujeres, sean o no trabajadoras. En los últimos diez años la inflación
ha sido del 51 por ciento.
UN PAÍS DE MUJERES EMPOBRECIDAS
Sin duda la economía nacional está atrapada entre el estancamiento
económico y las políticas de austeridad, como dice David Harvey:
“gracias a Piketty se destruye la idea ampliamente extendida de que el
capitalismo de libre mercado extiende la riqueza y que el mayor bastión
en la defensa de libertades individuales. El capitalismo de libre
mercado, cuando se hallan ausentes las intervenciones redistributivas
del Estado produce oligarquías antidemocráticas.
Además las políticas contra la inflación son una ´muy buena forma´
de aumentar el desempleo, y aumentar el desempleo es una forma
extremadamente atractiva de reducir la fuerza de la clase trabajadora”.
Hoy, todas las organizaciones o partidos políticos del país tienen
ante sí el reto de responder a un justo reclamo de las mujeres: el
sistema económico no sólo produce empleos informales y una gran
desigualdad de género; sino que además no produce crecimiento económico y
para colmos, ahora se enfrentan a este desmesurado crecimiento en los
precios de los productos básicos, que se come sus salarios y disminuye
su calidad de vida, aún en los niveles mínimos que plantea Coneval.
* Economista especializada en temas de género
twitter @ramonaponce
Imagen retomada del portal Expreso de Chiapas
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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