2/18/2009

Periodistas pal cafe..........




El abogado de ricos asuntos, Fernando Gómez Mont, jugaba ayer a la política en una reluciente mesa de la Secretaría de Gobernación, firmando acuerdos de a mentirijillas sobre presuntas redes de atención a víctimas de delitos y discurseando sobre lindas criaturas de fantasía llamadas justicia, solidaridad y ética, mientras el país ardía entre paros de transportistas que incluso llegaron a puentes internacionales, bloqueos callejeros (supuestamente patrocinados por el poder desafiante del narcotráfico), con barricadas y encapuchados, que pasaron de Monterrey a otras ciudades importantes, y el episodio de abatimiento institucional sin atenuantes en una Reynosa que ayer se acomodó puntualmente a los diagnósticos gringos preintervencionistas que cada día se van escandalizando más por el hecho de que el país patiotrasero se confirma como Estado fallido al que urge tutela aunque sea disfrazada de iniciativa meridense.
El estallido nacional en nada podría ser relacionado con la apacible ceremonia en que seis de los grandes responsables oficiales de la catástrofe patria estampaban su firma para asegurar que están dando cumplimiento a los acuerdos de Palacio Nacional generados por un incidente que parece perderse en la noche de los tiempos, el asesinato del hijo del empresario deportivo Martí. Remoto y nebuloso parece aquel Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, pues tantas desgracias han sucedido desde entonces que ya no se singulariza el episodio de las indignaciones manifestantes promovidas desde el calderonato para oponer una variante de activismo social a la que en aquel momento se daba desde la izquierda en defensa del petróleo.
Pero los señores de traje, corbata e historial denso se ponen solemnes: Cabeza de Vaca, García Luna y Medina Mora que desde sus cargos en el foxismo fueron artífices de lo que hoy dice quejarse Calderón (¡oh, ¿cómo hemos permitido esta barbarie?!). Funcionarios necios que acusáis al narcotráfico sin razón, sin ver que fuiste los artesanos de Frankenstein. Trío del pasado imborrable que en el presente da continuidad a sus libretos cargados. Y dos hechuras endebles del PSP (Pobrecito Señor Presidente): el opaco secretario de desarrollo social que fue nombrado para darle sustento presupuestal a las campañas panistas venideras, Cordero de Sedesol Mapacheril que no ha crecido ni despuntado, y el secretario de salud que parece no entender ni lo que sucede en su derredor, sobrellevando el tiempo y las circunstancias.
Y, reinando entre ellos, la voz del litigante de las alturas, Gómez Mont que jura y perjura que toda la fuerza de la ley y la potencia de las instituciones existe para luchar contra aquella violencia que ataca a los más vulnerables, para que éstos no se vean sometidos por la fuerza de los hechos, para someter a todos a las reglas intrínsecas de la ley, que no es más que expresión sensata de los anhelos y valores de una comunidad. Gómez Mont que vive en el pasado de la pompa y la gravedad, de la retórica afectada y demostradamente ajena a la realidad, tanto como que, mientras los funcionarios posan para las cámaras, en una ciudad tamaulipeca fronteriza dura más de tres horas un enfrentamiento entre fuerzas parejeras, los militares y cierto cártel de narcos, y calles citadinas son cerradas al tráfico por la fuerza social que peor sería para los gobiernos si fuera cierto que son financiadas y organizadas por el narcotráfico que entonces sí sería una fuerza política capaz de cambiar las connotaciones del ejercicio del poder público.
En San Lázaro, López Obrador vuelve a proponer acuerdos nacionales de salvamento económico en los que ofrece participar si no fuesen simple marrullería. Pero al hombre que ha convertido al país en un calderón lo que le interesa son las elecciones y el golpeteo a su adversario sobreviviente, así es que sus influencias mediáticas desatan una empaquetada crítica a quienes se opusieron al plan privatizador petrolero del año pasado porque, al impedir que se contara con tecnología privada para explotar tesoritos supervinientes, ahora no se puede aprovechar el descubrimiento de un Chicontepec que ya es todo un yacimiento electoral de chantaje hipotético de los panistas. Por cierto, el señor del Calderón ha dicho otra de sus cada vez más frecuentes frases célebres: lo malo no es la tormenta, sino perder el rumbo; o dicho de otra manera: lo malo no es que se vaya la música, sino perder el ritmo. ¡Azúcar (amarga)!
Astillas
Teresa Villegas, de 19 años y habitante de la delegación Venustiano Carranza del Distrito Federal, narra que “ayer anduvo tocando puertas en la colonia El Arenal gente de un candidato, Alejandro Piña, y cuando mi abuela abrió la puerta le preguntaron si lo conocía, sus propuestas y su planilla, a lo que mi abuela contestó en todos los casos que no, pero luego le dijeron: ‘¿nos apoyará el 15 de marzo?’, y mi abuela dijo que sí. Entonces le pidieron su nombre completo, el teléfono y la dirección exacta. Yo pregunto, ¿es válido este tipo de propaganda, si así se le pudiera llamar?, porque la verdad es que no me extrañaría un uso indebido de esa información”. Según lo que se ha publicado respecto al tal Piña, es precandidato de Nueva Izquierda a suceder a su amigo y, dicen, compadre, Julio César Moreno, que solicitó licencia a la jefatura delegacional para buscar una diputación local por esa zona...
Y, mientras en el Senado les pasan una bola de humo, con letra chiquita, a los legisladores que así aprobaron reformas en materia de radio y televisión, justamente cuando el IFE se ha arrodillado ante el poder fáctico de esos medios electrónicos (a los que los partidos nacionales se niegan a enfrentar jurídicamente por el indulto relacionado con los espots envenenados, temerosos de revanchas en momentos electorales críticos), ¡hasta mañana en esta columna que escucha al sembrador de esperanzas asegurar en Washington que comienza el fin de la crisis económica!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Definitivamente el gobierno del Primer Optimista del país no quiere que caigamos en el pesimismo y la depresión al enterarnos de la forma como se está usando la reserva internacional de divisas, hasta hace poco tiempo una de las más altas de los países emergentes, por alrededor de 85 mil millones de dólares. El Banco de México venía informando desde octubre cuántos subastaba entre los bancos comerciales, su precio en pesos, así como el día y la hora en que cerraba el negocio. Nunca reveló los nombres de los adquirientes y menos su destino final, es decir, a quiénes los revendían o si los mismos banqueros los agandallaban. Guillermo Ortiz regresó de Davos en el avión presidencial Optimism One, algo se habrá conversado y no lo sabemos, pero días después se modificó el esquema: el Banco de México comenzó a rematar billetes verdes sin subasta de por medio. No se conoce a qué precio y sigue sin decirnos a quiénes. Es muy raro: han salido alrededor de 20 mil millones de la reserva y ayer nuevamente el dólar rozó los $15. O la medicina no está funcionando o se la están aplicando a otro enfermo.
Obama en acción
Ni remotamente se parece el Fobaproa americano que firmó ayer el presidente Obama al mexicano que seguimos pagando hoy. El rescate de los bancos no es dinero regalado, tendrán que garantizarlo con acciones y, además, los financieros que soliciten apoyo deberán poner un tope a sus ingresos millonarios. En cambio, sí será ayuda contante y sonante, sin obligación de devolverla, la que reciban las empresas medianas y pequeñas, así como los ciudadanos. Seleccioné cinco renglones que ponen de relieve el sentido social del Fobaproa de Obama, aparecen en la gráfica. Ahora bien: en total son 787 mil millones de dólares y tiene que aplicar mano dura a los malandrines, dentro y fuera de su gobierno.
Otro superfraude
Como bomba cayó en Monterrey la noticia de que otro financiero, R. Allen Stanford, cabeza de la firma Stanford Group Co., se encuentra bajo investigación federal por el cargo de operar un fraude masivo que se calcula en 8 mil millones de dóares. Ofrecía a sus clientes invertir sus ahorros en certificados emitidos por un banco de Antigua. Al parecer muchos regios cayeron en el engaño.
e@Vox Populi
Asunto: las medicinas
Estimado Enrique: es criticable lo que le ocurrió a la señora Montes de Oca respecto a los trámites burocráticos en el ISSSTE, pero cae en el error de culpar a los medicamentos genéricos intercambiables de su descontrol hipertensivo. Dichos medicamentos tienen que pasar pruebas de intercambiabilidad (ante la Secretaría de Salud) para garantizar que contienen la sustancia original en la concentración adecuada. Son seguros y efectivos (los medicamentos similares del Doctor Simi son otro cuento). Yo los uso y recomiendo a mis pacientes.
Dr. Azael Velásquez/Distrito Federal
R: Usted es médico, respeto su opinión. Pero la gente de dinero –por algo será– compra medicamentos originales, le saca la vuelta a los GI.
Asunto: Sofome de Santander
Me llegó una carta del Grupo Santander y dice que transfirió su negocio de tarjeta de crédito a Santander Consumo SA de CV, sociedad financiera de objeto múltiple. Dice que al usar mi tarjeta estaré aceptando la cesión. Y en caso de no estar de acuerdo puedo terminar el contrato pagando lo que debo. Lo que adeudo son 21 mil pesos, que no tengo. ¿Qué riesgo corro?
Fernando Cerón/Mérida
R: Ninguno. Las autoridades han permitido a los bancos que formen las llamadas sofomes, a las que transfieren los negocios de alto riesgo, como las tarjetas de crédito. Se trata de que el balance de la institución principal se vea sin el manchón de las cuentas incobrables.
Asunto: el oro va para arriba
Recomiéndale a tus lectores que compren centenarios, euros y dólares, en ese orden de prioridad, ya que México y Estados Unidos tienen muy poco margen para financiar sus crecientes déficits comerciales.
Javier Barrientos/Distrito Federal
R: ¿Y si nuestros lectores me preguntan dónde consiguen los pesos para comprar centenarios, euros y dólares?
Asunto: la huelga en Francia
Quizá te hayas enterado que el sistema educativo superior francés está en huelga para protestar contra una nueva ley que reduce las plazas de profesor-investigador y modifica su estatus (de ser empleados del Ministerio de la Educación pasarán a ser empleados del rector de sus respectivas universidades). Mis profesores me han comentado que con la nueva ley trabajarían para hacer dinero para la universidad, en vez de educar y hacer ciencia. Ojalá que en México nos diéramos cuenta de que con más educación todos ganamos, no sólo en la creación y aplicación de tecnología (en vez de importarla), sino también en creación de empleos –empresas– y mejoramiento del nivel de vida y económico de la población.
Cristhian Garay/París
R: Con todo, no quedan en tan mala posición los maestros galos porque trabajarían para sus universidades. Aquí los pobresores se pasan la vida haciendo más rica a la miss Gordillo.
Regístrate para participar en la encuesta semanal:
www.elforomexico.com/index.php
galvanochoa@yahoo.com • Foro: http://dinero.tv/
En el mismo sentido de Dennis Blair, director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, quien alertó de la probabilidad de una Gran Depresión y sus implicaciones geopolíticas (ver Bajo la Lupa, 15.2.09), LEAP/E2020, centro de pensamiento europeo, advierte que en el último semestre de este año se iniciará la quinta fase de la crisis sistémica: la fase de la dislocación geopolítica global (GEAB, número 32, 16.2.09).
Recuerda su previo análisis en el que sostenía que la crisis sistémica global se desplegaría en cuatro principales fases estructurales: desencadenamiento, aceleración, impacto y decantación. Reconoce que ha surgido una nueva fase (la quinta, de dislocación geopolítica), debido a la incapacidad de los líderes globales de entender plenamente la visión de la crisis presente y que se ha vuelto obvia por la determinación en curar las consecuencias en lugar de las causas. Vaticina que la quinta fase advendrá en el cuarto trimestre de este año (es decir, a partir de septiembre), y que en su epílogo el mundo se parecerá más a Europa en 1913, en lugar de nuestro mundo en 2007.
Esta nueva fase será conformada por dos procesos principales que ocurrirán en dos secuencias paralelas.
Los dos procesos principales constan de: 1.- la desaparición de la base financiera en todo el mundo; es decir, la extinción del dólar debido a su impagable deuda; y 2.- la fragmentación de los intereses de los grandes jugadores y los bloques del sistema global.
Las dos secuencias paralelas constan de: 1.- la desintegración veloz de todo el sistema internacional vigente; y 2.- la dislocación estratégica de los grandes jugadores globales.
Se lamenta que la cuarta fase de decantación no haya dado lugar a la recuperación y culpa a los líderes globales de haber perdido la oportunidad de sacar las conclusiones adecuadas del colapso del sistema global prevaleciente desde la Segunda Guerra Mundial.
Los líderes globales no se encuentran a la altura de las circunstancias: Barack Obama, Nicolas Sarkozy o Gordon Brown pierden su tiempo coreando la dimensión histórica de la crisis, pero ocultan el hecho de que no entienden absolutamente nada de su naturaleza e intentan limpiar sus nombres del fracaso futuro de sus políticas. LEAP/E2020 es muy severo con los principales líderes del mundo occidental: prefieren persuadirse a sí mismos que el problema será resuelto como cualquier otro problema técnico normal, aunque un poco mas serio que el usual. Mientras cada uno persiste en jugar las viejas reglas obsoletas de décadas atrás, inconscientes del hecho de que el juego se ha extinguido bajo sus narices.
La reciente reunión de los ministros de finanzas del G-7 en Roma, más catatónica que nunca, parece conceder toda la razón al LEAP/E2020: en Estados Unidos, como en Europa, China y Japón, los líderes persisten en reaccionar como si el sistema global hubiese sido solamente víctima de alguna falla temporal. Pareciera que “solamente requieran cargas de combustible (liquidez) y otros ingredientes (disminución de las tasas de interés, recompra de los activos tóxicos, rescates de las industrias semiquebradas…) para que vuelva a arrancar”.
Su diagnóstico es de una enfermedad terminal, no de un catarrito blindado: el sistema global ha fenecido; se requiere construir uno nuevo en lugar de luchar en salvar lo que no puede ser más rescatado. Concuerda con nuestro análisis de que no se trata de una crisis vulgar, que puede ser solucionada con medidas anticíclicas, sino del fin del paradigma neoliberal (y, quizá, del mismo modelo capitalista).
Exhibe una gráfica sobre las penurias de la industria, en orden descendente en Japón, Estados Unidos, la eurozona, Gran Bretaña, China e India; es decir, de seis de los principales activadores de la globalización financiera y económica, que han contraído dramáticamente la demanda de nuevos pedidos (al último trimestre de 2008) en el sector manufacturero que ha ingresado a territorio negativo, como señal incontrovertible de que sus economías pudieran desacelerarse todavía más en los meses venideros (Índices de Compra de los Gerentes; MarketOracle/JP Morgan).
LEAP/E2020 esperaba una recuperación gradual después de la cuarta fase de decantación, pero, por desgracia, este brote de la quinta fase incendiará el proceso requerido de reconstrucción en forma abrupta: mediante una completa (¡sic!) dislocación del sistema vigente, con consecuencias particularmente trágicas (¡súper sic!) en el caso de varios grandes jugadores globales.
La única esperanza de que este escenario dantesco no ocurra radica en los próximos cuatro meses antes del verano de 2009. Asevera que la cumbre del G-20 el próximo abril en Gran Bretaña es probablemente la última oportunidad de reacomodar las fuerzas en juego; es decir, antes de que las bancarrotas de Gran Bretaña y Estados Unidos den inicio.
En caso del fracaso del G-20, perderán su capacidad de controlar los eventos, ya que muchos de sus países, así como en el resto del mundo, entrarán en la fase de dislocación geopolítica como un barco ebrio. Se recuerda que barco ebrio es el célebre poema del genial Rimbaud.
Más probablemente, el G-20 tendrá mayores dificultades incluso de reunirse, ya que la tendencia creciente es de que cada quien se salve por sí mismo.
A su juicio, la dislocación geopolítica afectará ineluctablemente a los cuatro principales actores geoestratégicos del planeta: Estados Unidos, Unión Europea, China y Rusia, por lo que la población en general y los jugadores sociopolíticos deben estar listos a enfrentar temibles (¡súper-sic!) tiempos durante los cuales amplios segmentos de nuestra sociedad serán modificados o desaparecerán temporalmente, o se extinguirán permanentemente. Se basa en un artículo tétrico de The New York Times (El desempleo representa una amenaza a la estabilidad mundial; 15.2.09). Esto le concede toda razón a los señalamientos de mi paisano Carlos Slim Helú frente a los pigmeos del calderonismo.
LEAP/E2020 insiste en que la ruptura del sistema monetario global ocasionará el colapso del dólar (y de los activos denominados en dólares), pero también inducirá, por contagio sicológico, una pérdida general de confianza en todas las divisas. ¿Es el momento inevitable del oro y la plata?
Concluye que los países más monolíticos y las entidades políticas más imperialistas son quienes sufrirán más de esta quinta fase de la crisis. Algunos estados experimentarán una dislocación estratégica que socavará su integridad territorial y su influencia mundial. ¿Se referirá al ya decadente Estados Unidos?
A consecuencia de ello, otros estados perderán súbitamente sus situaciones protegidas y serán arrojados al caos regional.
A ver qué pasa con el G-20.
La Secretaría de Hacienda –una de las instituciones más alegres de la temporada– sostiene la tesis de que es importante no generar un escenario de pesimismo, porque estos periodos (de crisis) eventualmente terminan, se corrigen y viene el crecimiento. Cierto es, y muestra de ello es que en los últimos 32 años y pico México ha entrado y salido de cuando menos cinco de esas sacudidas, y es tal el gusto que le agarró a este juego masoquista de entrar, corregir y salir, que de nueva cuenta está inmerso en el ejercicio, el sexto al hilo.
Por ello, para compartir la tesis de la SHCP, vale la pena hacer un rápido recorrido sobre la política de crimen y castigo (del gobierno, y para los mexicanos, respectivamente) que, con sus matices, llegó para quedarse (con cifras no de los medios de comunicación, sino de la estadística gubernamental): en 1976, con todo y la devaluación que sacudió al país tras 22 años de estabilidad cambiaria, la economía mexicana sólo creció 4.42 por ciento. A pesar de ello, ese resultado contribuyó a redondear una tasa anual promedio de incremento de 6 por ciento durante el sexenio de Luis Echeverría.
El de la solución somos todos, José López Portillo, heredó un país en crisis, la cual –como dicen en Hacienda– eventualmente terminó, se corrigió y llegó el crecimiento, alentado por el nuevo boom petrolero mexicano: 6.55 por ciento como promedio anual en el sexenio. Pero en 1982 eventualmente regresó la crisis y la economía cayó 0.52 por ciento, rompiendo un ritmo de avance cercano a 9 por ciento registrado el año previo.
Llegó el nuevo gobierno, el de la renovación moral, y tras la crisis de 1982 (devaluación, alta inflación, fuga de capitales, crisis de deuda externa, pérdida de reservas internacionales y caída en el PIB) la economía mexicana creció 0.34 por ciento en promedio anual durante el sexenio de Miguel de la Madrid, el peor resultado del México posrevolucionario. El mayor logro económico de esta administración fue 3.41 por ciento de avance en el PIB registrado en 1984, el cual ni siquiera pudo compensar la caída de 1983 (menos 3.49 por ciento).
Concluyó la renovación moral y llegó la solidaridad. Carlos Salinas de Gortari recibió un país en crisis (hiperinflación, devaluación histórica, caída del PIB, fuga de capitales, desmantelamiento del aparato productivo del Estado, etcétera), la cual eventualmente terminó, se corrigió y vino el crecimiento. Tras el caótico sexenio de Miguel de la Madrid y su herencia de crisis sexenal, la economía mexicano creció 3.9 por ciento en promedio anual durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, muy lejos de 6.55 por ciento de JLP, aunque mucho mejor que 0.34 por ciento de MMH. Sin embargo, antes de retirarse –primero al ayuno y después al exilio”–, dicho personaje dejó a la economía prendida con alfileres, con una macro devaluación en lista de espera que se negó a ejecutar porque su imagen resultaría afectada, lo que al final de cuentas de cualquier suerte se concretó y en dimensiones estratosféricas.
Y llegó el sexenio del bienestar de la familia, el de Ernesto Zedillo, a quien reventó en la cara la mayor crisis económico-financiera de la historia nacional (hasta ese momento), resultante de la herencia salinista y el desastroso control de daños del nuevo gobierno (por cierto dicen los cronistas de la época que este personaje se quejaba amargamente de que Salinas le dejó la economía prendida de alfileres; en respuesta, el hijo predilecto de Agualeguas le contestaba: pues, para qué se los quitaste, pendejo). Como dicen en Hacienda, esta sacudida eventualmente terminó, se corrigió y llegó el crecimiento: 3.5 por ciento anual como tasa promedio durante el sexenio zedillista (prácticamente la mitad de la registrada casi dos décadas atrás), el cual heredó cualquier cantidad de deuda a los mexicanos, producto de sus innumerables rescates y salvamentos del capital privado a costillas del erario, el Fobaproa en primerísimo lugar.
Tras una transición de terciopelo, como en su momento la calificó el de las ideas cortas y la lengua larga, llegó el cambio y con él la simpática Martita Sahagún (disfrazada de Vicente Fox), sus cifras históricas y sus grandes logros. Resultado: 2.3 por ciento promedio anual de avance en el PIB, o lo que es lo mismo el peor balance económico desde el sexenio de Miguel de la Madrid (antes de que a Los Pinos arribara Calderón) y equiparable al registrado en tiempos de Plutarco Elías Calles (2.1 por ciento), es decir, previo al crack de 1929 y el advenimiento de la Gran Depresión. En el sexenio foxista más rescates y salvamentos del capital privado con recursos de la nación y la entrega, prácticamente total, del sistema de pagos a las trasnacionales financieras.
Y para vivir mejor llegó la continuidad, con sus cifras históricas en empleo, golizas al crimen organizado, catarritos y gripas económicas y navíos de gran calado. Junto a ella un nuevo capítulo de la crisis (que ya había concluido, se había corregido y, en consecuencia, regresó el crecimiento), la cual, según la tesis de Hacienda, terminará, se corregirá y etcétera, etcétera. En vía de mientras, en tres años de Felipe Calderón (el que decía que nunca más una crisis), si bien van las cosas, el crecimiento económico del país no pasará de 0.9 por ciento como promedio anual en el trienio, algo no visto (más allá del sexenio de MMH, desde tiempos de Alvaro Obregón, o lo que es lo mismo, 85 años atrás).
Contundente, pues, la tesis de la eventualidad, la corrección y el retorno del crecimiento.
Las rebanadas del pastel
Ya lo dijo el desesperado inquilino de Los Pinos: lo importante es lo que se hace de fondo, de largo plazo; no es la tormenta que se enfrente en un momento determinado, sino mantener el rumbo; lo importante no es la coyuntura sino el fondo, la visión de largo plazo y a la vez el dominio y la superación de la coyuntura, o lo que es lo mismo, una tormentosa coyuntura que a punto está de cumplir 33 años.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Más que un Estado fallido, lo que aqueja a esta atribulada república es la profunda y ramificada crisis del modelo de gobierno, de producción, convivencia y de inserción en la globalidad. Pero, además de estas realidades, que se observan aun sin quererlo, la larvada conformación de una plutocracia en mucho parasitaria y, por tanto, retardataria, ha venido poniendo su pesado grano de arena para acrecentar los problemas e injusticias que brotan por doquier.
De varias maneras, este tinglado sui generis ha ejercido su negativa influencia sobre toda clase de instituciones. Pretenden, y lo han logrado, hacerlas funcionar de acuerdo con sus muy particulares intereses hasta doblegarlas en toda ocasión o lugar. Los privilegios que ha acumulado este ralo conjunto de familias en el transcurso del último medio siglo son de una magnitud casi sin parangón con otras naciones (Rusia está peor). Los múltiples efectos que irradian sobre el desarrollo de personas, grupos, clases sociales, leyes, empresas, valores o tribunales es descomunal, tal como si hubieran sido diseñados o entrenados para su deleite y acumulación de riquezas y poder.
Conformada por un conjunto de herederos o beneficiarios de los favores gubernamentales, esta selección entre las elites nacionales fue ocupando el creciente hueco de poder que dejaba la decadencia de timoratos, maniobreros o enclenques políticos mexicanos. De simples acompañantes o cómplices del círculo decisorio de naturaleza pública, los ahora grandes barones del dinero fueron encaramándose sobre la casi la totalidad de los botones de mando del país. Armados con influyentes palancas que les acercan sus medios de producción y comunicación, no han dudado en emplearlos en aquellas ocasiones en que ven la oportunidad de acrecentar sus privilegios o amenazados sus intereses. Pueden, al mismo tiempo, detener inversiones cuantiosas para lograr legislaciones favorables, influir sobre sus contrapartes externas para que, desde los centros del poder mundial, presionen a los que se les oponen para inclinar la balanza en su favor. Recurren con frecuencia a los tribunales para modificar, con inusitada facilidad, alguna norma que les incomoda, pues conocen la debilidad del entramado judicial, característica tan general como dañina para la confianza ciudadana (véanse si no las últimas actuaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o del IFE).
No hay, dentro de esta plutocracia ramplona y autoritaria, uno solo de sus miembros que no haya recibido, de manera indebida o ilegal, un cúmulo inmenso de favores públicos. Trátese de contratos por adjudicación, ventas de los bienes públicos a precios de regalo, protección contra la competencia, tarifas garantizadas, exenciones de impuestos, incrementos de precios, manipuleo de la fuerza laboral a través de sindicatos ahorcados por líderes venales o francos apoyos en efectivo que alcanzan cifras estratosféricas. Todas estas minucias han quedado documentadas con pavorosa precisión (el Fobaproa-IPAB fue, quizá, un punto medular en el proceso de su conformación, pero no el único).
Sucesivas administraciones priístas, de Díaz Ordaz a Zedillo, incluyendo a De La Madrid, López Portillo o Echeverría, dan fehaciente testimonio del fortalecimiento plutocrático a su paso por la crisis de crecimiento que aqueja, desde entonces, al país. Pero fue con Salinas (88-94) donde dio un salto descomunal. De uno, a lo máximo dos personajes adinerados a escala mundial (Forbes) se pasó a contar con veinte billonarios (en dólares).
La aparición de Fox con sus panistas y gerentes de poquísima monta fue la etapa de la consolidación plutocrática. La imagen de respetados caballeros que adquirieron sus integrantes llegó a ser irresistible para un ranchero rencoroso, de escasa capacidad mental, y ante ellos inclinó su torpe administración. Fox desgobernó para ellos con un celo inigualable; fueron su horizonte a imitar, sus guías y, sin discusión alguna, sus patrones. Esta plutocracia le impuso la tarea de parar la emergencia de la izquierda, con AMLO a la cabeza. Tarea a la que Fox dedicó todas sus energías de merolico profesional. En este periodo los plutócratas pusieron las bases de su actual crisis. Los dos últimos años con el señor Calderón, al más que dudoso frente del Ejecutivo federal, se han convertido en una pesadilla para ellos. Es su propia creación, lo impusieron contra todo consejo y visión y los ha llevado a ser exhibidos, ya sin tapujos, como el obstáculo por excelencia para el progreso de México.
El lema empleado durante la campaña electoral (Un peligro para México), esparcido por todos los rincones, condensa los temores que los invadían. Lo arriesgaron todo con tal de que AMLO no llegara a la Presidencia que el electorado le mandó. Intuyeron, y después llegaron a la seguridad, que Andrés Manuel no sería un político doblegado ante sus tajantes órdenes y los sujetaría a los intereses superiores de la Nación.
Ahora es un tanto tarde para los remiendos. La crisis que se abate ha puesto a esta República en un punto de desequilibrio mayor si no se dan los retoques necesarios con la vista puesta en las inclusiones, la apertura de oportunidades y la equidad. La informalidad es una medida de la incapacidad del gobierno para ejercer sus funciones de conductor. El crimen organizado reta a todos los niveles de poder e introduce temores generalizados, rayanos en el pánico. Un mayor descontrol de todo esto y México, en efecto, será un Estado fallido. Hace falta, por tanto, un tratamiento de choque, a fondo, totalizador, para que el aparato productivo vuelva a funcionar para el beneficio de todos. Los partidos, el Congreso, la administración de justicia, los poderes regionales, los sindicatos o el ejército, requieren un renfoque, un diseño para mitigar y trastocar las tragedias que se viven por todos los confines del país. De manera coincidente, un fenómeno esperanzador surge desde abajo de la sociedad. Por todos sus pueblos y calles aparecen personas y grupos de gentes que están dispuestas a cambiar el estado de cosas que ahorcan al México de estos aciagos días. También avanza, y se consolida, una organización, un movimiento social y político que puede encauzar y conducir esta energía colectiva para la transformación del país.
No existe en la historia de la humanidad un caso como el de la familia Englaro. No existe en los anales de la historia médica moderna una situación tan desalentadora y tan devastadora como el de Eluana Englaro. No existe en la historia de la política moderna un caso como el suscitado por Silvio Berlusconi en contra de Beppino Englaro, padre de Eluana. No había alzado su voz con tanta vehemencia la Santa Sede para mostrar su inconformidad contra la voluntad de un padre amoroso y gallardo que llevaba 11 años intentando acabar, por medio de vías legales, con la prolongada muerte de su hija, iniciada en 1992.
Ese año, es decir, hace 17 años, Eluana se accidentó. Sufrió trauma craneoencefálico y lesiones en las vértebras cervicales que devino estado vegetativo persistente. Desde esa fecha, el padre, a quien la prensa retrata como una persona íntegra, correcta y valiente, había solicitado, en nombre de la dignidad y de las voces que unían a la hija y a sus progenitores, que se le permitiese morir. Desde entonces, y hasta el pasado 9 de febrero, fecha en que Eluana dejó de seguir falleciendo para morir para siempre, transcurrieron 6 mil 240 días. Seis mil doscientos cuarenta días.
Aunque las religiones siempre han buscado politizar la muerte, es infrecuente que políticos de alta envergadura utilicen a seres humanos desahuciados para vender sus ideas y ganar adeptos. Lo hizo George W. Bush con Marie Theresa Schiavo en 2005. Ahora lo emuló Silvio Berlusconi con Eluana. La primera llevaba 15 años en estado vegetativo persistente, y la segunda, 17. En ambos casos se politizó la muerte. En ambas situaciones se confabularon políticos y religiosos: contra la voluntad del ex esposo en el affaire Schiavo y contra los deseos de los padres de Eluana.
El caso italiano es más dramático. El apego y el amor familiar fueron el motor de la decisión de los padres. Berlusconi, contra los Englaro –arropado por la fe de algunos religiosos que no alcanzan a diferenciar entre dogmas de papel y sufrimiento humano, y que usan artilugios decimonónicos para hablar de autonomía y de dignidad–, buscó humanizar una vida que ya no era vida y que demolía la existencia de los padres. La intención era obvia: mostrarse ante el Vaticano y ante sus seguidores religiosos como buen ser humano decidido a defender a una persona que ya no era persona. En el diccionario Berlusconi la palabra empatía no existe.
Ni Bush ni Berlusconi pasarán a la historia como individuos que defendieron los derechos humanos o que actuaron bajo códigos éticos estrictos. Ambos serán juzgados por sus acciones y por ejercer doble moral. A ninguno de los dos, sobre todo al mandatario italiano, le ha parecido importante poner en riesgo el estado de derecho ni burlarse del tribunal supremo de su nación.
La prepotencia de Berlusconi desoyó la razón y el dolor. Incapaz de visitar a Eluana como se lo había pedido el padre, aseguró que la enferma aún tenía posibilidades de recuperarse e incluso de reproducirse. Incapaz de comprender que la libertad es un derecho inviolable y que la tecnología médica no debe estar al servicio ni de la muerte, ni de la política ni de la religión, utilizó su poder en connivencia con el Vaticano para arremeter contra la dignidad y la cordura de Beppino, quien ha sido acusado de asesinato por los seguidores del binomio Berlusconi-Vaticano. Insensatez demoniaca. Estulticia nauseabunda.
Beppino se equivocó. Ser decente donde priva la indecencia es incorrecto. Apegarse a la ley, como lo hizo durante 11 años, de poco sirvió. Demasiado tarde llegó el final para su querida hija. Demasiado sufrimiento inútil. Beppino quiso seguir las reglas y no buscó otras vías para lograr su propósito: poner fin a la existencia de su hija para dignificar lo que su familia deseaba. Beppino no supo de Rudy Linares.
Samuel era el tercer hijo de Rudy y Tamara Linares, familia afincada en 1988 en Chicago. Ese año, cuando Samuel tenía siete meses de edad, tragó una pelota que se atoró en la tráquea y le impidió respirar. Llegó al hospital en estado de coma y con daño cerebral irreversible por la falta de oxigenación. Fue intubado y apoyado por un ventilador durante ocho meses. Su condición no mejoró. Los padres solicitaron que se le permitiese morir. El hospital denegó la petición. En una ocasión Rudy desconectó el ventilador, pero el personal del hospital lo reconectó rápidamente. Meses después el padre entró a la unidad de terapia intensiva con una pistola. Apuntó hacia el personal y advirtió que no dañaría a nadie a menos que se entrometieran. Desconectó a su bebé y lo abrazó. Treinta minutos después falleció Samuel. La policía aguardaba cerca de la cama. Rudy, llorando, con su bebé en brazos, se entregó. Aunque inicialmente se le acusó de homicidio, el juez lo exculpó.
La vida y la dignidad de los seres laicos poco tienen que ver con lo que piensan los políticos y los religiosos. La muerte es parte de la vida. La vida es de uno y de los seres que nos quieren. Vivir es un derecho, no una obligación. La voluntad no puede ser secuestrada. El caso Englaro fue una sinfonía del horror.
Narcotráfico y protestas
E n días recientes se han realizado, en distintos puntos del territorio nacional, manifestaciones de protesta por los abusos cometidos en el curso de los operativos militares emprendidos por el gobierno federal. Ayer, por noveno día consecutivo, cientos de personas –entre las que se encontraban mujeres, niños y gente de la tercera edad– bloquearon algunas de las principales vialidades de Monterrey y reclamaron el cese de los atropellos cometidos por elementos castrenses; en Veracruz, alrededor de 300 personas tomaron cuatro casetas de peaje y bloquearon una carretera federal en demanda del retiro de las fuerzas armadas, y en Reynosa, Tamaulipas, alrededor de mil operadores de transporte público cerraron avenidas y cruces internacionales; además, en esta última localidad, elementos del Ejército se enfrentaron a presuntos sicarios y a manifestantes, lo que dejó como saldo una decena de muertos y más de 15 heridos. Por su parte, el gobernador de Nuevo León, José Natividad González Parás, señaló que tales movilizaciones son impulsadas por el crimen organizado y afirmó que “hay elementos para pensar que se trata del cártel del Golfo y Los Zetas”.
Al margen de que sean ciertas o no las declaraciones del gobernador nuevoleonés, no puede pasarse por alto que en el país se ha generado una legítima molestia ante los documentados atropellos militares cometidos en contra de civiles en el contexto de la cruzada antinarco del gobierno federal. Tales abusos han generado un profundo descontento en amplios sectores de la población, y han confirmado, además, las advertencias que hace más de dos años –cuando los soldados salieron a las calles– plantearon diversas organizaciones sociales en el sentido de que el uso de militares en labores de seguridad pública –que corresponden a instituciones civiles– representa una amenaza para la vigencia de las garantías individuales y el estado de derecho, al tiempo que expone a las fuerzas armadas a la animadversión popular y al poder de infiltración de las organizaciones delictivas.
Ante estas consideraciones, resulta improcedente identificar todas las manifestaciones de rechazo al Ejército con actos urdidos y manipulados por los cárteles de la droga, pues de esa manera se descalifica en su totalidad a expresiones –legítimas y sin duda reales– de la población ante una política de seguridad que no ha ayudado a erradicar la violencia en el país –al contrario, la ha incrementado–; que no ha disminuido, a lo que puede verse, el margen de maniobra de los grupos criminales, y que, en cambio, ha hundido a grandes franjas de la sociedad en la zozobra y el temor. En particular, es pertinente y necesario que las autoridades deslinden responsabilidades en relación con los enfrentamientos ocurridos ayer en Reynosa y que esclarezcan si ese hecho estuvo o no vinculado con las manifestaciones referidas.
Por lo demás, tampoco puede descartarse que alguna de las expresiones de descontento que se comentan sea impulsada de manera subrepticia por el narco y que esto sea reflejo de la obtención de apoyo social por parte de los cárteles de la droga. Tal perspectiva, por indeseable que resulte, no es sorprendente si se toma en cuenta que, además de la social y la política, el narcotráfico tiene una dimensión económica insoslayable y que esa industria emplea a alrededor de medio millón de personas en el país, de las cuales unas 300 mil se dedican al cultivo de estupefacientes ilícitos, según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional.
En la circunstancia presente, lo peor que podría hacer el gobierno federal sería cerrar los ojos a este posible escenario, pues ello contribuiría a que los fenómenos referidos se consoliden o profundicen, y a que las corporaciones criminales aprovechen la actual coyuntura –en la que convergen el desempleo, bajas salariales, deterioro de la calidad de vida y un amplio sentir de desasosiego en el común de los mexicanos– para extender su influencia en los ámbitos social y económico.
Estas consideraciones tendrían que obligar a la administración calderonista a dar un golpe de timón en su actual política de seguridad y a modificar sus estrategias de combate al narcotráfico y a otras formas de delincuencia organizada, en el entendido de que, para erradicarlas, no basta con operativos y desplazamientos de soldados por el territorio nacional –que derivan, a fin de cuentas, en un círculo reproductor de la violencia–, sino que se necesita, en primer lugar, una comprensión de la complejidad y las dimensiones de esos fenómenos, así como capacidad y voluntad política para atacar sus causas originarias.

Alejandro Gertz Manero
Cornudos y apaleados

En este país los ciudadanos y los miembros de la sociedad estamos obligados a rendir cuentas ante nuestras autoridades, y así cada mes reportamos nuestros ingresos, nos confesamos frente al IMSS y al Infonavit, tenemos que pedir permiso para viajar, para circular, para respirar y transpirar aires puros carentes de cualquier tipo de contaminación alcohólica.
En las carreteras “nos pasan a la báscula”, en los aeropuertos no hay quién se salve de dos o tres tentaleadas, hurgadas y exhibidas hasta de los más íntimos y recónditos secretos personales; y así vamos circulando por la existencia entre permisos, licencias, autorizaciones, verificaciones, inspecciones, mientras desde las alturas nos observan, nos graban, desconfían y cuchichean sobre nuestras vidas.
En el otro extremo las autoridades, en todas sus denominaciones, tronos y jerarquías, no deben ser tocadas ni con el pétalo de una rosa porque la democracia se consuma y se realiza únicamente cada tres años, cuando metemos un papelito en una urna para votar por quienes no conocemos y no volvemos a saber de ellos más que a través de una publicidad masiva, agobiante y obsesiva, que nos relata y promueve a diario resultados y grandezas que nuestros ojos serviles no alcanzan a observar en razón de la enormidad de sus éxitos, que finalmente se convierten en fracasos estrepitosos.
Cotidianamente somos vejados y asaltados, extorsionados, secuestrados, aterrorizados por todos los cárteles delincuenciales oficiales, semioficiales o independientes que nos traen como loros sarapeados, mientras vemos a nuestros próceres protegidos por verdaderas murallas de guaruras pelones, mal encarados y agresivos que nos observan con desprecio como si fuéramos cucarachas.
Ese poder omnímodo ha considerado desde su enorme grandeza que sólo él puede autocontrolarse, autoauditarse, autovigilarse y autoverificar sus conductas, a través de sus propios sistemas, consejos y judicaturas; pero dentro del control ejercido por ellos mismos; lo que quiere decir que hacen lo que quieren, se auditan lo que les da la gana, informan lo que les parece que no les va a hacer daño, se observan cuando así lo determinan, y llegan eventualmente a castigar a algún miembro de esa cofradía cuando cae de la gracia de quienes detentan esos supremos poderes.
En otras palabras, somos como siervos del medievo a la orilla de un camino, esperando a que pase la nobleza y nos aviente alguna cáscara o hueso mondo, o se interese por alguna virgen despistada que ande suelta en la pradera. Esa es nuestra modernidad y la nueva democracia, ¡qué maravilla!
editorial2003@terra.com.mx
Doctor en Derecho


Rogelio Ramírez de la O
El gasto de Obama y el de México
El miedo a la nacionalización de los bancos, que ya se materializó en la realidad, llevó al secretario del Tesoro de la administración del presidente Obama, Timothy Geithner, a un planteamiento poco claro sobre cómo va a estabilizar el sistema financiero, y sirvió de mal precedente para el anuncio del paquete de estímulos fiscales por 787 mil millones de dólares que aprobó el Congreso.
Fue evidente a lo largo de la presentación que hizo Geithner sobre el rescate de bancos que su preocupación era no causar zozobra en Wall Street, la comunidad con la que trató rutinariamente y a la que debía haber regulado con más rigor desde 2003, cuando asumió la presidencia del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.
Su estrategia tiene muchas preguntas sin contestar. Según esto, los bancos van a trabajar con los reguladores para establecer los faltantes de capital de cada banco.
Someterán a los balances pruebas de deterioro de la cartera vencida, para determinar la necesidad de más capital. Se entiende, pero no lo aclaró, que si el banco falla esta prueba el gobierno pondrá el capital que falta, y presumiblemente los accionistas verán su participación accionaria diluida y el gobierno será dueño de la mayoría del capital.
Pero nadie puede decir cómo se van a valuar los precios de los créditos vencidos que supuestamente se quieren vender. Es más, el alto desempleo seguramente va a causar que una cartera que hoy pasa la prueba de ser recuperable en unos cuantos meses no la pase.
La otra parte de la estrategia estadounidense es el gran paquete de estímulo fiscal que incluye ayuda (por ejemplo, a los desempleados), reducción de impuestos (sobre todo a los que menos ganan) y gasto público (por ejemplo, para la modernización de la red eléctrica y la infraestructura).
La estrategia de Obama ha sido buscar que los dos partidos, el Demócrata y el Republicano, estén unidos en circunstancias tan difíciles, pero los republicanos no apoyaron el paquete. Por la suavidad con la que el presidente los ha tratado, no culpándolos directamente de la crisis, parecería que espera que la crisis se profundice y entonces se verá obligado a tomar decisiones muy graves. De ahí la necesidad de establecer el precedente de haber sido suave con los republicanos.
Todo lo anterior es mala noticia para México. Hasta hoy aquí sólo hemos visto el comienzo de lo que será recordado como la peor pulmonía económica en décadas. La excusa del gobierno de que esta crisis fue causada en el exterior no va a resistir el escrutinio público cuando se conozca el uso sin precedente que ha hecho de los recursos que tuvo.
Sus ingresos aumentaron entre otros motivos por el alto precio del petróleo en 593 mil millones de pesos tan sólo en los dos años hasta 2008. Pero de cada aumento que tuvo, 60 centavos los dedicó al gasto corriente, el cual no crea riqueza permanente. Este vicio de gastar mal en realidad viene desde Fox. Así, el ingreso desde 2000 aumentó a 2008 en mil 669 miles de millones (140%). El gasto corriente aumentó en 956 mil millones (134%). La inversión física directa fue 77 mil millones en 2000, 96 mil millones en 2006 y 59 mil millones en 2008.
Hoy el país más poderoso del mundo trata de sacar adelante su economía, utilizando el gasto en infraestructura y el apoyo a la población, y aun así será muy difícil superar los problemas. Aquí el gobierno ya utilizó en el gasto corriente lo mejor de su aumento de recursos. Por el contrario, los petroleros y los ingresos tributarios van a caer y no tendrá con que enfrentar la crisis.
rograo@gmail.com
Analista económico


Lorenzo Córdova Vianello
Perdimos todos

Afortunadamente, la inmoral y hasta ilegal conducta de los seis consejeros del IFE que el viernes pasado decidieron la absolución de las dos principales televisoras por haber manipulado la propaganda electoral que tienen obligación de transmitir ha recibido un amplio rechazo de parte de la opinión pública y especializada. Era lo menos que podía esperarse luego de su vergonzosa actuación.
En estas páginas, el lunes, Pedro Salazar desmontó uno a uno los argumentos con los que esos consejeros claudicaron de su obligación de aplicar la ley. No pretendo repetir aquí las falacias jurídicas y argumentativas que sustentaron esa decisión, ni tampoco reiterar las razones expuestas por los consejeros Alfredo Figueroa, Virgilio Andrade y el presidente Leonardo Valdés en su fallida defensa de las atribuciones del IFE.
Prefiero subrayar algunas de las implicaciones que esa decisión puede tener en el futuro.
Como es sabido, la actitud desafiante e ilegal de la televisoras continuó en los días posteriores al no transmitir los pautados de publicidad que el IFE les remitió, provocando el inicio de nuevos procedimientos.
Pues bien, con los falaces argumentos usados para desechar las propuestas de sanción el viernes pasado, los consejeros también deberían desechar los nuevos procedimientos. En efecto, al haber reinterpretado la jerarquía jurídica de las normas y haber colocado a un documento de dudoso valor legal, las “bases de colaboración” entre la CIRT y el IFE, por encima de la Constitución y del Cofipe, resulta imposible sancionar la no transmisión de la publicidad electoral en que las televisoras incurrieron posteriormente. Si la “buena voluntad” expresada en ese documento es, para la mayoría de los consejeros, una fuente de derecho más importante que la ley, ¿cómo sancionarlos si ya prometieron portarse bien?
Es el mundo del absurdo. Y lo peor es que esta claudicación por parte del IFE de aplicar la ley parece haber sido consentida (o pedida) por buena parte de la clase política. El escandaloso silencio guardado por el PAN y el PRI y la renuncia que hizo la Secretaría de Gobernación a su estatus de autoridad en la materia (asumiendo el ridículo papel de mediador en el conflicto) solapan al más puro estilo de la omertà (la complicidad típica de la mafia siciliana) la conducta ilegal de la mayoría de los consejeros.
El más elemental sentido común hace suponer que al gobierno, a varios partidos y a la mayoría de los consejeros (que actuaron más como correas de transmisión de esos intereses que como autoridad electoral) se les doblaron las manos y les temblaron las rodillas ante la presión de las televisoras.
Pero, más allá del sentido común, lo que es indudable es que, hasta ahora, el Estado perdió, por mucho, este round frente a los poderes mediáticos y queda muy maltrecho para lo que sigue. Y si dejamos de lado las lecturas cortoplacistas a las que están acostumbrados nuestros gobernantes, nuestros políticos y nuestros empresarios, al haber perdido el Estado perdimos todos.
Hasta ayer por la noche todo parecía indicar que el PRD impugnaría la resolución del IFE. ¡Ojalá así sea! ¡Y ojalá el Tribunal Electoral reivindique la supremacía del Estado —como lo hiciera en su momento la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el caso de la ley Televisa— frente a los intereses mediáticos revocando la lamentable decisión del IFE! Tal vez, a pesar de todo, exista en algunos políticos la altitud de miras y el valor de anteponer el interés común a sus intereses particulares, y eso sería de celebrarse frente a la mezquindad imperante.
Investigador y profesor de la UNAM


Mauricio Merino
Para enfrentar la catástrofe

Nos estamos habituando a la violencia. Todos los días suceden hechos brutales a nuestro alrededor que, poco a poco, van formando parte de nuestro entorno cotidiano.
Se nos dice que muchos de ellos son prueba de la firmeza de las autoridades; que los delincuentes están acorralados y reaccionan con desesperación; que se están destruyendo entre ellos; que pronto volveremos a vivir en paz.
Pero es difícil seguir ese argumento, cuando la falta de respeto a las leyes no es un rasgo exclusivo de las mafias, sino de la sociedad en su conjunto; cuando la impunidad protege a los violentos, a los ricos y a los influyentes; cuando la violencia también está en las calles por la degradación social y la exclusión.
Al estudiar las causas que llevan a los individuos a producir un daño deliberado a otros, el sicólogo Philip Zimbardo (El efecto Lucifer) observó que más allá de la disposición al mal que en algún momento alberga todo ser humano, lo que dispara una acción perversa es la situación que le rodea: el entorno y los roles sociales que producen ese mal y que lo vuelven aceptable. La “banalidad del mal”, como lo llamó Hannah Arendt.
Pero Zimbardo también observó que el mayor riesgo es que esas situaciones, multiplicadas, acaben generando un sistema: un entramado de razones e incentivos que se reproduce a sí mismo. En su opinión, si las situaciones que estimulan la disposición al mal no son disueltas pronto, pueden acabar convertidas en sistema.
Eso mismo dedujeron Wilson y Herrnstein (Crime and human nature) tras estudiar las causas del crimen en el mundo entero.
Para ellos, son las estructuras sociales y políticas las que estimulan, por su incapacidad para generar proyectos de vida respetables, expectativas creíbles de futuro y lazos de afecto y dignidad presentes, la disposición de ciertos individuos a romper las reglas para obtener beneficios inmediatos. Y cuando el crimen deja de ser excepcional, el riesgo de convertirse en un sistema es inminente.
Eso mismo es lo que describe, por otra parte, Roberto Saviano en Gomorra: el sistema criminal de la Camorra, la mafia italiana de mayor influencia, cuya lectura hace pensar en México. Un sistema social basado en una vasta red de negocios ilegales de toda índole, que se ha convertido en parte de la vida cotidiana de miles de individuos. Un sistema que, para ellos, ya no es opcional sino inevitable.
Gente de carne y hueso, que sin embargo podría suscribir lo que Mario Puzo le hizo decir a Vito Corleone, en medio de los jefes de todas las familias de la mafia:
“Gracias a nosotros, (decía El Padrino) la mayoría de nuestros hijos ha encontrado una vida mejor. (…) No tenemos obligación alguna con respecto a los pezzonovante que se consideran a sí mismos rectores del país. Porque en realidad, lo que quieren es defender sus intereses personales. ¿Por qué debemos obedecer unas leyes dictadas por ellos, para su propio beneficio y en perjuicio nuestro? (…) El bien común es lo primero”. Un sistema que quiere sustituir al régimen y que encuentra situaciones favorables para hacerlo.
Podría ser la misma justificación que los líderes de nuestras mafias reproducen cada día.
Sin embargo, para enfrentarlas es preciso quebrar las situaciones sociales que la anidan y atajar la impunidad, en cualquiera de sus manifestaciones.
Volver a darnos perspectiva social, sentido igualitario, confianza y proyectos de vida compartidos. Recordar que el verdadero Estado somos cada uno de nosotros y que si nos perdemos el respeto, en definitiva, ese sistema puede volverse permanente.
Profesor investigador del CIDE

No hay comentarios.:

Publicar un comentario