MUJER SONORA
Por: Silvia Núñez Esquer*
La exposición temporal “Feminicidio en México ¡Ya basta!” exhibida en el
Museo de la Memoria y Tolerancia, es un buen ejemplo de cómo el arte
también es un vehículo para sensibilizar y exponer sin sutilezas –o con
ellas- la realidad más cruda que acecha a las mujeres y niñas en este
país.
Teresa Margolles, artista sinaloense del performance, echa mano de
diversos recursos para llevar a las personas visitantes por el contexto
nacional en cifras. Las definiciones básicas sobre feminicidio y
violencia de género contra las mujeres también están en la exposición de
Margolles.
Casos emblemáticos, reproducción de las pesquisas, y la representación
de la verdad a la que se enfrentan las familias de las mujeres
desaparecidas y/o asesinadas está visto en el muy bien llamado laberinto
de la impunidad.
Los estantes repletos de carpetas y cajas con leyendas como:
“Desaparecidas”, “Expedientes de mujeres”, “No identificada”,
“Incompleto” y otras, parecen venirse encima de quienes circulan por ese
estrecho pasillo de la ignominia, haciendo que los visitantes sientan
por unos momentos lo que las familias, cuando persiguen la justicia a
través de ese laberinto que es el sistema judicial mexicano.
LAS QUE FALTAN
Los casos emblemáticos, cuidadosamente escogidos, cuentan historias de
víctimas de feminicidio, así como de sobrevivientes de feminicidio, un
verdadero acierto de la artista.
Sin embargo, es imposible extrañar entre los diez casos expuestos en una
especie de ficha informativa, a Marisela Escobedo y a su hija Rubí
Frayre Escobedo. Ambas asesinadas cruelmente, madre e hija serán el vivo
ejemplo de que ser mujer en México es en sí mismo un riesgo.
No podíamos dejar de evocar a Paloma Angélica Escobar Ledezma, cuya
madre, Norma Ledezma dio a su vida un solo objetivo: Encontrar justicia
para su hija asesinada.
Ambos casos ocurridos en el estado de Chihuahua son sin duda de lo más
representativo de la impunidad que se cuela indefectiblemente en los
procesos judiciales, si las familias no se dedican de tiempo completo a
perseguir la justicia.
Marisela nos mostró además que no importa la distancia, los recursos
limitados, los niveles de gobierno a los que haya que ir a exigir, como
ella lo hizo. Pero quien debía protegerla le dio la espalda, le cerró la
puerta.
CUARTOS VACÍOS
Parte de la exposición es la serie “Cuartos vacíos” de la fotógrafa
Mayra Martell, quien documenta espacios y objetos personales de mujeres
desaparecidas desde 2005. La autora logra introducir a quien la observa,
a la intimidad de las habitaciones ahora vacías, de las mujeres que ya
no están.
La sección de carteles de Cintia Bolio da cuenta de la respuesta de la
sociedad civil organizada para visibilizar y llamar a la respuesta.
Acciones como la Marcha internacional #25N, en donde destacaron los
hashtag: #FeminicidiosEmergenciaNacional, #NiUnaMenos,
#VivasNosQueremos, están ahí como recordatorio de lo que nos queda
pendiente por hacer.
Sin dejar de exponer en síntesis la situación del feminicidio en el
mundo, Teresa Margolles muestra un mapa de México, en donde con hilos
provenientes de enormes madejas, no solo ubica los puntos geográficos de
mayor riesgo, sino que hábilmente nos pone frente a la intersección de
los diversos tipos de feminicidio.
Tal vez sea esa la más grande aportación o innovación de la exposición
“Feminicidio ¡Ya basta!”, pues nunca nos hubiésemos imaginado que la
tipología del feminicidio estaría al alcance de cualquier persona,
desglosada en forma sencilla y atractiva.
SIN VIDA
La espiral de la violencia y el tipo penal feminicidio en México quedan
establecidos como un conjunto de piezas que componen el enorme problema
que no nos cabe en las manos, ni nos alcanza la imaginación para
visualizarlo, hasta que vemos el cuerpo sin vida de una mujer.
Si acaso hay un elemento en la exposición del cual nos parece podría
haberse prescindido: es el video de la piñata. No existe la certeza de
que reproducir la violencia extrema ayude a concientizar sobre la
necesidad de terminar con ella.
En cambio, hay muchísimas aportaciones académicas que indican que
exponernos a la violencia sistemáticamente, provoca la imitación.
Golpear descarnadamente a una mujer con un palo es una acción que
mientras realizamos nuestras actividades cotidianas se está perpetrando
en uno o varios puntos del país. Sin embargo, reproducirla en un video
que verán cientos de personas, es una especie de revelación para quien
nunca la había visto y un refuerzo para quienes la han conocido de una u
otra forma.
Tal vez por eso, cuando observábamos a la gente, las mujeres veían la
pantalla y en unos segundos se retiraban, mientras que los hombres se
quedaban durante minutos a verlo, incluso se sentaban para estar más
cómodos.
La edición del libro que concentra lo más representativo de la
exposición “Feminicidio en México ¡Ya basta!” es otro de los grandes
aciertos, pues al ser la primera sobre el tema, quedará registrada como
la enorme aportación que significa para la difusión del feminicidio en
México.
Apoyada por la Ford Foundation, Inmujeres, ONU Mujeres, Observatorio
Ciudadano Nacional del Feminicidio, Católicas por el derecho a decidir y
Universidad Iberoamericana, es un trabajo que debe ser visto por el
público en general, pero muy especialmente por quienes son encargados de
procurar justicia.
Es una oportunidad para colocarnos de frente al tema que, si bien ahora
se menciona con mayor frecuencia en las noticias, es imposible
sumergirnos al fondo de lo que significa el feminicidio, conociendo los
casos en forma aislada.
Por ello hay que agradecer y reconocer a la artista Teresa Margolles y a
quienes colaboraron con ella para lograr este resultado. El panorama
global del feminicidio en México está expuesto y debemos ir a su
encuentro.
*Periodista integrante de la Red Nacional de Periodistas y directora del blog Mujer Sonora http://mujersonora.blogspot.mx/
Twitter: @mujersonora
CIMACFoto: Silvia Núñez Esquer
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.-
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