Sin organización no habrá transformación
Fragua
En este artículo
nuestro objetivo principal es dialogar con el pueblo que de alguna u
otra forma nos ha preguntado o hecho comentarios sobre nuestro proyecto
político, o nos ha expresado su desacuerdo. Para nosotros como
Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), la crítica nos
hace avanzar y mejorar, cambiar prácticas e inclusive tener que
plantearnos nuevas formas de explicar nuestros objetivos.
En estos
momentos en que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es presidente,
pareciera que vivimos un clima donde las cosas no “están tan mal”, que a
diferencia de los sexenios pasados hemos podido avanzar en cuestiones
inmediatas, que han ayudado al proletariado como clase. Entendemos que
el triunfo de AMLO fue por hartazgo del pueblo, el ascenso de la
violencia en cada colonia del país y los más de 30 años de políticas
neoliberales.
Sin embargo, no demos quedarnos sólo con las
mejoras inmediatas, podemos ir más allá y conseguir un futuro aún mejor,
y para nosotros eso significa que el socialismo sea construido en
México; pero entendemos que muchas personas que nos leen de antemano no
simpatizan con la lucha que nosotros emprendemos por el socialismo.
El sistema actual –es decir el capitalismo – se basa en la propiedad
privada de los medios de producción, en una lucha entre dos clases que
son antagónicas e irreconciliables: la burguesía y el proletariado,
donde la primera oprime a la segunda y está compuesta por muy pocas
personas, mientras que la segunda está conformada por millones; pues
ellos tienen el control de los grandes medios de producción, como
empresas, fabricas, vías de transporte, entre otras cosas, y el
proletariado por la necesidad de sobrevivir tiene que salir a vender su
fuerza de trabajo por un salario, es decir, a trabajar.
Pongamos
un ejemplo: Carlos Slim es una de las persona que forman parte de la
burguesía, es el dueño de Telcel, Telmex e Inbursa, por mencionar
algunas. Este burgués gana 2.11 millones de dólares por hora, mientras
la mayoría de jóvenes hombres y mujeres que venden chip’s telefónicos “a
duras penas” pueden ganar $ 1 500 pesos a la quincena. Éste es sólo un
caso que simplifica cómo se dan las relaciones en el capitalismo. Ahora
pasemos a la siguiente pregunta.
Entonces, ¿qué es el socialismo?
Significa que los grandes medios de producción pasen de las manos de
unas cuantas personas que los utilizan para su propio beneficio a las
manos de todos los trabajadores, que las relaciones de explotación se
terminen y se construya una nueva sociedad donde el proletariado junto
con todos los oprimidos y explotados tengan el poder como clase: el
poder de decidir y crear sus propias condiciones de vida.
Entendemos que para nuestros lectores esto puede sonar “imposible”, pero
la historia nos ha demostrado que es posible y que esa posibilidad
hecha realidad generó y sigue generando resultados tangibles, gracias al
cambio de sistema económico. La experiencia de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas o el caso de Cuba, donde se han llevado procesos
socialistas ha hecho que su población viva dignamente sin explotación ni
opresión de parte de la burguesía.
También consideramos
que los actuales problemas a los que se enfrenta el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena) no son nuevos, son productos de sexenios
priistas y panistas que sólo incrementaron la violencia, la pobreza e
hicieron que los burgueses siguieran haciéndose más ricos a costillas de
nuestro trabajo.
Por ello, nuestra crítica no se enfoca en AMLO en sí mismo,
sino en el sentido de que ha declarado que este gobierno responde
primero a los pobres, mientras en ocasiones ha beneficiado más a los
empresarios, que antes él mismo tachaba de “la mafia en el poder”. A
ellos no les ha dado un castigo ejemplar por haberse hecho millonarios
durante el neoliberalismo, por haber causado desastres ambientales o
haberse apropiado legal e ilegalmente del patrimonio de todos los
mexicanos.
Los resultados inmediatos: el aumento
salarial, la posibilidad de que más jóvenes tengan acceso a la
educación, la construcción de más clínicas para dar cabida a los
problemas de salud, son buenos, pero deben ser un proyecto que dure
siempre, no sólo durante este sexenio, en el que se dice, hay voluntad. Y
para esto los medios de producción en manos de los burgueses y el
dinero deben pasar a nuestras manos.
Sabemos que la
construcción del socialismo se dará con la participación consciente de
la clase proletaria y de todas las personas que tengan la voluntad de
transformar la realidad para el beneficio de todos, y que este nuevo
mañana con esperanza se construirá con una sociedad nueva, con una
realidad socialista.
Por ello, agradecemos a quienes nos hacen
llegar sus comentarios y críticas, crecemos y nos fortalecemos con ella,
pues sabemos que nos debemos a ese mismo pueblo trabajador y explotado.
Además, invitamos a que más gente se sume a esta causa y a este
proyecto por transformar la sociedad.
¡Luchar con dignidad, con el pueblo organizado, luchar hasta vencer!
Nota:
Este artículo fue publicado como parte de la sección de Análisis del
No. 48 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la
Emancipación Popular (OLEP), Noviembre-Diciembre, 2019.
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