No explican que esa “homologación” no es un incremento para todos los trabajadores.
lasillarota.com
Este lunes, el llamado Consejo de Representantes de la Comisión
Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) quienes se supone están
facultados para asegurar la congruencia entre lo que establece la
Constitución con la situación económica y social del país; nos dan la
gran noticia de que se ha decidido ¡homologar el salario mínimo en todo
el país! Argumentan, sin vergüenza alguna, que esta decisión
contribuirá “a resarcir la pérdida del poder adquisitivo de los
mexicanos y mejorar los ingresos laborales”, sin duda un ¡descaro!
Llega esta decisión justo a tiempo, según ellos, cuando los productos
de primera necesidad están empezando a elevarse y el desempleo empeora
en todo el país, como si esto fuera la cura para la enfermedad que viven
los mexicanos desde hace décadas llamada crisis económica. Sintiéndose
por lo tanto los salvadores de la nación estos “representantes”
patronales, sindicales y autoridades al tomar esta decisión
“trascendental” y presumirlo como un gran logro, un compromiso cumplido
no hacen más que burlarse de los miles de trabajadores que con 70.10
pesos no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
Alfonso Navarrete Prida el flamante secretario del Trabajo salió una
vez tomada la decisión, con enorme gusto y sonrisa, (¿de qué se ríen
señores?) para anunciar a medios de comunicación que esta homologación
es un paso para dar “puntual cumplimiento a uno de los compromisos en
materia de los ingresos laborales” de este régimen. ¡Qué patraña!
Deberían salir, esos “expertos” de la Conasami, a recorrer las
principales calles del país para que se enteren lo que piensa la gente
de “esta importante medida”, que se atrevan a anunciarlo en altavoces
por doquier, que dejen a un lado sus lujosos automóviles y
guardaespaldas para que vivan el sentir de la población y que caminen
entre los pasillos de los tianguis y de los mercados con sólo 70.10
pesos en los bolsillos, seguramente esa sonrisa no sabrían donde
esconderla.
La realidad es que al anunciar una medida así, con esas palabras es
no tener el mínimo respeto a la grave situación que viven los y las
trabajadoras en este país, cuando sabemos que el grueso de la masa
trabajadora es quien menos se beneficia de tan ya célebre decisión.
No explican que la famosa homologación sólo beneficia a un sector muy
pequeño de trabajadores y a los especuladores del sistema financiero de
este país y que sólo representa un ridículo incremento salarial para
quienes están sujetos al salario mínimo en la llamada zona B (que ahora
desaparece) en los estados de Aguascalientes, Campeche, Coahuila,
Colima, Chiapas, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Morelos,
Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí,
Sinaloa, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas, además de municipios
específicos de Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Estado de México, Nuevo
León, Sonora, Tamaulipas y Veracruz. En los demás estados es cero el
incremento.
No explican que esa “homologación” es sólo igualar los 68 pesos 28 centavos a 70 pesos con 10 centavos.
No explican que el incremento a partir de octubre próximo será apenas
$1.82 (un peso ochenta y dos centavos) diarios que limitadamente
servirá para comprar cinco tortillas más o un bolillo de $1.50 y
sobrarán 32 centavos, que no servirá para nada.
No explican que esa “homologación” no es un incremento para todos los trabajadores.
Los propios representantes patronales reconocen que este “incremento”
salarial sólo “beneficia” al 3% de los trabajadores inscritos en el
Seguro Social (me parece que es una cifra muy alta y poco creíble).
Incluso señalan que al estar ligados aún los salarios mínimos para la
aplicación de pagos diversos por parte del gobierno este incremento se
nulificaría, porque en este país siempre se hacen las cosas al revés.
Es una verdadera burla que los integrantes de este trío: La patronal,
la sindical y la gubernamental, se atrevan a decir que esta medida sea
una forma de resarcir el ingreso de los trabajadores, cuando los precios
suben y el hambre aumenta; es peor que una limosna la que se otorga,
sin embargo esperan que los mexicanos recibamos la homologación con
bombos y platillos.
Este miserable incremento de $1.82 diarios es una manera de
incrementar el estado de pobreza de millones de mexicanos y el pretexto
para que el sector encumbrado presuma acciones en favor de los
trabajadores, como siempre se doblan la camisa para darle una mano al
trabajador y con la otra apretarle más el cinturón.
Son las mujeres quienes reciben los salarios más bajos 52.63% contra
47.38% de hombres y a ellas se les impone mayores horas de trabajo y
cargas de trabajo.
Quienes reciben el salario mínimo, ese que presume el gobierno
federal, son quienes tienen el nivel escolar más bajo, viven en zonas
conurbadas muy pobres, sufren los pesares del transporte público
decadente y su estabilidad en el empleo es muy precaria. Los sujetos a
salario mínimo, y no sólo ellos, sufren el pesar de ser trabajador
eventual y estar bajo la amenaza constante de ser despedidos.
Las cotizaciones en el Instituto Mexicano del Seguro Social son
generalmente burladas por sus patrones. Los dan de baja de manera
intermitente para evitar acumulen cotizaciones para su jubilación o la
atención médica. Nadie vela por ellos en su protección.
Es inadmisible que el gobierno se atreva a decir que estas medidas
serán benéficas para los trabajadores. No solo es cinismo esa forma de
actuar, es una burla sin medida, una agresión para millones de
trabajadores que sufren el pesar de recibir un salario de miseria y
además soportar la miseria de gobernantes que tenemos.
Correo: mfuentesmz@yahoo.com.mx Twitter: @Manuel_FuentesM
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