Manuel Bartlett

El apoyo se concreta: Peña Nieto recibe al secretario de Seguridad Interna de EU, Johnson, supuestamente para intercambiar asuntos de seguridad fronteriza, migración. Esta secretaría no es una más; creada por Bush subordinando 22 agencias federales para incrementar la seguridad —ante el atentado las Torres Gemelas—; incorporó al FBI, Defensa, Energía y Justicia, con funciones radicales en materia de seguridad energética, entrenamiento policiaco. Criticada por conculcar derechos civiles. Johnson es considerado oficialmente el arquitecto de las políticas de contraterrorismo.
Otros apoyos: el secretario de Defensa, general Cienfuegos, expresó a medios de comunicación: “Ante estos hechos que han cimbrado al país, la mentira, el reproche, la crítica infundada, la violencia y la intolerancia poco abonan, debemos unirnos frente a la adversidad”; “los retos de inseguridad y crimen organizado son problemas de todos, problemas de Estado, no de gobierno”. El secretario de Marina, Vidal Soberón, también ante los medios, afirmó: “Pese a todos los esfuerzos del gobierno, PGR, Marina, Cisen y Ejército, hay muchos actores desacreditando lo hecho. Me enoja que manipulen a los padres de familia, para seguir incrementado esto; no les interesan ni ellos ni los muchachos, únicamente sus objetivos de grupo, lucran con el dolor de los padres, mienten, manipulan la información”.
Afectado Peña por una crisis de legitimidad con probada pérdida de apoyo ciudadano, censurado por movimientos populares, las expresiones del gobierno norteamericano alabando los “progresos que ha hecho sobre los cuales hay que construir” y “las grandes reformas económicas y energéticas”, rechazadas por grandes sectores nacionales, es injerencia política evidente. Finalmente, la entrevista de Peña con el arquitecto del antiterrorismo preocupa, ya se ha deslizado la intención de tachar de terrorismo cualquier oposición y destaca la insistencia de EU en el tema seguridad, cuando están por entregarse porciones del territorio nacional a transnacionales. Por otro lado, los secretarios de Defensa y Marina, descalificando las marchas ciudadanas, según ellos manipuladas por objetivos perversos, apoyan la atribución de Peña a desestabilizadores y resulta violatoria al artículo 17 de su Ley de Disciplina, que les prohíbe estrictamente inmiscuirse en asuntos políticos y viola su obligación de mantenerse apartidistas, necesaria en todo Estado democrático. Sus descalificaciones armadas devienen amenazas. Estos apoyadores de dentro y de afuera, podrían estar anunciando la decisión presidencial de reprimir toda manifestación contraria a sus intereses políticos y económicos, esperemos que no. Besos del Diablo.
Senador de la República
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