Movimiento Horizontal
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Las asociaciones de ayuda a las mujeres están siempre que una víctima acude a ellas, pero no la persiguen si no lo hace- |
Hace
unos meses, cuando en un programa de televisión se hablaba de un caso
de acoso a una militar, alguien de la mesa dijo: “¿Y dónde estaba el
movimiento feminista?” Hace poco, tras la denuncia por violación de una
concursante de Gran Hermano dentro del programa, leía la misma pregunta.
Hay que dejar claro que el movimiento feminista no tiene una líder al
frente.
El
movimiento feminista es horizontal, tiene multitud de asociaciones, con
enfoques y temas diferentes, desde la violencia de género, pasando por
la reparación a las víctimas de violencia sexual, otras centradas en la
trata o en mujeres rurales, por ejemplo. Y así decenas de diferencias,
donde se actúa por comunidades cercanas para cooperación entre mujeres.
Por
otro lado, el movimiento feminista siempre está cuando una víctima
acude a pedir ayuda. Y dentro de este movimiento están las asociaciones,
que trabajan en su mayoría con ingresos muy bajos para la atención e
información, y muchas de ellas, sin ingresos.
Se
dice dónde está el movimiento feminista sin explicar que es la única
red de apoyo y la puerta a la que pegan muchas mujeres cuando no pueden
más.
Cada día, se producen casi 500 denuncias diarias por violencia de
género, según los datos de 2018 del Consejo General del Poder Judicial.
Sumemos las denuncias por violaciones.
Sumemos
las denuncias por acoso sexual. Sumemos las denuncias por despidos por
razón de sexo. Sumenos, sumemos y sumemos… Porque de la cantidad de
mujeres afectadas que denuncian, más todas aquellas que no lo hacen, no
tiene culpa el feminismo, sino el machismo. El mismo que se encarga de
hacer campaña constante contra las asociaciones feministas. Tras la
denuncia, algunas de estas mujeres acuden a las asociaciones y otras no
acuden.
No
es obligatorio. Pero las feministas no van a perseguir a estas mujeres
sino que van a respetar su espacio de decisión personal.
Es un riesgo exponer mediáticamente a una denunciante por violación si
no quiere que trascienda su caso.
Se dice que por qué estuvo el movimiento feminista con la víctima de La
Manada, pero no con otras víctimas. Lo está, apoya a otras víctimas con
cuyas historias los medios no hicieron un espectáculo.
Hay
que recordar que el movimiento feminista salió a la calle cuando el
caso estaba ya denunciado y judicializado, donde había un abogado que
plató por plató culpabilizaba a la víctima, criticaba al movimiento
feminista y donde la denuncia grave de fondo era la rebaja del tipo de
agresión a abuso sexual. Eso no sólo afectaba a la víctima, nos dejaba
indefensas a todas. Incluso la ONU manifestó que aquella sentencia
subestimaba la gravedad de una violación.
Fue
el movimiento el que recordó que la aplicación del Convenio de Estambul
estaba aún pendiente y que hubiese quitando mucho debate estéril en
este caso. Por eso, en casos aún no judicializados, no ha entrado el
movimiento. Como tampoco lo hace cuando una víctima es violada y quiere
alejarse, estar sola y que nadie hable por ella.
Esto pasa en una sociedad donde ocurre una violación cada cinco horas,
según las denuncias. Cada una de ellas afronta el trauma como puede y si
no quiere que su caso trascienda y necesita tiempo para recuperarse
antes del juicio, el movimiento feminista no puede romper esa voluntad.
No
hablo de un caso particular, hablo en general. Eso no quita que no
pueda haber errores, analizarse y crear otras acciones, pero siempre por
delante con la voluntad de las víctimas. Es un riesgo exponerlas más
mediáticamente si ellas no quieren o si afecta a su proceso de
recuperación.
La pregunta en realidad debería ser: "¿Dónde está la sociedad?".
Realmente es el movimiento feminista quien se hace una pregunta: ¿donde
está la sociedad? Porque en los minutos de silencio que muchas veces
convocan por cada asesinada, asisten solo las compañeras de la
asociación y una treintena de personas más. Porque, además, cuando habla
el movimiento y denuncia algún aspecto, o termina siendo un breve en
prensa, o se le ignora o se usan sus declaraciones para ridiculizarlo y
calificarlo de “exageradas”.
La
cuestión es que esos que dicen “dónde está el movimiento feminista”
quizás deben reflexionar y preguntarse: “dónde estoy yo cuando nos
necesita el movimiento feminista”, “dónde estoy yo con respecto a los
derechos humanos de la mujer”.
Porque si nunca estás y no nos defiendes, sabemos ya del uso de esa frase para dañar la imagen del feminismo.
¿Dónde
está el movimiento feminista? Donde siempre. En la calle, denunciando,
alertando, intentando que las propuestas sean política y con compañeras
que arañan tiempo de su vida personal para dedicárselo a otras que
necesitan ayuda. Eso es, nada más y nada menos.
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