Asombra que en un país donde los propósitos no corresponden a las intenciones verdaderas, en que los mejores proyectos se desvían en poco tiempo, en que la voluntad de los fundadores es traicionada por sus sucesores, la empresa y el propósito de La Jornada se haya mantenido y cumplido en el espacio turbulento de los 25 años más difíciles en la historia contemporánea. Si cotejamos el discurso de Carlos Payán cuando presentó el proyecto de edición del periódico y los hechos, debemos aceptar que la misión de los optimistas que se reunieron para crear una sociedad de comunicación se cumplió.
Payán propuso cinco compromisos fundamentales: 1) Con la defensa de la soberanía y la independencia nacional. Y no ha sido fácil cuando México casi se ha convertido en un protectorado. 2) Con la defensa del ejercicio de las garantías individuales y sociales, cuando la violación al espíritu y a la letra de las reformas sociales son hechos cotidianos. 3) Con las necesidades y demandas de los trabajadores en un periodo de capitalismo salvaje. 4) Con la democratización de la vida pública, cuando la incipiente democracia mexicana ha naufragado. 5) Con la distribución igualitaria de la riqueza y la disminución de los privilegios, cuando la corrupción, la impunidad y la desigualdad han llegado a los peores extremos. Nosotros hemos cumplido, el poder no.
El diario ha reflejado la experiencia que vive el país real. No la virtual que construyen todos los días los medios controlados. Este diario ha dado voz a quienes no la tienen. Cuando predominan el encubrimiento y el disimulo y la simulación. También asombra que párrafos centrales del discurso inaugural de Payán puedan ser repetidos hoy palabra por palabra.
“En medio de la crisis que sacude nuestra sociedad, los medios de comunicación, la prensa en México, viven, creemos, un momento contradictorio. Pocas veces ha habido una opinión pública tan receptiva como ahora. Tantos oyentes y televidentes. Tantos recursos técnicos y humanos destinados a producir y transmitir información. Pero pocas veces también la comunicación efectiva con la sociedad ha sido tan precaria, tan distante, nos parece, de los problemas cruciales que aquejan al país…
En la hora de la crisis queremos convocar a una nueva jornada de periodismo crítico y democrático, planteado en todo momento como un instrumento de solidaridad con quienes apoyamos las mejores causas del país.
jaorpin@yahoo.com.mx
Payán propuso cinco compromisos fundamentales: 1) Con la defensa de la soberanía y la independencia nacional. Y no ha sido fácil cuando México casi se ha convertido en un protectorado. 2) Con la defensa del ejercicio de las garantías individuales y sociales, cuando la violación al espíritu y a la letra de las reformas sociales son hechos cotidianos. 3) Con las necesidades y demandas de los trabajadores en un periodo de capitalismo salvaje. 4) Con la democratización de la vida pública, cuando la incipiente democracia mexicana ha naufragado. 5) Con la distribución igualitaria de la riqueza y la disminución de los privilegios, cuando la corrupción, la impunidad y la desigualdad han llegado a los peores extremos. Nosotros hemos cumplido, el poder no.
El diario ha reflejado la experiencia que vive el país real. No la virtual que construyen todos los días los medios controlados. Este diario ha dado voz a quienes no la tienen. Cuando predominan el encubrimiento y el disimulo y la simulación. También asombra que párrafos centrales del discurso inaugural de Payán puedan ser repetidos hoy palabra por palabra.
“En medio de la crisis que sacude nuestra sociedad, los medios de comunicación, la prensa en México, viven, creemos, un momento contradictorio. Pocas veces ha habido una opinión pública tan receptiva como ahora. Tantos oyentes y televidentes. Tantos recursos técnicos y humanos destinados a producir y transmitir información. Pero pocas veces también la comunicación efectiva con la sociedad ha sido tan precaria, tan distante, nos parece, de los problemas cruciales que aquejan al país…
En la hora de la crisis queremos convocar a una nueva jornada de periodismo crítico y democrático, planteado en todo momento como un instrumento de solidaridad con quienes apoyamos las mejores causas del país.
jaorpin@yahoo.com.mx
A sus 81 años, en el ocaso de su vida pero todavía muy vigoroso intelectualmente, Zbigniew Brzezinski, ex asesor de seguridad nacional de Jimmy Carter e íntimo de Barack Obama, está diciendo cosas impronunciables sobre la ya inocultable decadencia de Estados Unidos (ver Bajo la Lupa, 9/9/09).
Durante la principal conferencia en Ginebra, auspiciada por el muy influyente Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Gran Bretaña (IISS, por sus siglas en inglés), Brzezinski lanzó una bomba comparativa entre la debacle soviética en Afganistán y la inminente derrota de Estados Unidos en el mismo suelo, considerado por los historiadores serios como el cementerio de los imperios y que la administración Obama ha extendido hasta Pakistán (donde inició el colapso helénico de Alejandro Magno, quizá el máximo cuan efímero conquistador de todos los tiempos).
Sus palabras pueden parecer brutales a quienes aún no se enteran de la ineluctable decadencia multidimensional estadunidense que legó Baby Bush a Obama: Corremos de hecho el riesgo de replicar, obviamente sin intención (sic) alguna, lo que sucedió a los soviéticos (BBC; 11/9/09).
No es una revelación menor viniendo del verdadero arquitecto de la trampa islámica tendida a los soviéticos en Afganistán, como confesó el mismo Brzezinski a la revista francesa Le Nouvel Observateur: llegamos a Afganistán hace casi ocho años, y derrocamos a los talibanes con 300 soldados. Ocho años más tarde, hemos empezado a movernos a un nivel de fuerza militar que se aproxima al compromiso soviético y nuestros máximos militares dicen que no estamos ganando militarmente.
¿A qué se equiparará la derrota de Estados Unidos y la OTAN en el binomio hoy inextricable de Afganistán/Pakistán? ¿A Vietnam, Irak, o al mismo Afganistán de hace 20 años que desembocó en la disolución del imperio soviético (Radar Geopolítico, Contralínea, 147, 6/9/09)?
Durante la principal conferencia en Ginebra, auspiciada por el muy influyente Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Gran Bretaña (IISS, por sus siglas en inglés), Brzezinski lanzó una bomba comparativa entre la debacle soviética en Afganistán y la inminente derrota de Estados Unidos en el mismo suelo, considerado por los historiadores serios como el cementerio de los imperios y que la administración Obama ha extendido hasta Pakistán (donde inició el colapso helénico de Alejandro Magno, quizá el máximo cuan efímero conquistador de todos los tiempos).
Sus palabras pueden parecer brutales a quienes aún no se enteran de la ineluctable decadencia multidimensional estadunidense que legó Baby Bush a Obama: Corremos de hecho el riesgo de replicar, obviamente sin intención (sic) alguna, lo que sucedió a los soviéticos (BBC; 11/9/09).
No es una revelación menor viniendo del verdadero arquitecto de la trampa islámica tendida a los soviéticos en Afganistán, como confesó el mismo Brzezinski a la revista francesa Le Nouvel Observateur: llegamos a Afganistán hace casi ocho años, y derrocamos a los talibanes con 300 soldados. Ocho años más tarde, hemos empezado a movernos a un nivel de fuerza militar que se aproxima al compromiso soviético y nuestros máximos militares dicen que no estamos ganando militarmente.
¿A qué se equiparará la derrota de Estados Unidos y la OTAN en el binomio hoy inextricable de Afganistán/Pakistán? ¿A Vietnam, Irak, o al mismo Afganistán de hace 20 años que desembocó en la disolución del imperio soviético (Radar Geopolítico, Contralínea, 147, 6/9/09)?
Quince de septiembre de 2009, noche de Grito y desde el balcón central de Palacio Nacional, Felipe Calderón lanza un estentóreo y emotivo: ¡Viva el bicentenario de la Independencia Nacional! Mañana, lunes 21 de septiembre de 2009, Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo, presentará en San Lázaro su propuesta de proyecto alterno de presupuesto 2010. Viernes 18 de septiembre de 2009, Marcelo Ebrard declara en entrevista radiofónica con Joaquín López Dóriga: Me he preparado muchos años para ser presidenciable. Y los augures pregonan encuestas que dan a Enrique Peña Nieto 61 por ciento de las preferencias para las elecciones presidenciales de 2012, mientras asignan 16 por ciento a Ebrard y un par de puntos menos a López Obrador. Ahí la dejamos.
O atendemos a la sabiduría del personaje de La sombra del caudillo, criatura de Martín Luis Guzmán: Los políticos mexicanos nada más conjugan el verbo madrugar. No por eso amanece más temprano. Ni se cumplen 200 años de Independencia y 100 de la Revolución, un año antes. Ni se cumplen las Leyes de Reforma; en la desmemoria el hito histórico que no hizo Nación, tal como la Revolución nos constituiría en Estado durante el siglo corto que empezó en 1914 y concluyó en 1989; siglo perdido, según la desmemoria de Fox, la de neoconservadores que aseguran vino de lejos la crisis de la contracción aterradora, la recesión que nos proponen corregir a contrapelo del resto del mundo.
Lo de hoy no es el fin de la historia, es el fin del pasado. En el que Agustín Carstens aprendió a conjugar el verbo madrugar. En pretérito pluscuamperfecto, dirían los memoriosos, al escucharlo proponer: primero los pobres. Malhaya quien recuerde que ese era el reclamo del lopezobradorismo que derivó en presidencia legítima alterna. Dos por ciento adicional al consumo, a las ventas y servicios: el infamante impuesto tiene pico de pato, cola de pato, grazna como pato... No habrá entre los sobrevivientes del PRI incluyente, suficientes tecnócratas por adopción, conservadores por vocación, rentistas por ambición, para aprobar el 2 por ciento de la simulación de etiquetar ese ingreso a los más pobres de los pobres.
A través de la radio se lo precisó Rolando Cordera al secretario de Hacienda. Y el doctor Carstens respondió: Si no se puede, este, je... je... ya es una cuestión que nos rebasa. No aclaró si los rebasa por la izquierda, o por el pasmo del statu quo, el marasmo de la obsecuencia a un sistema que dejó de imperar al estallar la crisis que el presidente Calderón y su secretario de Hacienda dicen que vino del exterior y sostienen que nos afectará menos que al resto del mundo. México es una isla: recortes al gasto, medidas de austeridad, aunque Brasil, China, India, la Unión Europea y Estados Unidos inviertan y hayan recurrido al gasto público, aun a costa de endeudarse. Rolando Cordera concluiría con loable comedimiento: El secretario propone una estabilización que desestabiliza. Espero equivocarme.
Al otro lado del espejo aconsejan ir despacio porque tienen prisa. Transformado en analista y arúspice con credenciales técnicas, el vocero de Luis Donaldo Colosio y luego secretario particular de Ernesto Zedillo en la cercanía que da influencia, Liébano Sáenz escribe: Los dos secretarios (Agustín Carstens y Fernando Gómez Mont, de Hacienda y de Gobernación, respectivamente) son, después de los titulares de Defensa y Marina, los miembros del gabinete más importantes en su dimensión política. Tal cual. O la amenaza a la seguridad nacional ha superado al poder constituido del mando civil o la guerra de Calderón ha impuesto el napoleónico estado de sitio ficticio y las reformas retomadas por el secretario Gómez Mont son preámbulo de una restauración del supremo poder conservador.
Esa visión circular del futuro sí agraviaría al Ejército de la Revolución Mexicana. El imperio de la ley no puede ser motivo de escarnio. La Secretaría de la Defensa ha reconocido y llevado a juicio presuntas violaciones a los derechos humanos; en discursos protocolarios, formales, el general-secretario ha insistido en que el fuero de guerra no conlleva impunidad. Las fuerzas armadas se han mantenido firmes en medio de la demolición institucional. No está en duda el mando, la jefatura del titular del Poder Ejecutivo, pero el uso del Ejército en tareas policiacas, como una constante y no como respuesta coyuntural, es el mayor de los riesgos. Cito a Jorge Carrillo Olea (La Jornada, sábado 19 de septiembre de 2009): La buena fe que salvaguarde el prestigio de las fuerzas armadas del escarnio no es tarea del Legislativo ni de los medios ni de la sociedad. Es del Poder Ejecutivo.
De Felipe Calderón, quien ha procedido a disolver dependencias federales y a sustituir al procurador general de la República, al secretario de Agricultura y al director general de Pemex. Y ahora, en tanto que el secretario Fernando Gómez Mont, otrora primer violín en el concierto político, convoca a proseguir la reforma del Estado, a reducir el número de senadores y diputados, a aprobar la relección consecutiva de legisladores y autoridades municipales, a instituir el referendo y el plebiscito. A levantarse y andar, en San Lázaro y en toda la República. El abogado litigante suma su iniciativa a las propuestas por la oposición plural, especialmente por el PRD y por el PRI. Loable empeño. Aunque todavía genere anticuerpos la relección, aunque omita ostentosamente la de presidente de la República.
Para uno que madruga, uno que no se acuesta, dicen los campiranos, con malicia gemela a la que asegura que quien no asegunda no es buen labrador. Y ahí están los pasos de López para quitarle el sueño a Ebrard. O cuando menos para que muestre su faceta pragmática al asegurar que hoy está preparado para ser Presidente (con mayúscula), pero que todo depende de quién esté mejor posicionado dentro del partido en 2011. Habría que preguntarle, sin ánimo de recordarle la triste experiencia de Manuel Camacho: ¿en cuál partido? Jesús Ortega controla los recursos materiales y es sombra que pasa en la diáspora de la izquierda devenida movimiento que ya reivindicó la legitimidad y busca rumbo a la legalidad institucional que mandó al diablo y a la que en el pasado no tan distante confrontó en luchas guerrilleras. El PT naufraga y Convergencia busca buen puerto. López Obrador es el partido, es el movimiento, es el de la campaña madrugadora en todos y cada uno de los municipios del país.
Tiene la llave el de la desmesura tropical. En el priato tardío, el ingenio incuestionable de Óscar Flores Sánchez acuñó la frase definitoria de la sucesión unipersonal en el cesarismo sexenal: Esa puerta (la del despacho presidencial de Los Pinos) nada más se abre desde adentro. Lo pasado, pasado. Es irrepetible, dice Beatriz Paredes: La etapa del presidente de la República y un partido hegemónico, del presidente como jefe del partido, no es una etapa que pueda regresar.
Llegó el fin del pasado, pero alzan la voz quienes se aferran al dogma neoconservador. Frente a la crisis mundial y tras cinco lustros de crisis interna, hay que acudir al juicio fulminante de John Stuart Mill: Aunque no es verdad que todos los conservadores son estúpidos, es cierto que la mayor parte de los estúpidos son conservadores.
O atendemos a la sabiduría del personaje de La sombra del caudillo, criatura de Martín Luis Guzmán: Los políticos mexicanos nada más conjugan el verbo madrugar. No por eso amanece más temprano. Ni se cumplen 200 años de Independencia y 100 de la Revolución, un año antes. Ni se cumplen las Leyes de Reforma; en la desmemoria el hito histórico que no hizo Nación, tal como la Revolución nos constituiría en Estado durante el siglo corto que empezó en 1914 y concluyó en 1989; siglo perdido, según la desmemoria de Fox, la de neoconservadores que aseguran vino de lejos la crisis de la contracción aterradora, la recesión que nos proponen corregir a contrapelo del resto del mundo.
Lo de hoy no es el fin de la historia, es el fin del pasado. En el que Agustín Carstens aprendió a conjugar el verbo madrugar. En pretérito pluscuamperfecto, dirían los memoriosos, al escucharlo proponer: primero los pobres. Malhaya quien recuerde que ese era el reclamo del lopezobradorismo que derivó en presidencia legítima alterna. Dos por ciento adicional al consumo, a las ventas y servicios: el infamante impuesto tiene pico de pato, cola de pato, grazna como pato... No habrá entre los sobrevivientes del PRI incluyente, suficientes tecnócratas por adopción, conservadores por vocación, rentistas por ambición, para aprobar el 2 por ciento de la simulación de etiquetar ese ingreso a los más pobres de los pobres.
A través de la radio se lo precisó Rolando Cordera al secretario de Hacienda. Y el doctor Carstens respondió: Si no se puede, este, je... je... ya es una cuestión que nos rebasa. No aclaró si los rebasa por la izquierda, o por el pasmo del statu quo, el marasmo de la obsecuencia a un sistema que dejó de imperar al estallar la crisis que el presidente Calderón y su secretario de Hacienda dicen que vino del exterior y sostienen que nos afectará menos que al resto del mundo. México es una isla: recortes al gasto, medidas de austeridad, aunque Brasil, China, India, la Unión Europea y Estados Unidos inviertan y hayan recurrido al gasto público, aun a costa de endeudarse. Rolando Cordera concluiría con loable comedimiento: El secretario propone una estabilización que desestabiliza. Espero equivocarme.
Al otro lado del espejo aconsejan ir despacio porque tienen prisa. Transformado en analista y arúspice con credenciales técnicas, el vocero de Luis Donaldo Colosio y luego secretario particular de Ernesto Zedillo en la cercanía que da influencia, Liébano Sáenz escribe: Los dos secretarios (Agustín Carstens y Fernando Gómez Mont, de Hacienda y de Gobernación, respectivamente) son, después de los titulares de Defensa y Marina, los miembros del gabinete más importantes en su dimensión política. Tal cual. O la amenaza a la seguridad nacional ha superado al poder constituido del mando civil o la guerra de Calderón ha impuesto el napoleónico estado de sitio ficticio y las reformas retomadas por el secretario Gómez Mont son preámbulo de una restauración del supremo poder conservador.
Esa visión circular del futuro sí agraviaría al Ejército de la Revolución Mexicana. El imperio de la ley no puede ser motivo de escarnio. La Secretaría de la Defensa ha reconocido y llevado a juicio presuntas violaciones a los derechos humanos; en discursos protocolarios, formales, el general-secretario ha insistido en que el fuero de guerra no conlleva impunidad. Las fuerzas armadas se han mantenido firmes en medio de la demolición institucional. No está en duda el mando, la jefatura del titular del Poder Ejecutivo, pero el uso del Ejército en tareas policiacas, como una constante y no como respuesta coyuntural, es el mayor de los riesgos. Cito a Jorge Carrillo Olea (La Jornada, sábado 19 de septiembre de 2009): La buena fe que salvaguarde el prestigio de las fuerzas armadas del escarnio no es tarea del Legislativo ni de los medios ni de la sociedad. Es del Poder Ejecutivo.
De Felipe Calderón, quien ha procedido a disolver dependencias federales y a sustituir al procurador general de la República, al secretario de Agricultura y al director general de Pemex. Y ahora, en tanto que el secretario Fernando Gómez Mont, otrora primer violín en el concierto político, convoca a proseguir la reforma del Estado, a reducir el número de senadores y diputados, a aprobar la relección consecutiva de legisladores y autoridades municipales, a instituir el referendo y el plebiscito. A levantarse y andar, en San Lázaro y en toda la República. El abogado litigante suma su iniciativa a las propuestas por la oposición plural, especialmente por el PRD y por el PRI. Loable empeño. Aunque todavía genere anticuerpos la relección, aunque omita ostentosamente la de presidente de la República.
Para uno que madruga, uno que no se acuesta, dicen los campiranos, con malicia gemela a la que asegura que quien no asegunda no es buen labrador. Y ahí están los pasos de López para quitarle el sueño a Ebrard. O cuando menos para que muestre su faceta pragmática al asegurar que hoy está preparado para ser Presidente (con mayúscula), pero que todo depende de quién esté mejor posicionado dentro del partido en 2011. Habría que preguntarle, sin ánimo de recordarle la triste experiencia de Manuel Camacho: ¿en cuál partido? Jesús Ortega controla los recursos materiales y es sombra que pasa en la diáspora de la izquierda devenida movimiento que ya reivindicó la legitimidad y busca rumbo a la legalidad institucional que mandó al diablo y a la que en el pasado no tan distante confrontó en luchas guerrilleras. El PT naufraga y Convergencia busca buen puerto. López Obrador es el partido, es el movimiento, es el de la campaña madrugadora en todos y cada uno de los municipios del país.
Tiene la llave el de la desmesura tropical. En el priato tardío, el ingenio incuestionable de Óscar Flores Sánchez acuñó la frase definitoria de la sucesión unipersonal en el cesarismo sexenal: Esa puerta (la del despacho presidencial de Los Pinos) nada más se abre desde adentro. Lo pasado, pasado. Es irrepetible, dice Beatriz Paredes: La etapa del presidente de la República y un partido hegemónico, del presidente como jefe del partido, no es una etapa que pueda regresar.
Llegó el fin del pasado, pero alzan la voz quienes se aferran al dogma neoconservador. Frente a la crisis mundial y tras cinco lustros de crisis interna, hay que acudir al juicio fulminante de John Stuart Mill: Aunque no es verdad que todos los conservadores son estúpidos, es cierto que la mayor parte de los estúpidos son conservadores.
Nunca antes conté esto. Ocurrió en 1993. El Ardilla tenía 14 años y vendía crack en ciertas calles de San Diego, California. Fui por él a petición del cónsul Gustavo Iruegas, quien en carta enviada a la Dirección de Derechos Humanos de la PGR informó que un juez pondría en libertad al niño mexicano a condición de que una autoridad lo trajera de regreso a su país. Llegué un día antes de la audiencia y conocí a algunos amigos de El Ardilla. Un experimentado policía judicial de Tijuana me custodió en un recorrido por el parque Balboa, donde vi drogadictos duros, pederastas en sus lujosos coches deportivos y niños emigrantes ilegales que ejercían la prostitución y sobrevivían en el famoso parque.
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Leonardo Páez: ¿La Fiesta en Paz?
CIA: impunidad e impudicia
En una carta dirigida al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, siete ex directores de la Agencia Central de Inteligencia de esa nación (CIA, por sus siglas en inglés) solicitan cancelar las investigaciones sobre los actos de tortura cometidos por elementos de esa dependencia en el contexto de la llamada guerra contra el terrorismo, pues señalan que éstas pueden dañar seriamente el deseo de muchos otros agentes de inteligencia de asumir riesgos para proteger al país. Por añadidura, los ex funcionarios sostienen que la continuidad de tales pesquisas pudiera suponer un riesgo para la seguridad de Estados Unidos, toda vez que la difusión de antiguas operaciones de inteligencia puede ayudar a Al Qaeda a eludir el espionaje estadunidense y a preparar futuras operaciones.
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El Correo Ilustrado
Reconocimiento al GDF
Me provocó, el día de ayer, un enorme desasosiego lo ocurrido en el Metro Balderas. Se han conjuntado ciertos elementos que han alterado la forma de vida de los mexicanos. Entre otros, pudiera enumerar una difícil situación económica y el desempleo, ahora la religión y hasta el influjo de la televisión, etcétera, para sentirse liberadores, por medio de una arma, de la sociedad. Ahora hubo muertos y heridos. No debemos esperar que esto se agudice y conduzca a más sucesos de esta naturaleza. Un reconocimiento al Gobierno del Distrito Federal por dar a conocer el video, con toda su crudeza; ayer fuimos tratados como adultos, después todo queda en el olvido. Así sabrán los ciudadanos que quieran cometer un atropello de este tipo que siempre habrá quien responda por la sociedad. Para el civil Esteban Cervantes Barrera y el policía Víctor Manuel Miranda Martínez, el reconocimiento de un pueblo, y a sus familias, mi más sincero pésame.
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La Cámara de Diputados argentina aprobó el proyecto de ley del Poder Ejecutivo sobre los medios de comunicación y probablemente el Senado haga lo propio. Desde 1983 la sociedad argentina está discutiendo el problema y en seis ocasiones intentó sin éxito, tanto con los gobiernos del Partido Radical como con los peronistas, modificar la ley que está a punto de ser derogada y que daba a los oligopolios un enorme poder político.
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En el cuarto pleno del Consejo Nacional del PRD en Morelia, los días 31 de julio y primero de agosto, se acordó formar una Comisión Especial para la Unidad de las Izquierdas, cuya misión expresa fue invitar a personalidades y organizaciones de izquierda a dialogar para buscar los elementos mínimos indispensables de un gran consenso nacional para responder unidos a las expectativas y necesidades de la sociedad mexicana e iniciar un proceso abierto de deliberación sin exclusiones ni sectarismos. Esa comisión publicó un llamamiento el pasado 15 de septiembre en el que expresa sus objetivos.
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El proyecto de presupuesto enviado por la Secretaría de Hacienda a la Cámara de Diputados es la obra de la gran tijera. Vamos a ver algunos ejemplos en el sector energético.
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En su tercer informe de gobierno, Marcelo Ebrard advirtió que es un grave error encaminar al país y la capital a una recesión prolongada y a políticas de alto costo social. Añadió que el paquete económico presentado por el gobierno federal al Congreso de la Unión va en sentido contrario de lo que demanda la realidad social del país y de la ciudad (Bertha Teresa Ramírez, La Jornada, 18/09/09, p. 35). Asimismo, el jefe de Gobierno convocó a dar la batalla en el ámbito federal y el Congreso de la Unión, a fin de revertir la política pública en contra de la ciudad y promover cambios sustantivos a las estrategias de desarrollo que continúa impulsando el gobierno federal (ibid.).
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¿De qué otra forma puede denominarse a los estados cuyos principios tienen como fin cometer premeditadamente actos viles contra sus semejantes? La definición, propia del diccionario del uso del español de María Moliner, subraya: es el epíteto más duro aplicable contra un ser humano. Trasladado a un comportamiento de contenido político podría definir decisiones soeces colectivas tomadas conscientemente contra los conciudadanos. En este sentido, nos estamos refiriendo al cúmulo de medidas apoyadas por leyes, decretos y normas cuyo objetivo consolida en el poder a una elite plutocrática que se adueña de los recursos naturales, del gobierno, de las instituciones, del territorio en beneficio propio. Para conseguirlo no escatima esfuerzos represivos. Deja sin trabajo a millones de conciudadanos. Entrega la soberanía a potencias extranjeras para justificar guerras contrainsurgentes, antiterroristas o asesinar opositores. Vende, subasta o alquila a las empresas trasnacionales las riquezas del subsuelo y los mares a precio de saldo. Aplica políticas excluyentes, fomentando el miedo y la represión como estrategia de gobierno.
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La idea de extender el cultivo de los agrocarburantes en el mundo y particularmente en los países del Sur es desatrosa. Ella forma parte de una perspectiva global de solución a la crisis energética. En los próximos 50 años tendremos que cambiar de ciclo energético, pasando de la energía fósil, que es cada vez más rara, a otras fuentes de energía. En el corto plazo es más facil de utilizar lo que es inmediatamente rentable, es decir, los agrocarburantes. Esta solución, al reducirse las posibilidades de inversión y al esperar ganancias rápidas, parece la más requerida a medida que se desarrolla la crisis financiera y económica.
Como siempre, en un proyecto capitalista, se ignora lo que los economistas llaman las externalidades, es decir, lo que no entra dentro del cálculo del mercado, para el caso que nos preocupa, los daños ecológicos y sociales. Para contribuir con un porcentaje entre 25 a 30 por ciento de la demanda, a la solución de la crisis energética, se tendrá que utilizar centenas de millones de hectáreas de tierras cultivables para la producción de agroenergía en su mayor parte en el Sur, ya que el Norte no dispone suficientemente de superficie cultivable. Se tendrá, igualmente según ciertas estimaciones, que expulsar de sus tierras al menos 60 millones de campesinos. El precio de estas externalidades no pagado por el capital sino por la comunidad y por los individuos, es espantoso
Los agrocarburantes son producidos bajo la forma de monocultivos, destruyendo la biodiversidad y contaminando los suelos y el agua. Personalmente he caminado kilómetros en las plantaciones del Choco, en Colombia, y no he visto ni una ave ni una mariposa ni un pez en los ríos, a causa del uso de grandes cantidades de productos químicos, como fertilizantes y plaguicidas. Frente a la crisis hídrica que afecta al planeta, la utilización del agua para producir etanol es irracional. En efecto, para obtener un litro de etanol, a partir del maíz, se utiliza entre 1200 y 3400 litros de agua. La caña de azúcar también necesita enormes cantidades de agua. La contaminación de los suelos y el agua llega a niveles hasta ahora nunca conocidos, creando el fenómeno de mar muerto en las desembocaduras de los ríos (20 kilómetros en las desembocaduras del Missippi, en gran medida causado por la extensión del monocultivo de maíz destinado al etanol). La extensión de estas culturas acarrea una destrucción directa o indirecta (por el desplazamiento de otras actividades agrícolas y ganaderas) de los bosques y selvas que son como pozos de carbono por su capacidad de absorción.
Como siempre, en un proyecto capitalista, se ignora lo que los economistas llaman las externalidades, es decir, lo que no entra dentro del cálculo del mercado, para el caso que nos preocupa, los daños ecológicos y sociales. Para contribuir con un porcentaje entre 25 a 30 por ciento de la demanda, a la solución de la crisis energética, se tendrá que utilizar centenas de millones de hectáreas de tierras cultivables para la producción de agroenergía en su mayor parte en el Sur, ya que el Norte no dispone suficientemente de superficie cultivable. Se tendrá, igualmente según ciertas estimaciones, que expulsar de sus tierras al menos 60 millones de campesinos. El precio de estas externalidades no pagado por el capital sino por la comunidad y por los individuos, es espantoso
Los agrocarburantes son producidos bajo la forma de monocultivos, destruyendo la biodiversidad y contaminando los suelos y el agua. Personalmente he caminado kilómetros en las plantaciones del Choco, en Colombia, y no he visto ni una ave ni una mariposa ni un pez en los ríos, a causa del uso de grandes cantidades de productos químicos, como fertilizantes y plaguicidas. Frente a la crisis hídrica que afecta al planeta, la utilización del agua para producir etanol es irracional. En efecto, para obtener un litro de etanol, a partir del maíz, se utiliza entre 1200 y 3400 litros de agua. La caña de azúcar también necesita enormes cantidades de agua. La contaminación de los suelos y el agua llega a niveles hasta ahora nunca conocidos, creando el fenómeno de mar muerto en las desembocaduras de los ríos (20 kilómetros en las desembocaduras del Missippi, en gran medida causado por la extensión del monocultivo de maíz destinado al etanol). La extensión de estas culturas acarrea una destrucción directa o indirecta (por el desplazamiento de otras actividades agrícolas y ganaderas) de los bosques y selvas que son como pozos de carbono por su capacidad de absorción.
Resulta increíble que el Centro Histórico continúa brindando sorpresas todos los días. Un caso especialmente notable ha sido la calle de Regina y sus alrededores. Un largo periodo estuvo con aspecto de bombardeada, mientras se llevaban a cabo las obras que le iban a brindar una nueva imagen urbana, lo que incluía la renovación de las entrañas. Esto significó la colocación y restitución de todas las instalaciones subterráneas, palabras mayores.
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El Pequeño museo me tiene obsesionada desde que lo tuve en mis manos por primera vez hace un par de años. Me siento a hojearlo y me sugiere mil cosas, quisiera aprendérmelo de memoria, conocer todo lo que me ofrece, asuntos que se repiten y otros que se inauguran, pues, como todo gran libro, es inagotable. Es una antología, un diccionario y un vocabulario ilustrado. Es una puerta al arte y a las ideas. Sus autores son Alain Le Saux (1936), parisino, ilustrador, y el multinacional Grégoire Solotareff (1953), quien nació en Alejandría, Egipto, de padres rusos (el papá, médico y poeta; la mamá, pintora), que pasó su infancia entre Líbano y la Île-de-France, y que vive en París. Estudió medicina y se encarriló finalmente como ilustrador hacia los libros para niños. Para el Pequeño museo recogieron detalles de obras maestras de los grandes pintores universales y los ordenaron alfabéticamente por título. Por ejemplo, el brazo, de Dos mujeres corriendo por la playa, de Picasso, o los zapatos, de Par de zapatos viejos, de Van Gogh. En castellano, el brazo, en la be, y los zapatos, en la zeta, pero con la obvia curiosidad de que los sustantivos cambian de orden según el idioma en el que esté traducido el Pequeño museo, los zapatos, en castellano en la zeta, como digo, pero en la ese en inglés y la che en francés; otro tanto con el brazo, en la be en castellano y francés, y en la a en inglés.
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Es lo mismo, pero no se dice igual. Fuera del circuito periodístico, nadie se refiere al suceso de esta semana en Cuba con el título que su creador le dio.
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El llamado TIFF, como le dicen los locales, cumplió su cometido de costumbre, aunque las ventas se reportaron previsiblemente menos exitosas. Dada la crisis, los compradores se vieron más cautelosos. No hubo en esta ocasión un éxito total, como lo fue Quisiera ser millonario en 2009. La película de Danny Boyle se volvió de visión obligatoria en el festival, ganó con ventaja el premio del público y se perfiló desde entonces como una candidata segura al Óscar. Ningún título prometió esa onda expansiva este año.
Esta vez el público votó mayoritariamente por Precious: Based on the Novel Push by Sapphire (sí, ese es su título completo. ¿Cabrá en una marquesina?). El segundo largometraje de Lee Daniels ya había ganado tres premios en Sundance y puede comprobarse la medida de su alcance publicitario por la visita al festival de su productora ejecutiva, nada menos que Oprah Winfrey. Si alguien lleva la cuenta de películas canadienses que han ganado aquí, pero no se han distribuido en México, el premio al mejor largometraje fue para Cairo Time, de Ruba Nadda, y el de mejor opera prima para The Wild Hunt (La caza salvaje), de Alexandre Franchi.
Esta vez el público votó mayoritariamente por Precious: Based on the Novel Push by Sapphire (sí, ese es su título completo. ¿Cabrá en una marquesina?). El segundo largometraje de Lee Daniels ya había ganado tres premios en Sundance y puede comprobarse la medida de su alcance publicitario por la visita al festival de su productora ejecutiva, nada menos que Oprah Winfrey. Si alguien lleva la cuenta de películas canadienses que han ganado aquí, pero no se han distribuido en México, el premio al mejor largometraje fue para Cairo Time, de Ruba Nadda, y el de mejor opera prima para The Wild Hunt (La caza salvaje), de Alexandre Franchi.
¿El efecto Amélie Poulain persistirá por largo tiempo en el cine comercial francés? La fórmula parece exitosa, pues reconfigura el imaginario colectivo con el rescate de los valores de la llamada Francia profunda, plantea la vigencia de los géneros tradicionales (comedia y melodrama en una evocación histórica que desea ser un comentario sobre la realidad actual), acude a los arquetipos del viejo cine popular, resucita la comedia musical combinando music hall y cabaret político, y finalmente recupera la atmósfera romántica de la barriada parisina para señalar, con nostalgia y vanidad herida, la pérdida del París casi rural, anterior a los embates de la modernidad y de la inmigración masiva.
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Carlos Monsiváis
Consejos a los que gobiernan
Cuando el contexto está fuera de contexto
Un político debe aprender lo esencial: el trato con los medios informativos, la estrategia de la respuesta correcta a la pregunta inhóspita o candorosa o francamente malévola. A este respecto, quizá el maestro más adecuado sea un ex alto funcionario, especializado en enfrentar los cuestionarios más abruptos y salir airoso. El ex dignatario recién publicó su tratado De mi paso por la vida pública. Consejos a los que vienen, de 17 mil 200 páginas (versión reducida), del que ofrecemos una primicia.
Que nunca lo sorprendan con la frase sincera o la verdad en la mano
Jamás permita que se le pregunte así nomás. No es conveniente hacerlo porque: a) es falta de respeto para la investidura que se tiene o se ha tenido; b) son ganas de que usted y los lectores o espectadores pierdan el tiempo con un interrogatorio dañino para la moral de la República (todo lo que le molesta a usted daña la moral de la República); c) es de mala educación preguntar con tal de enterarse; d) es de mala educación saber lo que hay que contestar; e) a nadie le gusta que lo interroguen una vez que terminó su educación formal; f) quita la gana de estar a gusto; g) si uno deja que le pregunten sobre su gestión pública, traslada la República al horario triple A. Pongo ejemplos de entrevistas que he resuelto con mi método de disciplina de la elocuencia.
Periodista: ¿Qué dice usted a las acusaciones de que ganó el poder gracias a un magno fraude?
(Consejo: sonría primero con franqueza, mire a la cámara con ojos cándidos, vuelva a sonreír.)
Funcionario (o ex funcionario): Una pregunta muy interesante, amigo mío, que exige una respuesta meditada. Porque el tiempo es el mejor aliado del conocimiento. Es evidente, y lo que le voy a decir no es en modo alguno un agravio para su niñez, es evidente que hoy está usted más al tanto de lo que pasa en el país y en el mundo, que cuando tenía cinco años de edad. ¿Por qué es así? Porque la vida es un proceso, y sólo los que van de un lado a otro, del nacimiento a la muerte, pueden jactarse de haberlo recorrido de pie a pla. ¡Ah, no perdón! Se dice de pie a pa.
(Consejo: en este momento, el periodista intentará desviar el curso de su amena respuesta para preguntarle algo pesado. Atájelo de inmediato.)
Funcionario (o ex): Con todo gusto le respondo porque sé de su seriedad y profesionalismo. Pero antes, y como una cortesía para el público que nos está viendo (o que nos leerá), déjeme decirle: heredé el poder en condiciones tranquilas pero terribles, y desdichadas pero institucionales (equilibre siempre las respuestas para que no lo acusen de parcial o de claridoso). En mi periodo de gobierno (si todavía está en funciones, diga simplemente: vivimos en tiempos difíciles, y ninguna pregunta me sorprende, porque sé que todos debemos ganarnos la vida en algo), todo fue exitoso, y aquí está el testimonio de seis periódicos daneses, cuatro de Nigeria y uno de Noruega. Véalos con rapidez, que tengo que devolverlos ya a las respectivas hemerotecas. Todos coinciden en que yo hice (haré) más por mi país que todas las administraciones del siglo XVIII juntas (a estas alturas, muy probablemente los periodistas estén furiosos o desesperados. No dé señales de advertirlos, no los mire, siga con la vista fija en la cámara televisiva o en la grabadora, sonría siempre). Bueno, como le decía, no soy yo quien dice que mi gobierno fue (será) impecable. Lo dicen críticos de la realidad mexicana tan estrictos y tan conocedores como Mbatu Kruamah de Nigeria y Jors Nlfanten de Noruega, ampliamente conocidos en la zona del Bajío por sus análisis de las sanas repercusiones de la guerra cristera en la Edad Media (cuando uno hace estas afirmaciones eruditas, suele desconcertar).
(Consejo: los periodistas van a estar tan exasperados, que conviene ceder un poquito, pero bajo condiciones.)
Periodista: Licenciado, ¿cuál es su responsabilidad en la cadena de macrofraudes que cometieron varios miembros de su familia? ¿Y qué sabía usted al respecto?
(Sonría en forma amable y con un gesto de confianza, algo que descodificado quiera decir: “Lo he contestado tantas veces, que no me explico dónde vivían ustedes”.)
Funcionario o ex funcionario: Una pregunta muy pertinente porque la sociedad, la nación y la tribu de las ONG tienen derecho a mi versión. Le diré, confiando en su responsabilidad profesional y en su amor a las instituciones. No sabía nada, absolutamente. Vamos, ni siquiera sabía que yo mismo era miembro de mi familia. En rigor, me enteré cuando salió un reportaje en una revista cuyo nombre no retengo, en la página 26, tercera columna. Decía: “El primo abusadillo”. Le pregunté a una persona de confianza: “¿Y éste quién es?”. Me dijo: “Es su primo, señor”. Y le respondí, así como se lo estoy contando: “¿Cuál primo? Si yo no tengo parientes desde que llegué aquí”. Y me contesta: “Es su primo hermano, bueno, lo era antes de que usted tomara posesión”. Y nomás comenté: “¡Ah chispiajo!”. Y no, se los digo aunque les sea difícil creerme, pero luego les será más fácil, nomás que recuerden que yo siempre he hablado con la verdad, con la neta como dicen los jóvenes, ésos que tanto confían en mí y en las instituciones, en ese orden. Sí, no tenía idea de que mi tal pariente usara mi hombre y mi figura, porque me cuentan que se disfrazaba de mi persona para cometer ilícitos, si es que los cometió, y si es, cosa todavía no probada, que hubo ilícitos en mi temporada de gobierno. Así fue, sólo así fue.
Reportero: ¿Y su secretario particular, que anda prófugo por estar involucrado con el narco? ¿Y lo de los asesinatos? ¿Y...?
(Consejo: hay veces que los preguntones son muy rápidos, y apenas se desanda uno, ya le colocaron temas difíciles. En esos casos, lo adecuado es la estrategia “Al que madruga Dios no lo oye”.)
Funcionario (o ex): Le responderé con gusto, ¿y sabe por qué? Porque la confianza entre gobernantes y gobernados es uno de los grandes logros de mi administración. Ustedes han sido testigos de cómo el país entero confió en mí (si hacen gestos de protesta, usted póngale todavía más dulzura a sus palabras). Y confiaron en mí porque el país se ha desarrollado lo suficiente como para dar a la relación de sociedad-gobierno el sello del avance democrático. Se los digo con aprecio: todas las preguntas serán contestadas. Pero a su debido tiempo, que ya vendrá.
Escritor
Un político debe aprender lo esencial: el trato con los medios informativos, la estrategia de la respuesta correcta a la pregunta inhóspita o candorosa o francamente malévola. A este respecto, quizá el maestro más adecuado sea un ex alto funcionario, especializado en enfrentar los cuestionarios más abruptos y salir airoso. El ex dignatario recién publicó su tratado De mi paso por la vida pública. Consejos a los que vienen, de 17 mil 200 páginas (versión reducida), del que ofrecemos una primicia.
Que nunca lo sorprendan con la frase sincera o la verdad en la mano
Jamás permita que se le pregunte así nomás. No es conveniente hacerlo porque: a) es falta de respeto para la investidura que se tiene o se ha tenido; b) son ganas de que usted y los lectores o espectadores pierdan el tiempo con un interrogatorio dañino para la moral de la República (todo lo que le molesta a usted daña la moral de la República); c) es de mala educación preguntar con tal de enterarse; d) es de mala educación saber lo que hay que contestar; e) a nadie le gusta que lo interroguen una vez que terminó su educación formal; f) quita la gana de estar a gusto; g) si uno deja que le pregunten sobre su gestión pública, traslada la República al horario triple A. Pongo ejemplos de entrevistas que he resuelto con mi método de disciplina de la elocuencia.
Periodista: ¿Qué dice usted a las acusaciones de que ganó el poder gracias a un magno fraude?
(Consejo: sonría primero con franqueza, mire a la cámara con ojos cándidos, vuelva a sonreír.)
Funcionario (o ex funcionario): Una pregunta muy interesante, amigo mío, que exige una respuesta meditada. Porque el tiempo es el mejor aliado del conocimiento. Es evidente, y lo que le voy a decir no es en modo alguno un agravio para su niñez, es evidente que hoy está usted más al tanto de lo que pasa en el país y en el mundo, que cuando tenía cinco años de edad. ¿Por qué es así? Porque la vida es un proceso, y sólo los que van de un lado a otro, del nacimiento a la muerte, pueden jactarse de haberlo recorrido de pie a pla. ¡Ah, no perdón! Se dice de pie a pa.
(Consejo: en este momento, el periodista intentará desviar el curso de su amena respuesta para preguntarle algo pesado. Atájelo de inmediato.)
Funcionario (o ex): Con todo gusto le respondo porque sé de su seriedad y profesionalismo. Pero antes, y como una cortesía para el público que nos está viendo (o que nos leerá), déjeme decirle: heredé el poder en condiciones tranquilas pero terribles, y desdichadas pero institucionales (equilibre siempre las respuestas para que no lo acusen de parcial o de claridoso). En mi periodo de gobierno (si todavía está en funciones, diga simplemente: vivimos en tiempos difíciles, y ninguna pregunta me sorprende, porque sé que todos debemos ganarnos la vida en algo), todo fue exitoso, y aquí está el testimonio de seis periódicos daneses, cuatro de Nigeria y uno de Noruega. Véalos con rapidez, que tengo que devolverlos ya a las respectivas hemerotecas. Todos coinciden en que yo hice (haré) más por mi país que todas las administraciones del siglo XVIII juntas (a estas alturas, muy probablemente los periodistas estén furiosos o desesperados. No dé señales de advertirlos, no los mire, siga con la vista fija en la cámara televisiva o en la grabadora, sonría siempre). Bueno, como le decía, no soy yo quien dice que mi gobierno fue (será) impecable. Lo dicen críticos de la realidad mexicana tan estrictos y tan conocedores como Mbatu Kruamah de Nigeria y Jors Nlfanten de Noruega, ampliamente conocidos en la zona del Bajío por sus análisis de las sanas repercusiones de la guerra cristera en la Edad Media (cuando uno hace estas afirmaciones eruditas, suele desconcertar).
(Consejo: los periodistas van a estar tan exasperados, que conviene ceder un poquito, pero bajo condiciones.)
Periodista: Licenciado, ¿cuál es su responsabilidad en la cadena de macrofraudes que cometieron varios miembros de su familia? ¿Y qué sabía usted al respecto?
(Sonría en forma amable y con un gesto de confianza, algo que descodificado quiera decir: “Lo he contestado tantas veces, que no me explico dónde vivían ustedes”.)
Funcionario o ex funcionario: Una pregunta muy pertinente porque la sociedad, la nación y la tribu de las ONG tienen derecho a mi versión. Le diré, confiando en su responsabilidad profesional y en su amor a las instituciones. No sabía nada, absolutamente. Vamos, ni siquiera sabía que yo mismo era miembro de mi familia. En rigor, me enteré cuando salió un reportaje en una revista cuyo nombre no retengo, en la página 26, tercera columna. Decía: “El primo abusadillo”. Le pregunté a una persona de confianza: “¿Y éste quién es?”. Me dijo: “Es su primo, señor”. Y le respondí, así como se lo estoy contando: “¿Cuál primo? Si yo no tengo parientes desde que llegué aquí”. Y me contesta: “Es su primo hermano, bueno, lo era antes de que usted tomara posesión”. Y nomás comenté: “¡Ah chispiajo!”. Y no, se los digo aunque les sea difícil creerme, pero luego les será más fácil, nomás que recuerden que yo siempre he hablado con la verdad, con la neta como dicen los jóvenes, ésos que tanto confían en mí y en las instituciones, en ese orden. Sí, no tenía idea de que mi tal pariente usara mi hombre y mi figura, porque me cuentan que se disfrazaba de mi persona para cometer ilícitos, si es que los cometió, y si es, cosa todavía no probada, que hubo ilícitos en mi temporada de gobierno. Así fue, sólo así fue.
Reportero: ¿Y su secretario particular, que anda prófugo por estar involucrado con el narco? ¿Y lo de los asesinatos? ¿Y...?
(Consejo: hay veces que los preguntones son muy rápidos, y apenas se desanda uno, ya le colocaron temas difíciles. En esos casos, lo adecuado es la estrategia “Al que madruga Dios no lo oye”.)
Funcionario (o ex): Le responderé con gusto, ¿y sabe por qué? Porque la confianza entre gobernantes y gobernados es uno de los grandes logros de mi administración. Ustedes han sido testigos de cómo el país entero confió en mí (si hacen gestos de protesta, usted póngale todavía más dulzura a sus palabras). Y confiaron en mí porque el país se ha desarrollado lo suficiente como para dar a la relación de sociedad-gobierno el sello del avance democrático. Se los digo con aprecio: todas las preguntas serán contestadas. Pero a su debido tiempo, que ya vendrá.
Escritor
Sara Sefchovich
El hilo negro
El coordinador de los diputados del PRI dio entrevista a un diario, en la cual afirmó lo que se propone hacer en la nueva Legislatura.
No hay nada que sorprenda en sus palabras, es lo mismo de siempre; exige, promete y ofrece lo que ya han exigido, ofrecido y prometido otros antes que él: abrir la discusión con la sociedad, financiar la productividad y el empleo, reducir el gasto, incrementar la recaudación, insistir en la transparencia, buscar soluciones para hoy pero también de cara al futuro.
Dentro del mar de lugares comunes, dos frases me llamaron la atención: una afirma que “necesitamos que las políticas sociales ya no sean asistencialistas” y otra dice que “necesitamos una banca mexicana, no nacionalizada, operada por mexicanos”.
Las dos afirmaciones son absurdas. La primera, porque las políticas sociales, como sea que se las lleve a cabo, son derechos de los ciudadanos y obligaciones de los gobiernos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores reunidos en Bretton Woods acordaron crear “un nuevo orden económico mundial” que incluía a la seguridad social para garantizar el bienestar de las mayorías. Desde entonces se considera que ésta es superior a la asistencia. Así lo escribe Teresa Incháustegui: “Mientras la seguridad realiza en su más alto grado el ideal de la solidaridad humana, la asistencia responde a móviles filantrópicos; mientras la seguridad tiene una orientación redistributiva, la asistencia tiene un carácter remedial; mientras la seguridad busca el progreso colectivo, la asistencia atiende sólo a la necesidad”. Esta manera de pensar llevó a la creación en distintos momentos del siglo pasado de instituciones y programas como el IMSS, el ISSSTE, el Infonavit, Liconsa, Diconsa, Inmecafe, Conasupo y otros.
Sin embargo, dada la situación de miseria y desempleo en el país, fue imposible no crear y sostener instituciones asistenciales para quienes están fuera de sindicatos y grupos corporativos. Eso han sido desde la Secretaría de Salubridad hasta el Seguro Popular, pero es importante darse cuenta de que el acceso a ellas también es un derecho de los ciudadanos y una obligación del gobierno.
El problema entonces no es entre las políticas de seguridad social y de asistencia pública, sino la destrucción de ambas en aras de las ideas neoliberales, al punto de que hoy se ha llegado a mejor repartir dinero en efectivo porque las instituciones no funcionan.
Con respecto a la segunda afirmación, más allá de que quién sabe lo que quiere decir eso de “tener una banca mexicana pero no nacionalizada”, el legislador parece olvidar la historia: ya tuvimos banca extranjera, ya tuvimos banca nacionalizada y ya volvimos a tener banca extranjera cuando se decidió que el camino era abrir completamente las puertas del país. En cada una de esas ocasiones, nos dieron sendas explicaciones de por qué eso era lo más conveniente y necesario para México. Y es que así somos aquí: cuando nos dicen “Estado interventor” lo hacemos, cuando nos dicen “ajustes estructurales” lo hacemos, cuando nos dicen “liberalización total del mercado” lo hacemos. Como diría Octavio Paz, adoptamos sin adaptar. Hoy, como la crisis ha hecho que no nos tiren (todavía) línea, entonces tenemos que hacer nuestras propias propuestas y entonces se llega a que alguien diga estas aberraciones.
Lo que propone Francisco Rojas González ya se hizo, ya se deshizo, ya funcionó y ya fracasó. El problema nuestro es precisamente ése: que no hay ideas nuevas ni adquisición de conocimientos, que nuestra clase política se repite haciendo concesiones a las modas o echando por delante discursos vacíos, sin reconocer que la esencia del problema es que dejamos que se destruya lo que construimos y no lo sustituimos con algo mejor.
Pero, además, de todos modos sabemos que no va a pasar nada, que cada vez que alguien estrena cargo jura que va a hacer y deshacer, a organizar y regular. Para sólo hablar de lo que propone el diputado: ¿quién va a meterse a salvar al ISSSTE?, ¿quién va a meterse con los bancos, farmacéuticas, tabacaleras o cualquier transnacional?
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM
No hay nada que sorprenda en sus palabras, es lo mismo de siempre; exige, promete y ofrece lo que ya han exigido, ofrecido y prometido otros antes que él: abrir la discusión con la sociedad, financiar la productividad y el empleo, reducir el gasto, incrementar la recaudación, insistir en la transparencia, buscar soluciones para hoy pero también de cara al futuro.
Dentro del mar de lugares comunes, dos frases me llamaron la atención: una afirma que “necesitamos que las políticas sociales ya no sean asistencialistas” y otra dice que “necesitamos una banca mexicana, no nacionalizada, operada por mexicanos”.
Las dos afirmaciones son absurdas. La primera, porque las políticas sociales, como sea que se las lleve a cabo, son derechos de los ciudadanos y obligaciones de los gobiernos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores reunidos en Bretton Woods acordaron crear “un nuevo orden económico mundial” que incluía a la seguridad social para garantizar el bienestar de las mayorías. Desde entonces se considera que ésta es superior a la asistencia. Así lo escribe Teresa Incháustegui: “Mientras la seguridad realiza en su más alto grado el ideal de la solidaridad humana, la asistencia responde a móviles filantrópicos; mientras la seguridad tiene una orientación redistributiva, la asistencia tiene un carácter remedial; mientras la seguridad busca el progreso colectivo, la asistencia atiende sólo a la necesidad”. Esta manera de pensar llevó a la creación en distintos momentos del siglo pasado de instituciones y programas como el IMSS, el ISSSTE, el Infonavit, Liconsa, Diconsa, Inmecafe, Conasupo y otros.
Sin embargo, dada la situación de miseria y desempleo en el país, fue imposible no crear y sostener instituciones asistenciales para quienes están fuera de sindicatos y grupos corporativos. Eso han sido desde la Secretaría de Salubridad hasta el Seguro Popular, pero es importante darse cuenta de que el acceso a ellas también es un derecho de los ciudadanos y una obligación del gobierno.
El problema entonces no es entre las políticas de seguridad social y de asistencia pública, sino la destrucción de ambas en aras de las ideas neoliberales, al punto de que hoy se ha llegado a mejor repartir dinero en efectivo porque las instituciones no funcionan.
Con respecto a la segunda afirmación, más allá de que quién sabe lo que quiere decir eso de “tener una banca mexicana pero no nacionalizada”, el legislador parece olvidar la historia: ya tuvimos banca extranjera, ya tuvimos banca nacionalizada y ya volvimos a tener banca extranjera cuando se decidió que el camino era abrir completamente las puertas del país. En cada una de esas ocasiones, nos dieron sendas explicaciones de por qué eso era lo más conveniente y necesario para México. Y es que así somos aquí: cuando nos dicen “Estado interventor” lo hacemos, cuando nos dicen “ajustes estructurales” lo hacemos, cuando nos dicen “liberalización total del mercado” lo hacemos. Como diría Octavio Paz, adoptamos sin adaptar. Hoy, como la crisis ha hecho que no nos tiren (todavía) línea, entonces tenemos que hacer nuestras propias propuestas y entonces se llega a que alguien diga estas aberraciones.
Lo que propone Francisco Rojas González ya se hizo, ya se deshizo, ya funcionó y ya fracasó. El problema nuestro es precisamente ése: que no hay ideas nuevas ni adquisición de conocimientos, que nuestra clase política se repite haciendo concesiones a las modas o echando por delante discursos vacíos, sin reconocer que la esencia del problema es que dejamos que se destruya lo que construimos y no lo sustituimos con algo mejor.
Pero, además, de todos modos sabemos que no va a pasar nada, que cada vez que alguien estrena cargo jura que va a hacer y deshacer, a organizar y regular. Para sólo hablar de lo que propone el diputado: ¿quién va a meterse a salvar al ISSSTE?, ¿quién va a meterse con los bancos, farmacéuticas, tabacaleras o cualquier transnacional?
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM
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