6/29/2009

Periodistas pal café.....





El médico forense de alcance internacional Felipe Calderón (cuya última hazaña de dictaminaciones póstumas ha sido revelar que Michael Jackson murió de una gastritis crónica estupefaciente que fue provocada por falta de medicina divina) sacó a los militares de sus cuarteles, los repartió por el país y, al demeritar crecientemente la funcionalidad de lo civil y la eficacia de lo político, peligrosamente les ha ido entregando parcelas del poder. Calderón es rehén de muchos factores e intereses (Elba Esther, empresarios financistas, teledictadura, por citar algunos) pero, a fin de cuentas, su único sostén institucional sigue siendo el mismo que le abrió paso en San Lázaro para rendir una protesta de opereta. Con el agravante de que, entre más se entrega y depende de los cuerpos armados de elite, más inconformidad genera entre los segmentos medios de mando del Ejército que se ven empujados a guerras perdidas, inexplicables y selectivas contra el narcotráfico, y a tareas de contención brutal de la inconformidad social (una nueva edición de la guerra sucia de déca- das pasadas) que dañan en estos momentos el prestigio y respetabilidad de esas fuerzas armadas y que también les encaminan al futuro banquillo de los acusados históricos.
México A.C. y México D.C.: Antes de Calderón, incluso durante la pesadilla folclórica de la alta rapiña foxista, México parecía aún distante de tocar fondo. Después de Calderón, hoy, se vive una aproximación a la barbarie institucionalizada, con una estructura gubernamental repartida entre cárteles a cuyos planes responde y una sociedad abandonada a la nueva ley de la selva en la que grupos delictivos diversos sustituyen funciones estatales como el cobro de impuestos y el otorgamiento de protección. El presunto poder civil (una camarilla de inexpertos y ambiciosos, dedicados más al avizoramiento de franjas de oportunidad para negocios personales, unidos por el pegamento de las complicidades y las debilidades) ha llevado al país a una situación de extremo riesgo, con una economía debilitada como nunca y agravios sociales acumulados en riesgo de explosión. Lo único que sostiene a ese PPC (presunto poder civil) es la fuerza militar, no la política ni el carisma o el proyecto. Por ello es que desde el propio calderonismo se impulsa la opción simple e improductiva del voto útil. Por ello es que se promueven las tesis desmovilizadoras del fracaso absoluto de las opciones partidistas, electorales y políticas.
Claro que es difícil aventurar por cuál de sus decisiones trágicas habrá de pasar a la páginas negras de la historia el actual ocupante oficial de Los Pinos. Sólo por recordar lo más reciente habría que mencionar la magnificación que hizo de un problema sanitario que acabó de hundir a México (sobre todo, en el ámbito turístico) y dio a Calderón el tragicómico sustento para declararse salvador de la humanidad. Pero en cualquier valoración histórica que se haga del paso de Felipe I por el falso trono mexicano se incluirá el baño de sangre que con más de 10 mil muertos ha impuesto al país y la militarización nacional, todo a título de una guerra contra el narcotráfico que él personalmente decidió y que diversas instancias internacionales conocedoras del asunto consideran mal llevada y advertidamente fallida.
Esa guerra ha producido bajas civiles inocentes o sin comprobación de culpabilidad y la instauración de un estado de excepción que obviamente ha generado violaciones constantes de los derechos humanos y las garantías constitucionales. La caravana verde olivo, que produce temor social y amenaza al ejercicio crítico, ha llegado ya al Distrito Federal, sede no sólo de los poderes nacionales sino de un espíritu libertario y combativo que se ha expresado electoralmente en los últimos años en favor de los candidatos de la izquierda, que sigue siendo un reducto de oposición activa a la ilegítima presencia de Calderón en el cargo presidencial. Esa caravana tiene, históricamente, mientras se le mantenga vigente y mientras se le siga concediendo poder, un paso obligado por la revisión de sus funciones, compromisos y alternativas. Ya se han producido, desde finales del gobierno de Fox, discursos y señalamientos de altos jefes castrenses que expresan preocupación por las circunstancias políticas, y distintas versiones escuchadas en los corrillos del poder hablan de la insatisfacción de los cuadros militares por la manera en que se maneja al país.
Honduras, con todas las diferencias del caso, es un espejo al que obligadamente México debe asomarse. Un país intencionalmente dividido (gracias a las perversas habilidades del nefasto Antonio Solá y a las necesidades políticas del foxismo y el calderonismo), inducida y genuinamente harto de los políticos y la política, es terreno fértil para las tentaciones autoritarias.
Astillas
¿Tendrán validez unas elecciones realizadas en estado de excepción? es la pregunta que se planteará este miércoles primero de julio, a las 17 horas, en el Club de Periodistas, como una manera de fijar a tiempo una postura ante lo que se vive en México, con unos comicios en puerta cuyo contexto es la descompo- sición institucional acelera- da. La iniciativa, impulsada por Josefina Mena-Abraham (que en 2006 promovió la reunión de los llamados matemáticos universitarios que hablaron del fraude electoral cibernético en el mismo Club), tiene contemplada la participación de John Ackerman, Gabriela Vargas Gómez, Julio Boltvinik y, como moderador y también como ponente, el redactor de estas líneas astilladas... En medio de todo (lo oscuro, lo funesto), qué gusto ver a un notable mexicano, como José Emilio Pacheco, recibiendo justos reconocimientos a su trabajo. A pesar de todo (lo de aquí, lo de afuera), es posible sonreír en su sonrisa, reivindicar en él la grandeza de México... Y, mientras sigue la campaña de confusión en Iztapalapa, tratando de cerrar el paso al forzado acto de defensa política de la opción lopezobradorista, ¡hasta mañana, a sabiendas de que lo importante está después del 5 de julio!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx


No puede decirse que el Partido Acción Nacional caerá del primero al segundo lugar en las elecciones del domingo próximo. Es más apropiado expresar que seguirá en el segundo. El primero lo ocupa formalmente mediante la elección presidencial amañada de 2006, no por el voto ciudadano. Tres años después estamos frente a un caso insólito: el presidente de la Republica, Felipe Calderón, en vez de ganar sufragios con un buen gobierno, derrota a su propio partido. Encargó la campaña a un personaje menor, sin experiencia, Germán Martínez Cázares, y al embajador que tenía en Roma, Luis Felipe Bravo Mena, con mucha experiencia, pero sólo en fracasos, basta recordar las pérdidas que sufrió el panismo a lo largo de su desempeño en la presidencia del partido, fue el antecesor de Germán. Ahora bien: ellos podrán disculparse, pero en privado, diciendo que no estaban obligados a lo imposible, a un milagro. Simplemente no pudieron remontar a la opinión aplastantemente desfavorable por el mal gobierno en seguridad, economía, educación, con capítulos terribles como la devaluación, los más de 10 mil ejecutados, el saqueo de las divisas internacionales, un millón de empleos perdidos, el manejo equivocado de la crisis de la influenza, la fuga de capitales y el cierre de millares de empresas pequeñas y medianas, la corrupción y la impunidad magnificadas en la tragedia de Hermosillo, donde la teatralización quiere desviar nuestra mirada del hecho monstruoso de la protección a una de las dueñas de la guardería, de apellido Gómez del Campo, emparentada con la esposa de Felipe Calderón, pasando por encima de los cadáveres de 48 bebés. Así que la elección del próximo domingo confirmará al PAN en el segundo lugar, el mismo que obtuvo en 2006, aunque se trepó al primero por la puerta de atrás.
Y lo que falta
Una vez que haya pasado el proceso electoral, el calderonismo dejará de detener los diques endebles que ha levantado en su fallido intento de contener la crisis económica y financiera. Ya lo anunció la Secretaría de Hacienda: tendrá que suministrarle a la población tres amargas medicinas, o una combinación de las tres: a) aumento de impuestos. b) mayor endeudamiento público y c) recortes presupuestales. En materia fiscal, no sólo existe la intención de extender la aplicación del IVA al precio de medicinas y alimentos, sino regresar al esquema de los gasolinazos semanales y los aumentos mensuales del gas. Aun así, no serán insuficientes los recursos porque, como es sabido, la recaudación fiscal está desplomándose y la cobertura del precio de petróleo no alcanza al año próximo. Bajó el consumo de los trabajadores sin empleo y las empresas que cerraron dejaron de pagar impuestos, así que el gobierno deberá solicitar más préstamos. Y la tijera comenzará a cortar donde duele: la nómina, pero no en los estratos superiores de la burocracia, sino a la gente de abajo. Los meses que restan al calderonismo no serán de recuperación, como dice el discurso oficial, serán duros, penosos, y con la fuerza pública en las calles para apagar cualquier foco de descontento.


Vista parcial del encuentro musical Vive Latino 2009 en el Foro SolFoto Víctor Camacho
¡Alabado sea el señor, que él será generador de empleos, educación, desarrollo, seguridad y bienestar social para la hereje cuan descarriada juventud de este país! Ya lo dijo su representante personal en México, el apóstol San Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (quien lamentablemente despacha en un gobierno constitucionalmente laico): los jóvenes se drogan, porque no creen en Dios. Ora pro novis.
Y por si hubiera dudas, el predicador de Los Pinos remató, con su correspondiente sic: una juventud que por sus condiciones sociales, familiares, educativas, por falta de oportunidades, tienen pocos asideros trascendentes, que tienen poco que creer, que no creen en la familia, que no tuvieron; que no creen en la economía o en la escuela, que no creen en Dios, porque no lo conocen. Que no creen en la sociedad, ni quien la representa. Esta falta de asideros trascendentales hace, precisamente, un caldo de cultivo para quienes usan y abusan de este vacío espiritual y existencial de nuestro tiempo.
Esa es la realidad de las cosas, la neta del planeta, no es que la juventud mexicana sea una las grandes víctimas de un modelo económico depredador, de una clase político-empresarial corrupta y voraz ni de un gobierno mediocre e ineficaz. No, hermanas y hermanos, si los jóvenes mexicanos están jodidos es por su falta de fe, por su conducta hereje, porque no creen en Dios. ¡Aleluya!
Apóstata irredimible, la juventud mexicana paga el precio de su osadía. Y para demostrarlo, va la numeralia que lo sustenta: al cierre del primer trimestre de 2009, alrededor de 60 por ciento de los desempleados en México tienen entre 14 y 29 años, es decir cerca de un millón 280 mil personas, de acuerdo con el Inegi; de este total, alrededor de 870 mil tienen edades que van de 20 a 29 años. La mayor parte de la población económicamente activa es joven, y 56 por ciento de ella obtiene un ingreso de entre uno y tres salarios mínimos, al tiempo que 64 por ciento carece de seguridad social. De enero a marzo de 2009, el año del catarrito, alrededor de 200 mil jóvenes de entre 14 y 29 años perdieron su empleo. Desde que el citado predicador se instaló en Los Pinos, más de 300 mil mexicanos en las edades referidas han perdido su plaza, sin considerar los que en el periodo se incorporaron por primera vez al mercado laboral y muchos de ellos lo consiguieron, pero en Estados Unidos.
El Banco Mundial advierte que el desempleo en México crecerá en 2009, y es una tragedia la cantidad de jóvenes que año con año se incorporan al mercado laboral y sufren por la falta de un campo o lugar donde puedan ejercer su carrera. Pobreza, informalidad y crisis económica son altamente preocupantes, y el país debe fijar una meta en la creación de empleos para atender la demanda de los 900 mil jóvenes que terminan su carrera esperando crecer laboralmente y que son rechazados.


David Márquez Ayala: Reporte Económico
Salvo algunos países y regiones muy definidos (China, India, parte de África y el Medio Oriente), el resto de la economía mundial es una zona de desastre. Reconocidos catastrofistas, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) cada vez que revisan sus proyecciones para 2009 nos ofrecen un escenario más desolador que el anterior; lástima que tales organismos internacionales escasamente sirvan para documentar el derrumbe y traernos malas nuevas, pues muy lejos de su razón de ser sólo parecen clubes de observadores y no los responsables de primera línea trabajando para contener y reordenar la economía mundial.
Pronósticos del FMI
En su Perspectiva Económica Mundial de abril pasado, el FMI pronostica para 2009 un decrecimiento de -1.3% en la economía mundial. El PIB de las e-conomías industrializadas, nos dice, caerá -3.8%, incluyendo un decrecimiento en Estados Unidos de -2.8%, en Alemania de -5.6% y en Japón de -6.2% (Gráfico 1).
Para las economías rezagadas su pronóstico global es de un crecimiento de 1.6%, aunque fuertemente diferenciado por zonas: Asia en desarrollo crecería 4.8% impulsada por China (6.5) e India (4.5), Africa 2.0% y el Medio Oriente 2.5%. En decrecimiento estarían: América Latina (-1.5%); Europa Centroriental (-3.7), y la CEI (-5.1), incluyendo a Rusia, con un pro-nóstico de -6.0%. Para México (sub)estima una caída de -3.7%.
En cuanto al PIB por habi-tante medido en dólares –en cuyo cálculo inciden tanto el comportamiento de cada economía como la paridad cambiaria– las proyecciones para este año apuntan a caídas de gran magnitud (Gráfico 2). En nuestra s-elección de países, por ejemplo, el PIB per cápita de Rusia baja de 11 mil 807 dólares anuales en 2008 a 8 mil 230 dólares en 2009 (-30.3%); el del Reino Unido -25.2%; el de Chile -21.0, el de Brasil, -20.4 y el de Canadá -19.5%. El PIB por habitante baja en México de 10 mil 235 dólares en 2008 a 7 mil 703 en 2009 (-24.7%).
En otros pronósticos, el FMI proyecta una disminución en el comercio mundial de -11.0% para este año, una inflación de 5.7% en las economías rezagadas y una deflación (baja de precios) de -0.2% en las economías avanzadas.



Gorilas del siglo XXI
En lo que constituye un grotesco retroceso histórico, la cúpula militar de Honduras, azuzada por sectores políticos, empresariales y clericales reaccionarios, emprendió la madrugada de ayer un golpe de Estado, allanó por la fuerza la residencia presidencial, secuestró al presidente Manuel Zelaya y a varios integrantes de su gabinete, y expulsó al mandatario a San José de Costa Rica. Horas más tarde, el Congreso, dominado por la oposición de derecha, y los golpistas presentaron una falsa renuncia de Zelaya e invistieron como presidente a Roberto Micheletti Bain, hasta ayer presidente del órgano legislativo, y uno de los cabecillas de la oposición.
Continuar


El Correo Ilustrado
Condenan golpe de Estado en Honduras
Condenamos el golpe de Estado en contra del presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, instrumentado por los militares, los sectores oligárquicos del país, la alta jerarquía de la Iglesia católica y los medios de comunicación a su servicio. Instamos a todas las organizaciones políticas y sociales a pronunciarse en contra de esta nueva medida de fuerza de quienes se oponen a toda expresión de soberanía y protagonismo de los pueblos. Exigimos la restitución inmediata del presidente Zelaya y expresamos nuestro apoyo incondicional al pueblo hondureño.
Continuar


El lunes 6 de julio, unas cuantas horas después del cierre de casillas, apenas se conozcan las primeras tendencias electorales, estará arrancando –en los hechos– la carrera por la Presidencia de la República.
Continuar



El pasado 11 de junio, la juez Kathleen Cardone, del tribunal de El Paso, Texas, aceptó aplazar el juicio de Luis Faustino Posada Carriles, ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y terrorista internacional confeso, hasta el primero de febrero de 2010. La decisión parece responder a una maniobra dilatoria de la defensa mafiosa de uno de los autores intelectuales del crimen de Barbados, y viene a confirmar la tesis de que el actual gobierno de Estados Unidos está apostando a una solución biológica. Es decir, a la muerte de Posada Carriles, dado su largo historial como guerrero sucio de la CIA en América Latina.
Continuar



La Amazonia es la selva tropical más extensa de la Tierra: 6 millones de kilómetros cuadrados. No pocos creen que pertenece únicamente a Brasil, pero se extiende también por Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Guyana, principalmente. El llamado pulmón verde del mundo se desarrolla alrededor de la enorme cuenca fluvial que origina el caudaloso río Amazonas y sus incontables afluentes. El clima húmedo y caluroso predominante propicia una vegetación siempre verde, tupida y con una biodiversidad que los científicos están muy lejos de lograr clasificar. Lo que más han logrado es describir miles de aves, anfibios y mamíferos que allí viven: venados, el jaguar, el puma, caimanes y tortugas, guacamayas y tucanes, serpientes inmensas (como la anaconda), sin faltar los delfines y cientos de peces diferentes. La vida acuática es la más abundante del planeta y va de la mano de la terrestre. Son muestra de la riqueza actual y potencial de una selva hábitat de la quinta parte de las aves y especies vegetales existentes.
Continuar


Este domingo 5 de julio iré a platicar con mis amigos y vecinos en San Pablo Etla. Quizá vayamos a visitar las urnas. Pero no votaré.
Conozco personalmente a algunos candidatos. Son personas íntegras y comprometidas. No sólo les compraría un auto usado; podría poner mi vida en sus manos. Pero no comparto su esperanza de que unas cuantas voces dignas e independientes podrán rescatar lo que ya se pudrió. Parecen convencidos de una ilusión perversa: que la agregación estadística de votos, tras una larga serie de manipulaciones y trácalas, podrá crear una representación legítima de los ciudadanos y que estos representantes se ocuparán del interés general. O peor aún: que así un líder carismático, honesto y capaz nos conducirá a todos a buen puerto. Es tiempo de abandonar estos viejos cuentos para niños, que han resultado desastrosos.
No votaré porque no quiero hacerme cómplice de este régimen. Votar por candidatos o partidos o anular mi voto significa respaldar políticamente a este sistema, confiar en él, rendirme a sus procedimientos, participar en sus trampas antidemocráticas. Por eso renuncio a mi derecho a votar.
No quiero ser cómplice de un régimen en que política y policía se confunden. El uso arbitrario y cada vez más ilegal de las fuerzas policiacas y militares está al servicio de un proyecto político espurio y tiene un efecto político siniestro: construye, con el miedo, la crispación y el odio que gobierno y medios inyectan continuamente en la población, el apoyo social y político que se necesita para profundizar y arraigar el autoritarismo. Hace algún tiempo esta combinación se llamaba fascismo.
No quiero ser cómplice de un gobierno que opera ya bajo la forma de crimen organizado: viola continuamente la ley en sus mafiosas corruptelas, su continua apropiación privada del patrimonio público y su criminalización de los movimientos sociales, y garantiza impunidad a cuantos cometen las tropelías que organiza, promueve y protege.
No quiero ser cómplice de un sistema electoral que ha quedado al servicio de grupos oligárquicos corruptos e incompetentes y que sólo sirve ya para mantenerlos en el control de los aparatos del Estado.
No quiero ser cómplice de un régimen que se ha rendido sin reservas, irresponsablemente, a la mafia de los medios masivos de comunicación, y se ha puesto, sin reservas, al servicio del capital, cada vez más trasnacionalizado.
No quiero ser cómplice de los operadores del sistema y del sistema mismo. No basta cambiarlos, con la esperanza de que otros mejores podrán transformarlo y ponerlo al servicio de la gente y de la nación. Nuestra propia experiencia y la que observamos en otras partes del mundo ofrecen pruebas abundantes de que el conjunto de las instituciones, incluyendo muy claramente las electorales, son parte central de las dificultades que enfrentamos. No se trata de seguir pegándoles parches, como hemos hecho por décadas, sino de crear otras que las sustituyan.
La democracia no puede estar sino adonde la gente está. No es democracia la que instala allá arriba, con cualquier procedimiento, a un grupo cuyo carácter oligárquico se vuelve inevitable. La llamada alternancia no es sino la rotación de elites autodesignadas, que controlan un sistema que asegura su perpetua y decadente reproducción.
El régimen actual, en que lo político no puede disociarse de lo económico, ha destrozado el país en todos sus aspectos. Una quinta parte de los mexicanos se amontonan en una ciudad monstruosa, cada vez más invivible, y otra quinta parte de ha visto forzada a emigrar. La mayoría está condenada a la estricta lucha por la supervivencia, bajo amenaza constante de la policía, en un clima de violencia creciente. Ese régimen, cuya cuenta ecológica es ya insoportable, sigue produciendo algunos de los hombres más ricos del mundo y muchos de los más pobres. Su inusitada miopía, su empleo obsesivo de mediciones económicas obsoletas y su irresponsable cinismo nos han llevado al despeñadero.
Ante la catástrofe, no basta ya luchar por la democracia. Tenemos que luchar por la liberación. Y esta tarea, la lucha de hoy, sólo puede darse con la propia gente, en pueblos y barrios, en comunidades reales –construyéndolas, regenerándolas, inventándolas. Sólo desde ellas, desde organizaciones que están realmente bajo el control de quienes las constituyen, podemos ocuparnos de reorganizar la sociedad de abajo hacia arriba y crear las instituciones y los procedimientos políticos que aseguren no sólo una auténtica democracia, sino una forma de vida en que la dignidad y la diferencia no sólo sean reconocidas y respetadas, sino celebradas.
gustavoesteva@gmail.com


Nadie sabe para quién trabaja. Los anulistas de izquierda que buscan un cambio de raíz en la injusticia, corrupción y desigualdad del país verán que después del 5 de julio sus votos serán utilizados, en el mejor de los casos, para apoyar la realización de cambios institucionales superficiales o, en el peor escenario, para fortalecer agendas profundamente contrarias al interés público.
Si lo que se busca es sacudir el sistema político y obligar a los representantes populares a tomar en cuenta propuestas verdaderamente ciudadanas y progresistas, la mejor acción sería votar en contra de los dos partidos que han controlado el gobierno federal desde hace casi un siglo: el PRI y el PAN. También habría que decir no a los partidos patrimonialistas, como el Partido Verde, el Partido Social Demócrata y el Partido Nueva Alianza, que más parecen negocios familiares que entidades de interés público.
El Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y Convergencia evidentemente quedan muy lejos de la pureza, pero no por ello dejan de ser importantes vehículos con los que la ciudadanía cuenta para impulsar una transformación estructural del país.
Los líderes, organizaciones y propuestas del emergente movimiento del voto nulo no inspiran mayor confianza que los dirigentes y propuestas de los partidos políticos. Indiscutiblemente, ni Jesús Ortega, Andrés Manuel López Obrador ni Dante Delgado son unos santos. Ninguno de los tres nació ayer en política y todos están rodeados de numerosas figuras de dudosa trayectoria. Pero los intelectuales y las organizaciones que encabezan el movimiento por la anulación del voto tampoco son puros y, hay que decirlo, también tienen muchos amigos incómodos.
Las propuestas que han surgido del movimiento anulista no son particularmente innovadoras: relección legislativa, candidaturas independientes, reducción del tamaño de la Cámara de Diputados, disminución del financiamiento público para los partidos políticos, etcétera. Ninguna de estas propuestas contiene las semillas de una transformación radical en la forma de hacer política, y algunas incluso podrían implicar graves retrocesos.
Se dice, por ejemplo, que la relección legislativa fortalecería la rendición de cuentas de los legisladores porque tendrían que someterse al juicio ciudadano al final de sus mandatos. Sin embargo, la experiencia con la relección en Estados Unidos demuestra que este mecanismo más bien fortalece la influencia de los poderes fácticos sobre los legisladores, quienes los necesitan para financiar sus interminables campañas políticas.
La relección también abona a la creación de una clase política aún menos mutable que la nuestra, ya que permite la repetición ad infinitum de políticos profesionales en el mismo cargo.
La apertura a las candidaturas independientes tampoco garantizaría el acceso al poder de ciudadanos realmente autónomos. El desenlace más probable sería que solamente aquellos ciudadanos que contaran con grandes cantidades de dinero tendrían la posibilidad de ganar puestos de elección popular. Se abriría así la puerta a la elección de aún más diputados y senadores patrocinados por las principales televisoras y los poderes fácticos del país.
También existe la clara posibilidad de la cooptación del movimiento anulista por posiciones profundamente conservadoras. Ya Alejandro Martí y Jaime Sánchez Susarrey han anunciado sus intenciones de aprovechar el descontento ciudadano expresado en la anulación del voto para impulsar la derogación de la prohibición de la compra de propaganda electoral en la radio y la televisión. Por mucho que Denise Dresser, Sergio Aguayo y José Antonio Crespo se esfuercen por imprimir un sello progresista a los votos nulos, no hay duda de que las grandes televisoras presentarán estos votos como la expresión de un rotundo respaldo ciudadano a su causa.
En principio, existen importantes semejanzas entre el discurso de algunos anulistas y los posicionamientos de López Obrador. Ambos movimientos rechazan la clase política del país y exigen mayor rendición de cuentas de los gobernantes. Ambos esfuerzos buscan revindicar la voz de la sociedad y reincorporar los excluidos al sistema político.
La gran diferencia es que López Obrador habla en lenguaje claro ante plazas públicas llenas de los ciudadanos más marginados del país, mientras los anulistas se comunican por medio de blogs y publican columnas en diarios de circulación nacional. No hay, desde luego, ningún problema con la existencia de un movimiento clasemediero urbano apoyado por periodistas e intelectuales. Al contrario, habría que celebrar su existencia y esperar que rinda frutos positivos.
Sin embargo, un movimiento con tan poco arraigo social no tiene posibilidades de provocar la profunda transformación política que dice perseguir y que necesita el país. Si se busca enviar una clara señal de rechazo a la actual conducción política del país, lo mejor que se puede hacer es votar por alguno de los partidos de izquierda. De lo contrario, pronto podríamos encontrarnos con un bipartidismo conformista y una gran masa de ciudadanos anulados e incapaces de promover cambios políticos y sociales de fondo.
http://www.johnackerman.blogspot.com



En los comicios presidenciales de 2005, en pleno escrutinio, el candidato Porfirio Lobo (Partido Nacional, conservador, oficialista) visitó al embajador de Washington en Honduras y le propuso que vigilara el conteo de votos.
Continuar


En los primeros tres meses de este año la actividad productiva en México cayó a una tasa anual de menos 8.2 por ciento de acuerdo con los datos del Inegi. Las cifras registradas de la producción industrial, la petrolera y las exportaciones posteriores a ese lapso siguen siendo altamente negativas.
Continuar



Qué pronto nos hemos acostumbrado los mexicanos a que el presidente de la República pronuncie el nombre de Dios en vano. Digo en vano, porque resulta inútil cada vez que lo hace. ¿Qué no era ilegal, además? Como predicador al menos, nadie lo toma en serio, ni siquiera sus creyentes, que los tiene, sobre todo en el PAN.
Continuar


Síntoma de locura o de cordura, detesto las etiquetas, tanto las que marcan la ropa o cualquier otro objeto de consumo, como las que estereotipan a la gente, su lenguaje, su estado y sus actitudes.
Continuar


Ricardo Raphael

Mi voto por el PRD

El próximo domingo voy a acudir a las urnas. El enfado que traigo con la política de mi país no me lleva tan lejos como para dudarlo. Tengo asumido que, a diferencia de otros tiempos, hoy mi voluntad influye en la conformación de los poderes públicos.
No peco, sin embargo, de ingenuidad. Sé que mi voto no obrará en dirección precisa de mis preferencias, ni dará por resultado una configuración tan plural y democrática como quisieran mis convicciones. Con todo, iré a sufragar.
Una vez tomada esa decisión, se abre frente a mí la abismal pregunta. Como ocurre con la gran mayoría de los mexicanos, no me satisface ninguna de las opciones. De ahí que por un momento me haya dejado atraer por la propuesta de anular mi voto.
Estoy convencido de que es un acto tan democrático como elegir entre partidos. No obstante, recientemente han germinado en mí cuatro argumentos que me alejaron del círculo anulista:
1. Es una sobresimplificación afirmar que todos los partidos en México son iguales. Basta un poco de rigor analítico para concluir que, durante la legislatura que está a punto de terminar, las fuerzas representadas en la Cámara Baja se comportaron de manera desigual.
De los procesos de negociación para la reforma electoral, la fiscal o la energética surge la evidencia para valorar que las posiciones de salida y las preocupaciones de cada partido no fueron nunca las mismas. Llegaron a conclusiones comunes, pero tal cosa sucedió después de haber atravesado controversias que por momentos parecieron insalvables.
2. Advierten los anulistas que todos los partidos están sometidos a las mismas fuerzas impuestas al Estado mexicano por los poderes fácticos. Si bien es cierto que nuestros representantes populares son fácilmente manipulables por actores vinculados, por ejemplo, a la industria de las telecomunicaciones, a los grandes agentes corporativos y sindicales y, en general, a las energías oligopólicas y concentradoras de nuestra economía, también lo es que tales intereses no se expresan de manera idéntica dentro de las varias fuerzas políticas.
La gran mayoría de los poderes fácticos se encuentran vinculados con el Partido Acción Nacional y con el Partido Revolucionario Institucional. El Partido de la Revolución Democrática tiene otros defectos y vicios pero no juegan en él ni los intereses de las televisoras, ni los relacionados con Carlos Slim, ni los de Elba Esther Gordillo, o los del sindicato de Pemex.
Puede decirse, en contraste, que el PRD está capturado por tribus detestables y autoritarias, por Bejarano y su parentela, por clientelas urbanas viles y corruptas. No obstante, la razón y la inteligencia merecen comparaciones sensatas. La distancia entre las huestes que alimentan al PRD y los poderes reales que nutren a los otros dos partidos se parece a la existente entre nuestro planeta y los aros de Saturno. Las primeras son eso, tribus. Los segundos son verdaderos imperios.
3. Quienes encabezan la propuesta del voto nulo tienen en mejor estima a la clase política mexicana que yo. Están convencidos de que un margen alto de anulistas (10%) llevará a que los representantes populares tomen finalmente conciencia de su descrédito y se decidan, después de los comicios, a reformar el sistema de representación. Desde mi punto de vista, ni 10%, 20% o 30% de los votos nulos lograrían mover a nuestros políticos del Olimpo donde ellos mismos se han colocado.
4. El último y más definitivo de los argumentos para no anular mi voto me lo ofreció esta semana el senador Manlio Fabio Beltrones en un artículo suyo publicado por el periódico Reforma. Ahí propuso este líder senatorial una iniciativa para disminuir en 100 escaños la representación proporcional de la Cámara de Diputados.
Se trata de una propuesta que ya antes hubiera defendido el PAN. Ambos partidos se han dado cita para cerrar la representación política en el país con el objeto de edificar, fatalmente, un sistema bipartidista. Sin representación proporcional, tanto PRD como el resto de los partidos menores desaparecerían vertiginosamente.
Son muchas las razones por las que el PRD no se merecería recibir mi voto en estos comicios: el desaseo institucional interno, la deslealtad democrática de AMLO, la pésima estrategia de campaña, la corrupción y el clientelismo, la falta de transparencia y la opacidad.
Sin embargo, no estoy dispuesto a contribuir con mi sufragio a una mayor concentración del poder alrededor de dos grandes coaliciones conservadoras, y sus muy cuestionables aliados. Prefiero ver a la izquierda electoral haciendo contrapeso, que participar en su desaparición anulando mi sufragio. Por esta razón, el próximo 5 de julio emitiré mi voto para diputados federales a favor del PRD.
Analista político


Lydia Cacho

Plan B

¿Tu banco es corrupto?
Pocas veces se nos ocurre preguntar qué hacen los bancos con nuestro dinero. El desplome global de la banca no solamente hizo temblar a los más ricos; millones de personas quedaron atrapadas en los rescates bancarios; justo a raíz de estos sucesos se dio un debate a nivel global sobre la necesidad de mayor transparencia en el manejo de las instituciones financieras privadas. Después de todo no subsistirían sin clientela.
Lo que nadie, o casi nadie nos dice, es que los bancos en que tenemos nuestros ahorros, nóminas, hipotecas o inversiones, por pequeñas que éstas sean, están utilizando el dinero para comprar armas prohibidas como las fabricadas por Textron, compañía implicada en la producción de municiones de racimo (proscritas por la ONU) y de minas antipersonales que fomentan guerras y pueden acabar en manos de narcotraficantes y sicarios. También invierten en equipo de armamentismo nuclear.
Nuestros bancos transnacionales en México dan préstamos a empresas que violan los derechos humanos, y coinvierten en aquellas que se dedican a la destrucción del medio ambiente, como la minera Freeport. Varios colaboran financieramente, con pleno conocimiento de causa, en el incremento del calentamiento global, en el armamentismo y en empresas que niegan el derecho obrero a la sindicalización, como Wal-Mart. Lo mejor es que, en este caso, sí podemos hacer algo al respecto.
Revise la publicidad del banco. ¿Se promueve como empresa socialmente responsable? Pues ahora puede saber si en realidad lo es. Siga leyendo si su cuenta está en BBVA, Santander, Societé General, Deutsche Bank, Citigroup, ING, HSBC o Barclays, entre otros. No importa cuánto dinero tenga usted invertido, ya puede saber en qué países y en qué causas circula.
Un grupo de organizaciones civiles, como Bank Track, promueven la transformación de la banca mundial. Para ello han documentado impecablemente el historial de estas empresas. Entregan una herramienta a los ciudadanos para enviar cartas a las instituciones financieras solicitando transparencia y exigiendo que eviten financiar proyectos cuestionables. La página es www.lossecretosdelosbancos.org; en ella encontrará un perfil de su banco, con los instrumentos adecuados para defender su dinero, y para que la empresa se vea forzada a revisar su código de ética respecto a cómo y en qué invierte el dinero de sus clientes.
En España ha sido tan exitosa esta joven cruzada que ya ha generado propuestas de miles de personas, quienes decidieron darles una oportunidad a sus bancos, pero de no cumplir, prometen que miles de usuarios retirarán sus cuentas el mismo día.
Esta campaña no sólo es novedosa, sino trascendental, porque de manera similar a la del voto nulo en México, alienta la participación social para exigir transparencia con acciones directas. Al mismo tiempo reivindica la posibilidad de ejercer nuestro derecho a erradicar la corrupción de las instituciones.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario