Julio Hernández López: Astillero
Los desfiguros que han acabado haciendo las presuntas opciones electorales de izquierda no son más que una manifestación maloliente de una putrefacción largamente cultivada. A título de pragmatismos cuasi religiosos que acaban siendo coartada de una eterna comprensibilidad amable (no es tiempo para las críticas, no hay que darle balas al enemigo), lo que habrá de ser llamada izquierda mexicana (Izquimex, para recurrir a una abreviatura de aire entre medicinal y paraestatal) ha transitado con dificultades entre siglas presuntamente mágicas (la más reciente, el PRD) y líderes de esperadas virtudes salvíficas (el subcomandante Marcos, Cuauhtémoc Cárdenas y, actualmente, Andrés Manuel López Obrador, todos, en su momento, intocables, exentos de cuestionamientos, muchas veces defendidos sólo por ser ellos, con fanatismo luego convertido en acritud y decepción), posponiendo siempre el análisis profundo de su realidad, eludiendo la obligación intelectual de la autocrítica y cargando la tinta de las ilusiones en las presuntas virtudes sublimes de los caudillos de la hora, de los escudos y colores preferidos, de los planes genéricos y similares.
Llegado México a niveles extremos de descomposición, asomando incluso en el horizonte la mecha de la inconformidad social sin salidas ni esperanza, poco ofrece de verdad la lucha electoral de la Izquimex frente a la barbarie diariamente en avance que fabrica la derecha rapaz y violenta. No se hablará aquí de la farsa oportunista y con cuerda oficialista del partido que antes fue del Mercado y ahora pretende ser Social Demócrata. Lo medianamente rescatable está entre las estructuras variopintas de lo que ha sido el PRD y las expectativas sociales del movimiento lopezobradorista. Pero esas posibilidades no tienen hoy salida electoral confiable en lo general sino a partir de destellos personales (el ejemplo de compromiso cívico de Laura Esquivel y la toma de posición pública de Guadalupe Loaeza, por ejemplo, en el PRD, o la lucha de candidatos a diputados federales del PT en Iztapalapa, como Jaime Cárdenas y Mario di Costanzo), con una gran carga de desconfianza respecto a las estructuras alternas (los partidos dirigidos en los hechos por Alberto Anaya y Dante Delgado) y la evidencia de que no se tiene mayor proyecto político y social que el recurso de las elecciones y el entretenimiento eterno del tejido y rotura de alianzas, de la grilla electorera, del agotamiento en lo inmediato.
Ésta será la última vez que concurran a las urnas los miembros del ente difuso denominable Izquimex bajo las actuales conformaciones partidistas. López Obrador está obligado a presentar una propuesta de cambio y esperanza reales que rescate e incluya al perredismo no enchuchado y dé viabilidad al movimiento social no necesariamente partidista que ha resistido al calderonismo. El tic tac histórico obliga a redefiniciones profundas. Lo (más) importante comienza el próximo 6 de julio.
Astillas
A pesar de su origen y esencia, Felipe Calderón se colocó en el lado correcto respecto a la crisis hondureña, pues su administración abrió las puertas a la canciller del gobierno de Manuel Zelaya y el propio F.C. viajó a las reuniones de Nicaragua en las que se acordaron formas de presión para restituir en su cargo a la oveja (muy) descarriada de la derecha de Honduras. Es posible que la brújula de Los Pinos haya tomado rápida nota de que Estados Unidos no estaba promoviendo el golpe de Estado y que el nuevo estilo Obama no permitiría ser afeado con complicidades golpistas. Lo cierto es que aun cuando Calderón es una notabilísima excepción derechista militarizada en Latinoamérica, fue y se metió en el rejuego del izquierdismo de diversos grados que campea presidencialmente en la región...
Enrique Galván Ochoa: Dinero
Bernard Madoff fue condenado a 150 años de prisión por una estafa de 50 mil millones de dólares a millares de clientes. Creó una pirámide gigantesca que se vino abajo cuando ya no consiguió capital para añadirle otro piso. Es la sentencia mayor que podía dictar el juez, no hay pena de muerte para delitos financieros. El público rompió en aplausos. Tenemos que mandar el mensaje más duro posible. Los símbolos son importantes en las sentencias, dijo el juez federal Denny Chin, quien es el encargado del caso. Madoff tiene 71 años. Aun en el caso de que apelara y recibiera una reducción de la sentencia, digamos de 100 años, de seguro morirá tras las rejas. No es perfecto, ni lejanamente, pero el sistema político de Estados Unidos tiene mecanismos que lo aceitan para seguir funcionando. A finales de enero el Senado de Illinois destituyó al gobernador Rod Blagojevich, en un juicio político por corrupción y prevaricación, había intentado vender el escaño que dejó vacante Barack Obama. En marzo de 2008, el gobernador del estado de Nueva York, Eliot Spitzer, presentó su renuncia tras verse envuelto en un escándalo de prostitución.
Los intocables
Los delitos cometidos por Madoff, Blagojevich y Spitzer ni remotamente se comparan al homicidio de 48 bebés en la guardería ABC, de Hermosillo. Sin embargo, ha transcurrido casi un mes y las autoridades sólo han consignado a empleados menores. Los altos funcionarios involucrados, los directores del Seguro Social actual y anterior, David Karam y Juan Francisco Molinar Horcasitas, respectivamente, al parecer no han sido molestados ni siquiera para que rindan una declaración ministerial. Es más, Karam posiblemente está incurriendo en nuevas responsabilidades al ocultar la lista de los concesionarios de las demás guarderías, en la que presumiblemente aparecen los nombres de personajes influyentes. Se dejó correr el tiempo para que los dueños de la guardería recurrieran al amparo. Son intocables: Marcia Gómez del Campo, emparentada con la esposa de Felipe Calderón; Sandra Lucía Téllez Nieves, esposa de Alberto Escalante Hoffer, hasta hace días colaborador del gobernador Eduardo Bours, y Gildardo Urquides Serrano, empresario, secretario de Finanzas del Comité Estatal del PRI y primo de Alfonso Elías Serrano, candidato a suceder a Bours. Gane el PRI o el PAN en las elecciones del domingo, seguirán sin ser tocados.
La marca
Está claro que desde un principio hubo el propósito de no castigar a los verdaderos responsables –sólo a los chivos respiratorios. Medina Mora lo dijo: los dueños no irán a la cárcel. La función de decidir quién es inocente o culpable le corresponde a un juez, no al procurador. Felipe Calderón lo debió haber destituido, no lo hizo por los intereses familiares, pero el Congreso debió abrirle juicio político y ponerlo a disposición de las autoridades. Ese México está todavía muy lejos de nuestro alcance. El multihomicidio de Hermosillo dejará marcado por siempre, y de la peor manera, al panismo y a los otros siete partidos representados en el Congreso.
Carlos Fernández-Vega: México SA
Con la novedad de que el más reciente descubrimiento del inquilino de Los Pinos (los jóvenes no creen en Dios, porque no lo conocen, carencia de la que derivan todos los problemas económicos y sociales de la juventud) de inmediato sacudió al planeta, y a partir de dicho hallazgo la comunidad de naciones entendió de qué se trata. En México, por ejemplo, en unos días más alrededor de 22.5 millones de jóvenes mexicanos (casi 30 por ciento de la lista nominal y del padrón electoral) de 18 a 29 años de edad demostrarán si sus carencias dependen o no de creer en o conocer al Altísimo.
Alrededor de la mitad de esos 22.5 millones de jóvenes mexicanos, de acuerdo con información de la Organización Internacional del Trabajo, sobreviven entre la falta de oportunidades laborales y educativas, la carencia de seguridad social y la imposibilidad de lograr una mejoría en su bienestar, y, en el mejor de los casos, la ocupación en la informalidad o la emigración, sin que ello implique que la otra mitad tenga las mejores condiciones. Si esos más de 10 millones de mexicanos –que a todas luces no creen en Dios– deciden asistir a las urnas y dar al sistema político las gracias por los favores recibidos, fácilmente pueden definir los comicios del 5 de julio y hacia dónde tendría que caminar el país.
En las brillantes campañas que han desarrollado los candidatos el tema de los jóvenes brilla por su ausencia. Cuando bien va se limita a la clásica frase más instalaciones deportivas para la juventud, las cuales, dicho sea de paso, nunca se construyen. Nadie atiende las urgencias y carencias reales de este segmento poblacional, pero cuando se trata de un puesto de elección popular todos están sobre él en pos del sufragio. Así que no se sorprendan con los resultados de los próximos comicios.
Sólo faltan cinco días, pero en vía de mientras, el Banco Mundial contribuye a entender qué consecuencias tienen los jóvenes que no creen en Dios, no sólo en México, sino en el planeta. De acuerdo con su numeralia (con datos a 2005) el balance es el siguiente: los jóvenes de los países en desarrollo conforman el segmento de mayor crecimiento de la población mundial, pues más de la mitad de los cinco mil millones de personas que viven en estas naciones son menores de 25 años. En este contexto, los jóvenes no sólo son el futuro, sino también el presente: de la población mundial, casi 3 mil millones son personas menores de 25 años, y 85 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años vive en estos países.
Opinión
Con la novedad de que el más reciente descubrimiento del inquilino de Los Pinos (los jóvenes no creen en Dios, porque no lo conocen, carencia de la que derivan todos los problemas económicos y sociales de la juventud) de inmediato sacudió al planeta, y a partir de dicho hallazgo la comunidad de naciones entendió de qué se trata. En México, por ejemplo, en unos días más alrededor de 22.5 millones de jóvenes mexicanos (casi 30 por ciento de la lista nominal y del padrón electoral) de 18 a 29 años de edad demostrarán si sus carencias dependen o no de creer en o conocer al Altísimo.
Alrededor de la mitad de esos 22.5 millones de jóvenes mexicanos, de acuerdo con información de la Organización Internacional del Trabajo, sobreviven entre la falta de oportunidades laborales y educativas, la carencia de seguridad social y la imposibilidad de lograr una mejoría en su bienestar, y, en el mejor de los casos, la ocupación en la informalidad o la emigración, sin que ello implique que la otra mitad tenga las mejores condiciones. Si esos más de 10 millones de mexicanos –que a todas luces no creen en Dios– deciden asistir a las urnas y dar al sistema político las gracias por los favores recibidos, fácilmente pueden definir los comicios del 5 de julio y hacia dónde tendría que caminar el país.
En las brillantes campañas que han desarrollado los candidatos el tema de los jóvenes brilla por su ausencia. Cuando bien va se limita a la clásica frase más instalaciones deportivas para la juventud, las cuales, dicho sea de paso, nunca se construyen. Nadie atiende las urgencias y carencias reales de este segmento poblacional, pero cuando se trata de un puesto de elección popular todos están sobre él en pos del sufragio. Así que no se sorprendan con los resultados de los próximos comicios.
Sólo faltan cinco días, pero en vía de mientras, el Banco Mundial contribuye a entender qué consecuencias tienen los jóvenes que no creen en Dios, no sólo en México, sino en el planeta. De acuerdo con su numeralia (con datos a 2005) el balance es el siguiente: los jóvenes de los países en desarrollo conforman el segmento de mayor crecimiento de la población mundial, pues más de la mitad de los cinco mil millones de personas que viven en estas naciones son menores de 25 años. En este contexto, los jóvenes no sólo son el futuro, sino también el presente: de la población mundial, casi 3 mil millones son personas menores de 25 años, y 85 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años vive en estos países.
Opinión
Honduras: represión y acción internacional urgente
En el primer día de la intentona golpista que interrumpió la vigencia democrática en Honduras, se hizo inequívoco y contundente el rechazo internacional a la conjura oligárquica en contra del gobierno constitucional de Manuel Zelaya, y el régimen espurio nombrado para sucederlo no ha logrado la simpatía, y ni siquiera la indiferencia, de un solo organismo internacional, de un solo gobierno, de una sola personalidad política del mundo. Ayer, en la capital nicaragüense, el mandatario desterrado recibió el apoyo de sus homólogos, tanto en el encuentro del Sistema de Integración Centroamericana (SIC) –al que asistió, en representación de México, el titular del Ejecutivo, Felipe Calderón– como en la reunión de la Alianza Bolivariana de las Américas (Alba), que reunió a los presidentes de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y al propio Zelaya, así como al canciller cubano, Bruno Rodríguez. Por la tarde, en una junta del Grupo de Río –cuya secretaría pro tempore es ejercida por Calderón–, mandatarios y representantes de 18 países condenaron de manera unánime la aventura de los golpistas hondureños. En los tres foros regionales se acordó el retiro de Tegucigalpa de los representantes diplomáticos de los países miembros; la suspensión de todos los préstamos y desembolsos destinados a Honduras y de las relaciones políticas, económicas, financieras, deportivas y de cooperación; el veto a los representantes de los golpistas en las reuniones internacionales, así como llamados a la OEA y a la ONU para que se sumen a las sanciones. Estas dos, por su parte, reaccionaron desde ayer con expresiones de respaldo al gobierno constitucional de Zelaya y de desconocimiento al régimen espurio que se pretende imponer en Honduras. Especial relevancia adquieren las inequívocas condenas al cuartelazo hondureño por parte del gobierno de Barack Obama y de la Unión Europea.
Continuar
El Correo Ilustrado
Repudian el golpe militar en Honduras
Los firmantes: organizaciones, colectivos y ciudadanos mexicanos reunidos ante la embajada de Honduras, manifestamos nuestra absoluta indignación por el golpe de Estado en ese país. Exigimos el restablecimiento del estado de derecho, la restitución del presidente Manuel Zelaya, la libertad de todos los detenidos y la presentación con vida de los desaparecidos, cese a la persecución de los 30 compañeros de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular y respeto a los derechos humanos de toda la población.
Continuar
Debo reconocer que en su reciente visita a México Ángel Gurría puso sobre la mesa del secretario de Educación una aserción del tamaño de una catedral: el desarrollo comienza en el aula, dijo.
Continuar
Continuar
Anular el voto no es una acción de derecha. Anular el voto de manera consciente o votar por candidatos independientes no registrados (que también es voto nulo) no son actos conservadores, sino una propuesta desde la sociedad hacia una reforma integral. Dejar la boleta en blanco es peligroso, pues se puede usar, si otros la tachan.
Continuar
Continuar
Con este título, Gregorio Selser identificó el papel desempeñado por Honduras durante la crisis centroamericana de los años 80 del siglo pasado. En plena guerra contra el primer sandinismo y las fuerzas insurgentes en El Salvador y Guatemala, Estados Unidos se parapetó bajo su territorio con el fin de destruir la experiencia nicaragüense. Así se crearon bases militares, como Puerto Castilla, desde la cual se impulsó la estrategia de guerra contrainsurgente y de baja intensidad. Sirva de ejemplo la votación para instalar la base de Puerto Castilla: a favor, 44 diputados del Partido Liberal Hondureño a favor y los 34 del Partido Nacional. Así, el entonces presidente Roberto Suazo Córdova y el general Gustavo Álvarez obtuvieron una suculenta recompensa por semejante acto de ignominia. Acabaron por asentarse en el poder político y dejar atrás la etapa de gobiernos militares.
Continuar
Continuar
Manuel Mel Zelaya mide casi 1.90 de estatura, tiene un espeso bigote negro, usa sombrero de ala ancha y calza botas vaqueras. Hijo de terratenientes, estudió la carrera de ingeniería civil, pero no la terminó. Antes de involucrarse en política se dedicó a hacer exitosos negocios forestales y ganaderos. En 1987 fue nombrado directivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y presidente de la asociación gremial de los madereros.
Continuar
Continuar
Por deducción obligada, Felipe Calderón tiene un Altísimo que le informa, antes de que se conozcan los resultados de la autopsia respectiva, la causa precisa de la muerte de Michael Jackson. Ese Dios no considera pecado que su siervo gobernante formule, desde su investidura, juicios inoportunos y de mal gusto sobre el cantante difunto. Es mucho más severo, en cambio, con quienes no creen en Él: éstos fallecen por sobredosis o, cuando menos, se ven condenados a sobrellevar una existencia lastrada por las adicciones. Primer corolario: los ateos son drogadictos por necesidad.
Continuar
Continuar
En la discusión sobre la anulación del voto, uno de los aspectos que no se han considerado con seriedad es el de las especificidades regionales. Yo vivo en la ciudad de México, y observo que los argumentos empleados en algunos medios intelectuales sobre esta propuesta no tienen cabida aquí, por encontrarse esta entidad en una situación especial que debe ser afrontada y resuelta por los ciudadanos de diferentes formas, y una de ellas es acudiendo a las urnas:
Continuar
Continuar
En el desierto mexicano, manto de aridez que se extiende al norte del país, a lo largo de una imaginaria línea fronteriza, se erguía, por el año de 1887, una cadena de puestos avanzados. En ellos, el hombre blanco, a duras penas, escudando su vida con murallas y fusiles, amparaba los derechos adquiridos por la civilización. Eran las Aduanas verdaderos fuertes con primitivas obras de defensa. Encerraban un pozo de agua, una media docena de casas grandes de adobe pardo y un hacinamiento de chozas, los jacales. A su alero, el espinoso mezquite daba su mansa sombra y su perfume penetrante. Y frente por frente con la desolada llanura, el muro protector, horadado por una puerta; la pobre masa de cal y piedra se levantaba apenas del suelo como una defensa, como una amenaza, tal vez como una vaga provocación…
Continuar
Continuar
Las controversias sobre Tamara de Lempicka datan de mucho tiempo atrás. No se sabe bien si es rusa o polaca, nació probablemente en 1898 y murió en Cuernavaca, asistida por su hija Kizette en 1980.
Continuar
Continuar
Javier Corral Jurado
El Partido Verde y la televisión
Perla periodística —porque hurgó con inteligencia en el momento oportuno y desnudó la farsa—, la entrevista que Marilú Torrano hizo al actor Raúl Araiza para el programa de radio Tal cual, que conduce Susana Moscatel (MVS 102.5 de FM), evidencia mucho de la relación política y de negocios entre el Partido Verde y Televisa, pero, sobre todo, regala trazos insospechados de la concepción en que se fundan las complicidades entre la televisora y ese partido que, de la mano desde hace ya varios años, han cometido en esta campaña los actos violatorios de la legislación electoral más descarados y desafiantes al estado de derecho.
Las declaraciones de Araiza —que ahora trata de hacerlas pasar como descontextualizadas— sólo confirmaron lo que ya eran quejas de algunos partidos ante el IFE: que los promocionales de la revista TV y Novelas —propiedad de Grupo Editorial Televisa—, que pasaron por los canales 2 y 5, entre el 3 y el 21 de junio, en los que se presentaba como noticia los motivos de Araiza para apoyar al Verde y hacer promoción de sus tres propuestas de campaña, eran en realidad simple y llanamente más propaganda electoral, contratada o donada a ese partido por la televisora. Lo que está prohibido por el artículo 41 de la Constitución de la República.
Lo mismo ocurrió hace unos meses cuando Maite Perroni prestó su imagen al PVEM para los spots contratados por sus diputados federales, presuntamente para difundir sus informes de labores, cuando en realidad era propaganda electoral pura. Pero el Tribunal Electoral federal no lo consideró así y exoneró a la televisora y a su partido de la multa que había impuesto el IFE. De aquel absurdo se puede colegir que la nueva multa impuesta por el órgano electoral, de 13 millones de pesos a Televisa y su partido, por esta nueva violación, gozará de la misma impunidad que la anterior. Con todo y lo que el conductor del programa Hoy reveló, suelto y desparpajado.
Araiza, quien se alquiló a petición de Televisa como voz e imagen del Verde en su campaña de propuestas engañosas, confesó haber sido contratado en un focus group y resolvió hacerlo “como si me hubiera escogido Coca-Cola o Marinela, pues ese es el mismo proceso como actor, como imagen, no tanto en meterme a fondo en cuestiones políticas ni representar a fondo a nadie”.
La reportera inquirió sobre “si realmente estaba creyendo en las propuestas, porque cómo podía prestarse a ser la imagen de una campaña política”. Araiza contestó: “Me gustan algunas pero no todas, ni la de los otros partidos, de hecho yo me he abstenido casi toda mi vida, aquí hay muchas cosas del Verde que me gustan. (...) Lo de la pena de muerte es un tema bien delicado que yo creo que de entrada no se va a aceptar, yo creo por la corrupción que hay en nuestras leyes y que bueno, porque si no, cuántos inocentes podrían perder la vida. Entonces en esa yo no estoy a favor, es un castigo más que una solución, pero bueno, ellos ponen otras que son muy buenas: las del fondo de educación, las medicinas…”.
La capacidad de simulación con la que Araiza actúa en los promocionales de cine y tv, como si realmente fuera un convencido del Verde al que endosa su fama, contrasta con su franqueza al hablar de su única lealtad en política, del único presidente al que reconoce desde hace 22 años: Emilio Azcárraga, padre e hijo.
En la desafiante apuesta de poder con la que la televisora resiste y burla la ley electoral, la respuesta del actor ofrece la mejor explicación: “A mi presidente nunca lo quitan, que es el señor Azcárraga, a él nunca lo quitan y a nosotros no nos traiciona nuestro presidente”.
Araiza no es capaz de concebir la síntesis magistral que su doblez proclama, pero nos formula el reto ineludible para los demócratas en los tiempos por venir: continuar con la dictadura de las televisoras y la simulación de su Partido Verde —ariete y testaferro, bandera falsa y programa inerme—, o poner bajo las reglas de la competencia y la diversidad, de la democracia y de la rendición de cuentas, a las empresas de televisión y al sistema de partidos.
No será otra la disyuntiva si la política ha de reinvindicarse ante tantos reclamos sociales y ciudadanos. Si en verdad se quiere reconducir el rumbo y rescatar dignidad y sentido patriótico al ejercicio del poder.
Profesor de la FCPyS de la UNAM
Las declaraciones de Araiza —que ahora trata de hacerlas pasar como descontextualizadas— sólo confirmaron lo que ya eran quejas de algunos partidos ante el IFE: que los promocionales de la revista TV y Novelas —propiedad de Grupo Editorial Televisa—, que pasaron por los canales 2 y 5, entre el 3 y el 21 de junio, en los que se presentaba como noticia los motivos de Araiza para apoyar al Verde y hacer promoción de sus tres propuestas de campaña, eran en realidad simple y llanamente más propaganda electoral, contratada o donada a ese partido por la televisora. Lo que está prohibido por el artículo 41 de la Constitución de la República.
Lo mismo ocurrió hace unos meses cuando Maite Perroni prestó su imagen al PVEM para los spots contratados por sus diputados federales, presuntamente para difundir sus informes de labores, cuando en realidad era propaganda electoral pura. Pero el Tribunal Electoral federal no lo consideró así y exoneró a la televisora y a su partido de la multa que había impuesto el IFE. De aquel absurdo se puede colegir que la nueva multa impuesta por el órgano electoral, de 13 millones de pesos a Televisa y su partido, por esta nueva violación, gozará de la misma impunidad que la anterior. Con todo y lo que el conductor del programa Hoy reveló, suelto y desparpajado.
Araiza, quien se alquiló a petición de Televisa como voz e imagen del Verde en su campaña de propuestas engañosas, confesó haber sido contratado en un focus group y resolvió hacerlo “como si me hubiera escogido Coca-Cola o Marinela, pues ese es el mismo proceso como actor, como imagen, no tanto en meterme a fondo en cuestiones políticas ni representar a fondo a nadie”.
La reportera inquirió sobre “si realmente estaba creyendo en las propuestas, porque cómo podía prestarse a ser la imagen de una campaña política”. Araiza contestó: “Me gustan algunas pero no todas, ni la de los otros partidos, de hecho yo me he abstenido casi toda mi vida, aquí hay muchas cosas del Verde que me gustan. (...) Lo de la pena de muerte es un tema bien delicado que yo creo que de entrada no se va a aceptar, yo creo por la corrupción que hay en nuestras leyes y que bueno, porque si no, cuántos inocentes podrían perder la vida. Entonces en esa yo no estoy a favor, es un castigo más que una solución, pero bueno, ellos ponen otras que son muy buenas: las del fondo de educación, las medicinas…”.
La capacidad de simulación con la que Araiza actúa en los promocionales de cine y tv, como si realmente fuera un convencido del Verde al que endosa su fama, contrasta con su franqueza al hablar de su única lealtad en política, del único presidente al que reconoce desde hace 22 años: Emilio Azcárraga, padre e hijo.
En la desafiante apuesta de poder con la que la televisora resiste y burla la ley electoral, la respuesta del actor ofrece la mejor explicación: “A mi presidente nunca lo quitan, que es el señor Azcárraga, a él nunca lo quitan y a nosotros no nos traiciona nuestro presidente”.
Araiza no es capaz de concebir la síntesis magistral que su doblez proclama, pero nos formula el reto ineludible para los demócratas en los tiempos por venir: continuar con la dictadura de las televisoras y la simulación de su Partido Verde —ariete y testaferro, bandera falsa y programa inerme—, o poner bajo las reglas de la competencia y la diversidad, de la democracia y de la rendición de cuentas, a las empresas de televisión y al sistema de partidos.
No será otra la disyuntiva si la política ha de reinvindicarse ante tantos reclamos sociales y ciudadanos. Si en verdad se quiere reconducir el rumbo y rescatar dignidad y sentido patriótico al ejercicio del poder.
Profesor de la FCPyS de la UNAM
Alberto Aziz Nassif
Por la anulación
El próximo domingo es la cita electoral. Cuando se aprobó la reforma electoral en 2007, el cambio constitucional abrió un nuevo espacio en el escenario político del país: después de la conflictiva sucesión presidencial de 2006, los partidos modificaron la relación entre el dinero y la política. Sin embargo, muy pronto empezamos a ver a los políticos en nuevos arreglos con las televisoras. También se esfumaron las expectativas de que el Congreso cumpliera con su obligación de hacer una nueva ley de radio y televisión, dado que la Suprema Corte de Justicia de la Nación había declarado inconstitucional, en su sus núcleos centrales, a la ley aprobada en 2006. De igual forma, el modelo de la reforma continuó con millones de spots que no posibilitaron el debate.
Las promesas de una reforma del Estado se esfumaron pronto, porque sólo se hicieron cambios en materia electoral; lo demás quedó pendiente para mejores tiempos: el federalismo, el bienestar social, la justicia, la relación entre poderes, etcétera.
El recuerdo de las últimas elecciones intermedias, en 2003, nos remite a unos comicios con un alto nivel de abstencionismo (seis de cada 10 no fueron a votar) y con un costo económico gigantesco (esas elecciones intermedias fueron más costosas que las presidenciales del 2000). De 2003 recordamos un enorme gasto público en spots, propuestas vacías y escasa participación ciudadana. ¿Qué ha cambiado seis años después?
En estos años tuvimos: la experiencia de una severa polarización en 2006; la reforma electoral, con un nuevo modelo de medios, que no ha dejado de ser quebrantado por los actores; el poder de las televisoras cada vez más denso; el IFE convertido en un árbitro hiperactivo. Pero quizá uno de los puntos más relevantes en esta comparación sea la repetición de una spotización de la política y la ausencia de debates sobre las agendas legislativas. Eso no ha cambiado.
La diferencia respecto a 2003 es que antes las campañas se hacían mediante la compra de espacios en los medios y ahora se hacen en los tiempos del Estado; antes se compraba hasta donde alcanzaran los recursos públicos y privados, con dinero limpio o con dinero sucio, y ahora se tienen los tiempos oficiales y los tiempos arreglados, los spots abiertos y los spots encubiertos, “infomerciales” o esquemas de “publicidad integrada”, o hasta la trampa de publicitar a partidos en revistas del corazón; entrevistas y reportajes de los políticos consentidos de las televisoras, por ser sus apuestas políticas y sus clientes. Ahora tenemos casos como el de Peña Nieto en el estado de México, una figura que ha construido su imagen a partir de su presencia en la televisión. Así como el Partido Verde, que defiende a los tucanes y pide la pena de muerte para los humanos. Pero lo más grave de este partido es que en esta ocasión ha sido colonizado por las televisoras y, por ejemplo, a través de esas siglas, Televisa tendrá una bancada en el Congreso de la Unión, como lo reporta el análisis que se ha hecho de sus listas de candidatos plurinominales (Proceso número 1704).
En 2003 hubo un elevado abstencionismo, y ahora en 2009 todas las encuestas reportan que se volverá a repetir el fenómeno, incluso de forma agravada. Algo no están haciendo bien en los partidos políticos que no logran convocar a más ciudadanos a las urnas. Pero lo que no tuvimos en 2003 fue el movimiento por la anulación del voto; esa es la novedad de estos comicios. Sin este movimiento del voto en blanco esta elección hubiera sido un proceso completamente vacío, sin contenidos, plagado de spots y propaganda sucia. Habrá que reconocerle al movimiento del voto nulo que logró establecer un debate amplio sobre la baja calidad de nuestra democracia. Incluso si ya no se logra mayor cosa después del 5 de julio, o si no se expresa de forma importante esta anulación en las urnas, la discusión nutrió una campaña sin contenidos y llena de inercias.
Pero vayamos más lejos. También habrá que reconocerle a este movimiento que logró actualizar una agenda de cambios necesarios en las instituciones. El voto nulo llamó la atención de la clase política, a pesar de que ha sido fuertemente descalificado. Una de las principales críticas que se le hacen es que integra agendas revueltas e incluso contradictorias, pero lo mismo sucede en el espacio de los que van a ir a votar por algún partido: las agendas son contradictorias. De cualquier forma, después del 5 de julio será difícil para el Congreso, pero no imposible, dar la espalda a demandas como la reelección, la rendición de cuentas de los partidos, la disminución del financiamiento público de los partidos, las reglas de gobernabilidad para construir mayorías, una nueva ley de radio y televisión, y otras más.
¿Por quién votar? El PAN se colgó de una cuestionada política de seguridad de Calderón; el PRI que sigue con hábitos y olores del pasado; el PRD está desfigurado por su ruptura interna y los partidos chicos son siglas y negocios. Por todo lo anterior, considero que hoy la mejor estrategia para expresar mi descontento y demandar las reformas que necesita nuestra vulnerada democracia es el voto en blanco. Por eso anularé mi voto el próximo 5 de julio.
Investigador del CIESAS
Las promesas de una reforma del Estado se esfumaron pronto, porque sólo se hicieron cambios en materia electoral; lo demás quedó pendiente para mejores tiempos: el federalismo, el bienestar social, la justicia, la relación entre poderes, etcétera.
El recuerdo de las últimas elecciones intermedias, en 2003, nos remite a unos comicios con un alto nivel de abstencionismo (seis de cada 10 no fueron a votar) y con un costo económico gigantesco (esas elecciones intermedias fueron más costosas que las presidenciales del 2000). De 2003 recordamos un enorme gasto público en spots, propuestas vacías y escasa participación ciudadana. ¿Qué ha cambiado seis años después?
En estos años tuvimos: la experiencia de una severa polarización en 2006; la reforma electoral, con un nuevo modelo de medios, que no ha dejado de ser quebrantado por los actores; el poder de las televisoras cada vez más denso; el IFE convertido en un árbitro hiperactivo. Pero quizá uno de los puntos más relevantes en esta comparación sea la repetición de una spotización de la política y la ausencia de debates sobre las agendas legislativas. Eso no ha cambiado.
La diferencia respecto a 2003 es que antes las campañas se hacían mediante la compra de espacios en los medios y ahora se hacen en los tiempos del Estado; antes se compraba hasta donde alcanzaran los recursos públicos y privados, con dinero limpio o con dinero sucio, y ahora se tienen los tiempos oficiales y los tiempos arreglados, los spots abiertos y los spots encubiertos, “infomerciales” o esquemas de “publicidad integrada”, o hasta la trampa de publicitar a partidos en revistas del corazón; entrevistas y reportajes de los políticos consentidos de las televisoras, por ser sus apuestas políticas y sus clientes. Ahora tenemos casos como el de Peña Nieto en el estado de México, una figura que ha construido su imagen a partir de su presencia en la televisión. Así como el Partido Verde, que defiende a los tucanes y pide la pena de muerte para los humanos. Pero lo más grave de este partido es que en esta ocasión ha sido colonizado por las televisoras y, por ejemplo, a través de esas siglas, Televisa tendrá una bancada en el Congreso de la Unión, como lo reporta el análisis que se ha hecho de sus listas de candidatos plurinominales (Proceso número 1704).
En 2003 hubo un elevado abstencionismo, y ahora en 2009 todas las encuestas reportan que se volverá a repetir el fenómeno, incluso de forma agravada. Algo no están haciendo bien en los partidos políticos que no logran convocar a más ciudadanos a las urnas. Pero lo que no tuvimos en 2003 fue el movimiento por la anulación del voto; esa es la novedad de estos comicios. Sin este movimiento del voto en blanco esta elección hubiera sido un proceso completamente vacío, sin contenidos, plagado de spots y propaganda sucia. Habrá que reconocerle al movimiento del voto nulo que logró establecer un debate amplio sobre la baja calidad de nuestra democracia. Incluso si ya no se logra mayor cosa después del 5 de julio, o si no se expresa de forma importante esta anulación en las urnas, la discusión nutrió una campaña sin contenidos y llena de inercias.
Pero vayamos más lejos. También habrá que reconocerle a este movimiento que logró actualizar una agenda de cambios necesarios en las instituciones. El voto nulo llamó la atención de la clase política, a pesar de que ha sido fuertemente descalificado. Una de las principales críticas que se le hacen es que integra agendas revueltas e incluso contradictorias, pero lo mismo sucede en el espacio de los que van a ir a votar por algún partido: las agendas son contradictorias. De cualquier forma, después del 5 de julio será difícil para el Congreso, pero no imposible, dar la espalda a demandas como la reelección, la rendición de cuentas de los partidos, la disminución del financiamiento público de los partidos, las reglas de gobernabilidad para construir mayorías, una nueva ley de radio y televisión, y otras más.
¿Por quién votar? El PAN se colgó de una cuestionada política de seguridad de Calderón; el PRI que sigue con hábitos y olores del pasado; el PRD está desfigurado por su ruptura interna y los partidos chicos son siglas y negocios. Por todo lo anterior, considero que hoy la mejor estrategia para expresar mi descontento y demandar las reformas que necesita nuestra vulnerada democracia es el voto en blanco. Por eso anularé mi voto el próximo 5 de julio.
Investigador del CIESAS
Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
Legalizar las drogas
“Fracasa la lucha antinarco” cabecea EL UNIVERSAL y con toda razón. Las declaraciones de José Miguel Insulza no tienen desperdicio. Y es que si el secretario general de la OEA no se pronuncia abiertamente por la despenalización del consumo de drogas se debe solamente a su estatus diplomático: los países miembros han dicho estar en contra de la legalización, “por lo tanto no creo oportuno emitir mi opinión”; en cambio, reconoce que el poder de fuego del narco ha rebasado a los policías de la región, por lo que países como México se han visto obligados a usar sus ejércitos con todo el riesgo que ello implica en materia de derechos humanos. Lo indiscutible, dice, es que el flujo de drogas al mercado no ha bajado en ninguna parte; por el contrario, se ha incrementado.
No son pocas las voces que desde hace años hemos advertido que la gran mayoría de los enormes problemas derivados de las drogas es porque éstas son ilegales. Lo mismo los muertos y la sangre vertida cotidianamente que la violencia del fuego cruzado que mata inocentes. El manejo corrupto de toneladas de dinero que contaminan gobiernos, bancos y jueces. El desperdicio de recursos que pudiendo ser destinados al desarrollo se tiran a la basura de esta guerra perdida. Además del desgaste brutal al que se ven sometidos los gobiernos.
Ya hemos dicho que el narcotráfico se sustenta en una gigantesca y productiva hipocresía. Y que la única razón de su existencia es que cierto tipo de drogas —básicamente mariguana, cocaína y sintéticas— han sido declaradas ilegales. Lo que genera grandes cantidades de dinero debido al estratosférico precio que alcanzan por su manejo clandestino.
Mientras que en cualquier farmacia se pueden conseguir drogas legales que provocan similares efectos de euforia, excitación o letargo que las drogas prohibidas. Y que en ciertas dosis matan igual. Ni qué decir de la más devastadora de todas las drogas que genera millones de muertos cada año al interior de las casas o en las calles: el alcohol. Y que sin embargo es no sólo socialmente aceptada sino publicitada y ponderada.
No hay pues ninguna diferencia ni ética ni física ni estética entre los daños que causan todas estas drogas, salvo por el hecho de que las prohibidas originan un negocio que produce montañas de dinero no únicamente a los narcotraficantes sino a los policías y gobiernos que terminan siendo sus empleados. Lo que se define como crimen organizado.
Por eso, urge más que nunca poner en el centro del debate nacional e internacional la legalización de las drogas. Porque no hacerlo, insisto, sería muy sospechoso.
“Fracasa la lucha antinarco” cabecea EL UNIVERSAL y con toda razón. Las declaraciones de José Miguel Insulza no tienen desperdicio. Y es que si el secretario general de la OEA no se pronuncia abiertamente por la despenalización del consumo de drogas se debe solamente a su estatus diplomático: los países miembros han dicho estar en contra de la legalización, “por lo tanto no creo oportuno emitir mi opinión”; en cambio, reconoce que el poder de fuego del narco ha rebasado a los policías de la región, por lo que países como México se han visto obligados a usar sus ejércitos con todo el riesgo que ello implica en materia de derechos humanos. Lo indiscutible, dice, es que el flujo de drogas al mercado no ha bajado en ninguna parte; por el contrario, se ha incrementado.
No son pocas las voces que desde hace años hemos advertido que la gran mayoría de los enormes problemas derivados de las drogas es porque éstas son ilegales. Lo mismo los muertos y la sangre vertida cotidianamente que la violencia del fuego cruzado que mata inocentes. El manejo corrupto de toneladas de dinero que contaminan gobiernos, bancos y jueces. El desperdicio de recursos que pudiendo ser destinados al desarrollo se tiran a la basura de esta guerra perdida. Además del desgaste brutal al que se ven sometidos los gobiernos.
Ya hemos dicho que el narcotráfico se sustenta en una gigantesca y productiva hipocresía. Y que la única razón de su existencia es que cierto tipo de drogas —básicamente mariguana, cocaína y sintéticas— han sido declaradas ilegales. Lo que genera grandes cantidades de dinero debido al estratosférico precio que alcanzan por su manejo clandestino.
Mientras que en cualquier farmacia se pueden conseguir drogas legales que provocan similares efectos de euforia, excitación o letargo que las drogas prohibidas. Y que en ciertas dosis matan igual. Ni qué decir de la más devastadora de todas las drogas que genera millones de muertos cada año al interior de las casas o en las calles: el alcohol. Y que sin embargo es no sólo socialmente aceptada sino publicitada y ponderada.
No hay pues ninguna diferencia ni ética ni física ni estética entre los daños que causan todas estas drogas, salvo por el hecho de que las prohibidas originan un negocio que produce montañas de dinero no únicamente a los narcotraficantes sino a los policías y gobiernos que terminan siendo sus empleados. Lo que se define como crimen organizado.
Por eso, urge más que nunca poner en el centro del debate nacional e internacional la legalización de las drogas. Porque no hacerlo, insisto, sería muy sospechoso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario