1/31/2017

Trump, una amenaza para México y para el mundo



Raúl Jiménez y Óscar Alzaga*
La Jornada 
El muro de la frontera, la deportación masiva de mexicanos y el orden económico mundial arbitrario que busca imponer el nuevo presidente de Estados Unidos (EU) representan una agresión a la humanidad, una amenaza a los derechos humanos universales y al desarrollo de las naciones. Una amenaza que viola el principio de no agresión de la Carta de San Francisco (ONU), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la Convención Americana de Derechos Humanos (OEA), la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial y los principios rectores de la política exterior de la Carta Magna de México.
Trump ha dado sobradas muestras de un racismo extremo y enfermo, amenaza a México con el muro y su cobro, con reducir la economía nacional a su arbitraria decisión. Pero el muro de la frontera no sólo agrede a México, porque es regresivo para el desarrollo mundial: será un muro entre el primer mundo y el tercer mundo, de inmediato entre EU y América Latina. Divide al mundo entre ricos y pobres.
A México le impide su derecho de autodeterminación y no intervención extranjera en asuntos internos, amenaza con imponer el pago del muro, violenta la soberanía nacional y popular, rompe la igualdad jurídica y la cooperación internacional entre las naciones, pone en riesgo el diálogo pacífico entre ambos países.
Además impone a la economía internacional los privilegios para EU, a costa del mundo. No se trata de un país árabe u oriental, sino del más poderoso económica y militarmente del mundo, con predominio en la ONU, OTAN, FMI, BM, etcétera. A la vista de todos resurge el imperialismo más rapaz y agresivo de la era global, abusivo, racista, y amenaza la paz y la seguridad mundiales.
No es sólo un problema de los mexicanos y centroamericanos. Ya Alemania, Francia y China protestaron por las descabelladas pretensiones de Trump de imponer su jefatura al mundo: ordenó a las empresas europeas que salgan de México. Impone la irracional fuerza por encima de los tratados internacionales y las leyes universales.
La política de Trump viola los derechos humanos de la ONU y OEA, lo mismo que los derechos internacionales del desarrollo y del derecho público, ya que agrede el libre comercio internacional y más contra las naciones en desarrollo. Consecuentemente, debemos acudir a los organismos internacionales y llamar a todas las naciones a frenar las agresiones, antes de que la amenaza se vuelva incontrolable.
Las agresiones y los conflictos ya se iniciaron antes de tomar el cargo Trump. ¿Debemos esperar para actuar? México debe convocar a las naciones latinoamericanas a defender los derechos humanos y el derecho del desarrollo sin trabas ni amenazas de nadie. Con el apoyo latinoamericano, luego convocar a un foro mundial con ese propósito. A la vez, llamar al pueblo de EU a frenar al irracional Trump. Todo en el marco del derecho.
El muro es para seres humanos, no para las drogas, armas y narcos.
El muro es exclusivo para indocumentados, trata a los migrantes como delincuentes, cuando no lo son, ni ilegales; así lo señalan la ONU y los organismos de derechos humanos, ya que por razones económicas emigran. Antes fueron expulsados de su país de origen, por la falta de empleo y por los bajos salarios: son víctimas de aquí y de allá.
Pero EU demanda esa mano de obra para su economía en tres áreas al menos: en el campo, la construcción y la limpieza de edificios, industrias y calles. EU no hace ningún favor a los migrantes; ellos van a desquitar su salario y sus derechos con trabajo honesto.
En cambio, el narcotráfico pasa de ida y vuelta con tolerancia oficial. Porque EU es el mayor consumidor de droga del mundo: ¿qué país produce y vende las armas a los narcos? ¿Quién financia la droga y el consumo en EU? Para eso no hay muro ni es ilegal el tráfico. En México la droga sólo ha dejado muertos, desaparecidos, inseguridad y violencia creciente. Para la droga no hay muros ni opinión de Trump.
El TLC de 1994 abrió las fronteras para el capital y las mercancías, no para los ciudadanos; igual ocurre con el Acuerdo Transpacífico. En el marco del derecho internacional del desarrollo y del público se deben denunciar las violaciones de Trump en la ONU y OEA, y en el marco de los derechos humanos denunciar las violaciones en los tribunales respectivos. Es evidente que Trump abusa del poder económico y militar de EU para imponerse al mundo, sobre todo a países de economías dependientes y débiles, como la de México.
¿El gobierno tiene el apoyo ciudadano para defender al país ante el poder de Trump? ¿Cuenta con el apoyo ­internacional?
Sabemos que no existe la unidad nacional, cuando la ciudadanía está inconforme con la política económica y social oficial. El gasolinazo es sólo la última expresión de una política injusta que lleva cuatro años y 30 más de gobiernos neoliberales. ¿Qué beneficios han traído al pueblo las reformas del gobierno actual? Ninguno, al contrario: sólo han enriquecido más a la oligarquía y al capital extranjero y reducido los salarios, los contratos colectivos, el empleo y crece la emigración.
Ante la creciente inconformidad popular, el gobierno no cambia su política económica, sólo hace promesas. No asume una política de austeridad y racionalidad que beneficie a las mayorías y al desarrollo del país. No frena los excesos de la oligarquía, gobernantes, tres poderes y partidos. Y de todos ellos no erradica la corrupción.
El gobierno no debe acudir a leyes que militaricen a la nación, sacar a los militares a las calles, lo que una y otra vez fracasó. Legalizar lo ilegal. Militarizar el país es reconocer el fracaso de la democracia y la convivencia pacífica: amenaza las elecciones. Cuando lo que requiere el país es confianza, paz y cambios para una economía social. México tiene alternativas nacionales e internacionales que impulsar, tiene historia de grandes enseñanzas y patria con dignidad.
*Presidente y coordinador de la ANAD

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