Julio Hernández López: Astillero
Felipe Calderón cree tan altos sus índices de popularidad, después de la bocanada de oxígeno mediático que en semanas anteriores se otorgó a cuenta de oportunamente magnificadas alertas gripales, que ayer se asomó, en medio de las consabidas prevenciones militares fuertes, al estadio hidalguense donde se jugaba la semifinal del máximo torneo comercial de futbol. No fue el único político en campaña que buscaba beneficiarse del binomio PAN y circo, pues el sábado pasado apareció en las frecuencias de Televisa el aspirante blanquiazul a gobernar la delegación capitalina Miguel Hidalgo, Demetrio Sodi, que, según sus palabras, tuvo la suerte de ser entrevistado por la generosa empresa en el tiempo publicitariamente privilegiado del partido entre Pumas y Puebla (la electoralmente veloz Ana Gabriela Guevara debería recibir de Televisa, en mínima compensación, una invitación similar a ser entrevistada durante el próximo juego de final que habrá en el estadio universitario: a menos que el asunto no sea de suerte, sino de intereses empresariales e inmobiliarios en, por ejemplo, la zona de lujo de Santa Fe).
No hay nada punible, desde luego, en la asistencia del papá de Juan Felipe Calderón Zavala al inmueble deportivo donde jugaría el equipo preferido del hijo. Pero sí va creciendo la polémica respecto al abierto uso de los programas asistenciales y de gobierno ejercidos por la administración calderónica en propaganda electoral del partido federalmente en el poder. Tanto es el riesgo de que se esté en presencia de los preámbulos de una elección de Estado, que el ínfimo IFE –por instrucciones del correctivo tribunal federal de asuntos electorales– presentará hoy a discusión un documento que reprocha el uso de esos programas y recursos públicos para favorecer al partido alojado en Los Pinos. Respecto al candidato Sorry, los abogados de PRD y PRI pretenden poner a prueba la institucionalidad electoral con este caso que abiertamente viola la normatividad vigente. No es la primera vez que el ahora panista se aprovecha de relaciones especiales con poderes televisivos o que oculta el patrocinio de sus campañas de proselitismo.
Los desfiguros políticos abarcan todo el espectro partidista, como en el caso del gobernador de Veracruz, que con cinismo extremo pretende convertir en atractivo turístico la desgracia ecológica y la miseria extrema de La Gloria, la comunidad de Perote que ganó fama mundial por las contaminantes Granjas Carroll de México donde podría haber estado el origen de la influenza porcina, aviar y humana y donde Édgar Hernández habría sido el Niño Cero de esa pandemia, por cuyo discutible motivo Fidel Herrera ha ordenado construir una oportunista estatua conmemorativa que se inaugurará en unos días más.
Enrique Galván Ochoa: Dinero
Si no fuera por las terribles pérdidas que causó –la muerte del turismo, entre otras–, sería hoy un buen día para reír a todo pulmón. Hace seis semanas –17 de abril– el gobierno calderonista declaró por decreto una emergencia sanitaria porque la República era atacada por letal virus, nadie conocía su origen ni identidad. El decreto era obligatorio, se ejecutaba en todo el territorio nacional y paralizaba las oficinas de gobierno y las escuelas. La alerta fue magnificada para que los pobladores todos del planeta Tierra y sus alrededores se enteraran de lo bien que actuaba el gobierno mexicano en defensa de la humanidad. Un mes después, también por decreto calderoniano, se dio por terminada la fase crítica. La gente, estupefacta y dolida por las pérdidas, el susto y las molestias, se pregunta: ¿qué pasó aquí? Uno de los acelerados fue el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, que extremó la defensa ordenando el cierre de toda actividad pública que tuviera puertas. Nunca dijo Felipe Calderón que: 1) el virus ya andaba pululando desde septiembre del año pasado. 2) La Organización Panamericana de la Salud le había enviado una alerta el 11 de abril acerca de un extraño brote en La Gloria, Veracruz, que afectó a 591 personas. 3) Una mujer oaxaqueña había fallecido, inclusive, el 13 de abril. ¿Por qué el presidente de los virus no lanzó la alerta desde entonces? Es que el día 16 del mismo mes tendría lugar la desesperadamente ansiada visita del presidente Obama. Estaba empeñado en demostrarle que no es la cabeza de un Estado fallido. Por fortuna Obama regresó sano a su país. Sin embargo, hubo un suceso que no puede atribuirse más que a la mala suerte que parece perseguirlo: un escolta estadunidense pescó la tos y al volver a Washington se convirtió en influenza. Como ya he sugerido antes, es una hazaña que ni Al Qaeda había logrado hasta ahora: infiltrar un virus en el círculo presidencial. La Organización Mundial de la Salud reportaba ayer 12 mil 22 casos en 43 países. Sólo en Estados Unidos se han registrado 6 mil 552 y en Canadá 719. El gobierno de Obama anunció que ha destinado mil millones de dólares al desarrollo de una vacuna que deberá estar lista antes de otoño. ¿No le hubiera quedado más reconocida la humanidad al señor de los virus si hubiera dado la alerta a tiempo? ¿Y para qué empeorar la situación magnificando su respuesta? Ya está la enfermedad en lugares tan remotos como Kuwait y a los japoneses les preocupa que llegue a alcanzar proporciones dramáticas. Circula un rumor de humor negrísimo en la red: Obama fue quien trajo la infección a México. ¿Será contrapropaganda de Martínez Cázares, en respuesta a este video del PRI?:
www.youtube.com/watch?v=Wq4Jkk_x82g
Arturo Balderas Rodríguez: Desde el otro lado
La semana pasada los electores de California acudieron a las urnas para votar sobre diversas propuestas de ley. Una de esas proposiciones era de vital importancia para disminuir el astronómico déficit del estado por 21 mil a 15 mil millones de dólares, mediante una combinación de aumento en los impuestos y reducción del gasto.
Congruentes con su ideología, los republicanos se opusieron a la propuesta por considerar inadmisible un aumento en los impuestos. Los demócratas también se opusieron porque reducía el gasto en sectores como la educación y la salud. Como se esperaba, la propuesta fracasó al recibir una significativa mayoría de votos en contra.
Al día siguiente de la votación, el gobernador republicano Arnold Schwarzenegger declaró una serie de recortes draconianos al presupuesto y no fue sorpresa que las áreas más afectadas serán la educación y la salud.
Amplios sectores de la población dejarán de recibir servicios médicos debido a la falta de personal, material y equipo. En las escuelas públicas, en las que se imparte el ciclo de enseñanza obligatoria, menos maestros tendrán que atender un número mayor de alumnos en aulas ya de por sí abarrotadas. Las universidades públicas aumentarán significativamente las colegiaturas, afectando a los estudiantes de más bajos recursos. Los perdedores de siempre serán quienes no tienen la oportunidad de asistir a escuelas, universidades y hospitales privados, donde las cuotas son prohibitivas.
Las causas de la crisis económica en California son las mismas que el resto de la nación, aunque en el caso de este estado hay por lo menos dos antecedentes que la agravan. Hay un gobernador republicano que hace cinco años, consecuente con la ideología de su partido, decidió un sensible recorte de impuestos favorable a los estratos de más ingresos. Además hay una legislación que, a diferencia de otros estados, ordena que el presupuesto sea aprobado por dos terceras partes de sus integrantes. Ninguno de los dos partidos en la Asamblea de California ha alcanzado ese porcentaje desde hace varios años, y la única forma de aprobarlo ha sido con negociaciones de última hora que no han satisfecho a nadie y que al final de los últimos años han ocasionado sucesivos déficit en las finanzas estatales. El resultado es que California está al borde de la quiebra, con un desempleo por arriba de 11 por ciento y sin una vía clara para salir de esta situación.
Carlos Fernández-Vega: México SA
La mala noticia es que para 2009 el gobierno federal estima un hoyo fiscal cercano a 300 mil millones de pesos (10 por ciento del presupuesto de egresos); la peor, que en 2010 la caída será más drástica. Es la crisis, sí, pero también la suma de muchos años de privilegios fiscales al gran capital, de exprimir a los de siempre, y a la cómoda cuan creciente dependencia de las arcas públicas del festín petrolero, el cual, todo indica, llega a su fin, cuando menos a corto plazo.
Una vez más los mexicanos, junto al resto de latinoamericanos, deben pagar la factura por ese cúmulo de años de indolencia y complicidad gubernamentales, y de paso los jugosos beneficios fiscales que goza el gran capital, personificado por una insultante micro minoría, si vale el término. Justo ahora, en medio de la enésima sacudida en 30 años, la política fiscal debía ser uno de los principales motores para atenuar el golpe y reactivar el aparato económico. Pero no hay con qué, pues el gobierno –con sus cinco máscaras– no cobró a quienes debía hacerlo, exprimió a quienes no pueden más, y alegremente se gastó lo que ingresó por la venta masiva de su principal recurso, el petróleo, sin efecto económico y social alguno. Por si fuera poco, las otras patas de la endeble mesa se desmoronaron: precio internacional del crudo, remesas, inversión extranjera, turismo (los narco dólares no, pero tampoco se invierten como antes).
A la crisis económica se añade la fiscal, con lo que el pastel está cocinado, algo similar a lo que sucede en el resto de América Latina, aunque México es el más destacado expositor. En este sentido, advierte la Cepal que la crisis afecta significativamente a la región, transmitiéndose por todos los canales mediante los cuales los países se relacionan con el resto del mundo (comercio, corrientes de capital, remesas, inversión extranjera directa, etcétera). A causa de ello se han generado, en forma simultánea, distintos efectos negativos en la economía: una reducción tanto de la cantidad como del precio de las exportaciones, restricción considerable del acceso a los mercados de capital, merma del monto de remesas recibidas y disminución de los flujos de IED.
David Márquez Ayala: Reporte Económico
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) recién dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al primer trimestre de 2009. Según ésta, la población del país asciende a 107.2 millones de personas, de las cuales 78.2 millones tienen 14 años y más, y estadísticamente constituyen el concepto amplio de población en edad laboral (Gráfico 1).
Esta población de 14 años y más se divide en dos grandes rubros: la población económicamente activa (PEA) y la población no económicamente activa (PNEA). Uno de los componentes de esta última (la población disponible) nosotros la reclasificamos aquí como Desocupada pasiva y la ubicamos como parte de la PEA (favor de ver explicación en las notas 2 y 3 del gráfico 1).
Con esta reclasificación, tanto las cifras de desocupación total como las de la misma PEA cobran mayor objetividad, arrojando los siguientes resultados:
1) La PEA ascendió en el primer trimestre del año a 50.9 millones de personas y la PNEA a 27.3 millones (Gráfico 1).
2) No obstante las inconsistencias estadísticas de la ENOE (la PEA creció en 2007 pero disminuyó en 2008) se puede decir (con reservas) que tal PEA aumentó en promedio anual en unas 570 mil personas en 2007 y 2008, y en 710 mil personas si comparamos el primer trimestre de 2009 con el primero de 2008, cifras que desde luego no incluyen a los emigrantes en condición laboral que han salido del país, pero que aun así constituyen el indicador mínimo de empleos formales (con prestaciones) que la economía debe generar cada año.
25 de mayo de 1909: Centenaria
Hernán González G.: Aprender a morir
Marlene Santos Alejo: Balance de la Jornada
Antonio Malacara: Jazz
De última hora nos enteramos de que Héctor Infanzón no estaría en el concierto del pasado sábado 23 en la Sala Carlos Chávez, donde estaba anunciado al lado del guitarrista Cris Lobo, en el Festival de Jazz 2009 de la UNAM. Dado que se trata de dos de los más grandes músicos mexicanos de hoy en día –quienes casi nunca tocan juntos–, esperando el día, la emoción nos papaloteaba con fuerza en el miocardio.
Pero resulta que siempre no. Con los virulentos cambios en las fechas de todo mundo se cruzaron los compromisos y el maestro Infanzón tuvo que cumplir con un añejo compromiso en Cuernavaca con su trío, y su lugar en el grupo de Cris Lobo (alias Cristóbal López) estuvo cubierto por el tecladista Servando Rascón.
El cuarteto se complementa con la experiencia y el filin de Dorio Ferreira en el bajo y Salvador Merchand en la batería. Además, Cristóbal nos informó que el concierto será grabado para editar un nuevo disco antes de que termine 2009.
Y en el mismo Centro Cultural Universitario, donde se llevó a cabo el concierto –en la sala Carlos Chávez–, los próximos 30 y 31 de mayo, la Orquesta Filarmónica de la UNAM estrenará en México el Concierto para flauta y orquesta de cuerdas de Héctor Infanzón. La parte solista estará a cargo del virtuoso Horacio Franco, quien también por primera vez tocará el primer Estudio bop y el Concierto Post tenebras lux, de Eugenio Toussaint.
El concierto de Infanzón se estrenó mundialmente en febrero de 2007, en Montana –por las norteñas tierras de los siux y los pies negros–, con la Orquesta de Cámara de Las Rocallosas, y el mismo Horacio Franco en la flauta. El turno es ahora para el país del compositor. La cita es en la Sala Nezahualcóyotl. El sábado el concierto se inicia a las 20 horas y el domingo a las 12 horas.
Política petrolera: urgente cambio de rumbo
La secretaria de Energía del gobierno calderonista, Georgina Kessel, anunció ayer en Roma que tomará dos años la recuperación de las exportaciones petroleras de México, reducidas en más de 18 por ciento en los últimos 24 meses, y auguró que para 2015 el país volverá a exportar los tres millones de barriles que solía vender al extranjero en 2005 y en 2006. El jueves de la semana pasada Pemex informó que, en los primeros cuatro meses de este año, los ingresos derivados de la venta de crudo al exterior disminuyeron 60.4 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado.
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Gonzalo Martínez Corbalá: La diversidad de males sociales en el siglo XXI
Lo malo no es tanto la información obtenida de los prisioneros de las diversas cárceles estadunidenses, sino para qué ha sido usada, y como uno de los casos más conocidos, ahora, baste citar el de Guantánamo durante la guerra de Irak, donde fueron recluidos no se sabe cuántos ni la procedencia de todos esos presos. Abu Ghraib habrá de simbolizar, con el tiempo, lo peor de este conflicto tan absurdo que armaron los otrora gobernantes de Estados Unidos George W. Bush, Tony Blair, de Gran Bretaña, y el español José María Aznar, argumentando que Saddam Hussein tenía ocultas grandes cantidades de armas de destrucción masiva, de las que nunca, por supuesto, fue encontrado el menor rasgo, ni siquiera en los momentos en que era enjuiciado Hussein para llevarlo a la horca.
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Bernardo Bátiz V.: Estado de interdicción
Es increíble, inusitado cuando menos, que alguien, en este caso el ex presidente Miguel de la Madrid, se haya declarado a sí mismo en estado de interdicción; que él, por voluntad propia, se haya puesto en la tesitura de incapacidad y, por tanto, en la hipótesis, según nuestras leyes civiles, de requerir de ahora en adelante, para sus actos de derecho, de su vida civil y familiar, de un tutor que lo represente y firme en su nombre, que le autorice a viajar y disponer de sus bienes, pues ése es el efecto de una declaración de interdicción.
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Ana María Aragonés: Se van cerrando las válvulas de escape
México, a lo largo de todo el siglo XX, puso en marcha diversas válvulas de escape que han tenido ciertos efectos positivos en la economía del país, si bien no han logrado desarrollarlo ni, por lo tanto, impedir la salida de los trabajadores. Sin embargo, el problema actual es que en el marco de esta nueva crisis estas válvulas de escape se están cerrando, por lo que las dificultades del país se incrementan.
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Iván Restrepo: Salvémonos del deterioro ambiental
Para refrescar la memoria: hace un mes especialistas y estudiantes que laboran en las unidades de investigación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) denunciaron que, por burocracia y mala planeación, diversos proyectos se encontraban paralizados desde 2007. Dijeron estar amenazados, pues si hacemos un movimiento y se afecta el prestigio del IMSS, nos corren. Pese a ello, informaron a la opinión pública de las trabas que impiden el correcto funcionamiento del Fondo de Investigación en Salud. Los proyectos a que se refieren los quejosos los apoyan el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, varias instituciones extranjeras y la industria farmacéutica. Es de esperarse que, como han prometido las autoridades, ahora sí sea prioridad la investigación científica, que acompañe a un verdadero sistema nacional de salud.
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León Bendesky: Perspectiva de la crisis
La crisis aun se extiende, ha sido y será larga. Las pérdidas en la producción, el empleo, el ingreso y la riqueza son grandes y abarcan prácticamente a todo el mundo en menor o mayor medida. No se advierte aún una salida posible y en medio de la incertidumbre los gobiernos siguen interviniendo. Los mercados muestran todavía mucha rigidez al tiempo que fluctúan y crean oportunidades para especular.
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Herman Bellinghausen: Partidos verdes y asquerosos
Tal vez la política siempre ha sido un asco, y somos nosotros quienes la idealizamos, buscamos con afán líderes, especialistas en algo, funcionarios que sean servidores y honestos, por lo menos. De preferencia, si tienen ideas compatibles con las nuestras, o interesantes. Rara vez ocurre. Y luego la ansiedad de que se corrompan, se cansen, nos traicionen.
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Ricardo Raphael
Accidente televisivo
Los programas cómicos con más alta audiencia en México son aquellos dedicados a la ridiculización del otro. Un otro que suele escogerse dentro de un repertorio limitadísimo de personajes seleccionados por su identidad o condición: “la mujer”, “el homosexual”, “el travesti”, “el indio”, “el naco”, “la persona con discapacidad”, “el obeso”, “el pobre”.
Les viene de maravilla a las televisoras, a sus productores y a sus actores abusar, porque saben bien que del otro lado existe una mayoría de espectadores que son rápidos y fáciles para aplaudir la burla impuesta sobre quienes son valorados como distintos.
La justificación para reír a carcajadas a costa de la persona socialmente vulnerable es simplísima: “mientras ‘yo’ no caiga en esa circunstancia discriminatoria conservaré para mí el papel de burlador”. Un acto de humor que ocurre gracias al escape que ofrece el comediante al demostrar que hay quien se encuentra en un lugar de menor valía social dentro de la comunidad a la que se pertenece.
Accionando excesivamente sobre este mecanismo facilón de la conciencia, los hacedores de estos programas crean y recrean relaciones injustificadamente asimétricas para atraer a su auditorio. Ante las críticas, argumentan que ningún principio antidiscriminatorio puede atentar contra su libertad de expresión. También advierten que sin estos recursos grotescos desaparecería la comedia en México.
Desde que tengo memoria, por primera vez ha surgido una crítica abierta a esta forma de comicidad gracias al airado y bien reflexionado texto que Katia D’Artigues detonó desde su columna y su blog publicados por EL UNIVERSAL, el viernes de la semana pasada.
He de confesarme aquí sorprendido por la abundante cantidad de comentarios y críticas que surgieron a propósito de la representación que Galilea Montijo, Roxana Castellanos y los hermanos Santiago y Rubén Galindo montaron para el programa Hazme reír y serás millonario transmitido dominicalmente por la empresa Televisa.
Sorprendido porque esta discusión no había siquiera rozado el debate público donde todos los días nos construimos los mexicanos. Al contrario, burlarse y discriminar al otro en televisión por su identidad o condición de vulnerabilidad era, hasta hace muy poco, considerado una circunstancia impecablemente normal.
Estamos tan habituados a la discriminación que no tenemos anticuerpos intelectuales para detectarla cuando ésta ocurre. Si se nos coloca en situación de superioridad la toleramos, la promovemos y la reproducimos sin contención. Basta con que, en el caso mencionado, podamos identificarnos con los papeles de las señoras Montijo o Castellanos —o de perdida con el de un travieso perico de peluche— para que el grotesco acto impuesto sobre el individuo burlado termine defendiéndose con los razonamientos más inverosímiles.
Ni siquiera el crítico juez del programa, Rafael Inclán, contó con herramientas intelectuales para transmitir las razones de su instintiva incomodidad. Con gran ligereza y demasiado apremio, llamó a la persona discriminada “accidente de la televisión” y “anormal”. A lo que la señora Montijo respondió con una cándida y muy manipuladora sentencia que devolvió la acusación señalando de discriminador a quien intentó cuestionar la moralidad del acto.
Todo este episodio es un nítido fresco sobre el estado que guarda la discusión del papel que juegan los medios de comunicación a propósito de la reproducción de actitudes y mapas mentales discriminatorios.
Largo tramo falta todavía para que el derecho a no ser discriminado, inscrito apenas hace ocho años en nuestra Constitución, deje de ser letra muerta para leguleyos y se convierta en un valor honrado por nuestra inteligencia, nuestras prácticas cotidianas y, sobre todo, nuestro sentido del humor.
Sólo si nos apropiamos de esa ética dejaremos de aplaudir la comicidad estúpida y forzaríamos a quienes la hacen para que confeccionen, con algo más de ingenio, sus tramas y argumentos. En concreto, para que diviertan con humor y no con la ramplonería de lo abusivo y lo grotesco.
Mientras tanto, no les caería mal a las televisoras celebrar una revisión a sus códigos de ética y nombrar también a un defensor de sus audiencias, con el explícito propósito de hacer compatible su negocio con la libertad de expresión y con el derecho a no ser discriminado. No vaya a ser que antes de hacerlo, la Constitución termine cayéndoles encima bajo la forma de una costosa demanda judicial.
Este hecho también debería despertar el interés de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), en cuyo código ético no aparecen, ni por asomo, los principios relativos a la no discriminación.
Analista político
Lydia Cacho
Plan B
El Estado contra la sociedad
Una familia tiene un bebé con síndrome de Down y crea una asociación porque ni su comunidad ni el gobierno local toman en cuenta a personas Down. Lo mismo sucede con niñas con parálisis cerebral, con niños ciegos o autistas. Todos los esfuerzos profesionales y efectivos en México para atender delitos ambientales, víctimas de violencia sexual o doméstica, trata de personas, presos políticos, violación a derechos humanos, menores en situación de calle, embarazo adolescente y adicciones, son producto de ciudadanos comprometidos con su país y su comunidad. Y ahora, gracias a las políticas de Estado, las asociaciones sin fines de lucro están en mayor riesgo que nunca.
El gobierno de Fox bautizó como Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) a las asociaciones civiles, y creó un Registro Nacional de OSC para tenerlas controladas; bajo el argumento de la transparencia forzó la desaparición de cientos de organizaciones comunitarias rurales. Al mismo tiempo México entró en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y la cooperación internacional retiró los donativos que sostenían la frágil economía de grupos de la sociedad civil que rescataban a víctimas de todos los flagelos. Supuestamente nuestro país es tan avanzado que ya no necesita ayuda humanitaria, pese a que comunidades enteras en Chiapas, Oaxaca, Hidalgo, Quintana Roo, Guerrero, Yucatán y Michoacán, viven como en países africanos.
Los políticos desconfían de las organizaciones civiles que no pueden controlar, por eso las debilitan. La perspectiva neoliberal de la “autosustentabilidad de las OSC” promovida por Fox y Calderón, exige que las organizaciones civiles atiendan de manera profesional a sus grupos vulnerables, aprendan nuevas tecnologías, rindan cuentas, paguen impuestos brutales que a las empresas sí les permiten deducir. Las políticas de Estado no reconocen a las OSC como coactoras en la solución de problemas. Pese a que la sociedad civil ha impulsado políticas públicas importantes, el gobierno federal y los estatales condicionan a las organizaciones a ser clientelares, les amedrentan con arrebatarles recursos a cambio de autocensurar su crítica del Estado. Por si fuera poco, ante la violencia actual, las amenazas, desaparición, espionaje y asesinato de quienes defienden los derechos humanos, el Estado finge ceguera.
La perspectiva mercadológica neoliberal de la participación civil es ridícula. Pretenden que las OSC sean empresas, generen bienes y servicios, atiendan víctimas, no reciban salarios dignos pero trabajen 14 horas diarias sin prestaciones de salud y vivienda. Mientras, PGR y DIF violan los derechos de las víctimas, la Secretaría de Hacienda niega deducibilidad a organizaciones premiadas en el mundo entero, y retira incentivos para la colaboración de los empresarios con OSC. Calderón declara que la sociedad civil debe colaborar en la guerra contra las adicciones y la violencia, pero actúa para que la sociedad civil esté ocupada en subsistir, aplastada por el Estado. En tanto, se fortalecen las asociaciones civiles de clientelismo político con todas las facilidades fiscales. A la burocracia no le gustan las organizaciones civiles independientes, y usa argumentos de rentabilidad mercantil para reducirlas y hacerlas inviables, para criminalizar la protesta social y revivir el paternalismo clientelar.
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