Exclusión ocurre en México y el mundo
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México DF, 17 nov 08 (CIMAC).- En México, los sindicatos son espacios masculinos, en algunos casos “charriles y corporativos, pero hay mujeres con una propuesta política de izquierda, democrática y con un compromiso hacia la equidad de género que tratan de construir un nuevo esquema de liderazgo más inclusivo, propositivo, que se preocupe por vigilar el respeto de los derechos de las y los trabajadores”, afirma Mercedes López de la Red de Mujeres Sindicalistas.
Dice que en el sindicalismo nacional las mujeres buscan nuevos liderazgos y fortalecerse, pero esta situación se complica porque hay casos en que repiten “los esquemas de control de dominio autoritario de los varones”.
Para la diputada federal Rosario Ortiz Magallón, integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados, ha habido “avances paulatinos en la participación de las mujeres sindicalistas”, “ya hay espacios para abonar al trabajo de género con actividades y capacitación sobre género y condiciones laborales, en la Unión Nacional de Trabajadoras (UNT)”.
Pero “el avance no se ve en puestos de decisión, aún no se trastoca este espacio, que sigue siendo masculino, porque existe mucho prejuicio, que no permite abrir espacios para las trabajadoras”, asegura.
Cuando las trabajadoras llegan a ocupar alguna secretaría, por lo general el cargo que les asignan es administrativo, no implica poder en la toma de decisiones, “pues se sigue pensando en las mujeres como buenas administrativas”.
El Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, por ejemplo, tiene 64 secretarías, las mujeres ocupan 11, relacionadas con la administración, seguridad e higiene y equidad de género.
En el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de México, 55 por ciento de los 30 mil afiliados son mujeres y de las 19 carteras del Comité sólo 2 son ocupadas por trabajadoras: Organización administrativa y Acción para la Mujer.
En el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de los 18 cargos de la dirigencia, las mujeres ocupan 7, a pesar de que está liderado por una mujer y la proporción de trabajadoras es muy alta.
Y en el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, de 18 carteras existentes, las sindicalistas ocupan 3: Acción femenil, Actas y acuerdos, y Cultura, recreación y turismo.
NECESITAMOS REDES
Para Rosario Ortiz, la discriminación de género es un obstáculo al que hacen frente las mujeres cuando desean participar de manera activa en la vida sindical, “cada vez somos más, pero no somos muchas”.
Para que la voz de las mujeres incida en la toma de decisiones dentro del sindicalismo nacional se necesita una mayor participación de delegadas que, vinculadas a las del Comité, construyan redes para hacer presión y que las propuestas sean aceptadas.
Para Rocío Tinajero, trabajadora administrativa de Luz y Fuerza del Centro (LFC) afiliada al Sindicato de Trabajadores de Electricistas (SME), las posibilidades de que las trabajadoras puedan participar en la vida sindical “son pocas, pero debemos generarlas”.
El ambiente en el SME “es totalmente machista, cerrado, pero poco a poco estamos ingresando a puestos sindicales”, dice a Cimacnoticias. Los trabajadores consideran una agresión que las mujeres irrumpan en lo que consideran “sus” espacios.
En LFC hay cerca de 45 mil trabajadoras y trabajadores, de los cuales las mujeres representan menos del 10 por ciento, pero participan dentro de la Secretaria de Seguridad e Higiene con el tema de equidad y género, desde donde buscan un lugar dentro del Comité Ejecutivo.
EXCLUSIÓN, FENÓMENO MUNDIAL
La exclusión de las mujeres de posiciones de poder en el sindicalismo no es un fenómeno exclusivo de México. En Chile, la participación de las mujeres en el ámbito sindical se ve limitada por la doble jornada, dijo en entrevista a Cimacnoticias María Angélica Vargas, lideresa sindical y trabajadora de la industria metalúrgica en Chile.
“Tenemos un gran problema con la participación sindical debido a su doble labor de jornada productiva y reproductiva: muchas son jefas de hogar, que no les permite meterse porque esto requiere tiempo”, afirma.
Angélica Vargas, de la Confederación Nacional de Sindicatos y Federaciones de Trabajadores de la Industria Metalúrgica, opina que participar activamente en la vida sindical tiene un costo familiar, social y personal, por ello, es muy difícil que las mujeres cuando tienen hijas, hijos y esposos se involucren en la dirigencia.
“De 16 mil afiliados, somos 20 dirigentas nacionales, todas tienen organizaciones de mujeres, a la Confederación”, indicó.
En Alemania las mujeres sindicalizadas representan 45 por ciento de la base trabajadora, “sin embargo nunca en la historia de la República Federal hemos tenido una Secretaria General, en las dirigencias ha habido una vicepresidenta, pero aún hay una brecha bastante grande entre mujeres y hombres”, señaló a Cimacnoticias Svenja Blanke, representante en México de la Fundación Friederich Ebert.
Explicó que en dicho país europeo “no hay igualdad de género en ningún ámbito, ni en lo laboral, ni en lo político, ni en lo empresarial, esto tienen que ver con conceptos culturales, que todavía piensa que la mujer debe estar en casa con las y los hijos, en la cocina”.
Refirió que a pesar de ser una nación de primer mundo, postindustrial y moderna, Alemania continúa siendo una sociedad conservadora, donde las mujeres no tienen condiciones de “equilibrar el trabajo con la familia”.
“Faltan lugares para las y los niños menores de tres años de edad en los jardines infantiles, pues aunque casi todos son públicos. Se cierran al medio día y no puedes trabajar, porque prevalece el mismo concepto de que deberían estar en casa con la mamá”, aseveró.
La “gran mayoría” de las trabajadoras en dicho país labora en el sector servicios como educación, servicio público, vendedoras, aunque también hay obreras en “la industria fuerte”, como la automotriz, donde son minoría.
08/GCJ/GG
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México DF, 17 nov 08 (CIMAC).- En México, los sindicatos son espacios masculinos, en algunos casos “charriles y corporativos, pero hay mujeres con una propuesta política de izquierda, democrática y con un compromiso hacia la equidad de género que tratan de construir un nuevo esquema de liderazgo más inclusivo, propositivo, que se preocupe por vigilar el respeto de los derechos de las y los trabajadores”, afirma Mercedes López de la Red de Mujeres Sindicalistas.
Dice que en el sindicalismo nacional las mujeres buscan nuevos liderazgos y fortalecerse, pero esta situación se complica porque hay casos en que repiten “los esquemas de control de dominio autoritario de los varones”.
Para la diputada federal Rosario Ortiz Magallón, integrante de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados, ha habido “avances paulatinos en la participación de las mujeres sindicalistas”, “ya hay espacios para abonar al trabajo de género con actividades y capacitación sobre género y condiciones laborales, en la Unión Nacional de Trabajadoras (UNT)”.
Pero “el avance no se ve en puestos de decisión, aún no se trastoca este espacio, que sigue siendo masculino, porque existe mucho prejuicio, que no permite abrir espacios para las trabajadoras”, asegura.
Cuando las trabajadoras llegan a ocupar alguna secretaría, por lo general el cargo que les asignan es administrativo, no implica poder en la toma de decisiones, “pues se sigue pensando en las mujeres como buenas administrativas”.
El Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, por ejemplo, tiene 64 secretarías, las mujeres ocupan 11, relacionadas con la administración, seguridad e higiene y equidad de género.
En el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de México, 55 por ciento de los 30 mil afiliados son mujeres y de las 19 carteras del Comité sólo 2 son ocupadas por trabajadoras: Organización administrativa y Acción para la Mujer.
En el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de los 18 cargos de la dirigencia, las mujeres ocupan 7, a pesar de que está liderado por una mujer y la proporción de trabajadoras es muy alta.
Y en el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, de 18 carteras existentes, las sindicalistas ocupan 3: Acción femenil, Actas y acuerdos, y Cultura, recreación y turismo.
NECESITAMOS REDES
Para Rosario Ortiz, la discriminación de género es un obstáculo al que hacen frente las mujeres cuando desean participar de manera activa en la vida sindical, “cada vez somos más, pero no somos muchas”.
Para que la voz de las mujeres incida en la toma de decisiones dentro del sindicalismo nacional se necesita una mayor participación de delegadas que, vinculadas a las del Comité, construyan redes para hacer presión y que las propuestas sean aceptadas.
Para Rocío Tinajero, trabajadora administrativa de Luz y Fuerza del Centro (LFC) afiliada al Sindicato de Trabajadores de Electricistas (SME), las posibilidades de que las trabajadoras puedan participar en la vida sindical “son pocas, pero debemos generarlas”.
El ambiente en el SME “es totalmente machista, cerrado, pero poco a poco estamos ingresando a puestos sindicales”, dice a Cimacnoticias. Los trabajadores consideran una agresión que las mujeres irrumpan en lo que consideran “sus” espacios.
En LFC hay cerca de 45 mil trabajadoras y trabajadores, de los cuales las mujeres representan menos del 10 por ciento, pero participan dentro de la Secretaria de Seguridad e Higiene con el tema de equidad y género, desde donde buscan un lugar dentro del Comité Ejecutivo.
EXCLUSIÓN, FENÓMENO MUNDIAL
La exclusión de las mujeres de posiciones de poder en el sindicalismo no es un fenómeno exclusivo de México. En Chile, la participación de las mujeres en el ámbito sindical se ve limitada por la doble jornada, dijo en entrevista a Cimacnoticias María Angélica Vargas, lideresa sindical y trabajadora de la industria metalúrgica en Chile.
“Tenemos un gran problema con la participación sindical debido a su doble labor de jornada productiva y reproductiva: muchas son jefas de hogar, que no les permite meterse porque esto requiere tiempo”, afirma.
Angélica Vargas, de la Confederación Nacional de Sindicatos y Federaciones de Trabajadores de la Industria Metalúrgica, opina que participar activamente en la vida sindical tiene un costo familiar, social y personal, por ello, es muy difícil que las mujeres cuando tienen hijas, hijos y esposos se involucren en la dirigencia.
“De 16 mil afiliados, somos 20 dirigentas nacionales, todas tienen organizaciones de mujeres, a la Confederación”, indicó.
En Alemania las mujeres sindicalizadas representan 45 por ciento de la base trabajadora, “sin embargo nunca en la historia de la República Federal hemos tenido una Secretaria General, en las dirigencias ha habido una vicepresidenta, pero aún hay una brecha bastante grande entre mujeres y hombres”, señaló a Cimacnoticias Svenja Blanke, representante en México de la Fundación Friederich Ebert.
Explicó que en dicho país europeo “no hay igualdad de género en ningún ámbito, ni en lo laboral, ni en lo político, ni en lo empresarial, esto tienen que ver con conceptos culturales, que todavía piensa que la mujer debe estar en casa con las y los hijos, en la cocina”.
Refirió que a pesar de ser una nación de primer mundo, postindustrial y moderna, Alemania continúa siendo una sociedad conservadora, donde las mujeres no tienen condiciones de “equilibrar el trabajo con la familia”.
“Faltan lugares para las y los niños menores de tres años de edad en los jardines infantiles, pues aunque casi todos son públicos. Se cierran al medio día y no puedes trabajar, porque prevalece el mismo concepto de que deberían estar en casa con la mamá”, aseveró.
La “gran mayoría” de las trabajadoras en dicho país labora en el sector servicios como educación, servicio público, vendedoras, aunque también hay obreras en “la industria fuerte”, como la automotriz, donde son minoría.
08/GCJ/GG
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