Pedro Echeverría V.
1. Conozco uno a uno las participaciones de diputados y senadores en
el poder legislativo y puede demostrarse que en los últimos 50 años el
personaje más destacado como diputado polemista crítico –con mucha
ventaja sobre todos- ha sido Gerardo Fernández Noroña. Ha destrozado en
el congreso todos los argumentos de funcionarios de gobierno, de
partidos y de otros; los ha exhibido como ladrones, asesinos,
oportunistas y demás. Sin embargo me ha extrañado que repitiera varias
veces una frase que es tremendamente contradictoria con su ideología
liberadora: “Cada quien puede hacer con su dinero lo que quiera… a mí me
gusta comer bien en buen restaurant así como viajar en avión en primera
clase”. Un campesino me dijo: el sólo comer es un privilegio lo demás
es asunto de millonarios y de gente que quiere imitarlos.
2. No olvido que el filósofo Herbert Marcuse –para demostrar la
profunda dependencia ideológica de la población hacia las ideas de la
burguesía, escribió, «Si el trabajador y su jefe se divierten con el
mismo programa de televisión y visitan los mismos hoteles de veraneo; si
la taquígrafa se viste tan elegantemente como la hija de su jefe, si el
negro tiene un Cadillac, si todos leen el mismo periódico, entonces
esta asimilación indica no la desaparición de las clases, sino la medida
en que las necesidades y satisfacciones que sirven para la preservación
del «establecimiento» son compartidas por la población subyacente»
(Marcuse:1964, 30). Es muy claro que a pesar de decirnos de izquierda
buscando liberar a los trabajadores, no alcanzamos liberarnos de una
inmensidad de prejuicios ideológicos impuestos por las clases dominantes
a través de la historia.
3. Quizá por ello todo mundo quiere tener mucho dinero para tener
muchos gozos, privilegios y así vivir como los antiguos sátrapas.
¿Queremos vivir como nuevos ricos? Sin embargo también diría un 70 por
ciento de la población mundial: “Aunque comer es cultura, yo no vivo
para comer sino que como para vivir”. No se puede vivir sin comer, pero
muy por encima de escoger la comida y los restauran, están otros tipos
de desarrollos humanos. ¿Qué es darse una “buena vida” en un mundo
dividido en clases extremadamente desiguales? Una “buena vida” es un
problema ideológico creado por la clase dominante. Para ésta la “buena
vida” es ganar mucho dinero, tener mucho poder para dominar. Por el
contrario, para otros, la buena vida es servir, ser solidario y luchar
por la igualdad.
4. Se recuerda que el indígena presidente Benito Juárez, señaló que
hay que vivir en “la justa medianía” y que el Ché Guevara –siendo
funcionario del gobierno de Cuba- escribió que “el funcionario nunca
debe exagerar viviendo como rico o como pobre”. ¿Por qué entonces, me
pregunta un trabajador, a todo mundo se le caen las babas, se llenan de
envidia, queriendo imitar a los ricos, a los millonarios en su vida
holgazana y placentera? Pues parece que porque la ideología burguesa ha
penetrado hasta en lo más profundo de la pequeña burguesía que aspira a
vivir como sus jefes. Y es lo más peligroso: que esa clase media siga
imitando en todo a la clase alta: en su modo de vestir, caminar, comer,
casarse, y hasta en la manera de hacer sexo.
5. Hace poco un alto funcionario de López Obrador escogió casarse con
los más grandes lujos de la burguesía, al parecer, para competir; a
Noroña lo denunciaron por comer en un restorán de lujo y ayer hicieron
lo mismo con el hijo mayor de López Obrador. Pero el problema no es
estarse guardando para que no los fotografíen por los medios de
información y luego se hagan grandes las noticias; ni tampoco es salir
con que “cada quien puede hacer con su dinero lo que quiera”. El asunto
es el nivel de conciencia social formada en parte por las costumbres y
la ideología. La mayoría de la población nunca en su vida escogió un
restauran y muy poco una comida especial a gusto porque lo importante
era comer –lo que sea y como sea- para luego seguir trabajando.
6. Esto de escoger restaurant y comidas, del vestido y las bodas,
viene de la aristocracia, siglos atrás del triunfo de la República
burguesa. La revolución burguesa francesa de 1789 se burló y barrió con
esas costumbres de los monarcas y su corte, pero luego la misma
burguesía las restauró a las pocas décadas como costumbres e ideales
racistas de alta clase social. Hoy las bodas religiosas, con vestidos de
blanco, corona y guantes; así como los lujosos banquetes de trajes de
“frac”, dan la impresión de que la imbecilidad de hace 300 años sigue
como una costumbre. Bueno, pero mientras se tenga a disposición dinero
privado o público que viene del trabajo ajeno, se puede hacer con él lo
que se quiera. Y en eso los más libres para derrochar el dinero que se
roban, son los millonarios ladrones.
7. Pienso como los anarquistas en el sentido de que “La propiedad es
un robo” y que el dinero “nadie puede gastarlo como le dé la gana”. En
última instancia el dinero acumulado y la propiedad no es de nosotros si
partimos que el 80 por ciento de la población apenas alcanza un poco y
el 40 por ciento logra para no morir de hambre. No sólo el dinero
robado, producto de la explotación del trabajo o robado en los cargos de
gobierno no es de quienes lo han acumulado; también el dinero producto
de trabajos asalariados de altos sectores medios que usando privilegios
han logrado hacer medianos y pequeños negocios. En el capitalismo ha
habido campo para grandes millonarios y para riquillos que no dejan de
imitarlos. (4/XI/18)
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