4/10/2015

El Grupo Atlacomulco busca desplazar a Eruviel Ávila


Eruviel Ávila, gobernador del Edomex. Foto: Miguel Dimayuga
Alfredo del Mazo Maza, hijo y nieto de exgobernadores del Estado de México y primo del presidente Peña Nieto, se alista para ocupar el Palacio de Gobierno en Toluca. El representante de la más joven generación del Grupo Atlacomulco tuvo que hacerse a un lado hace cuatro años, cuando Eruviel Ávila desafió a ese poderoso clan político y se encaramó en la gubernatura. Ahora todo indica que a Del Mazo se le está allanando el camino con una serie de enroques y maniobras en aquella entidad y a escala federal. “Realeza” contra “plebeyos”, las huestes de Arturo Montiel –cabeza actual del grupo– vuelven por sus fueros.

TOLUCA, MÉX. /Proceso).- El pasado 7 de enero el mexiquense Alfredo del Mazo Maza renunció a la dirección del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) a fin de conseguir en junio próximo una diputación federal por el Estado de México, desde donde podría acceder a la gubernatura de esa entidad y así recuperarla para la dinastía del Grupo Atlacomulco.
Dirigida minuciosamente desde Los Pinos, esta maniobra –según algunos analistas– intenta desplazar del gobierno estatal al grupo político del actual mandatario, Eruviel Ávila, ajeno al clan de Atlacomulco y quien llegó a la gubernatura en 2011 tras amenazar con dejar las filas del PRI si ese partido no lo apoyaba como candidato.
El Grupo Atlacomulco cedió –debido a la gran popularidad local de Ávila y su amenaza de ser candidato de la oposición– y sacó de la contienda a Del Mazo Maza, su preferido de entonces y quien ahora regresa a la arena política: buscará la diputación federal del XVIII distrito electoral, con sede en Huixquilucan, municipio del cual fue presidente municipal (2009-2012).
Primo del presidente Enrique Peña Nieto, a Del Mazo la diputación le servirá para foguearse sobre el terreno y saltar a la gubernatura a fin de darle continuidad a la tradición dinástica de su familia: su abuelo, Alfredo del Mazo Vélez, fue gobernador de 1945 a 1951, y su padre, Alfredo del Mazo González, lo fue de 1981 a 1986.
Algunos observadores ya hablan de una disputa por el poder entre la “realeza” del Grupo Atlacomulco –representada por el junior Del Mazo– y los advenedizos “plebeyos” de Ávila, cuya zona de influencia se ubica en el populoso oriente mexiquense. Vaticinan el rotundo triunfo de los primeros por detentar la Presidencia de la República, desde donde han maniobrando contra el actual gobernador.
“En las elecciones de junio próximo vamos a ver una lucha entre la realeza y los plebeyos. Los resultados influirán en la elección para gobernador de 2017 e incluso en la presidencial de 2018”, asegura Félix Santana de los Ángeles, secretario general del Movimiento de Regeneración Nacional en el Estado de México.
Asegura que para Peña Nieto, otro de los cachorros del Grupo Atlacomulco, es importante mantener el control del Estado de México por tratarse de su cuna política y principalmente porque es la entidad que maneja más recursos económicos y tiene el padrón electoral más grande del país. El lugar ideal para combinar los negocios con la política.
Santana compara: “El presupuesto del Estado de México es el más cuantioso. Tan sólo este año es de aproximadamente 200 mil millones de pesos. Ni siquiera lo iguala el Distrito Federal, cuyo presupuesto ronda los 150 mil millones de pesos.
“Y electoralmente es la entidad más importante: tiene casi 11 millones de votantes, muy por encima de los alrededor de 8 millones del Distrito Federal.”
Por su parte Arturo Chavarría, presidente del Colegio de Arquitectos y Urbanistas del Estado de México, resalta que las mayores inversiones en obra púbica de los últimos años se concentraron en la entidad: el Circuito Exterior Mexiquense y el Viaducto Bicentenario, “emprendidas por grupos empresariales ligados en sus negocios con la poderosa clase política local”.
Ambos enfatizan que la obra más ambiciosa proyectada en el actual sexenio, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, también se levantará en suelo mexiquense; lo mismo que la mayor parte del trayecto del tren México-Toluca, el único proyecto ferroviario que no se canceló, como ocurrió con el fallido México-Querétaro o el Transpeninsular.
Resalta Santana: “Tan sólo la inversión calculada para el aeropuerto internacional en los próximos años es de 169 mil millones de pesos. Un monto muy por encima de los recursos públicos que reciben las entidades del país. De manera que el Grupo Atlacomulco podrá seguir haciendo jugosos negocios en el Estado de México, siempre y cuando el PRI mantenga su control político. De ahí la importancia de las próximas elecciones”.
En los comicios de junio próximo se renovarán las 125 alcaldías mexiquenses, así como 45 diputaciones locales y 40 federales.
Ya se vive una efervescencia política en la entidad. Por ejemplo, se está dando el fenómeno de los alcaldes priistas “chapulines”, quienes pidieron licencia en sus presidencias para ser candidatos a diputados federales.
Es el caso de Carolina Monroy del Mazo, prima de Enrique Peña Nieto, sobrina de Alfredo del Mazo González y quien dejó la alcaldía de Metepec. Lo mismo hicieron la alcaldesa de Toluca, Martha Hilda González Calderón; el alcalde de Naucalpan, David Sánchez; el de Tlalnepantla, Pablo Basáñez García; el de Ecatepec, Pablo Bedolla; la de Tultitlán, Sandra Méndez Hernández; el de Cuautitlán, Gabriel Casillas Zanatta; el de Jilotepec, Édgar Castillo, y el de Chicoloapan, Andrés Aguirre, entre otros.
Algunos empujan a sus juniors: la alcaldesa de Zinacantepec, Olga Hernández Martínez, postuló a su hija Olga Esquivel Hernández, de 26 años, por el distrito 40; Guillermina Cacique, exalcaldesa de Amatepec, lanzó a su hija Ivette Bernal Cacique a la candidatura por el distrito 36 con sede en Tejupilco; Francisco Osorno, presidente municipal de Chalco, hizo lo propio con su hija, Susana Osorno Belmont…
En este grupo destaca Ignacio Pichardo Lechuga, hijo del exgobernador Ignacio Pichardo Pagaza y quien compite por el distrito 23, con sede en Valle de Bravo. Ya había ocupado una curul en San Lázaro, de 2009 a 2012.
El cachorro
Pero la figura estelar de estos comicios es sin duda Alfredo del Mazo Maza. En el ámbito político mexiquenses circulan versiones en el sentido de que incluso está destinado a coordinar la bancada priista en San Lázaro antes de ir por la gubernatura. El Grupo Atlacomulco tiene todas sus esperanzas puestas en él porque encabeza el relevo generacional.
De 40 años, Del Mazo Maza estudió administración de empresas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Sus primeras actividades profesionales las realizó en la iniciativa privada, principalmente en Banco Azteca y el Grupo Financiero Serfín. Su primer cargo gubernamental fue la Gerencia de Financiamientos y Análisis de Mercados de Pemex.
En 2005, tan pronto llegó Peña Nieto a la gubernatura, colocó a su primo Del Mazo al frente de Dirección de Fomento a la Micro y Pequeña Empresa de la Secretaría de Desarrollo Económico. Después, en 2008, lo nombró secretario de Turismo del estado, cargo al cual renunció en 2009 para ocupar la presidencia municipal de Huixquilucan, donde estuvo hasta 2012.
Era alcalde cuando, en 2011, lo impulsaron para la candidatura del PRI al gobierno del estado, pero las maniobras de Ávila lo hicieron a un lado. Después, cuando Peña Nieto llegó a la Presidencia de la República, se le puso al frente de Banobras. Hoy nuevamente lo perfilan para la gubernatura.
En su libro Los juniors del poder, Francisco Cruz Jiménez, especialista en el estudio del Grupo Atlacomulco, hace un recuento de los privilegios, las torpezas políticas y la frivolidad de “Alfredito”, como lo llaman sus allegados.
Por ejemplo, cuenta que cuando era funcionario de Pemex se le dio “de manera irregular” una beca, por 257 mil pesos, para ir a estudiar un posgrado a la Universidad de Harvard. Del Mazo tenía apenas tres meses de haber ingresado a la paraestatal y los estatutos exigían por lo menos tres años de servicio para beneficiarse de esa prestación. Tampoco era “profesionista de planta”, otro de los requisitos. Ni siquiera tenía título profesional para estudiar un posgrado. Se le inició la averiguación previa 09/DAFMJ/2002.
En esa jugada resultaron involucrados Juan José Domene Berlanga, entonces director Corporativo de Finanzas, y Carlos Juarusti Septién, director Corporativo de Administración. Gracias a su apellido, “Alfredito” se salvó de ser sancionado.
Después, cuando fungía como secretario de Turismo en el Estado de México, a Del Mazo se le ocurrió el proyecto Resplandor Teotihuacano, con el cual buscaba instalar en la zona arqueológica de Teotihuacán glamorosos espectáculos de luz y sonido.
Planeaba contratar los servicios de la trasnacional Phillips para iluminar las pirámides con potentes reflectores. Y el gobernador Peña Nieto, en septiembre de 2008, anunció que esos shows serían el gran proyecto de su gobierno para atraer al turismo internacional.
Sin embargo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia se opuso tajantemente al proyecto por los graves daños que le ocasionarían a la zona arqueológica. Hubo discusiones y movilizaciones. Al final Del Mazo se vio obligado a suspender su disparatado plan. Fue un descalabro político.
Luego, como alcalde de Huixquilucan, se vio torpemente involucrado en el caso de la muerte de la pequeña Paulette Gebara Farah; tenía una relación amorosa con una tía de la niña y visitaba constantemente el domicilio de los Gebara mientras se realizaba la investigación.
En Los juniors del poder se señala que Del Mazo –motejado El Caballero de Huixquilucan por la prensa de sociales– era “un junior frívolo quien sólo pensaba en divertirse, un joven engreído y vanidoso, amante de los placeres de la mesa, más a gusto en la barra de una cantina y en la pista de la disco de moda”.
Menciona el libro cómo la revista Caras –de Televisa– empezó a candidatear a Del Mazo para el gobierno mexiquense. Pero el paso se lo cerró Ávila, hijo de un matrimonio que no concluyó la primaria y quien de niño fue cobrador en un camión de pasajeros y después vidriero en un negocio de cristales para autobuses. Y “Alfredito” fue obligado a destapar como candidato priista a la gubernatura a su rival la noche del 25 de marzo de 2011.
Sobre este punto comenta Félix Santana: “El Grupo Atlacomulco tomó una decisión de pragmatismo político puro: sacrificó a su cachorro. No tenía otra opción más que apoyar a Eruviel, quien era muy popular y amenazaba con contender por el PRD y el PAN en caso de no ser el candidato del PRI. Hubiera también ganado. Eruviel sorprendió y chantajeó al Grupo Atlacomulco, que decidió darle tiempo al tiempo. Supo esperar. Hoy vuelve a impulsar a Del Mazo a la gubernatura”.
Indica que la zona de influencia de Ávila se concentra en el oriente del estado, principalmente en los municipios de Ecatepec (el más poblado del país y de donde fue alcalde), Cuautitlán, Tlalnepantla, Tultitlán y Coacalco. Representa a los políticos del Valle de México, quienes siempre le han peleado los espacios de gobierno al Grupo Atlacomulco, asentado en el Valle de Toluca.
–¿Ávila no tiene margen de maniobra para imponer a su sucesor? –se le pregunta a Santana.
–No. Es muy difícil. Entre los eruvielistas no veo ninguna figura que despunte, como ya está despuntando Del Mazo por el Grupo Atlacomulco. El gobernador y sus cuadros están muy debilitados. Y más todavía a raíz de la matanza de Tlatlaya, los feminicidios y toda la ola de violencia desatada en el estado.
–¿Qué futuro le espera a Eruviel?
–Tal vez seguir sacando provecho de su territorio político, de los presupuestos de los municipios eruvielistas. En el Estado de México todo es control de territorios, de ponerse de acuerdo y decir: “Yo respeto tus territorios y tú respeta los míos”, como hacen las mafias.

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