“Hay cinco países en el mundo donde ninguna mujer está representada
en el Parlamento”, se quejó ante cientos de mujeres delegadas reunidas
en la sede de la ONU en Nueva York. “Y hay ocho países en el mundo
donde ni una sola mujer integra el gabinete” ministerial, añadió.
"En
2014 hubo poco progreso en el porcentaje de mujeres en los parlamentos
nacionales…, y el promedio mundial creció solo 0,3 puntos, lo que
obliga a preguntarse si hemos alcanzado un techo de cristal”: Unión
Interparlamentaria.
Y entonces se ablandó y no nombró ni dejó en evidencia a los países en cuestión.
“No revelaría los nombres… aquí. Insto enérgicamente a los líderes
de esos países que cambien esta situación inaceptable”, declaró el
lunes 9 en la sesión inaugural del 59 período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, el principal órgano intergubernamental encargado de promover el empoderamiento de género.
Pero la Unión Interparlamentaria,
la organización internacional donde están representados los parlamentos
nacionales, no dudó en señalar a los 13 países por su nombre.
Los cinco países sin una sola mujer en sus parlamentos nacionales
son Estados Federados de Micronesia, Palaos, Qatar, Tonga y Vanuatu.
Y los ocho países sin mujeres en puestos ministeriales son Arabia
Saudita, Bosnia y Herzegovina, Brunei, Eslovaquia, Hungría, Pakistán,
Tonga y Vanuatu.
John Hyde, director del Foro Asiático de Legisladores sobre Población y Desarrollo
(AFPPD), dijo a IPS que la ONU y los parlamentos tienen que estar
dispuestos a rever sus errores para lograr la igualdad de oportunidades
y la paridad de género en el proceso político.
El Comité Permanente de Mujeres del AFPPD respaldó las medidas para
introducir cuotas obligatorias en los parlamentos como una intervención
comprobada de incremento inicial de la participación legislativa
femenina, indicó.
“En nuestra región de Asia y el Pacífico, debemos reconocer con
sinceridad que tenemos dos parlamentos, Tonga y Vanuatu, sin
legisladoras”, señaló Hyde.
Sin embargo, en Timor-Leste, uno de los países de menor desarrollo
de Asia-Pacífico, 38 por ciento de las bancas en el Parlamento están
ocupadas por mujeres, con la ayuda de una cuota obligatoria, añadió. El
porcentaje supera a países industrializados como Australia, Japón y
Nueva Zelanda.
En los últimos 20 años, países de todas las regiones avanzaron de
forma sustancial para alcanzar la meta de 30 por ciento en las bancas
legislativas fijada por la Conferencia de Mujeres de Beijing en 1995.
El promedio mundial de mujeres legisladoras prácticamente se
duplicó, al pasar de 11,3 por ciento en 1995 a 22,1 por ciento en 2015.
La Unión Interpalamentaria destaca que los mayores avances se están
realizando en las Américas. Los países con mayor progreso entre 1995 y
2015 fueron Andorra, Bolivia y Ruanda.
En 1995, ocho de los 10 países con mayor representación femenina
eran europeos y cinco de ellos nórdicos, lo que llevó a la UIP a crear
una categoría separada para esta subregión.
En 2015 hay un mayor equilibrio regional. Cuatro de los países con
mejores resultados se encuentran en África (Ruanda, Seychelles, Senegal
y Sudáfrica) y tres en América Latina (Bolivia, Cuba y Ecuador).
Solo Finlandia, Seychelles y Suecia estuvieron entre los 10 primero tanto en 1995 como en 2015.
No obstante, en “2014 hubo poco progreso en el porcentaje de mujeres
en los parlamentos nacionales…, y el promedio mundial creció solo 0,3
puntos, lo que obliga a preguntarse si hemos alcanzado un techo de
cristal”, añadió la organización.
La Unión Interparlamentaria informó que solo hay 19 mujeres jefas de
Estado o de gobierno entre sus 193 estados miembros, en Alemania,
Argentina, Bangladesh, Brasil, República Centroafricana, Chile, Corea
del Sur, Croacia, Dinamarca, Jamaica, Letonia, Liberia, Lituania,
Malta, Noruega, Perú, Polonia, Suiza y Trinidad y Tobago.
Yifat Susskind, directora ejecutiva de Madre,
una organización internacional de derechos humanos con sede en Estados
Unidos, dijo a IPS que es hora de ir más allá de los discursos bonitos.
“Hay que obligar a nuestros líderes políticos a responder las preguntas más difíciles”, subrayó.
De qué manera están abriendo el espacio político para que las
mujeres puedan aportar soluciones, cómo miden los avances para las
mujeres, y cómo implementan la legislación de género para que esta pase
del papel a la práctica, son algunas de esas interrogantes, según
Susskind.
Para responderlas, “no podemos encubrir las realidades difíciles”,
como hizo Ban “cuando se abstuvo de nombrar a los países deficientes en
la participación política de las mujeres. Para alcanzar la meta de
50:50 en 2030, como declaró el secretario general, necesitamos arrojar
luz sobre lo que funciona y lo que no, aprender esas lecciones con
rapidez y pasar a la acción”, argumentó.
Ban les dijo a las delegadas que las mujeres y las niñas empoderadas
son los mejores motores del crecimiento, la mejor esperanza para la
reconciliación y la mejor barrera contra la radicalización de la
juventud y la repetición de los ciclos de violencia.
“Hubo avances importantes desde la Conferencia de Beijing. Más niñas
alcanzaron un mayor acceso a la educación que antes. La mortalidad
materna se redujo a la mitad. Más mujeres lideran empresas, gobiernos y
organizaciones internacionales”, aseguró.
“Al mismo tiempo, el progreso sigue siendo inaceptablemente” lento
“y nuestros logros no son irreversibles”, advirtió el secretario
general de la ONU.
“Tenemos que construir sobre la base de Beijing y completar nuestro
trabajo. Yo reto a todas las personas interesadas a trabajar juntas
para lograr la igualdad de género durante el plazo establecido por la
nueva agenda de desarrollo. Nuestro objetivo debe ser 50:50 en 2030”,
instó Ban en referencia a la paridad entre hombres y mujeres.
Susskind dijo a IPS que el movimiento mundial de mujeres logró alterar los términos de la conversación.
“Ahora, los líderes del mundo están más dispuestos a reconocer que
la igualdad de género debe ser una prioridad. Algunos, como el
secretario general, están dispuestos a decir que las mujeres tienen
soluciones de valor”, añadió.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga
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