5/29/2009

Amnistía Internacional afirma que la crisis global no sólo es económica sino de derechos humanos



Afp y Dpa

El mundo camina sobre un polvorín de desigualdad, injusticia e inseguridad que está a punto de estallar, advierte Amnistía Internacional (AI) en su informe anual 2009, y subraya que la crisis no sólo es económica sino de derechos humanos.

Desde Haití a China, pasando por México, Colombia, Sri Lanka, Palestina, Congo y Sudán, el documento, publicado hoy en Londres, ofrece un oscuro panorama de los abusos de derechos humanos en el mundo, donde la crisis económica intensifica la inestabilidad política y la violencia.

Aunque advierte que es demasiado pronto para predecir todos los efectos que el despilfarro de los últimos años tendrá en los derechos humanos, AI subraya el incremento en el mundo de la pobreza, el desempleo, la discriminación y la desigualdad, lo que nunca ha sido terreno propicio para el respeto de esos derechos.

El texto de AI, que analizó la situación en 157 países, destaca que, aunque nadie está a salvo de la crisis económica, las cuitas de los países ricos no son nada comparadas con las calamidades que se ciernen sobre los más pobres.

La recesión ha agravado los abusos, ha hecho que se desvíe la atención y ha creado nuevos problemas. Los derechos humanos se pisotearon en nombre de la seguridad, y ahora se relegan al último puesto en nombre de la recuperación económica, dijo la directora de AI, Irene Khan, al presentar el informe El estado de los derechos humanos en el mundo.

En Asia, África, América Latina, cada vez hay más hambre y enfermedades debido a la drástica subida de los precios de los alimentos, y más personas sin hogar y en la indigencia a causa de los desalojos forzosos y los embargos de bienes hipotecados, indica el informe de la organización.

Esta falta de comida, empleo, agua, tierra y vivienda, el aumento de la desigualdad, la inseguridad, la violencia, la xenofobia y el racismo reflejan que el mundo hace frente no sólo a una crisis económica sino a una crisis de derechos humanos, subrayó Khan.

AI señala que la situación de los derechos humanos en América Latina en 2008 mostró avances, como la condena a 25 años de cárcel al ex presidente peruano Alberto Fujimori por crímenes de lesa humanidad, que caracteriza como crucial, pero también retrocesos en inseguridad y exclusión.

Observa avances en la batalla contra la impunidad en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Uruguay, pero lamenta que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que ganó las elecciones presidenciales salvadoreñas en marzo pasado, no prometiera levantar la ley de amnistía que dio impunidad a personas que violaron derechos humanos durante la guerra civil, de 1980 a 1992.

El informe señala que el conflicto en Colombia siguió provocando gran cantidad de desplazados, que aumentaron a 380 mil en 2008, mientras que los indígenas fueron los más afectados, dijo AI, que cita informes de asesinato de hasta 27 de ellos por la guerrilla.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia reconocieron en abril haber asesinado a ocho indígenas awá. También se registró el asesinato de dos defensores de los derechos humanos, y el informe señala que paramilitares colombianos continuaron matando civiles y sembrando el terror, a veces con el consentimiento de las fuerzas de seguridad.

El respeto de los derechos indígenas mejoró en Bolivia y en Brasil, donde el gobierno entregó tierras, pero en contraste, en Paraguay murieron seis miembros de la comunidad aawhoyamaxa por enfermedades evitables, afirma.

La exclusión de poblaciones menos favorecidas también se constató en Río de Janeiro, donde se comenzó a construir un muro alrededor de favelas, lo que fue denunciado como discriminatorio.

Destaca que en Chile se comenzó a discutir un proyecto de ley que podría reconocer el crimen del feminicidio, lo que podría incidir en disminuir la violencia contra las mujeres.

En entrevista, poco antes de la publicación del informe, Khan denunció que los gobiernos poderosos están más preocupados por atajar exclusivamente los problemas económicos y financieros en sus países, y hacen caso omiso de la crisis mundial que los rodea.

Es patente que los gobiernos han fracasado estrepitosamente a la hora de proteger los derechos humanos, la vida y el sustento de las personas, estimó la responsable de AI, que llamó a un cambio de liderazgo político.

Khan hizo hincapié en los billonarios paquetes que han lanzado los gobiernos de los países más ricos para rescatar a los bancos y las instituciones financieras, mientras han olvidado a los sectores más vulnerables en sus propios países y en el resto del mundo.

Precisó por ello que el informe de AI, de 400 páginas, se dirige en particular al Grupo de los 20 (G-20), que se ha cubierto con un manto de liderazgo pero que no cumple con sus compromisos para reducir la pobreza en el mundo y respetar los derechos humanos.

El G-20 carece de una visión unificada de los derechos humanos, afirmó Khan, y señaló que en muchos de los países que componen ese grupo –entre los que citó a Arabia Saudita, México, China, Brasil y Estados Unidos– el récord del respeto de esos derechos deja mucho que desear.

Por ejemplo, Estados Unidos no reconoce que los derechos económicos son parte de los derechos humanos y China no toma en cuenta los derechos civiles o políticos de sus ciudadanos, afirmó.

El mundo necesita un liderazgo diferente, un modelo distinto de política y también de economía, algo que funcione para todas las personas y no sólo para unos pocos privilegiados, resaltó.

Entre los pocos progresos en los últimos meses, Khan se congratuló del compromiso del presidente estadunidense Barack Obama con cerrar la prisión en la base de Guantánamo en Cuba, pero advirtió que el jefe de la Casa Blanca no ha ido bastante lejos.

El anuncio del cierre fue una buena noticia, así como los pasos importantes que tomó en el inicio para rectificar algunos abusos de los derechos humanos cometidos por el gobierno de George W. Bush, señala. Pero luego, algunas de esas iniciativas fueron seguidas por acciones limitadas, y su gobierno ha enviado en estos primeros meses señales mixtas.

Khan concluyó enviando un mensaje a los países del G-20, a que suscriban un nuevo acuerdo global para el respeto de los derechos humanos y coloquen esos derechos en el centro de sus iniciativas internacionales para combatir la crisis económica.

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