Revela estudio de María López Ramos
Por Gladis Torres Ruiz
México DF, 19 nov 08 (CIMAC).- Aunque hay mujeres recluidas en cárceles del Distrito Federal que pueden ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, las “elecciones” de algunas de ellas han sido coaccionadas por otras personas, ya sean sus parejas, sus familias o, en algunos casos, autoridades penitenciarias o sanitarias, informa la investigadora Martha María López Ramos.
López Ramos, especialista en temas de género y autora de la investigación “El acceso a información y a métodos de prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) en un reclusorio de mujeres del Distrito Federal”, señala que hay diferencias mínimas respecto a las condiciones en las que las mujeres ejercen las prácticas de prevención de ITS antes de estar recluidas y hoy que viven en prisión.
“En ambas situaciones, afirma, se identifica una escasa prevención de infecciones de transmisión sexual”.
Dicha investigación, realizada en 2005-2007, explora y describe las prácticas sexuales y reproductivas de las mujeres en reclusión, evidencia que mientras que algunos aspectos de su vida sexual las mujeres reflejan que han tomado decisiones sin imposición, pero en otras experiencias se muestra, explícita o implícitamente, que sus “elecciones” han sido impuestas.
En cuanto a la información sobre formas de prevención de ITS, María López Ramos, señala que las mujeres refieren que las principales vías de acceso antes del encierro son: mediante instituciones sanitarias y educativas; la socialización con personas de su misma edad y sus primeras relaciones de noviazgo.
La familia es el medio que menos refieren, hecho que no es casual, detalla López Ramos, ya que existe por medio de las instituciones sociales un tabú en lo que se refiere a la sexualidad, de tal manera que el entramado estructural contribuye a reforzar desde diferentes ámbitos un discurso que sanciona el ejercicio de ésta por sí solo, aunque las prácticas sean contrarias.
“Al interior del reclusorio, la principal vía de acceso a la información es a través de cursos que esporádicamente imparte el personal y en mayor medida los que dan personas que generalmente son externas a la institución”.
El documento, presentado por la investigadora en octubre pasado, durante el Coloquio de Estudios de Género, en el Colegio de México (Colmex) con motivo del XXV aniversario del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM), señala que los testimonios recabados revelan que las instituciones sanitarias o educativas juegan un papel muy importante para acceder a la información.
La especialista afirma que por su condición de mujeres reclusas, las mujeres son excluidas de los servicios públicos de salud. “Si bien en el reclusorio tienen servicio médico y por parte del área de trabajo social les imparten cursos de capacitación sobre temas de salud sexual y reproductiva, las mujeres refieren reiteradamente la deficiencia del primero y la insuficiencia del segundo”.
Precisa que al interior del reclusorio se detectó la influencia de dos tipos de obstáculos tanto en el acceso a la información como en las prácticas de prevención de infecciones: los que ellas mismas reconocen que dependen de su propio interés y los que por su situación de reclusión dependen de la estructura penitenciaria.
En cuanto al acceso a métodos de prevención, se reflejan tres escenarios importantes: el primero, que el reclusorio no cuenta con recursos suficientes para brindárselos y el acceso es escaso; el segundo es consecuencia del anterior y consiste en darles la posibilidad de que sean sus familiares quienes se los lleven.
El tercero es que hay un supuesto de que sólo los necesitan las mujeres que tienen relaciones sexuales con hombres y que además éstas deben ocurrir en la visita de pareja. En este caso, el acceso a métodos de prevención depende de sus propias estrategias establecidas con familiares y amistades externas, o bien, de negociaciones con personas internas del reclusorio.
“Hay un escaso uso del condón, existe mayor uso del preservativo en relaciones que reconocen como ocasionales o no estables, pero hacen la distinción de este tipo de relaciones con las que consideran estables, y este factor determina un uso selectivo del preservativo”, señala la especialista.
En esta práctica, el elemento de confianza con la pareja es crucial, lo que en muchas ocasiones impide la negociación del derecho a usarlo y prevenir ITS, puntualiza Martha María López Ramos.
Para ambas situaciones –entre quienes los usan y en las que no--, existe una mayor asociación de que los métodos de prevención aplican sobre embarazos no deseados y hay una brecha importante entre el uso de métodos anticonceptivos y los que utilizan para prevenir infecciones de transmisión sexual.
La apropiación de los derechos, señala López Ramos, implica “una construcción del sujeto como titular de ellos y una autorización de sí misma para su ejercicio”.
08/GT/GG
Por Gladis Torres Ruiz
México DF, 19 nov 08 (CIMAC).- Aunque hay mujeres recluidas en cárceles del Distrito Federal que pueden ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, las “elecciones” de algunas de ellas han sido coaccionadas por otras personas, ya sean sus parejas, sus familias o, en algunos casos, autoridades penitenciarias o sanitarias, informa la investigadora Martha María López Ramos.
López Ramos, especialista en temas de género y autora de la investigación “El acceso a información y a métodos de prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) en un reclusorio de mujeres del Distrito Federal”, señala que hay diferencias mínimas respecto a las condiciones en las que las mujeres ejercen las prácticas de prevención de ITS antes de estar recluidas y hoy que viven en prisión.
“En ambas situaciones, afirma, se identifica una escasa prevención de infecciones de transmisión sexual”.
Dicha investigación, realizada en 2005-2007, explora y describe las prácticas sexuales y reproductivas de las mujeres en reclusión, evidencia que mientras que algunos aspectos de su vida sexual las mujeres reflejan que han tomado decisiones sin imposición, pero en otras experiencias se muestra, explícita o implícitamente, que sus “elecciones” han sido impuestas.
En cuanto a la información sobre formas de prevención de ITS, María López Ramos, señala que las mujeres refieren que las principales vías de acceso antes del encierro son: mediante instituciones sanitarias y educativas; la socialización con personas de su misma edad y sus primeras relaciones de noviazgo.
La familia es el medio que menos refieren, hecho que no es casual, detalla López Ramos, ya que existe por medio de las instituciones sociales un tabú en lo que se refiere a la sexualidad, de tal manera que el entramado estructural contribuye a reforzar desde diferentes ámbitos un discurso que sanciona el ejercicio de ésta por sí solo, aunque las prácticas sean contrarias.
“Al interior del reclusorio, la principal vía de acceso a la información es a través de cursos que esporádicamente imparte el personal y en mayor medida los que dan personas que generalmente son externas a la institución”.
El documento, presentado por la investigadora en octubre pasado, durante el Coloquio de Estudios de Género, en el Colegio de México (Colmex) con motivo del XXV aniversario del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM), señala que los testimonios recabados revelan que las instituciones sanitarias o educativas juegan un papel muy importante para acceder a la información.
La especialista afirma que por su condición de mujeres reclusas, las mujeres son excluidas de los servicios públicos de salud. “Si bien en el reclusorio tienen servicio médico y por parte del área de trabajo social les imparten cursos de capacitación sobre temas de salud sexual y reproductiva, las mujeres refieren reiteradamente la deficiencia del primero y la insuficiencia del segundo”.
Precisa que al interior del reclusorio se detectó la influencia de dos tipos de obstáculos tanto en el acceso a la información como en las prácticas de prevención de infecciones: los que ellas mismas reconocen que dependen de su propio interés y los que por su situación de reclusión dependen de la estructura penitenciaria.
En cuanto al acceso a métodos de prevención, se reflejan tres escenarios importantes: el primero, que el reclusorio no cuenta con recursos suficientes para brindárselos y el acceso es escaso; el segundo es consecuencia del anterior y consiste en darles la posibilidad de que sean sus familiares quienes se los lleven.
El tercero es que hay un supuesto de que sólo los necesitan las mujeres que tienen relaciones sexuales con hombres y que además éstas deben ocurrir en la visita de pareja. En este caso, el acceso a métodos de prevención depende de sus propias estrategias establecidas con familiares y amistades externas, o bien, de negociaciones con personas internas del reclusorio.
“Hay un escaso uso del condón, existe mayor uso del preservativo en relaciones que reconocen como ocasionales o no estables, pero hacen la distinción de este tipo de relaciones con las que consideran estables, y este factor determina un uso selectivo del preservativo”, señala la especialista.
En esta práctica, el elemento de confianza con la pareja es crucial, lo que en muchas ocasiones impide la negociación del derecho a usarlo y prevenir ITS, puntualiza Martha María López Ramos.
Para ambas situaciones –entre quienes los usan y en las que no--, existe una mayor asociación de que los métodos de prevención aplican sobre embarazos no deseados y hay una brecha importante entre el uso de métodos anticonceptivos y los que utilizan para prevenir infecciones de transmisión sexual.
La apropiación de los derechos, señala López Ramos, implica “una construcción del sujeto como titular de ellos y una autorización de sí misma para su ejercicio”.
08/GT/GG
Se expone en la estación del Metro Pino Suárez
“Linternas de Santa Martha”, collages y anhelos de mujeres en reclusión
Por Sandra Torres Pastrana
México D.F., 19 nov 08 (CIMAC).- Las mujeres en prisión pagan una doble pena: tienen una condena legal, pero también social, no sólo cuando están en prisión, sino cuando salen, expresó Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), durante la inauguración de la exposición Linternas de Santa Martha.
La exposición está compuesta por 27 piezas de collage elaboradas por 29 internas del Centro Femenil de Readaptación Social Santa Martha Acatitla y fue inaugurada el 14 de noviembre en el pasaje de la estación Pino Suárez del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
El objetivo fue que las mujeres dieran dar a conocer su sentir y su entorno a través de sus recortes, sobre una silueta de madera que representa un icono de la ciudad de México, como el Monumento a la Revolución, la Catedral Metropolitana, el Palacio de Bellas Artes, el Ángel de Independencia, entre otros.
A partir del viernes pasado, las y los usuarios del Metro que recorren el pasillo central del metro Pino Suárez pueden apreciar cada uno de los collages realizados por las mujeres internas, donde revelan sus sueños de libertad, deseo de igualdad y de no discriminación.
LINTERNAS DE SANTA MARTHA
El título de la exposición “Linternas de Santa Martha”, es también el nombre del taller fundado por Luis Manuel Serrano Díaz e impartido a las internas de este Centro de Readaptación, informó un boletín de la CDHDF.
El Centro de Readaptación Femenil de Santa Martha, a través de la CDHDF, apoyó la organización y donó el material para que las 29 internas realizaran las 27 piezas de collage que son parte de las esperanzas que estas mujeres transmiten a las y los usuarios, medio millón de personas del Metro, como un deseo de compartir su libertad.
Durante lo que resta del mes de noviembre la exposición permanecerá en la estación del metro Pino Suárez y hará su próxima parada en la estación del metro Villa-Basílica durante el mes de diciembre.
ASPIRACIONES DE LIBERTAD
Algunas de las frases que enmarcan los collages dicen: “Cuando salga quiero hacer muchas cosas, por mí y por mis hijos”: María de la Luz; “Con este trabajo exigimos que sepan a lo que tenemos derecho”: Marcela. “El día que yo salga voy a seguir haciendo este trabajo”: Sonia, “Tengo 34 años de sentencia, pero me queda la esperanza de salir y de que hay algo más adelante”: Catalina.
Las y los usuarios se detienen y perciben la carga emocional que se desprende de la exposición. Observan con detenimiento y leen, haciendo que el ritmo acelerado y el caos multitudinario del Metro pare de tajo, atrapados por las voces de 29 mujeres quienes, al igual que las y los espectadores, desean seguir adelante, gozando de sus derechos.
Todos los collages tiene su simbolismo y su fuerte carga, pero uno en especial, lleno de bebés, niñas y niños riendo, familias, mujeres embarazadas, impresiona a Angélica, que comenta con lágrimas en sus ojos, “es increíble pensar cómo una mujer interna puede plasmar tanta vida y felicidad en su trabajo artístico”.
Participan en la realización de Linternas de Santa Martha, la CDHDF, el Sistema de Trasporte Colectivo Metro, el Gobierno del Distrito Federal, la Secretaría del Sistema Penitenciario del Distrito Federal y legisladores locales, como Agustín Guerrero.
A la inauguración acudieron familiares de las mujeres reclusas y numerosos usuarios del Metro.
EL OLVIDO, UNA FORMA DE VIOLENCIA
Durante la inauguración de la exposición, la Subsecretaria del sistema Penitenciario del Distrito Federal, Celina Oseguera Parra, reconoció que el trabajo comprometido y la suma de voluntades hacen posible avanzar en la consolidación de resultados tangibles en beneficio de la reinserción social de las mujeres y hombres que viven en situación de reclusión bajo la premisa del respeto irrestricto a sus derechos humanos.
Álvarez Icaza señaló por su parte que las mujeres en prisión pagan una doble pena, tienen una condena legal, pero también social, no sólo cuando están en prisión, sino cuando salen.
“Esta exposición hace visible algo que la sociedad se empeña en hacer invisible: la desigualdad y la discriminación que padecen las mujeres, y lo que consideró una de las peores formas de violencia contra ellas: el olvido.
“Lo que hemos encontrado es que muchas de ellas viven una situación de abandono, sus familias no quieren llevar a sus hijos e hijas porque ellas son malas influencias, y eso pasa por el machismo que vivimos”.
Expresó que en un Reclusorio femenino lo único que tienen las mujeres es a ellas mismas, los hombres y sus familias las abandonan y la sociedad las rechaza. “Hay estudios que demuestran que por los mismos delitos los jueces son más severos con las mujeres, hasta en 35 por ciento la pena es mayor porque se considera que las mujeres no pueden cometer delitos, eso es parte de la violencia institucional y estructural contra las mujeres”.
08/STP/VR/GG
“Linternas de Santa Martha”, collages y anhelos de mujeres en reclusión
Por Sandra Torres Pastrana
México D.F., 19 nov 08 (CIMAC).- Las mujeres en prisión pagan una doble pena: tienen una condena legal, pero también social, no sólo cuando están en prisión, sino cuando salen, expresó Emilio Álvarez Icaza, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), durante la inauguración de la exposición Linternas de Santa Martha.
La exposición está compuesta por 27 piezas de collage elaboradas por 29 internas del Centro Femenil de Readaptación Social Santa Martha Acatitla y fue inaugurada el 14 de noviembre en el pasaje de la estación Pino Suárez del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
El objetivo fue que las mujeres dieran dar a conocer su sentir y su entorno a través de sus recortes, sobre una silueta de madera que representa un icono de la ciudad de México, como el Monumento a la Revolución, la Catedral Metropolitana, el Palacio de Bellas Artes, el Ángel de Independencia, entre otros.
A partir del viernes pasado, las y los usuarios del Metro que recorren el pasillo central del metro Pino Suárez pueden apreciar cada uno de los collages realizados por las mujeres internas, donde revelan sus sueños de libertad, deseo de igualdad y de no discriminación.
LINTERNAS DE SANTA MARTHA
El título de la exposición “Linternas de Santa Martha”, es también el nombre del taller fundado por Luis Manuel Serrano Díaz e impartido a las internas de este Centro de Readaptación, informó un boletín de la CDHDF.
El Centro de Readaptación Femenil de Santa Martha, a través de la CDHDF, apoyó la organización y donó el material para que las 29 internas realizaran las 27 piezas de collage que son parte de las esperanzas que estas mujeres transmiten a las y los usuarios, medio millón de personas del Metro, como un deseo de compartir su libertad.
Durante lo que resta del mes de noviembre la exposición permanecerá en la estación del metro Pino Suárez y hará su próxima parada en la estación del metro Villa-Basílica durante el mes de diciembre.
ASPIRACIONES DE LIBERTAD
Algunas de las frases que enmarcan los collages dicen: “Cuando salga quiero hacer muchas cosas, por mí y por mis hijos”: María de la Luz; “Con este trabajo exigimos que sepan a lo que tenemos derecho”: Marcela. “El día que yo salga voy a seguir haciendo este trabajo”: Sonia, “Tengo 34 años de sentencia, pero me queda la esperanza de salir y de que hay algo más adelante”: Catalina.
Las y los usuarios se detienen y perciben la carga emocional que se desprende de la exposición. Observan con detenimiento y leen, haciendo que el ritmo acelerado y el caos multitudinario del Metro pare de tajo, atrapados por las voces de 29 mujeres quienes, al igual que las y los espectadores, desean seguir adelante, gozando de sus derechos.
Todos los collages tiene su simbolismo y su fuerte carga, pero uno en especial, lleno de bebés, niñas y niños riendo, familias, mujeres embarazadas, impresiona a Angélica, que comenta con lágrimas en sus ojos, “es increíble pensar cómo una mujer interna puede plasmar tanta vida y felicidad en su trabajo artístico”.
Participan en la realización de Linternas de Santa Martha, la CDHDF, el Sistema de Trasporte Colectivo Metro, el Gobierno del Distrito Federal, la Secretaría del Sistema Penitenciario del Distrito Federal y legisladores locales, como Agustín Guerrero.
A la inauguración acudieron familiares de las mujeres reclusas y numerosos usuarios del Metro.
EL OLVIDO, UNA FORMA DE VIOLENCIA
Durante la inauguración de la exposición, la Subsecretaria del sistema Penitenciario del Distrito Federal, Celina Oseguera Parra, reconoció que el trabajo comprometido y la suma de voluntades hacen posible avanzar en la consolidación de resultados tangibles en beneficio de la reinserción social de las mujeres y hombres que viven en situación de reclusión bajo la premisa del respeto irrestricto a sus derechos humanos.
Álvarez Icaza señaló por su parte que las mujeres en prisión pagan una doble pena, tienen una condena legal, pero también social, no sólo cuando están en prisión, sino cuando salen.
“Esta exposición hace visible algo que la sociedad se empeña en hacer invisible: la desigualdad y la discriminación que padecen las mujeres, y lo que consideró una de las peores formas de violencia contra ellas: el olvido.
“Lo que hemos encontrado es que muchas de ellas viven una situación de abandono, sus familias no quieren llevar a sus hijos e hijas porque ellas son malas influencias, y eso pasa por el machismo que vivimos”.
Expresó que en un Reclusorio femenino lo único que tienen las mujeres es a ellas mismas, los hombres y sus familias las abandonan y la sociedad las rechaza. “Hay estudios que demuestran que por los mismos delitos los jueces son más severos con las mujeres, hasta en 35 por ciento la pena es mayor porque se considera que las mujeres no pueden cometer delitos, eso es parte de la violencia institucional y estructural contra las mujeres”.
08/STP/VR/GG
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