7/03/2009
Periodistas pal café......
Julio Hernández López: Astillero
Nada cambiará para bien después de los comicios dominicales. El andamiaje institucional derruido mantendrá todavía al aire, por un tiempo, la imagen virtual de la bonanza democrática a base de espots y de la presunta esperanza popular en cambios por esa vía electoral maltrecha. Pero el ritual de los votos y los candidatos ha llegado a su fin, al menos en la versión que hasta ahora hemos conocido.
Sólo en términos de un cinismo autoritario extremo podría darse continuidad a esta farsa pestilente en 2012 (¡ah, el 2012, cuán lejos queda, cuántas cosas habrán de pasar de aquí a ese entonces que puede ser tan confuso y peligroso!). Un impensable asomo de inteligencia política debería llevar a los responsables del presente derrumbe a idear formas de nuevo engaño que mantuvieran al embravecido toro social sujeto el embrujo de los muletazos y los capotazos oficialistas. Es decir, una reforma política de avanzada, que incluyera amnistía a presos políticos como los de Atenco, apertura a la participación de candidatos sin partido, reducción de los montos de financiamiento a los partidos, consolidación de los candados a la contratación directa de propaganda con las televisoras, y rediseño de los órganos autónomos que organizan, regulan y juzgan el proceso electoral (el IFE, el comúnmente llamado Trife y la fiscalía para delitos del ramo).
Pero el actual aparato de poder no tiene entre sus prendas la inteligencia política ni la audacia arquitectónica. Los poderosos están más bien preocupados en alzarse con lo más que les sea posible antes de que llegue una catástrofe que huelen, negados a la consideración de que pueden trazarse planes de rescate a mediano plazo, metidos en la apropiación de lo inmediato, atemorizados por las centenarias coincidencias de los ánimos sociales desbordados, atenidos al mantra de la manipulada programación noticiosa televisiva (claro que harán una reforma electoral, pero regresiva, para restituir el fuero de la facturación propagandística a la teledictadura y para cerrar el paso a opciones que incomoden al votofundismo pripánico).
En las circunstancias antes descritas, el voto es lo de menos. Ni siquiera hay una franja amplia de candidatos de izquierda no cooptada por los cuales se pudiera sufragar con expectativas favorables fundadas. Un puñado de personajes aceptables hacen que no siempre se pueda medir en su graduación negativa el conjunto de las propuestas que en un malabarismo difícil de entender y apoyar forman el perredismo no formalmente chuchista y el PT y Convergencia. Entonces, ¿votar o no votar? Ésa es la bronca. Lo primero que ha de decirse aquí es que el famoso voto nulo no va a servir de nada. Si el voto efectivo no pudo hacerse valer en 2006 en medio de una magna movilización social, mucho menos habrá de suceder algo importante por la simple inercia de un sufragio de protesta desorganizada y, lo peor, utilizable por los mismos destinatarios de esas presuntas quejas o convertible en mercancía de moda por parte de quienes ya sueñan con masivos frentes o partidos del voto nulo que les abran las puertas de las prerrogativas y los recursos del erario.
¿Votar por los partidos, más allá de los candidatos? Grave error sería. Ninguno de los actuales partidos mantiene congruencia mínima con sus postulados. ¿Votar, entonces, por los candidatos, más allá de los partidos? A fe de este tecleador escéptico ésa sería una posibilidad medianamente aceptable, a sabiendas de que las cartas están echadas para que el último trienio de Calderón sea dominado por el PanPristein y que lo más importante no será votar, sino mantener un espíritu activo de lucha, sin caer en el espejismo electoral, pero tampoco permitiendo que el ejercicio cívico básico sea escamoteado por abstención por quienes saben que en la abstención y el desánimo tienen inmejorables aliados para avanzar en la imposición de estados de excepción. Muy bien, pero, ¿y si no hay un candidato más o menos aceptable, si la oferta de aspirantes es absolutamente rechazable? Sólo entonces, como último recurso, a sabiendas de todo lo que significa el voto nulo, de la manipulación anunciada y de la intrascendencia de las sumas que se acumulen, podría optarse por usar la papeleta electoral como vehículo de inconformidad. ¡Uf: cuántos enredos para hacer como que de verdad vamos a elegir!
Astillas
El uso electoral de la tragedia de Hermosillo ha quedado de manifiesto. El calderonismo hace como que va a encarcelar a los portadores de apellidos protegidos (entre ellos, la prima Gómez del Campo), pero los beneficiados por las subrogaciones entre cuates ya están fuera del país y, en dado caso de que fueran detenidos, podrán salir bajo fianza con rapidez. Por otra parte, el director del Seguro Social, miembro del círculo íntimo del felipismo, habrá de concurrir ante congresistas para hablar de la desgracia de la guardería, hasta muchos días después de las elecciones. En Sonora, el enojo popular está siendo inducido hacia el voto de castigo al PRI y la elección del cambio con el PAN... Cuartelazo dado, ni Obama lo quita, sería la tesis con la que se están moviendo los intereses de la elite gringa en el caso hondureño. Una de dos: o Barack está jugando con un doble discurso (lo que no tendría nada de extraño) o los diseñadores de las operaciones de intervencionismo (la CIA, la FBI, el Pentágono) se mueven sin tomar en cuenta al presidente decorativo. Lo cierto es que, conforme pasa el tiempo, el golpe hondureño se consolida... Y, mientras este domingo llega a su desenlace el denodado esfuerzo felipista por entregar el negocio llamado Campeche a la familia Mouriño como una especie de pago de marcha por Juan Camilo, ¡feliz fin de semana, conmemorando que el miércoles pasado se cumplieron cien años del nacimiento de Juan Carlos Onetti, el gran literato uruguayo de una de cuyas más conocidas obras tomó título esta columna abismal!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Enrique Galván Ochoa: Dinero
En opinión de penalistas de experiencia, la defensa que el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, está llevando a cabo de los intereses de la familia de la señora Margarita Zavala Gómez del Campo, es bastante precaria. Primero, cometió el lamentable error de declarar –sin que nadie se lo pidiera– que los principales sospechosos no pisarían la cárcel, y levantó una ola nacional de indignación. En el manejo del expediente –opinan los penalistas– lo que debió haber hecho fue consignar por homicidio intencional a la prima Marcia y coacusados. El juez probablemente habría reclasificado el delito como imprudencial. Sería difícil probar que intencionalmente causaron el incendio y la muerte de los 48 bebés. Pero la falta de escrúpulos y el servilismo llevaron a Medina Mora a posponer casi un mes la consignación y cuando lo hizo la hizo mal, consignó por homicidio imprudencial. Los padres y madres de familia, como coayuvantes del Ministerio Público, a lo largo del proceso penal podrían aportar elementos para que el juez haga una revaluación en sentido inverso, y la prima y copropietarios irían a prisión. En el camino, el fiscal convertido en defensor prendió cuatro incendios que será difícil apagar: a) La Comisión Permanente del Congreso solicitó a la Suprema Corte que haga uso de sus facultades de investigación, ya que se trata de una violación a las garantías individuales de las víctimas, difícilmente podrá negarse, b) el caso está buscando un camino hacia los escenarios internacionales, c) los ciudadanos de Sonora, cuya primera reacción fue adversa al gobernador Bours, en los últimos días se han volteado contra el gobierno del centro y anticipan que una mayoría votará contra el PAN, y d) agregó la rabia de la impotencia al dolor de los deudos por el sórdido manejo judicial del multihomicidio. Mañana sábado, a las 10 horas, se reunirán frente al edificio del IMSS de Paseo de la Reforma, en la capital, a manifestar su protesta. El fuego seguirá encendido más allá de que concluya el sexenio de Felipe Calderón. No se apagarán las brasas de la guardería mientras el crimen siga impune.
Ya circula supuesta lista
Para enredar más las cosas al inexperto gobierno, comenzó a circular en Internet la versión de que existe una lista que supuestamente elaboraron algunos ex funcionarios del IMSS, y que revela los nombres que ha mantenido ocultos Daniel Karam. Como se suponía, figuran muchos picudos. Por ejemplo, se menciona a una hija del ex gobernador panista de Baja California Eugenio Elorduy, como parte interesada de cuatro guarderías en Mexicali. Será necesario cotejarla con la que algún día dé a conocer Karam.
Julio Boltvinik: Economía Moral
En el capitalismo, la política tiende, como la vida toda, a mercantilizarse. De ciudadanos se nos quiere transformar en consumidores políticos: reducirnos, políticamente, al acto de elegir, de manifestar nuestras preferencias, entre los candidatos del oligopolio de partidos políticos, al igual que lo hacemos entre las marcas del oligopolio de refrescos o de detergentes, convirtiendo así el acto electoral (símbolo de la democracia liberal) en algo light. Los espots que venden las mercancías-candidatos son similares a los que venden mercancías comunes. Al igual que en la teoría económica dominante se supone (y se hace todo lo posible para que así sea) que todos somos seres egoístas guiados sólo por el interés propio. El ser genérico, que expresa los rasgos universales de la especie humana, motivado por el interés colectivo, desaparecería. Pero no lo logran del todo. Muchas personas se convierten en seres genéricos, desarrollan necesidades políticas las que, como toda necesidad, se identifican porque su insatisfacción se traduce en daño humano. Sufren por el estado de la cuestión política y social del país y del planeta, aunque dichas realidades no afecten sus intereses personales. Son los auténticos ciudadanos. La gran movilización ciudadana de 2006, encabezada por López Obrador, transformó a millones de consumidores políticos en verdaderos ciudadanos y ciudadanas que sufrimos enormemente con el fraude electoral, una forma institucionalizada de golpe de Estado, perpetrado por el IFE y el TEPJF (tribunal electoral), instituciones creadas por esperanzadas reformas político-electorales para la transición a la democracia. La paradoja de las elecciones de este 5 de julio es que la población que potencialmente votará, ciudadanamente más madura y herida por el crimen del fraude electoral, lo hará en el contexto de una degradación creciente del aparato gubernamental federal (y del de la mayoría de los estados), de los partidos políticos y del IFE y el TEPJF.
La degradación política del país se expresa en tres decisiones consecutivas del TEPJF contra la izquierda independiente, que muestran que no es un árbitro neutro, sino militante contra dicha izquierda: 1) Designó a Calderón presidente en 2006 a pesar de que, según lo demostró José Antonio Crespo en su libro Hablan las actas, no hay evidencias de que haya ganado la elección. 2) Designó presidente del PRD a Jesús Ortega quien tuvo más votos que Alejandro Encinas sólo si se cuentan, como lo hizo dicho tribunal, los supuestos votos obtenidos en casillas que nunca se instalaron. 3) Otorgó la candidatura del PRD en Iztapalapa, ganada por Clara Brugada, a la esposa de René Arce (Silvia Oliva), primer delegado ahí electo, quien la heredó primero a su hermano Víctor Hugo Círigo, todos ellos de Nueva Izquierda (tribu mejor conocida como los chuchos). Para hacerlo, anuló casillas con un criterio (que haya habido uno o más personas en las mesas receptoras de votos que no fuesen militantes del PRD) que se había negado a aceptar en la demanda de Encinas contra Ortega. Vivimos en un país ‘gobernado’ por un presidente impuesto por la conjugación fraudulenta del IFE y el TEPJF, en el cual el principal partido de izquierda es encabezado por una persona impuesta por el TEPJF, y que tiene como candidata del PRD en la delegación más poblada del DF, a una persona designada también por el tribunal electoral. En pocas palabras, el TEPJF ha reemplazado a la ciudadanía que se atreve a votar por la izquierda independiente (y que no avala sus fraudes).
Carlos Fernández-Vega: México SA
Cuatro noticias: la buena, que el juez décimo de distrito en Sonora negó el amparo de la justicia a un cuarteto de dueños de la guardería ABC de Hermosillo. La mala, que la reciente promesa (caiga quien caiga) del inquilino de Los Pinos no incluye (obvio es) a sus funcionarios involucrados, como Juan Molinar Horcasitas. La peor, que en medio del peloteo político-electoral Daniel Karam, no sin el consentimiento de Felipe Calderón, se pasa por el arco del triunfo la Ley de Transparencia y Acceso a la Información y bajo mil candados mantiene el inventario de beneficiarios con la subrogación de guarderías; y la aberrante, que el oportunista tope donde tope del salvador de la humanidad garantiza la libertad bajo fianza a los inculpados (no obstante el homicidio de 48 niños y las heridas causadas a otros 40), quienes tardarán más en firmar el cheque correspondiente que en abandonar las instalaciones del Ministerio Público, si es que algún día los cita la autoridad.
Si el control de daños del burro y autoritario de Bours fue pésimo, por no decir inexistente, el de Calderón resulta verdaderamente desastroso y ruin, como si el homicidio de 48 niños no fuera razón más que suficiente para actuar de inmediato. Entre otras gracias, ha protegido y privilegiado a su círculo íntimo, ocultado información, retrasado las investigaciones para que los resultados no le complicaran (aún más) el asunto electoral, convirtió las averiguaciones en un pleito de cantina (con el abogado corporativo que despacha en Gobernación como cabeza de pandilla), dio tiempo más que suficiente para que los inculpados cercanos a la first lady tomaran el avión hacia lugares más seguros y dispuso la fabricación de chivos expiatorios para desviar la atención. Y a casi un mes de la tragedia en Hermosillo, nada.
El verdadero caiga quien caiga, más el tope donde tope, quedó perfectamente armado desde el pasado 10 de junio: “las investigaciones sobre el incendio ocurrido en la nave industrial que albergaba dos bodegas de la Secretaría de Finanzas del estado de Sonora y la guardería ABC, revelan que se trató de un hecho ‘no intencional’ generado por el sobrecalentamiento de un aparato de enfriamiento de aire. No obstante, podrían configurarse delitos como lesiones y homicidio culposos, daño en propiedad ajena, ejercicio indebido del servicio público y uso indebido de facultades. (Pero de cualquier forma) en caso de que alguna persona resultara responsable de esos ilícitos, podría alcanzar libertad bajo fianza porque no están tipificados como graves”, según precisión del procurador General de la República, Eduardo Medina Mora.
Afganistán: ocupación insostenible
Ayer, en Afganistán, un comando insurgente reivindicó la captura de un efectivo militar estadunidense junto con sus tres guardias afganos en Yusuf Jail, distrito de la provincia de Paktika, cuya desaparición había sido denunciada el pasado 30 de junio; se trata del primer marine capturado por combatientes islámicos en territorio afgano en más de dos años.
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El Correo Ilustrado
Las Honduras del dilema
Difícilmente puede haber un golpe de Estado en alguna parte del mundo donde no esté involucrado por acción u omisión Estados Unidos.
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Elena Poniatowska: Nada más preciado que la credencial de elector ¿Qué pasaría si el domingo 5 de julio la ciudad de México amaneciera vacía, si nadie saliera de su casa y nadie votara porque todos nos hemos convertido en un inmenso NO? ¿Qué pasaría si la ciudad se viera desierta? ¿Qué pasaría si de todas las bocas saliera el grito: Ya nos cansamos? Visualizo una explanada libre de la contaminación visual de las mantas y las siglas, las pancartas en cada poste con mensajes improbables, las hienas que sonríen, las consignas, las transas, el lodo de las promesas.
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Abraham Nuncio: Votación económica
Ahorro y trabajo fue el lema de los industriales de Monterrey durante los años dorados (1940-1970). Con el tiempo el ahorro y el trabajo se fueron polarizando: los ricos ahorraban cada vez más y los de menores ingresos desahorraban y trabajaban más horas para ganar lo mismo o menos. Pero en la pasada campaña electoral, el espíritu del ahorro se apoderó de los competidores, aun en medio del derroche que se permitieron el PAN y el PRI, pero también el Panal y el PVEM.
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Raúl Zibechi: La irresistible decadencia del progresismo
El progresismo, corriente política gubernamental que ha dado continuidad al modelo neoliberal enarbolando un discurso similar al de las izquierdas, está acelerando su declive. El resultado de las elecciones parlamentarias argentinas del pasado domingo, que registraron un retroceso del kirchnerismo, puede representar el comienzo de la cuenta atrás de una corriente diferenciada de los procesos de Bolivia y Venezuela, que buscan implementar cambios en una dirección opuesta al neoliberalismo.
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Luis Javier Garrido: El enjuego
El gobierno de facto sabe que tiene el repudio de la mayor parte de la población y por ello ha proseguido en vísperas de las elecciones con una vasta campaña de desinformación y propaganda, que ya poco puede redituarle, y no avizora para el 5 de julio más que negociar con el PRI la cesión de alguna gubernatura y lanzar los operativos fraudulentos que tiene preparados para tratar de revertir resultados y hacer menos evidente la derrota estrepitosa de Calderón.
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Gabriela Rodríguez: Drogas, ateísmo y elecciones
Soy una fanática de Cioran, sus aforismos podrían haberse escrito en el México del siglo XXI. Cuanto más se detesta a los hombres, más maduro se está para Dios, para un diálogo con nadie (E.M. Cioran, Ese maldito Yo, Tusquets, 1987); idea profunda que me remite a la reciente confirmación de Felipe I: los jóvenes tienen pocos asideros trascendentes, [los que ...] tienen poco que creer; que no creen en la familia, que no tuvieron; que no creen en la economía o en la escuela; que no creen en Dios, porque no lo conocen. Estos jóvenes que no creen en la sociedad ni en quien los representa son el cultivo para las adicciones.
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Asa Cristina Laurell: Subrogación de la responsabilidad social del Estado
La tragedia de la guardería ABC en Hermosillo ha sacado a la luz pública el tema de la subrogación de ese tipo de centros, que no se restringe a éstos, sino que abarca todos los servicios sociales y se inscribe en un proceso general de privatización. Su lógica es abatir costos, generar ganancias e impulsar que las instituciones se deshagan de la prestación de servicios. La subrogación es compra-venta de servicios.
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José Cueli: Asociación libre
Einstein tenía razón al afirmar que la cosa más incomprensible de este mundo es el hecho de que éste sea tan poco comprensible. Por esa misma razón, el sujeto se sitúa como algo que se abre a aquello que lo supera; suspendido en una realidad con la que mantiene relaciones complejas. Todo se cristaliza en el enigma del pasado y no hay más futuro que la muerte, siendo el presente un abismo suspendido entre dos mundos.
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Horizonte político
José A. Crespo
Golpismo y presidencialismo
Lo ocurrido en Honduras es un nuevo aviso de lo frágiles que están las democracias latinoamericanas, pero probablemente también es una prueba más del mal diseño institucional con que hemos querido incorporarnos a la dinámica democrática. El de Roberto Micheletti no es un golpe de Estado tradicional. Es menos la movilización ilegal de un sector social contra una ideología que repudia, como en Brasil en 1964 o en Chile y Uruguay en 1973, y más la dificultad institucional del rígido régimen presidencial para resolver conflictos entre poderes estatales. No fueron aquí sólo las fuerzas armadas quienes removieron al presidente Juan Manuel Zelaya, diluyendo todos los poderes estatales, como es típico de un golpe de Estado militar. Fue una destitución presidencial (probablemente ilegal) respaldada y legitimada por el Poder Judicial y el Legislativo, lo que complica la comprensión política de este fenómeno. Se parece más a la deposición de Abdalá Bucaram en Ecuador en 1997 que al derrocamiento de Salvador Allende en Chile en 1973. El Loco Bucaram, como le llamaban, había descuidado sus responsabilidades presidenciales: era un hombre excéntrico e irresponsable que, con todo, había sido electo democráticamente. El Congreso no sabía cómo destituirlo, pues no tiene facultades para hacerlo, salvo que lo declarase afectado en sus facultades mentales, cosa que aprobó sin un dictamen profesional en la mano y sin la mayoría calificada que exigía la Constitución.
De regreso a Honduras, Zelaya buscaba reelegirse cambiando la Constitución, como muchos otros han hecho en esa zona. Forma parte de la “alianza bolivariana”, cuyos líderes buscan perpetuarse en el poder por las buenas, las malas o como sea. La pretensión reeleccionista no es ilegítima en sí misma, pero, para lograrla, Zelaya pretendía pasar por alto la Constitución, lo que generó un rechazo tajante del Poder Judicial y del Congreso mismo (incluido el Partido Liberal del presidente Zelaya). Dicen los defensores del interino, Roberto Micheletti, que Zelaya dictaminaría por decreto una Asamblea Constituyente, algo prohibido por la Constitución. Lo que se reclama a quienes removieron a Zelaya es no haberlo hecho conforme a las leyes, pues el procedimiento se asemeja más a un golpe de Estado que a un impeachment legal (como el que removió a Richard Nixon de la presidencia).
En todo caso, de lo que no hay duda es de que, ante un conflicto entre poderes, y si ninguno de ellos cede frente al otro, se crea una situación en la cual la tentación de alguno para deponer al otro es enorme, incluso por una vía no institucional. Fue el caso de Bucaram, como decíamos, o el de Aberto Fujimori, pero en sentido contrario: él disolvió al Congreso sin tener facultades para ello y convocó a comicios extraordinarios, para elegir legisladores a modo. Con semejantes “soluciones” a este tipo de conflictos, se pone en riesgo la estabilidad política y la legitimidad del sistema político. Y es que, además, la balanza a favor de uno u otro de los poderes suele inclinarla el Ejército, un actor que no debiera tener tal capacidad de decisión, pues el gobierno así surgido dependerá enormemente de las fuerzas armadas, más que de la ciudadanía.
Si en Honduras hubiera un sistema parlamentario en lugar de presidencialista, el Congreso hubiera emitido un voto de censura ante las desmesuras del jefe de gobierno (aunque, para empezar, en los parlamentarismos no suele haber límites a la reelección, que es decidida internamente por el partido al que pertenece el jefe de gobierno o bien por el electorado a través de las urnas, según el caso). Si Zelaya hubiera considerado que la censura parlamentaria era injusta y que su causa estaba respaldada por la mayoría ciudadana, entonces hubiera respondido disolviendo al Congreso (algo para lo cual está facultado un primer ministro en el parlamentarismo). Y, en ese caso, hubiera sido la ciudadanía, no el Ejército, quien inclinara la balanza a favor del jefe de gobierno o del Congreso que lo ha censurado. Así ocurrió con Junichiro Koizumi, ex premier japonés, al intentar en 2005 una importante reforma que afectaba los intereses de su partido, pero beneficiaba a la ciudadanía. Recibió censura parlamentaria, por lo que disolvió la Dieta y llamó a elecciones extraordinarias en tres meses, en las que los electores respaldaron a Koizumi y reconfiguraron la Dieta con diputados favorables al proyecto del primer ministro. Todo legal, todo institucional, todo legítimo, y sin peligros de inestabilidad o confrontación social. El parlamentarismo tiene un diseño más racional y menos riesgoso que el presidencialismo (al menos fuera de Estados Unidos). No es la panacea, pero permite dirimir los conflictos entre poderes sin costos de legitimidad y con poquísimas probabilidades de inestabilidad.
En Managua, muchos presidentes latinoamericanos defendieron la continuidad del gobierno de Zelaya ante al despojo del que fue víctima. Es algo positivo, en principio. Pero no deja de ser paradójico, y muy típico de Latinoamérica, oír que algunos de los defensores de la democracia hondureña fueron también golpistas, otros derrocaron gobiernos a través de movilizaciones extrainstitucionales, y otros más llegaron mediante comicios sumamente opacos y cuestionados.
Jefes de Estado más preocupados por la democracia en Honduras que por la de su respectivo país. Es que lo bananero no se nos puede quitar de un día para otro (ni, por lo visto, de un siglo a otro).
Muestrario. No debe extrañar que Felipe Calderón haya diagnosticado que Michael Jackson murió por sobredosis de drogas: tiene experiencia como forense, por ejemplo, cuando determinó que la anciana de Zongolica murió de una gastritis mal cuidada, diagnóstico al que se plegaron todo el aparato nacional y el veracruzano.
Si en Honduras hubiera un sistema parlamentario en vez de presidencialista, el Congreso habría emitido un voto de censura ante las desmesuras del jefe de gobierno.
Porfirio Muñoz LedoHonduras e Iztapalapa03 de julio de 2009
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Surgió en el cierre de campaña la comparación entre el significado del golpe en Honduras y el que pretende consumarse en Iztapalapa. Aunque la escala sea distinta, el símil vale si se miran los procedimientos e intenciones últimas de ambas violaciones al estado de derecho.
Los provocan oligarquías atrincheradas en feudos, expertas en prebendas y manipulación de la gente. También, de mamparas judiciales que esconden el rechazo a la soberanía popular y hasta el intento de una solución negociada por el encuentro de un tercero en discordia.
Se pensaba que el respeto al voto en América Latina permitiría nivelar el terreno de la lucha social a través de instituciones democráticas. El avance y radicalización de la izquierda determinaron el inicio de un movimiento de contención complotista y fraudulento. Lo vimos en México a partir del desafuero, en la intentona separatista de Bolivia y ahora en Honduras.
Todo empieza con la “conversión ideológica” de Manuel Zelaya —empresario e hijo de terratenientes—: su discurso social, su ingreso al ALBA y su iniciativa de una nueva Constitución. Esos corrimientos amortiguaron los conflictos del presidente con el movimiento popular y las organizaciones sindicales, pero detonaron las artillerías del bloque económico dominante, aliado a una clase política resentida.
El dilema que derramó el vaso lo conocemos bien: ¿cómo emprender una reforma profunda de la Constitución, casi imposible según los procedimientos que ésta prevé? Otros países han respondido con un plebiscito que desata la convocatoria a una asamblea constituyente. Zelaya apenas intentaba una consulta, no obligatoria ni vinculante, pero fue derrocado.
La condena de la comunidad internacional pareciera reflejar un cambio de época. Lejanos están los días en que batallábamos, a contracorriente de la política estadounidense, por el repudio a las dictaduras militares. No recordamos que la ONU haya demandado en casos semejantes “la inmediata e incondicional restauración del gobierno legítimo”, ni que la OEA haya actuado con tanta diligencia.
Voces de la derecha han censurado la posición —clara esta vez— del gobierno mexicano. En ella ha contado la tradición de la Cancillería y que la presidencia del Grupo de Río nos colocaba en situación comprometida. Igualmente, la carga de conciencia de Calderón y el remojo de sus propias barbas, que lo obligaban a definirse ante el mundo al lado de la democracia.
Más significativa es la declaración de la Casa Blanca contra ese “acto ilegal” y su acción diplomática armonizada con los gobiernos latinoamericanos. Coincide con el nombramiento como subsecretario de Estado de Arturo Valenzuela, defensor de la legalidad, demócrata de cepa y colaborador de este diario.
En nuestras andanzas académicas hemos bregado por el rediseño institucional de los estados como condición de transiciones exitosas. De eso se trata hoy y de algo más: abrirnos a la innovación democrática, para que la correlación de fuerzas favorezca los cambios económicos que nos darían gobernabilidad duradera.
Requerimos cerrar el paso al predominio oligárquico en las decisiones políticas mediante un Estado fortalecido, eficiente y societario. Lo acontecido en Honduras no sólo acusa la debilidad de la autoridad civil ante el Ejército, sino la urgencia de redefinir sus atribuciones y someterlas al imperio de los derechos humanos.
Involucra asignaturas esenciales como implantar la democracia directa y participativa, la regulación constitucional de los medios y la adopción de modelos políticos que propicien la rendición de cuentas, el acotamiento de la corrupción, la descentralización del poder y la revocación de los mandatos.
Esas son en México las tareas del nuevo Congreso. Si fallase, queda el recurso de la convocatoria a un Constituyente. Confío en que no tendríamos una suerte parecida a la de Zelaya.
Ex embajador de México ante la Unión Europea
Javier SolórzanoVitral03 de julio de 2009
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“Dan asco”
Julio César Márquez es uno de los 48 padres de familia que perdieron a su hijo en la guardería ABC en Hermosillo el 5 de junio. “Me había quedado de ver con mi mujer para ir a comer y luego pasar por Yeye a la guardería. Primero fui a un mandado y de repente me di cuenta de que se estaba quemando algo cerca de donde estaba. Me asusté un poco porque me pareció una zona cercana a la guardería. Me fui para allá y como ya no había manera de pasar me tuve que cruzar los camellones para poder acercarme. Mi mujer me había hablado asustada porque le habían dicho que algo estaba pasando. Cuando ya no pude avanzar dejé el coche donde pude y me fui corriendo a la guardería. Estaba lleno de gente. Lo primero que pude ver fue cómo un joven en una troca trataba de tirar la pared de la guardería.
“Cuando me di cuenta traté de entrar. No me dejaron, y me dijeron que los niños habían sido llevados a casa aledañas. No lo encontré. Me alcanzó mi mujer y nos fuimos para el hospital. Cerca de las 11 de la noche nos dijeron que habían muerto 24 niños y que pasáramos para ver si entre ellos estaba el nuestro. Luego luego lo reconocimos. Al día siguiente lo enterramos.
“Han sido semanas de shock. No sabemos ni qué hacer. Vimos al procurador y nos prometió que se iba a investigar a fondo. ¿Que qué pienso de los políticos y las peleas que se traen entre ellos? La verdad es que dan asco. No les importamos, lo único que les importa son ellos. Soy hombre de fe y creo que tenemos que ayudarnos y rezar para fortalecernos. No sabe cómo nos ha animado la gente y cómo se ha portado bien con nosotros. Pero se lo vuelvo a decir, los políticos dan asco”.
Roberto Zavala tiene 26 años y trabaja en la Ford. Perdió a su primer hijo al mes que nació. Santiago Jesús estaba en la guardería el 5 de junio.
“Cuando me di cuenta del humo y que estaba cerca de la guardería tomé mi auto y me acerqué. Escuché que decían que se estaba incendiando la guardería. No se podía pasar y crucé el camellón con el coche. Cuando ya no se podía avanzar dejé el coche y corrí a la guardería. Había muchos policías armados. Pensé que había sido una balacera. Cuando vi la guardería me di cuenta de lo que había pasado. Me metí como pude. Todo estaba quemado. Ya se habían llevado a los niños a las casas cercanas o a los hospitales. En la noche identificamos a Santiago Jesús en el forense. Se murió de asfixia. El gobierno no ha hecho nada. Todos dicen que desde 2005 tenían el permiso para la guardería. No sé si voy a votar. Le quitaron el color a mi vida, hoy todo es gris. Ya no me importa nada. Cuando veo a los políticos sólo te puedo decir que me causan vergüenza. ¿Cómo es posible que nos gobiernen estos tipos?”.
¡OUUUCH! Desde el lunes, ya sin campañas políticas, no les va a quedar de otra al médico forense y al del “catarrito” que aclarar que el problema de fondo no es sólo la inseguridad y el narco, es también la economía.
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