México
Hay
realidades que ya nadie puede ocultar. El México efervescente, en
rebeldía, con enojo se manifiesta todos los días. Las protestas se
multiplican en todas partes. Hombres y mujeres buscan trabajo, salario,
seguridad cotidiana sin respuesta.
Los políticos han perdido
credibilidad. La ausencia de los 43 nos echa a la cara la incapacidad
de nuestro sistema judicial para convencernos, aunque se reitere con
énfasis y cotidianamente que hay 104 detenidos, presuntos responsables
de hechos de salvajismo que nadie atina a explicarse.
En ese
ambiente, si de barbarie, las mujeres, 50 por ciento de las listas
electorales para la renovación de los congresos nacional y estatales
para 2015, tendrán que salir a las calles a convencer a la ciudadanía
de que son un opción posible.
Apenas hace tres días en la ciudad
de Oaxaca, donde se respira temor y angustia, como se respira en
Guerrero, la magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación (TEPJF), María del Carmen Alanís Figueroa, advirtió de la
violencia política contra las mujeres.
Se explicó claramente. Hay
ejemplos, dijo, según informaciones de la prensa, las precandidatas
recibieron amenazas para registrarse, hay candidaturas fraudulentas,
toda clase de recursos para no cumplir con la paridad constitucional,
para no cumplir con las leyes electorales locales, que en muchos casos
también garantizan paridad para armar las planillas municipales.
La
magistrada dijo más. Muchos dirigentes obligan a las aspirantes a
firmar renuncias en blanco, muchas otras fueron registradas en
distritos donde es muy probable que pierdan. Pero esto que ya está
calificado como violencia política de género, se traduce en acciones u
omisiones que perjudican o anulan el reconocimiento, goce o ejercicio
de los derechos políticos del ser humano.
Qué pasa además. Que
las dirigencias partidarias les ocultan información; procuran un
ambiente hostil para que las comunidades violen los derechos de las
mujeres. Ya empiezo a oír las justificaciones: “se trata de usos y
costumbres” o bien “voluntariamente renunció y pasó un hombre a la
lista” o más “la verdad ninguna ha querido participar, prefieren estar
con sus niños” y así sus derechos para votar y ser votadas siguen
cercenados.
Ante ese escenario, lograr la participación de las
mujeres parece enfrentar la anulación de facto. Desde la perspectiva de
la magistrada, las candidatas podrían generar cambios y ser abanderadas
para resolver problemas sociales.
La realidad es otra. En marzo,
el mes de las mujeres, fue asesinada en Guerrero, Aidé Nava González,
precandidata a la alcaldía de Ahuacuotzingo, y unos días antes también
fue asesinada una dirigente priista en San Luis Potosí. No sabemos cuál
es el curso de las investigaciones, pero evidentemente el mensaje es
“no participen”, no se crean que ya se logró la paridad.
A ello
hay que agregar a los agoreros del atraso y la desmesura, la ignorancia
y la barbaridad. La historia ha demostrado que hay muchos riesgos, que
existe una cultura machista que no admite, no soporta imaginar
congresos paritarios, espacios de poder compartidos. Todavía estamos
escuchando a muchos líderes locales, de los distintos partidos
políticos decir que no existen mujeres, que no hay perfiles, que de
dónde las van a completar sus listas.
Escuchamos igualmente a los
comentaristas de la radio, a los “analistas”. Algunos se preguntan si
realmente en la Reforma Política se garantiza eso, que parece venir de
otro planeta. Prefieren, con frecuencia, no hablar de eso.
Por
ello nos sorprendió que en la reunión en Oaxaca, el consejero
presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, en un
foro denominado “Mujer y política. Avances y retos de la participación
política de las mujeres de Oaxaca y México", asegurara que la igualdad
de las mujeres es una realidad incontrovertible en las candidaturas.
Córdova
fue clarísimo al manifestar cuál será su actitud, como responsable
principal del proceso, dijo que el INE “será absolutamente
intransigente en el cumplimiento de las reglas de paridad en las
candidaturas del proceso electoral federal".
La reforma política
promulgada en 2014 estableció que debe existir una paridad en las
candidaturas para la Cámara de Diputados para que sea un 50 por ciento
para mujeres y otro 50 por ciento para hombres.
La campaña nos
dará crónicas ya anunciadas. No sabemos cómo se resolverán las
controversias, las mañas, las artimañas, las trampas, los pretextos,
cómo ya hemos visto en algunas entidades y hemos visto en el pasado.
Además inclúyale a los que piensan, como en el siglo XIX, “hay otros
problemas, realmente importantes” que no tienen que ver con mujeres que
renuncian a su feminidad.
La preocupación es clara, aunque se
mantenga un silencio aterrador. La violencia que se ejerce todos los
días en contra de las mujeres parece no ocupar a los agoreros que
señalan que tal vez no haya mujeres capaces, que quizá se promoverán
solamente a las esposas, amantes, primas, sobrinas, hermanas y que
seguro ellas no tendrán espacios de poder, porque las controlan y
mandan quienes las han registrado y les han pedido subordinación y
obediencia.
Lo cierto es que quién sabe. No importa que la
magistrada Alanís haya dicho que se necesitan instituciones capaces de
entender y aplicar lo que se llama a perspectiva de género. Y luego
pidió a las mujeres en campaña que confíen en la justicia, para poder
denunciar la violencia, el fraude o los intentos de no dejarlas llegar.
Por
lo pronto es de hacer notar que también el Instituto Estatal Electoral
y de Participación Ciudadana, Organismo Público Local Electoral de
Oaxaca, en ese importante foro, reiterara que la participación de las
mujeres en la vida política es de vital importancia en la formación de
una sociedad más justa e incluyente.
Lo cierto, sorpresivo e
inquietante, es que se elegirán 500 personas para renovar la Cámara de
Diputados del Congreso de la Unión, nueve jefaturas ejecutivas en igual
número de entidades, 661 diputaciones locales y mil 15 jefaturas de
ayuntamientos en 17 entidades federativas.
Es decir, se
repartirán dos mil 185 puestos de representación. Idealmente 50 por
ciento de cada sexo. Eso significa que podrán ser elegidas mil 92
mujeres.
Habrá que ver si es posible movilizar solidariamente a
todas las instancias de género que se han creado hace muy poco en todo
el aparato gubernamental; si rinde frutos el esfuerzo de algunas
funcionarias de esas instancias y si es posible que las organizaciones
de mujeres estén al pendiente, sin fundamentalismos, sin prejuicios
porque hoy todas corren el mismo riego.
En ese contexto habría
que agregar que la presidenta del Instituto Nacional de las mujeres,
Lorena Cruz Sánchez, ha reiterado en diferentes escenarios que la
protección y seguridad de las candidatas es propio de un sistema
democrático, que la violencia política es inaceptable y que solicitará
medidas precautorias para todas las candidatas que participarán en las
elecciones de junio próximo, por considerar que el asesinato de Nava
González en Ahuacuotzingo, Guerrero, debe ser condenado por todos los
sectores y todas las mujeres del país.
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