Charros y mexicanos
1. Entre el líder
espurio ferrocarrilero Jesús Díaz de León –el posesionario del
“charrismo” como origen en 1948- y el líder magisterial Juan Díaz de la
Torre, vendido al gobierno de Peña en 2016, de entrada es una diferencia
casi 70 años. Pero si se compara en esencia, el charrismo o traición de
los intereses de los trabajadores, es el mismo. No es que antes no
existieran “charrismo” o traición trabajadores mexicanos. Nadie olvidará
la traición de 1915 de líderes de la Casa del Obrero Mundial al
venderse al gobierno de Obregón y Carranza; sin embargo fue Díaz de León
el que siendo charro de verdad, asistente a jaripeos, con el apodo de
Charro, el que hizo historia.
2. No me ha interesado conocer la
historia del profesor Díaz de la Torre. Desde que en febrero de 2013
asumió el máximo cargo del Sindicato (el SNTE) por imposición del
presidente Peña Nieto y no abogó por su madrastra Esther Gordillo que le
dio todo, pensé que no le quedaba de otra que ser un arrastrado del
presidente; obvio, igual comportamiento tuvieron los mil “charritos”
hijastros de la Gordillo. El presidente les dijo: “todos están a un paso
de la cárcel y si hablan sólo aplicamos la ley”. Cuando Díaz de la
Torre se atreve a abrir la boca criticando a la CNTE y a los maestros
críticos, es porque a través de ella sólo habla el gobierno.
3.
Recuerdo una larga entrevista que hice en 1977, publicada en la revista
Autogestión de noviembre, a Juan Ortega Arenas (Creador y coordinador de
Unidad Obrera Independiente que agrupaba a 87 sindicatos, entre ellos
de la Volkwagen, Aviación, Nissan, los de Ciudad Sahagún, Euskadi, que
asociaba a 80 mil obreros). Juan no estaba de acuerdo en que se les diga
Charros porque éstos pertenecían al “folcklor mexicano”; decía:
nosotros los definimos con exactitud (líderes traidores, gobiernistas o
patronales). Sin embargo, pasados 70 años nadie puede olvidar a los
charros mayores de la CTM, la CROC, la CROM; a Velázquez, Morones, Pérez
Ríos, Gordillo.
4. Quiero explicar la relación que hay en
nuestro país entre líder charro y el charro mexicano de las películas.
El charro es un símbolo del pueblo mexicano, junto a su caballo y las
canciones entonadas por grupos de mariachis. En las películas mexicanas
al oír las canciones de Pedro Infante, Jorge Negrete, Luis Aguilar y
muchos más, ha quedado claro cómo son los charros, su forma de vida, su
valentía y su conducta machista. El charro es un personaje que ama la
charrería que consiste en festividades en estados del centro de la
República donde hombres y mujeres, vestidos con pantalones estrechos y
faldas amplias, respectivamente, (con adornos muy bellos y con un
elegante sombrero de amplias alas adornadas) donde se canta con voz
fuerte, se laza artísticamente, se baila y se compite de diferentes
formas.
5. A Demetrio Vallejo, el más grande dirigente obrero de
la historia de México, cuando encabezó las grandes huelgas nacionales
en 1958/59, sus enemigos quisieron presentarlo como el “Charro Rojo” por
ser un radical antigobiernista. La realidad es que no puede haber
charro rojo porque en el sindicalismo, charro es un traidor y ser rojo
en política es ser honesto, es apoyar las luchas de los trabajadores y
nunca traicionarlos. El Charro traidor es siempre tricolor, azul y hoy
también amarillo. Tampoco puede haber charro negro porque es el color de
los anarquistas que combaten todos los aparatos de poder; que aunque
participen en todas las luchas ellos no aceptan cargos y continúan desde
abajo.
6. Por ello los líderes o dirigentes no pueden dar
vaivenes en su comportamiento al frente de las masas que representan.
Deben tener muy clara su posición en la lucha de clases para no dar
motivo a desconfianzas y a chismes que se extienden con mucha facilidad.
No hay término medio: o estás con los trabajadores o con los
empresarios; o estás con los explotados o con los explotadores. Otra
cosa sería que con el objetivo de hacer avanzar las luchas de los
oprimidos haya que adoptar estrategias o tácticas, pero éstas tienen que
ser muy consecuentes con los objetivos. Un líder charro se conoce y se
reconoce con sólo caminar y abrir la boca.
Blog del autor: http://pedroecheverriav. wordpress.com
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