(apro).- La elección del
5 de junio pasará a la historia como la derrota del binomio Enrique
Peña Nieto-Manlio Fabio Beltrones.
Beltrones y Peña. Foto: Miguel Dimayuga
La baja aceptación ciudadana del presidente Peña, la peor para un
mandatario desde finales de 1994, provocó la pérdida por primera vez
para su partido en los estados de Veracruz, Tamaulipas, Durango y
Quintana Roo, repetir la derrota en Puebla y ceder nuevamente al PAN las
gubernaturas de Aguascalientes y Chihuahua.
Y
para Manlio Fabio Beltrones quien todavía ayer en la noche cantaba
victoria en nueve entidades, el fracaso es rotundo y la derrota priista
habría sido mayúscula si la izquierda no se hubiera dividido en Oaxaca y
Zacatecas y, la alianza PAN-PRD no se cayera en Puebla.
Aunado a los pésimos gobiernos del PRI, marcadamente en Veracruz,
Chihuahua, Tamaulipas y Quintana Roo, Beltrones encabezó la fallida
estrategia de la guerra sucia que alcanzó sus puntos más álgidos cuando
relacionó, apoyado en manipulación de imágenes, a los candidatos
opositores con el narcotráfico.
Por su importancia electoral, la derrota más significativa del PRI se
da en Veracruz donde su excorreligionario Miguel Ángel Yunes aventaja
con cuatro puntos a Héctor Yunes Landa, aunque las más holgadas se dan
en el convulso Tamaulipas donde pierde por más de 14 puntos, y en Puebla
y Quintana Roo donde queda abajo por más de 11 unidades.
En Chihuahua el fracaso también es significativo. El PAN le gana por más de nueve puntos porcentuales.
En ninguno de los estados las diversas encuestas apuntaron a la
estrepitosa derrota de Peña y Beltrones. En Tamaulipas vaticinaban
comicios peleados y nunca pronosticaron derrotas en Chihuahua, Durango y
Quintana Roo.
A las 9 horas de este lunes, Peña Nieto no felicitaba a ninguno de los candidatos ganadores.
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