Ex presidentes sin pensión
Nueva ley termina el festín
En los pasados 36 años no hubo inquilino de Los Pinos que se abstuviera de
modernizarel sistema pensionario del país, con su respectivo aumento de la edad de jubilación, siempre con el objetivo (versión oficial) de
beneficiar a los mexicanos. ¿Resultado concreto? A estas alturas, apenas cuatro de cada 10 trabajadores tienen derecho a recibir una pensión, con la garantía de que será de proporciones miserables.
En cambio, expertos en servirse con la cuchara grande, los ex
presidentes de la República decretaron para sí el derecho de gozar de
una pensión de cuento de hadas: más de 205 mil pesos mensuales, sumado a
un miniejército de soldados, marinos y personal administrativo,
vehículos de lujo, gasolina gratis (la misma que estos personajes
encarecieron brutalmente a lo largo de los años) y lo que se les
ofreciera.
Un trabajador mexicano que laboró no menos de un cuarto de siglo (en
la economía formal, porque de otra suerte no tiene el derecho) obtiene,
si bien le va, una pensión mensual de 2 mil 651 pesos, mientras un ex
presidente que dijo trabajar seis años en Los Pinos recibe una pensión
mensual de 205 mil pesos, más el miniejército referido y los gastos
relativos a su investidura.
La diferencia entre una y otra es de 77 tantos (sólo percepción
monetaria), sin olvidar que para obtener la pensión el primero debió
trabajar, cuando menos, dos décadas y media y cotizar en el IMSS o
Issste, mientras el segundo lo hizo sólo seis años, con todos los
privilegios del cargo y sin considerar el daño que causó a la nación.
Entonces, a pesar de que los ex presidentes –unos más que otros, en
una carrera desenfrenada para obtener el primer lugar– fueron
ineficientes, arbitrarios, negadores de madre y llenaron sus alforjas
durante sus respectivas administraciones, todavía los mexicanos estaban
obligados a pagarles pensiones multimillonarias. Aberrante.
Uno de los mejores ejemplos es Felipe Calderón: a partir del primero
de diciembre de 2012, con apenas 50 años de edad y sólo seis de chamba
en Los Pinos (con un regadero de cadáveres por la geografía nacional y
la violencia desatada como herencia), este nefasto personaje recibió,
puntual e íntegramente, pensión como ex mandatario, sin olvidar que
pocos días antes de concluir su estancia en Los Pinos decretó aumentar
el personal de seguridad para sí y su familia. Lo más atractivo de todo
esto es que el tal Jelipe, como inquilino de la residencia
oficial, ordenó aumentar la edad y las semanas de cotización para que un
trabajador obtuviera su pensión.
De ese tamaño la
equidady la
modernizaciónpensionaria de los anteriores 36 años. Si bien el decreto original para pensionar a los ex presidentes fue de Luis Echeverría (1976), Miguel de la Madrid
reforzóla decisión (1987) y Felipe Calderón (2012) se sirvió con la cuchara más grande que encontró.
De cualquier suerte, todos los ex presidentes vivos, más dos viudas
(la de López Portillo y la de Miguel de la Madrid) tienen sus beneficios
pensionarios (algunos sólo en materia de seguridad y personal
administrativo; otros íntegramente: Echeverría, Salinas, Fox y Calderón;
Peña Nieto no libró) y desde entonces los mexicanos fueron obligados a
destinar multimillonarias cantidades para que los señores vivieran
plácidamente, aunque destrozaron al país.
Pero bueno, se les acabó la fiesta. Ayer el Diario Oficial de la Federación publicó
la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, la cual
ordena que ningún funcionario de gobierno podrá ganar más que el
Presidente de la República, al tiempo que cancela las pensiones a los ex
presidentes.
Entonces, como recientemente dijo López Obrador, si los ex mandatarios
trabajaron más de 15 años, tienen derecho a pensión del Issste; si tienen más de 66 años, tienen derecho al apoyo para adultos mayores. Y sanseacabó.
Las rebanadas del pastel
Con la nueva ley, ahora sí Vicente Fox puede dedicarse a vender mota, no sólo a fumársela.
Twitter: @cafevega
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