Pedro Echeverría V.
1. Marx (1818-1883) mantuvo siempre la idea de que la revolución comunista contra el sistema capitalista, contra la burguesía, injustamente dominante y asesina, se haría en los países más desarrollados: Inglaterra, Francia; que esta lucha la encabezaría de manera natural la clase obrera –hija del sistema- y no los campesinos que tenían frente así a los terratenientes. Cualquier revolución en los países de bajo desarrollo capitalista sería sólo un paso más dentro del mismo capitalismo. Lenin (1870-1924) y sus compañeros, en nombre del marxismo hicieron una revolución cuando el capitalismo no dominaba en Rusia y a falta de clase obrera organizaron un partido de la pequeña burguesía que se autocalificaba de marxista revolucionario.
2. ¿Cómo estuvo eso? En Rusia no había capitalismo por tanto tampoco clase obrera que dirija la revolución como propuso Marx. En vez de destruir el capitalismo se planteó –casi sin decirlo- dar un paso atrás para construirlo con el poder obrero (sin clase obrera). En lugar de un partido abierto se cerró para evitar la entrada de gente confusa o enemiga. Se tuvo que imponer una “nueva política económica” (NEP) y negociar con terratenientes. Lenin y sus camaradas eran todos voluntariosos, entregados, pero cargaban una realidad que les impedía salir adelante. De allí surgiría también la confrontación Stalin- Trotsky: el primero defendiendo que sí se podía hacer la revolución en un solo país (Rusia) y el segundo que había que hacer en varios países.
3. La revolución rusa de octubre de 1917 surgió sola y desamparada en medio de un gran cerco capitalista-imperialista. Por todos lados la torpedeaban, buscaban su muerte poniéndole cuanto obstáculos podían. Alrededor de 1919 pudo crear una treintena de partidos (que los bautizó “comunistas”) para que formen un cordón de protección ante la agresión de más de cien gobiernos. En el interior se luchaba contra la reacción derechista levantada, pero también contra los críticos de una izquierda radical y anarquista que veía traiciones a las pocas organizaciones obreras (décimo congreso) y entre los marinos de Cronstand. En ese contexto irresuelto muere Lenin en 1924 y arrecia la polémica Stalin-Trotsky, así como las expulsiones.
4. Así que de “socialista” la revolución rusa sólo tuvo el nombre y una férrea voluntad por cumplir con el marxismo cuyas tesis fueron esencialmente para Europa desarrollada. El problema es que quienes nos constituimos en seguidores de Marx quisimos imponer en el mundo lo que Marx pensó para los países capitalistas de alto desarrollo. Hace 40 años tuve en las manos un texto de una supuesta (por imposible) entrevista de Marx, Engels, Lenin y Trotsky muy interesante que demuestra el carácter y pensamiento de los cuatro. Luego alguien me dijo que esa supuesta entrevista fue publicada en la revista española “El Viejo Topo” y durante muchos años la he buscado y no he podido reencontrarla. Allí se puede ver el carácter de Marx y Lenin.
5. En los años setenta algunos compañeros explicaban que Lenin no fue marxista o hablaban del “marxismo no leninismo”. Desde hace quizá veinte años una corriente, en parte encabezada por el filósofo Enrique Dussel, explica con detalle el europeísmo de Marx y la necesidad de descolonizar el marxismo. Señala Dussel: “No hablo de doce o quince años, sino de toda una historia mundial de 5 mil años, que ahora está en ebullición porque se acaba el eurocentrismo; la China y la India comienzan a crecer y habrá un mundo multipolar. La situación va a cambiar, pero no mañana ni pasado, ni en diez años, se va a llevar todo el siglo XXI. El que quiera hacer la revolución a fondo en vida, es un iluso, las revoluciones se hacen por siglos”. (25/VI/20)
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