LIMA – Se acorta el tiempo para lograr en 2030 la igualdad de género en América Latina y el Caribe. La autonomía de las mujeres y niñas de la región se encuentra amenazada por el hambre, la pobreza y la violencia frente a lo cual la acción de los Estados requiere con urgencia pisar el acelerador.
Por el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, organismos de Naciones Unidas han puesto el foco en el avance de las metas de género de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 aprobada en el 2015.
“En nuestra región solo 25 % de las metas sobre las que se cuenta con información en los indicadores de seguimiento de los ODS permiten prever su cumplimiento en 2030”, indicó Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Agregó que 48 % de las metas muestra una tendencia correcta pero insuficiente para ser alcanzadas y que 27 % exhibe una propensión al retroceso, dijo Güezmes a IPS en declaraciones desde la sede de la Cepal en Santiago de Chile.
“En el contexto del bajo y volátil crecimiento económico de la región es necesario invertir en las mujeres pues responde a una deuda histórica con sus derechos y tiene el potencial de acelerar un desarrollo sostenible”: Ana Güezmes.
El lema establecido por Naciones Unidas para este 8 de marzo es “Financiar los derechos de las mujeres: acelerar la igualdad”, que llama a una mayor inversión de los Estados para alcanzar el ODS 5, que tiene un déficit global de 360 000 millones de dólares por año.
Ese ODS se refiere a lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, y evidencia progresos y preocupaciones en la región.
Güezmes explicó que la meta de fortalecer políticas y leyes tiene una tendencia correcta y que el desafío es acelerar la implementación de las medidas de los Estados para incrementar la velocidad hacia la igualdad sustantiva.
Alertó que en otras metas del ODS 5 como la eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas, la erradicación del matrimonio infantil, y el reconocimiento y valoración del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, las mejoras son lentas. Y que en tecnología para el empoderamiento de las mujeres, la región continúa rezagada.
Güezmes, médica de profesión, defensora de los derechos humanos de las mujeres, la sociedad del cuidado y la igualdad de género ha ejercido cargos de alta responsabilidad en la región en ONU Mujeres, UNFPA, OMS y OPS en los últimos 30 años.
Mayor desigualdad entre pobres, indígenas y rurales
América Latina y el Caribe, que al 2022 contaba con 334,627 millones de mujeres, 50,8 % del total regional según el Banco Mundial, enfrenta diversas crisis.
Fue una de las más golpeadas por la pandemia de covid-19 y lleva 10 años con un escaso 0,8 % de crecimiento promedio anual de su economía, afectando a su población que resiste la pobreza, la inseguridad alimentaria y la falta de empleo, situaciones que golpean en mayor grado a la población femenina.
Cepal en alianza con ONU Mujeres presentó el 28 de febrero un estudio sobre el estado del avance hacia la igualdad de género en la región, que expone las brechas que obstaculizan los derechos de mujeres, niñas y adolescentes.
Tres de cada 10 están en pobreza y una de cada 10 en pobreza extrema, con mayor gravedad entre indígenas, afrodescendientes y pobladoras rurales. Asimismo, cuatro de cada 10 mujeres sufren algún nivel de inseguridad alimentaria, de hambre.
De las mayores de 15 años, 25 % carece de ingresos propios, porcentaje que sube a 40 % entre quienes se ubican en el primer quintil socioeconómico.
Nayda Quispe, del departamento peruano de Cusco, es una de las 3,4 millones de mujeres rurales del país andino. Su vida la ha dedicado a la agricultura y con 62 años conoce bien la dura realidad del campo para las mujeres.
“Aquí se huele y vive la desigualdad, las mujeres trabajan todo el día, pero no se les paga ni reconoce su esfuerzo, siguen relegadas y por la dependencia económica mantienen relaciones de violencia”, aseguró a IPS durante un encuentro en los días previos al 8 de Marzo en Cusco, la capital del departamento surandino.
Quispe es de las pocas mujeres de su entorno rural que logró graduarse de bióloga y trabajar unos años con su profesión sin perder el vínculo con la agroecología, a la que hoy se dedica plenamente.
Criticó que los gobiernos hagan obras de cemento en vez de invertir en la educación y capacitación de las mujeres que les permita empleos dignos y ganar su propio dinero. “Mientras no cambien seguiremos siendo las olvidadas de siempre”, reprochó.
El estudio de Cepal muestra que Guatemala y Honduras registran más de 50 % y 43 % respectivamente de mujeres carentes de ingresos propios, de los más altos en la región.
Güezmes subrayó el impacto que este hecho tiene en la autonomía económica de las mujeres, condición necesaria para la autonomía física, para una vida sin violencia.
“La violencia por razón de género contra mujeres y niñas ocurre de forma sistemática y persistente en la región en los espacios domésticos y públicos”, aseveró.
Destacó los matrimonios y uniones infantiles tempranos y forzados que afectan a una de cada cinco niñas. Lideran con porcentajes superiores a 30 % Suriname, Nicaragua, Honduras, Belice, República Dominicana y Guyana. Solo cuatro presentan porcentajes menores a 20%: Costa Rica, Argentina, Perú y Jamaica.
Además, el estudio de Cepal da cuenta de que en la considerada región con mayor violencia de género, cerca de 338 mujeres por mes y 11 por día son víctimas en promedio de homicidio por razón de género o feminicidio en la región. Se reporta que en 2022 al menos 4050 mujeres cayeron víctimas de este crimen anualmente, de las cuales 70 % estaban en edad reproductiva entre los 15 y 44 años.
Logros en riesgo
El debilitamiento de las democracias en la región ha repercutido directamente en los derechos de las mujeres. Logros en la institucionalidad de género alcanzados por ejemplo en Argentina están en marcado retroceso, incluido el derecho al aborto, con el gobierno del ultraderechista Javier Milei afectando con ello el avance de los ODS.
“Con Milei las mujeres y diversidades estamos fuertemente hostigadas. Se terminó la época de los derechos, llegó la derecha a recortar los avances que teníamos en derechos sexuales, reproductivos, igualdad de género y derechos LGTBIQ+”, dijo a IPS María Eugenia Sarrias, presidenta de Lxs Safinas, organización lesbo feminista, con su sede en la ciudad argentina de Rosario.
Añadió desde esa ciudad que el retroceso en las políticas sociales ha desabastecido los comedores sociales y las entregas escolares de leche. “La deuda se quiere pagar con el hambre del pueblo, la libertad que dicen es solo para quienes ostentan el poder y tienen recursos. Nosotras, las mujeres y diversidades, estamos frente a un riesgo muy grande”, advirtió.
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele anunció este mes como su primera medida tras su aplastante reelección la eliminación de todo vestigio de la perspectiva de género en la educación pública, poco después de participar en un conclave de dirigentes de extrema derecha con el exgobernante y candidato estadounidense Donald Trump.
Mucha preocupación se vive también en Ecuador donde rigen medidas de excepción para enfrentar al crimen organizado.
“Hay muchas más mujeres empobrecidas, migrantes y víctimas de violencia no solo de sus parejas sino de grupos vinculados a la delincuencia”, declaró a IPS Clara Merino, coordinadora del Movimiento Nacional de Mujeres de Sectores Populares Luna Creciente.
Sostuvo desde Quito, que, así, no se podrá alcanzar la igualdad de género al 2030. “Se ha ajustado el presupuesto de educación, salud, derechos humanos y mujeres. Es imposible que la acción del Estado llegue a los territorios donde están las mujeres indígenas y negras, allí se acrecienta el hambre, la desnutrición infantil y la migración de jóvenes”, recalcó.
Invertir en los cuidados
Güezmes afirmó que en el contexto del bajo y volátil crecimiento económico de la región es necesario invertir en las mujeres pues responde a una deuda histórica con sus derechos y tiene el potencial de acelerar un desarrollo sostenible.
Puso de ejemplo la inversión en el sistema de cuidados para romper con el círculo vicioso de la exclusión y transformarlo en uno virtuoso con múltiples efectos positivos en lo social y económico como generar empleo, mayor recaudación y bienestar.
“Somos la única región donde en los últimos 45 años se ha impulsado una Agenda Regional de Género ambiciosa e integral que a través del Compromiso de Buenos Aires plantea considerar el cuidado como un derecho, como una necesidad y como trabajo. Abordarlo en estas tres dimensiones es esencial para lograr el cambio profundo que nuestras sociedades necesitan”, enfatizó.
ED: EG
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