El martes 3 de
diciembre, por nombramiento del Presidente de la República me incorporé
al Consejo de la Judicatura Federal, lo que es para mí un honor y la
oportunidad de seguir participando, ahora desde el Poder Judicial, en la
Cuarta Transformación; fui recibido en el salón de plenos de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y ante invitados, ministros y
consejeros, pronuncié unas palabras sobre la justicia; aprovecho la
hospitalidad de La Jornada para compartir parte de lo que dije.
“En toda América Latina, los estallidos han sido violentos y generalizados; las calles tomadas por
las multitudes, los reclamos exigentes, radicales, duros;
afortunadamente en México no hubo un estallido de esa naturaleza y si lo
hubo, su derrotero, su cauce fue otro, la vía institucional y
democrática; en nuestro país el cambio también se dio, pero fue por
decisión de multitudes, entusiastas y enjundiosas como en los países
hermanos de Centro y Sudamérica, pero por la vía democrática, no en las
plazas ni en las calles grafiteando y tirando piedras.
“El régimen neoliberal fue rechazado en las urnas en un proceso
transparente y no impugnado; debemos congratularnos por que así haya
sucedido y actuar en consecuencia. Es muy distinto un cambio a través
del sufragio y de las urnas que un cambio que se dirime con las gentes
en las calles, con pintas, roturas de cristales y consignas por un lado y
represión violenta por el otro. Por esta vez, México ha sido
privilegiado, tenemos la oportunidad de revisar el pasado y corregir lo
que se requiera corregir, sin enfrentarnos unos a otros, sin motines y
sin golpes de Estado.
“En este proceso, el Poder Judicial tiene un papel fundamental. La
justicia es un servicio que el pueblo espera y es también la
justificación del Estado. El poder público puede encomendar, no sin
riesgos, otros servicios a los particulares, puede desentenderse de
algunas áreas de la administración pública, pero nunca podrá hacerlo de
la administración y de la procuración de justicia.
“La justicia es el motivo por el cual se creó el Estado moderno;
formar parte de esa comunidad perfecta como alguna vez se le definió,
que es el Estado, vivir en él, ser parte de él, implica obligaciones y
responsabilidades, exige el cumplimiento de normas de convivencia y la
renuncia a parte de la libertad personal.
“Los ciudadanos debemos aceptar que en el Estado radica la potestad
de usar la fuerza, que nadie puede hacerse justicia por propia mano,
aceptar que la venganza personal no es legítima ni legal.
“A los jueces, les toca impartir justicia, en eso consiste su
potestad, interpretar la ley, asegurar la constitucionalidad en la vida
pública, no en administrar bienes, ni presupuestos, ni ocuparse de
cargos y manejo del personal; esa es la función del Consejo de la
Judicatura Federal, atender a requerimientos materiales y humanos para
el óptimo funcionamiento institucional, de tal modo que los jueces se
concentren en su trabajo, en lo que les corresponde; al consejo le toca
vigilar el presupuesto, recibir quejas de ciudadanos, administrar y
también supervisar y sancionar faltas.
“Al asumir mi cargo, me incorporo a un Poder Judicial que ya se
encuentra en proceso de cambio, está como todo el país, en
transformación; pienso que debe haber en él, valor para continuar, para
mejorar, cumpliendo el mandato que el pueblo dio en el triunfo electoral
de 2018. No podemos quedarnos a la zaga y debemos remontar la
percepción de que en el Poder Judicial hay opacidad, corrupción y
protección a la impunidad.
“En ambas funciones, el Poder Judicial, como ya lo está haciendo, va
en ese camino, debe incorporarse plenamente a la transformación decidida
por el pueblo con su voto ampliamente mayoritario.
“A eso me incorporo, por eso acepté el cargo conferido y protesto
cumplir con él, con la Constitución y con las leyes que de ella emanan;
me propongo contribuir con trabajo, experiencia y principalmente
dedicación.
Creo en los valores del humanismo, estoy convencido de que la competencia como valor social supremo y la lucha de unos contra otros, lleva a la desunión y a la injusticia; pienso que en la vida de la comunidad debe sostenerse en valores superiores, la solidaridad, la cooperación y la fraternidad.
En esta encomienda que asumí ese es mi compromiso, eso me propongo y
por eso he luchado durante muchos años; el cambio está en proceso, los
enemigos de siempre, los que quieren mantener sus privilegios y
conservar las cosas como están, ponen obstáculos, zancadillas y trampas,
pero no han podido con un gobierno distinto y apoyado por la gente;
estoy cierto de que si todos hacemos lo que nos corresponde, sin mentir,
sin robar, sin traicionar y sin cansarnos, por lo que hemos luchado
tanto y tantos, podrá ser una realidad.
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