Existe un velo de igualdad que nos dice que las mujeres podemos acceder a cualquier empleo, estudiar lo que decidamos, ser madres o no, entre otras supuestas libertades. Sin embargo, aún en 2024 necesitamos el feminismo.
Necesitamos el feminismo porque, cuando se analiza dato por dato y la vida de cada mujer encontramos las marcas de la desigualdad. Sí, seguimos ganando menos por el mismo trabajo, tenemos menos oportunidades de ascender, las mujeres siguen siendo las responsables del trabajo del hogar mal pagado o no remunerado, las mujeres viven la precarización de la vida y las consecuencias de la escasez del agua, entre muchas otras.
Y aun con todas las desigualdades, son las mujeres quienes sostienen al mundo, la defensa por la tierra, el territorio y el agua, la economía a través de la informalidad laboral a la que han sido relegadas, las familias antes la irresponsabilidad paternal y podríamos seguir.
La muestra máxima de la desigualdad es la violencia. Las mujeres somos víctimas de violencia a lo largo de todo nuestro proyecto de vida, puede expresarse de distintas maneras (física, psicológica, económica, patrimonial y sexual) y la vivimos en todos los espacios en los que nos desarrollamos (familiar, en la comunidad, laboral, docente, institucional, mediática, digital).
Este 8M sucede en la primera semana de campañas rumbo al hecho histórico que otras veces he comentado, la posibilidad de tener la primera mujer presidenta en México y en este contexto, de avance de las mujeres, también la violencia se expresa en respuesta a ese avance, es decir, para frenarlo, la violencia política en razón de género contra las mujeres.
El 1 de marzo comenzaron las campañas rumbo a las elecciones del próximo 2 de junio. Sheinbaum arrancó en su “casa”, la Ciudad de México y anunció que presentará 100 propuestas (como lo hizo AMLO) para continuar con “el segundo piso de la transformación”.
Por su parte, Gálvez, en un país con 112 mil 197 personas desaparecidas, fue recibida por Leticia Castañeda Cruz, una madre buscadora, en Fresnillo Zacatecas, una ciudad caracterizada por los enfrentamientos del crimen organizado donde prometió mano dura para enfrentar a los grupos criminales, dar prioridad a las víctimas y a los familiares de las y los desaparecidos, a fortalecer la policía y la “desmilitarización” del país.
Además de las candidatas presidenciales, las mujeres postularán para cargos de gubernatura, municipalidades y congresos. Es decir, la mayor participación gracias al principio de paridad.
Si bien celebramos la mayor presencia de las mujeres políticas, tenemos una gran preocupación, la violencia política.
De acuerdo con el Segundo Informe de Violencia Política en Contra de las Mujeres en México de la consultora de riesgos Etellekt, en el marco del proceso electoral 2018, año del último proceso electoral presidencial, se suscitaron 189 agresiones contra mujeres políticas en el país, principalmente intimidaciones y amenazas, lesiones dolosas y 23 asesinatos contra militantes, candidatas y dirigentas de partidos, la mayoría de las asesinadas pertenecían a la oposición con respecto del gobierno que mandaba al momento de ser ultimadas. Las entidades con mayor violencia fueron Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Morelos.
Si bien las candidatas presidenciales son sujetas de descalificaciones, la violencia se agudiza en lo estatal y local. Una política en lo local, ¿cómo se enfrenta a las autoridades locales? Incluso a la familia, a los vecinos, a los dirigentes en su comunidad.
Ya comenzaron a registrase casos y debemos estar atentas del papel de los medios y las redes en ellos: la alcaldesa panista de León, Alejandra Gutiérrez Campos, denunció por violencia política contra las mujeres al asesor político, Humberto de Jesús Gutiérrez García por publicar en X comentarios relacionados con su vida íntima y familiar.
Recordar también que la VPMRG no sucede solo durante las campañas, sucede también en el ejercicio del cargo como presiones para votar o no votar reformas, prohibirles ejercer el cargo o limitarles los recursos para ejercer su proyecto político.
La observación también deberá extenderse a otros casos como amenazas de muerte contra Araceli Cruz por parte del coordinador de delegados de paz de Oaxaca, Donato Vargas Jiménez; Alberto Rentería Santana nombrado subsecretario de gobierno del estado de Baja California Sur, o como Joselito Valencia López, presidente municipal de El Espinal, Oaxaca, ignorando su historial por violencia política de género, es decir, el incumplimiento de la ley tres de tres.
Estaremos atentas del desarrollo de la campañas y nos vemos este 8M en la marcha donde estaremos monitoreando desde CIMAC la violencia contra las periodistas que van a dar cobertura.
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