Se abren paso como directoras, fotógrafas, editoras y guionistas
La
carencia de directoras que hace sólo unos años marcaba el panorama
audiovisual cubano va dejando de ser ya una tendencia. Ellas aportan,
además, nuevas miradas temáticas y estilísticas a un cine de “hegemonía
androcéntrica”, afirman especialistas en el tema.
Basta revisar los catálogos de la Muestra Joven ICAIC (Instituto Cubano
de Arte e Industria Cinematográficos) para advertir el crecimiento por
años de nombres femeninos creando obras de ficción, documentales y
animación, al tiempo que confluyen como fotógrafas, productoras,
sonidistas, editoras y guionistas.
La antigua Muestra de Nuevos Realizadores, apenas el único espacio de
exhibición para la joven hornada de cineastas en el país caribeño,
incluyó a 16 directoras en el catálogo de la recién finalizada 14
edición, del 31 de marzo al 5 de abril.
Sus piezas fueron el 34 por ciento de las 22 obras de ficción, 19
documentales y seis animaciones que incluyó el concurso abierto a
menores de 35 años de edad. Sin embargo, disminuye ligeramente la
proporción alcanzada en 2014, cuando ellas fueron el 37.5 por ciento en
el rol de dirección.
“Hace años que no puede decirse que faltan las mujeres en el cine
cubano porque existen muy buenas directoras jóvenes, con propuestas
contundentes y caminos narrativos diversos”, dice a SEMlac la experta
en género y cine Danae C. Diéguez.
Nombres como Patricia Ramos, Heidi Hassan, Marilyn Solaya, Daniellis
Hernández, Susana Barrigas, Ariagna Fajardo o Maryulis Alfonso
presentaron sus primeras obras en la Muestra, y hoy protagonizan un
cambio en los puntos de vista de la cinematografía cubana, refiere la
especialista.
La apertura tecnológica del video y el cine digital fue impulso para la
democratización de la producción audiovisual en la isla, a mediados de
la década de los 80 del siglo pasado.
Además, centros de enseñanza como la Escuela Internacional de Cine de
San Antonio de los Baños y la Facultad de Medios Audiovisuales (Famca)
del Instituto Superior de Arte (ISA), y el auge de las producciones
independientes permiten a las realizadoras de hoy ir cerrando brechas
excluyentes de la industria cinematográfica nacional, en la cual sólo
tres mujeres han realizado un largometraje de ficción en más de cinco
décadas.
Para Diéguez, el conflicto actual en cuanto a cine y género en Cuba no
pasa por la cantidad de obras realizadas por mujeres, sino por las
temáticas que a ellas y ellos les preocupan.
“No todas están posicionadas desde un compromiso o mirada de equidad de
género, aunque abunda el interés por discursar sobre universos
femeninos que ponen en crisis los estereotipos y roles tradicionales de
la feminidad y la masculinidad”, apuntó la profesora universitaria.
La apertura relativa a los debates feministas sobre las desigualdades
entre mujeres y hombres en Cuba provoca que, cada vez más, estos
asuntos motiven obras de ficción y documental realizadas por jóvenes.
Según la catedrática del ISA, hay piezas asestando un golpe simbólico
al patriarcado, pero inconscientemente, porque falta preparación.
“Hablar de género no implica especializarse, sino una sensibilización
coherente que permita ajustar el punto de vista sin divagación temática
y estilística, como a veces sucede”, reafirma.
“CONTAR DE OTRA MANERA”
Precisamente el aporte estilístico más significativo que la
investigadora avista en las obras realizadas por mujeres en la 14
Muestra Joven ICAIC es un giro en las formas de narrar y en los temas
que se tratan.
“Ellas cuentan desde otras maneras, con una baja narratividad que
permite entrar en aspectos más íntimos, en los silencios y conflictos
interiores asociados a universos femeninos”, refiere.
El instante de cambio que supone la primera menstruación, dos jóvenes
releyendo los símbolos que definen su nación para hablar de
participación femenina o la experiencia intimista de una joven que
emigra a La Habana desde otra provincia figuran entre los argumentos
que pueden leerse en clave de género entre las piezas femeninas
presentadas al festival.
Sobre las ficciones distingue “Resina”, un cortometraje de Maryulis
Alfonso, que inserta por primera vez en el audiovisual cubano la
experiencia de una adolescente campesina en su primera menstruación.
Esta realizadora, graduada de la filial de la Famca en la provincia
central de Camagüey, se ha acercado en otras obras, como “Misericordia”
y “Las ventanas”, a procesos de intimidad femenina en los que la
violencia psicológica resulta constante.
“Trabajo estos temas de manera intuitiva, pensando en la manera en que
me crié y las relaciones con mi familia y, en este caso, quise hablar
del crecimiento de las mujeres desde una experiencia muy íntima”,
expone a SEMlac.
DISCRIMINACIÓN
Alfonso percibe tiempos diferentes para las mujeres cineastas en su
país, pero eso no implica que no se les discrimine. “Siento las
diferencias entre los roles de trabajo que desempeñan los hombres y las
mujeres, se nos valora distinto cuando estamos en un equipo de
filmación, aunque la tecnología nos permita iguales oportunidades de
acceso al cine”, reflexiona la cineasta.
Otro de los trabajos que se posiciona desde el género es “Antígona”, el
proceso, un documental que repasa la participación de las mujeres en la
Cuba revolucionaria desde una representación desdramatizada y
anárquica, en la cual las realizadoras Yaíma Pardo, de 35 años, y
Lilián Broche, de 25 años, también son personajes.
Inspiradas en la obra teatral “Antigonón, un contingente épico”, de
Rogelio Orizondo, las autoras proponen una relectura histórica mediante
la elección de un equipo totalmente femenino, para resaltar desde el
proceso productivo el empoderamiento de las mujeres de su generación.
“El cine cubano está preparado para que las mujeres creen de manera
independiente, siendo autosuficientes y gestionando sus propios
presupuestos, por eso juntamos mucho talento femenino en nuestra obra,
para demostrar que esto es posible y marcar un cambio”, explica Pardo
en entrevista con SEMlac.
Otros documentales de mujeres eligen una mirada intimista a los
personajes en su espacio cotidiano, como las obras de Helena Rodríguez
López (“Elogio de la sombra”), Diana Montero (“La Milagrosa”), y Joanna
Pérez Vidal (“Trópico de Ariguanabo”).
Por su parte, Rosario Alfonso Parodi explora, en clave periodística,
una zona compleja de historia cubana posrevolucionaria en “Los amagos
de Saturno”, y Jessica Rodríguez, con “Ahlam”, narra las dudas de una
joven egipcia expuesta a la inseguridad y el desconcierto de un país en
conflicto, luego de la llamada primavera árabe.
HORA TARDÍA PARA LAS DIRECTORAS
Como tendencia, las nuevas poéticas de la realización audiovisual
femenina siguen gestándose desde los márgenes de la producción
independiente, que aún afronta conflictos para su exhibición y
comercialización.
La inclusión de realizadores y realizadoras jóvenes en los mecanismos
de producción audiovisual nacionales queda pendiente, según coinciden
críticos y creadores entrevistados por SEMlac.
“Quizá sea hora, muy tarde, por cierto, para que directoras que han
demostrado su valía detrás de las cámaras puedan contar sus historias
en el largometraje”, escribió Diéguez en un artículo publicado hace dos
años en la revista La Jiribilla.
La estudiosa reafirma a SEMlac que, con ellas, será posible asistir a rostros nuevos y diversos dentro del cine cubano.
Especial
Por: Helen Hernández Hormilla
Cimacnoticias/SEMlac | La Habana.-
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