Autor: Mauricio Romero @mauricio_contra
Con el respaldo absoluto de la administración de Miguel Ángel Mancera, 75 mil metros cuadrados de áreas públicas de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca serán privatizadas para la construcción del nuevo estadio de los Diablos Rojos del México. La usura de la cual se beneficiarán Alfredo Harp Helú y su equipo profesional de beisbol se basa en un proceso ilegal sin contrato por escrito ni estudios de impacto ambiental y urbano, revelan distintas entidades del Gobierno del Distrito Federal y el propio director del Instituto del Deporte local, encargado de administrar el deportivo. A pesar de todo, el proyecto seguirá adelante y arrasará con una zona vital para la Ciudad de México, consideran defensores, especialistas y legisladores
Sin contrato de por medio, ni estudios
de impacto ambiental y urbano mucho menos, el gobierno de Miguel Ángel
Mancera se comprometió con Alfredo Harp Helú a entregarle más de 7
hectáreas y media de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca para la
construcción del estadio en el que jugará su equipo profesional de
beisbol: los Diablos Rojos del México.
De acuerdo con múltiples respuestas dadas a Contralínea
tanto por la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) como por el
Instituto del Deporte del Distrito Federal (Indeporte) y de la propia
delegación Iztacalco, el jefe de gobierno aprobó, presentó, impulsa y
protege –con granaderos por delante– un proyecto que implicará
privatizar miles de metros cuadrados y la destrucción de la flora y
fauna que ahí sobreviven.
El permiso está dado y los planes de
construcción en curso. Pero tampoco existe un contrato firmado, admite
en entrevista el director del Indeporte, Horacio de la Vega. No hay
nada por escrito, sólo una presentación con imágenes hecha por la
fundación del magnate, asegura por su parte la oficina del jefe de
gobierno.
A los usuarios recurrentes del
deportivo no se les preguntó; a quienes reclamaron contra la
privatización y la tala nocturna el gobierno les respondió con la
salida de decenas de policías y la aclaración de boca propia de Mancera
de que el estadio era lo primero, y la advertencia de que nada, ningún
grito ni manifestación, lo perturbará.
Proyecto, sin estudios de impacto ambiental y urbano
La decisión ya estaba tomada: el
Gobierno del Distrito Federal haría lo necesario para que los Diablos
Rojos, de Alfredo Harp Helú, por fin tuvieran un cálido hogar.
Aunque el sitio elegido fuera espacio público, el lugar y las formas
correrían por cuenta de la administración de Miguel Ángel Mancera.
Desde agosto de 2014 –meses antes del
anuncio oficial– el dueño lo anticipó en conferencia: “Ya está
platicado con las autoridades del Distrito Federal y va a ser en la
Magdalena Mixhuca. Va a ser un estadio exclusivamente para beisbol”,
contó eufórico desde San Diego Harp Helú, quien es también accionista
de los Padres, novena ligamayorista (sitio Youtube).
“Va a ser una concesión bien establecida, por un laaargo plazo –añadió–. […] Ustedes saben que si entramos con una buena inversión, seguramente vamos a podernos quedar muchos años ahí.
“[Será la opción] que más nos convenga
y creo que va a ser muy rápida la decisión. Las autoridades están en la
mejor disposición. Vamos a hacer un estadio bueno: ¡la casa de los
Diablos Rojos del México!”
Y así fue. Con toda la disposición, a
toda velocidad posible, el Gobierno del Distrito Federal aprobó la
edificación de la escuadra escarlata sin que existieran estudios sobre
el impacto que tendrá la entrada de maquinaria pesada al deportivo y la
posterior construcción del infierno solar sobre las 7 hectáreas
y media que el gobierno de Mancera le prometió al banquero. El mes que
se marcó para el inicio de las obras (tala de árboles, muerte y
expulsión de los animales que están ahí) fue marzo de 2015.
Marzo de 2015. Horacio de la Vega,
director del Instituto del Deporte del Distrito Federal, ente encargado
de administrar la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, concede una breve
entrevista telefónica a Contralínea durante la cual admite que
el estadio se levantará aun sin haberse realizado los análisis e
informes que la ley obliga realizar:
“Esos [estudios] están corriendo
actualmente. No hay un resolutivo… pero hay un proceso para hacerlos, y
comúnmente los papeles, digamos, se tarda un tiempo la Secretaría del
Medio Ambiente para poder emitir ese resultado…”
Según Horacio de la Vega, la
construcción puede iniciar y avanzar a la par de los estudios que
indicarían el daño que está provocando esa construcción que ya inició y
está avanzando.
—¿Entonces los estudios de impacto ambiental no se han hecho, están en proceso? –se le inquiere al funcionario.
—Es correcto. Estos dos procesos [el
ambiental y el urbano] están corriendo y no se van a tener hasta un
tiempo en sí que yo no te puedo decir cuándo, porque yo no soy la
autoridad ni de medio ambiente ni de desarrollo urbano. Cualquier
proyecto que exista en la ciudad necesitas tener tanto las mitigaciones
ambientales como urbanas.
—¿Entonces por qué se presentó el
proyecto antes de que estuvieran listos y aprobados los estudios de
impacto ambiental y urbano?
—No, porque… aquí… repito: el Instituto
del Deporte tiene la facultad de uso, aprovechamiento y explotación [de
la Ciudad Deportiva]. Nosotros tenemos la facultad de realizar este
tipo de proyectos ahí. Pero tenemos que cumplir con todos los
requisitos para llevar a cabo esto. Y la forma de cumplir, digamos, son
estas mitigaciones… pero eso no pone en entredicho si puede o no
hacerse el proyecto. Eso no depende de ellos [las autoridades
correspondientes]. Eso depende de un servidor.
—Usted dice que el proyecto se hace haya o no estudios…
—El proyecto se puede aprobar en
cualquier espacio de la Ciudad, el que me digas, si tienes la facultad
que se tiene como la del Instituto [del Deporte] de uso,
aprovechamiento y explotación.
“Es muy grave. El pensar que uno tiene
todo el derecho de disponer de un terreno y de las partes naturales que
[por su desaparición] va a afectar a terceros, porque es un bien común.
[Esto] habla de la impunidad, de la falta de conocimiento de la ley y
de la calidad de los gobernantes que tenemos”, analiza en entrevista el
doctor Luis Zambrano, secretario ejecutivo de la Reserva Ecológica del
Pedregal de San Ángel de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM).
La ley ambiental de protección a la
tierra en el Distrito Federal deja claro cuál debió ser el proceso que
Harp, su equipo y sus aliadas autoridades estaban obligados a cumplir:
Quien desee realizar una obra “de más
de 10 mil metros cuadrados de construcción u obras nuevas en predios de
más de 5 mil metros cuadrados para uso distinto al habitacional” está
obligado a presentar una evaluación de impacto ambiental ante la
Secretaría del Medio Ambiente para que ésta la evalúe y en su caso
apruebe el proyecto (artículo 46, fracción XVI).
“Para obtener autorización en materia
de impacto ambiental, los interesados, previamente al inicio de
cualquier obra o actividad, deberán presentar ante la Secretaría el
estudio de impacto ambiental”, y “la autoridad competente (la Sedema),
deberá llevar a cabo una consulta pública” (artículos 47 y 50).
No será sino hasta después de la
consulta y de los “reconocimientos técnicos” por parte del personal de
la Secretaría del Medio Ambiente, que la propia Sedema podrá emitir una
resolución en la que autoriza o no la obra (artículo 53).
Nada de lo estipulado ocurrió. Al
contrario: “Derivado de una búsqueda exhaustiva de los documentos que
obran en los archivos de la Secretaría del Medio Ambiente, me permito
informar a usted que no se localizó antecedente alguno en materia de
impacto ambiental”, respondió la Sedema a la solicitud 112000017415
presentada por Contralínea.
Tampoco tienen documento alguno ni la
delegación Iztacalco ni la Oficialía Mayor ni, por supuesto, el
Instituto del Deporte, encabezado por De la Vega (folios 0408000011815,
0114000016315, 0315000003515). Pero cuando defensores del deportivo y
ecologistas se manifestaron en contra del estadio ante el edificio de
Gobierno del Distrito Federal, decenas de granaderos salieron a
recibirlos.
“Es una atrocidad. Eso revela hasta qué
punto desprecian en el Gobierno del Distrito Federal los estudios de
impacto ambiental”, reclama en entrevista con Contralínea
Miguel Valencia, miembro de Ecomunidades, Red Ecologista Autónoma de la
Cuenca de México. “Construir sin haber realizado estudios de impacto
ambiental es contra la ley. Eso es ilegal”, agrega el doctor Luis
Zambrano.
“En términos legales no lo podrían
hacer. Si se derriban árboles sin un estudio de impacto ambiental están
violando la ley. Todos tenemos que presentar un estudio de impacto
ambiental cuando vamos a derribar un árbol por pequeño que sea.”
Y el nuevo estadio de los Diablos
significará una hoguera para 5 mil árboles –estima la organización
civil Ecoactivistas– que aún están en los 75 mil metros cuadrados de la
Magdalena Mixhuca que se convertirán en el nuevo infierno solar.
La citada ley establece que la máxima
autoridad en materia ambiental en la Ciudad es el propio Miguel Ángel
Mancera, seguido por Tanya Müller, secretaria del Medio Ambiente
capitalina. El político debió ser el primero en obligar al banquero a
cumplir con la ley; en lugar de ello, es el principal promotor de la
próxima casa de los Diablos.
“Es un pésimo ejemplo el que da la
Secretaría del Medio Ambiente y el gobierno de la Ciudad de una doble
moral: haz lo que yo te digo que hagas pero no hagas lo que yo hago”,
estima la diputada local Miriam Saldaña. “Si la Sedema debe ser una
guardiana de cómo se están realizando los proyectos en protección al
medio ambiente, entonces no puede ser la primera en violar estas
actividades”, enfatiza.
“La explicación es la impunidad que
hay. No se puede hacer un proyecto si no existe un estudio de impacto
ambiental que tenga que ser avalado por la Secretaría del Medio
Ambiente”, añade el doctor Zambrano, también investigador del Instituto
de Biología de la UNAM.
“Es como el aeropuerto: es una mala
idea; pero el presidente lo quiere. Lo mismo: si Mancera quiere el
estadio porque hay mucho dinero pues habla de en qué país vivimos; en
el que si hay mucho dinero puedes destruir algo preciado… Y
evidentemente una zona natural lo es.”
Magdalena Mixhuca, de valor ambiental a activo de Harp y CIE
El 27 de septiembre de 2006, la
jefatura de gobierno, entonces bajo el relevo de Alejandro Encinas,
emitió un decreto por el que se declaró “como área de valor ambiental
del Distrito Federal con categoría de Bosque Urbano, a la Ciudad
Deportiva Magdalena Mixhuca”.
En el documento publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal se
consideró que el deportivo “tiene un valor ambiental que radica en la
abundancia de elementos florísticos actuales y potenciales,
principalmente los arbóreos establecidos a lo largo del tiempo, aunado
a los servicios ambientales que aporta como mejoramiento del micro y
macroclima, control de la erosión, protección de áreas de captación de
agua, la disminución de contaminación del aire por ruido y partículas
contaminantes”.
“Se logró de esa forma proteger a 30
especies de animales como ardillas, lagartijas, ratones de campo y una
especie pájaro denominado cardenalito, endémico de la región, y se
estableció la obligación de conservar las especies vegetales que
sumaban un total de 96 distintas, como trueno, jacaranda, fresno, olmo,
cedro blanco”, recuerda Miriam Saldaña, legisladora representante del
distrito electoral XV, correspondiente a la delegación Iztacalco.
“En ese momento la Magdalena Mixhuca quedó exenta de nuevas construcciones.”
La protección no duró ni 10 años. A
Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE) –socia de Televisa
y mayor beneficiaria del regreso de la Fórmula Uno a México– le urgía
empezar la ampliación del circuito para el Gran Premio de 2015,
mientras que a Harp Helú, de 71 años de edad, le apremiaba tener de una
buena vez la tranquilidad de saber que sus pingos por fin tendrían una casa definitiva.
Asegurada la vuelta de la Fórmula Uno
al Autódromo Hermanos Rodríguez y comprometido ya con asegurarle un
espacio exclusivo para el estadio de Diablos, el 9 de junio de 2014 el
gobierno de Mancera dejó sin efectos el decreto que protegía el
deportivo.
Unos meses antes, el 26 de febrero, el
Comité del Patrimonio Inmobiliario del Distrito Federal había
dictaminado “procedente la Asignación para uso, aprovechamiento y
explotación” de la Magdalena Mixhuca a favor del Instituto del Deporte
del Distrito Federal.
“Derivado de un estudio técnico
realizado por la Secretaría del Medio Ambiente se advierte que la
Ciudad Deportiva ‘Magdalena Mixihuca’ (sic), desde que fue
creada, se inauguró con la finalidad de tener un área para la práctica
de deportes en el Oriente de la Ciudad de México”, justificó el
Gobierno del Distrito Federal para retirar la protección ecológica al
deportivo. Nada dijo que el deporte para el que fue abierto el espacio
era el amateur, no el profesional.
“De esta forma se dejó sin efecto el decreto de 2006, y a partir de ahí se generó un plan de modernización,
así lo han llamado, para la Ciudad Deportiva. Actualmente, con la nueva
determinación del gobierno capitalino, la protección abre la
posibilidad de reducir las pocas áreas verdes que quedan, debiéndose
aprovechar y conservar las zonas que cuentan con arbolado suficiente,
pues cada día son menos”, apunta la legisladora del Partido del Trabajo.
Quienes firmaron la supresión del antes
considerado bosque urbano fueron el propio Miguel Ángel Mancera; el
secretario de Gobierno, Héctor Serrano Cortés, y la secretaria del
Medio Ambiente, Tanya Müller García.
“La verdad de las cosas es que los
funcionarios mexicanos tienen un absoluto desprecio por el tema del
medio ambiente”, fustiga Miguel Valencia, activista de Ecomunidades.
“Claro, no lo dicen abiertamente; fingen por ahí que hacen algo. Pero
por eso ponen a personajes como Tanya Müller o como Martha Delgado
[secretaria del Medio Ambiente en el sexenio de Marcelo Ebrard] que son
personajes de fachada. A Tanya Müller le importa realmente nada la cuestión de medio ambiente. Ha mandado talar media Ciudad con la mano en la cintura. Es una mujer totalmente insensible al tema ecológico”.
Una vez pasados los festejos, flashazos
y abrazos por los anuncios de la venida de la Fórmula Uno y el fin de
la peregrinación de los Diablos en busca de morada, la tala inició…
durante las madrugadas capitalinas.
“¡El fin de año fue una barbaridad!
Aprovecharon la madrugada para hacer esa tala mayor. ¡Justamente el
fin-principio de año!, cuando está todo mundo dormido”,
rememora Valencia. Aún cientos de árboles entre el final de la recta
principal del circuito, la antigua curva Moisés Solana y la segunda
recta, esperan su turno.
“La Secretaría del Medio Ambiente sí
podría echar para atrás [el proyecto] alegando que se haga la
formalidad del estudio de impacto ambiental. Pero los permisos para
tala de árboles van con la firma de la secretaria. Ella misma autoriza
la tala.
“Es famosa la señora Müller porque le llamamos desde hace 8 años la Sierra Más Rápida del Oeste.
Esta señora, a la menor provocación, manda tirar árboles. Nunca ha
sabido plantar árboles, eso sí. Talan todo pero el gobierno es incapaz
de hacer reforestación. Toda la que se ha hecho es porque los vecinos
van poniendo poco a poco cosas.”
Por su parte, la diputada Miriam Saldaña señala la gravedad del caso:
“Es un proyecto que me preocupa.
Porque estamos disminuyendo los espacios verdes dentro del suelo urbano
que para la delegación Iztacalco es un área de valor ambiental. El
problema es que el crecimiento demográfico de esa zona ha sido muy
desordenado; tanto, que ahora tiene en la colonia Agrícola Oriental la
más poblada de todo el Continente Americano.”
Entre los argumentos esgrimidos por
Mancera y subordinados para beneficiar a Harp Helú y a CIE está el que
las canchas de futbol provocaron la fragmentación de las áreas verdes.
“Evidentemente todas las zonas verdes
tienen un valor ecológico. Todas lo tienen. El argumento sobre que está
muy perturbado y por eso no pasa nada… No. Sí pasa. Si ya está
perturbada pero no está urbanizada también sirve. Y mucho”, considera
el doctor en ecología básica Luis Zambrano.
“Esas zonas con poco supuesto arbolado
pero con pasto siguen captando agua. El árbol, aunque esté aislado,
capta agua. Conservar esos pedacitos no sólo es fundamental para conservar especies, sino que sigue siendo un lugar importante para nuestra calidad de vida.”
El secretario ejecutivo de la reserva
de la UNAM pone como ejemplo los casos de “Nueva York, donde en lotes
baldíos se han encontrado especies que ya se consideraban extintas”, y
el del trébol entre Insurgentes y Periférico, en la misma Ciudad de
México, “donde también se encontraron especies de orquídeas que ya se
consideraba que no estaban en el Pedregal.
“Lo mejor es que no estuvieran perturbados los espacios, pero aun estando perturbados dan mucho más de lo que la gente cree.”
Cesión del espacio, sin nada por escrito
El Gobierno del Distrito Federal le
garantizó el uso del espacio público a Harp Helú sin que existiera un
documento firmado. No hay nada de nada, aseguran la Oficialía
Mayor, la delegación Iztacalco, la jefatura de gobierno y el Instituto
del Deporte (folios 0114000016315, 048000011615, 01000000 10415,
0315000003415).
Sobre la construcción del estadio, “únicamente se tienen
propuestas gráficas”, contestó el encargado de la Ciudad Deportiva
Magdalena Mixhuca, el profesor Pedro Martínez Balderas, a la solicitud
01315 00002815 presentada por Contralínea. Así, sin más, la administración local aprobó la iniciativa del multimillonario empresario.
Miguel Ángel Mancera indicó que la
fecha marcada para el inicio de la construcción era marzo de 2015, pero
ni su propia administración sabe bajo qué términos se dispondrá el
terreno a favor de Harp y sus socios.
—¿Qué documentos se han firmado con los
Diablos para permitirles construir su estadio en espacios públicos? –se
le pregunta a Horacio de la Vega, director del Instituto del Deporte
del Distrito Federal, organismo encargado de la Ciudad Deportiva
Magdalena Mixhuca.
—Pues básicamente… Digamos… Hay muchas
cuestiones que están corriendo ahora en estos procesos, en otras
dependencias de gobierno.
—¿Pero qué documentos ha firmado el Indeporte con los Diablos?
—Pts… Hay básicamente documentos
de… de… pues de la propiedad del inmueble… Nosotros somos, como
Instituto, los dueños y los que podemos tener el uso de explotación.
Entonces las garantías que nosotros podemos dar para eso son éstas.
Entonces no se han firmado documentos en ese tenor (sic). Eso está
aunque no haya un contrato como tal hasta el momento específicamente
relacionado con el estadio de beisbol.
—¿Entonces lo que hay es un permiso tácito pero no con un contrato firmado?
—Es correcto. Eso se va a definir después, cuando decidamos la figura jurídica con la cual se va a llevar a cabo este proyecto.
Para el funcionario eso no es problema.
Es más, dice, el terreno no se le dará ni venderá ni concesionará al
equipo de beisbol. Asegura que tanto el predio como el estadio que se
construya ahí serán patrimonio del Distrito Federal, que incluso su uso
no será exclusivo del equipo profesional de beisbol.
Horacio de la Vega insiste que “don
Alfredo Harp Helú” –como llama al empresario cada vez que lo nombra
durante la entrevista– construirá, explotará y hará del nuevo estadio
la “sede definitiva de los Diablos”… Pero que no será de su propiedad.
“No vamos a regalar el terreno ni lo
vamos a ceder ni mucho menos. Eso va a seguir siendo parte del
patrimonio inmobiliario de la Ciudad de México. El estadio va a formar
parte del patrimonio inmobiliario de la Ciudad de México. Va a ser un
estadio del gobierno,” dice, aunque no haya nada firmado con el dueño
de la escuadra escarlata que así lo estipule.
Privatización, contra el deporte popular
La Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca
nació con el objetivo de brindar un espacio para desarrollo deportivo
de la clase obrera mexicana. Uno de sus mayores impulsores fue el
comediante de mediados del siglo XX Jesús Martínez, Palillo,
actor que cargaba un amparo bajo el vestuario; aquel promotor de carpas
que pisó la cárcel nueve veces por presentar obras de contenido
satírico-político como Agarren a López por pillo; La corrupción, SA; o El maleficio es el PRI.
Las más de 200 hectáreas serían
destinadas para instalar canchas de futbol, basquetbol, tenis,
voleibol, frontón, beisbol; juegos infantiles, pistas de atletismo,
patinaje, velódromo, albercas… para quienes no pudieran pagar los
clubes privados de la época.
En 1956, ejidos de la zona fueron
expropiados para construir el deportivo. Originalmente campesinos
fueron afectados en nombre del proletariado; hoy los beneficiados serán
multimillonarios.
“Rechazamos la construcción de este
estadio y deploramos que una ciudad deportiva que tenía 260 hectáreas
aproximadamente esté reducida a 80 hectáreas, lo cual quiere decir que
le han robado al proyecto original muchísimas hectáreas para hacer
edificaciones que no vienen al propósito ni tiene el sentido de la
Magdalena Mixhuca, que fue fundada para el deporte popular
esencialmente”, manifiesta Miguel Valencia, activista que estuvo
presente en 1996 contra el intento similar por parte del equipo de
futbol Cruz Azul.
“Estuvimos todos con Elías García y
[la organización] Ecoactivistas, cuando se intentó construir el estadio
Cruz Azul ahí mismo, en la Magdalena Mixhuca. Es decir que hace 20 años
hubo un intento de construir un estadio ahí y hubo una resistencia
fuerte, hubo una protesta parecida a la del día de hoy y se logró que
no se hiciera el estadio.
El regente era Óscar Espinoza
Villarreal. Aún el país estaba turbado por el movimiento zapatista y
los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu.
Cuauhtémoc Cárdenas ya se perfilaba para ser el primer jefe de Gobierno
de la Ciudad de México.
“Ante la debilidad del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) en ese momento, accedieron a no
construir”, recuerda el defensor ambiental.
Hoy el contexto es distinto: el PRI
regresó a Los Pinos y el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, no ha
tenido empacho en apoyar las políticas neoliberales del régimen.
“Ahora tenemos a un gobierno de la
Ciudad de México verdaderamente entregado a los empresarios”, se
lamenta el integrante de Ecomunidades, Red Ecologista Autónoma de la
Cuenca de México. “Literalmente Mancera está secuestrado por grandes
empresarios. Mancera es un hombre de poca sensibilidad para el tema
ecológico, realmente no entiende nada y está demasiado comprometido con
la cuestión económica, turística”.
Tanto Mancera como Harp Helú han subrayado que los Diablos tendrán su casa definitiva dentro de la Ciudad Deportiva.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario