La mutilación genital femenina (MGF) y el matrimonio infantil son dos de
las prácticas tradicionales más perjudiciales que afectan con mayor
frecuencia a las mujeres y niñas hoy en día. Las devastadoras
consecuencias que tienen para la salud, la educación y la igualdad de
las mujeres y niñas las convierten en obstáculos significativos para el
desarrollo.
La ablación y el matrimonio infantil comparten numerosas causas y factores sociales que incluyen la desigualdad de género, normas sociales establecidas, un deseo por controlar la sexualidad femenina, creencias religiosas, y oportunidades económicas limitadas para mujeres y niñas. Esto pone en alerta la necesidad de trabajar de manera integrada ambos temas cuando coexisten en el mismo contexto. La experiencia con la que ya cuenta la ONG World Vision de tratar ambas prácticas en conjunto ha proporcionado información útil para una programación eficaz, incluida la necesidad de implicar a los líderes religiosos, así como a mujeres y niñas en las comunidades donde estas prácticas se llevan a cabo.
CAUSAS SUBYACENTES
La primera causa son las normas culturales y las prácticas tradicionales. Estas incluyen comportamientos asociados con la religión, roles de género obsoletos, ritos de pasajes, códigos de honor de la familia y la comunidad y mecanismos de justicia. Estas prácticas se han llevado a cabo durante generaciones y el significado social subyacente puede variar en función del contexto.
Otra causa también se debe a las normas de género y la desigualdad. Las niñas y los niños a menudo experimentan la violencia de manera diferente, debido a cómo son vistos y valorados por la sociedad. Los niños pueden ser considerados "más valiosos" para la familia como proveedores de ingresos. Sin embargo el honor familiar está ligado a la virginidad de una hija. Como resultado, las niñas son obligadas a ser mutiladas para probar su virginidad.
La tercera causa es la pobreza. En muchas partes del mundo, los padres ven a sus hijas como una carga financiera, por lo que el matrimonio infantil facilita la salida de la niña a una edad muy temprana. Es una estrategia para la supervivencia económica. También la falta de acceso a una educación segura y asequible fomenta esta práctica ancestral. Se consideran más aceptables en contextos en los que hay limitadas alternativas disponibles, particularmente en la forma de educación y empleo.
La última causa es utilizar estas prácticas como salvaguardia.
Existen algunas comunidades donde las niñas corren un alto riesgo de abuso y violencia, las familias a menudo creen que estas prácticas pueden garantizar su seguridad. En los entornos inestables y afectados por el conflicto, las niñas son particularmente vulnerables a la violación, la violencia sexual, los embarazos prematrimoniales no deseados, la falta de vivienda, el hambre o el hambre, lo que empuja a las familias a creer que mutilarlas y entregarlas al matrimonio son la única opción.
SOLUCIONES BASADAS EN EVIDENCIA
Las estrategias para acabar con el matrimonio infantil deben ser transversales e integrarse en un plan integral y multisectorial. Este plan para acabar con estas prácticas debe basarse en soluciones basadas en la evidencia como:
1- Empoderar a las niñas y las mujeres con información, habilidades y acceso a educación segura y de alta calidad.
2- Proporcionar apoyo económico e incentivos a las niñas y sus familias.
3- Cambiar actitudes y creencias a través de la movilización de familias y comunidades, incluyendo a los líderes religiosos para forjar normas sociales.
4- Proporcionar servicios de respuesta y apoyo.
5- Aplicar la legislación y velar por su cumplimiento.
La ablación y el matrimonio infantil comparten numerosas causas y factores sociales que incluyen la desigualdad de género, normas sociales establecidas, un deseo por controlar la sexualidad femenina, creencias religiosas, y oportunidades económicas limitadas para mujeres y niñas. Esto pone en alerta la necesidad de trabajar de manera integrada ambos temas cuando coexisten en el mismo contexto. La experiencia con la que ya cuenta la ONG World Vision de tratar ambas prácticas en conjunto ha proporcionado información útil para una programación eficaz, incluida la necesidad de implicar a los líderes religiosos, así como a mujeres y niñas en las comunidades donde estas prácticas se llevan a cabo.
CAUSAS SUBYACENTES
La primera causa son las normas culturales y las prácticas tradicionales. Estas incluyen comportamientos asociados con la religión, roles de género obsoletos, ritos de pasajes, códigos de honor de la familia y la comunidad y mecanismos de justicia. Estas prácticas se han llevado a cabo durante generaciones y el significado social subyacente puede variar en función del contexto.
Otra causa también se debe a las normas de género y la desigualdad. Las niñas y los niños a menudo experimentan la violencia de manera diferente, debido a cómo son vistos y valorados por la sociedad. Los niños pueden ser considerados "más valiosos" para la familia como proveedores de ingresos. Sin embargo el honor familiar está ligado a la virginidad de una hija. Como resultado, las niñas son obligadas a ser mutiladas para probar su virginidad.
La tercera causa es la pobreza. En muchas partes del mundo, los padres ven a sus hijas como una carga financiera, por lo que el matrimonio infantil facilita la salida de la niña a una edad muy temprana. Es una estrategia para la supervivencia económica. También la falta de acceso a una educación segura y asequible fomenta esta práctica ancestral. Se consideran más aceptables en contextos en los que hay limitadas alternativas disponibles, particularmente en la forma de educación y empleo.
La última causa es utilizar estas prácticas como salvaguardia.
Existen algunas comunidades donde las niñas corren un alto riesgo de abuso y violencia, las familias a menudo creen que estas prácticas pueden garantizar su seguridad. En los entornos inestables y afectados por el conflicto, las niñas son particularmente vulnerables a la violación, la violencia sexual, los embarazos prematrimoniales no deseados, la falta de vivienda, el hambre o el hambre, lo que empuja a las familias a creer que mutilarlas y entregarlas al matrimonio son la única opción.
SOLUCIONES BASADAS EN EVIDENCIA
Las estrategias para acabar con el matrimonio infantil deben ser transversales e integrarse en un plan integral y multisectorial. Este plan para acabar con estas prácticas debe basarse en soluciones basadas en la evidencia como:
1- Empoderar a las niñas y las mujeres con información, habilidades y acceso a educación segura y de alta calidad.
2- Proporcionar apoyo económico e incentivos a las niñas y sus familias.
3- Cambiar actitudes y creencias a través de la movilización de familias y comunidades, incluyendo a los líderes religiosos para forjar normas sociales.
4- Proporcionar servicios de respuesta y apoyo.
5- Aplicar la legislación y velar por su cumplimiento.
Imagen retomada del portal de AmecoPress.
Por: Ana de León
Cimacnoticias/AmecoPress | Madrid, Esp .-
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