9/21/2009

Los periodistas pal café........



La ciudad más liberal del país, donde la izquierda tiene su mayor producción electoral, está en la mira de la derecha desesperada. Todo lo que ayude a dividir, confrontar o confundir es impulsado desde las alturas del gobierno calderónico, ya sean decisiones electorales de aberración incomparable, como las que el tribunal federal tomó en Iztapalapa (y que desataron todo el embrollo actual), o manipulaciones, trabas y boicot en el suministro de fondos acordados y en la planeación de entregas venideras. El ahorcamiento presupuestal, la desarticulación social y la siembra de desesperanza son ingredientes básicos en el coctel antizquierda que desde Los Vinos se impulsa como oferta de temporada.
En pocas semanas han sido tocados centros de resonancia de la vida capitalina, como el aeropuerto (con la historieta del profeta bíblico al que la compañía productora de García Luna no prefirió llevar a sets de alguna base militar cercana), el Metro (con otro mensajero divino deseoso de alertar sobre catástrofes en puerta, la alimentaria en este caso) y un elegante centro comercial de la colonia Polanco, donde marinos tal vez despistados en cuanto a la ubicación de sus deberes hídricos amarizaron entre agua de lluvia para imponer a ese sensible núcleo de clase media alta el olor a violencia que finalmente no llegó porque, a diferencia de lo que hubiera sucedido con cualquier otro particular o pequeña empresa que hubiese sido fijada como objetivo militar, en el caso de las firmas mineras de elite hubo abogados diligentes y arreglos telefónicos que dejaron el singular y sospechoso ataque marino en mero amago. A la suma reciente de errores naturales o inducidos habrá que agregar el episodio de descordinación policiaca de ayer en el Zócalo, donde el espectáculo de proyección escénica sobre el Palacio Nacional estuvo a punto de crear una versión peor a la del New’s Divine, con masas pretendiendo entrar a la gran plancha citadina mientras otras trataban de salir.
En ese cuadro de acoso que no duda en considerar motivado por razones políticas, partidistas y electorales de la derecha, Marcelo Ebrard cree posible convocar a un frente de defensa de la ciudad y a un acuerdo entre las izquierdas para diseñar alternativas de lucha que pasen por las cámaras legislativas y por la movilización en las calles. En ese planteamiento de futuro, que necesariamente implica la candidatura presidencial de 2012, Ebrard considera que no hay una sola figura que por sí misma genere consenso entre esa izquierda desorientada. Incluso menciona que no puede haber un caudillo máximo.
Ebrard apuesta a sostener un combate político intenso con el calderonismo, según se desprende de sus planteamientos conocidos ayer, y a una recomposición de la izquierda que obviamente incluya todas las partes posibles de un modelo ideal. Sabe que mientras más se radicalice su principal opositor por la precandidatura presidencial, López Obrador, más podría irse aislando y, en ese contexto, más posibilidades tendría el moderado Marcelo de ser el aspirante de 2012. Ésos y muchos otros planes políticos dependen, para desgracia de los finos estrategas de gabinete, de la manera en que se procese la inconformidad social que suele rebasar proyectos, cálculos y liderazgos. En la crisis absoluta, con la gente necesitada de lucha abierta, la figura de López Obrador puede crecer tanto que revirtiera los pasivos que hoy le han enjaretado sus poderosos adversarios. Si funcionan los mecanismos de inclusión política, sobre todo la presunta reforma política en cartera, de resolución de conflictos sociales desde el plano presupuestal del Poder Legislativo, y de restitución de cierto nivel operativo de lo institucional, Marcelo podría ser el candidato de una izquierda descafeinada pero unificada. Si es que...
Astillas
En Oaxaca avanzan los planes para que el movimiento social de 2006 acabe en las alforjas políticas de la clase política de oposición. Las cúpulas estatales del PAN y el PRD, tradicionalmente manejadas mediante compra directa por los gobernantes en turno, han dado un primer paso para postular un candidato de unidad a la gubernatura, que muy probablemente será Gabino Cué, actual senador de Convergencia y hombre ligado políticamente al ex gobernador de la entidad, el ex priísta Diódoro Carrasco, que ahora es panista. Con el argumento tremendista de que sólo mediante la mezcla del agua y el aceite se podría impedir la continuidad del grupo político de Ulises Ruiz, ahora se impulsan coaliciones oportunistas a las que se dará un tratamiento de simulación cosmética mediante el antiquísimo mecanismo de convalidación a través de foros, consultas, reuniones y propuestas ciudadanas que según eso servirán para integrar, oh, sí, una agenda común de trabajo. López Obrador, que hace campaña semana tras semana en favor de Cué, habrá de mostrar si en materia de alianzas con el PAN tiene dos varas para medir, pues en otros casos similares ha rechazado con enjundia cualquier forma de alianza con el partido de la derecha que, por lo que se ve, en Oaxaca podría gozar de táctico disimulo tabasqueño. Luego se preguntan por qué salen Juanitos o Sabines (entre muchos otros)... Felipe Caligudón acabará haciendo procurador de justicia a Arturo Caballo Caballo... Las Muertas de Juárez convertidas en Los Vividores del despacho del jefe Diego... Esteban Schmelz comenta: Me temo que estamos por enfrentarnos a una nueva sopa de letras; con eso de que el binomio CA-CA quiere imponer como procurador a CHA-CHA, van a acabar dándonos en la MA-MA. Está de la chingá... A lo largo de 25 años de un periodismo de principios, los jornaleros hemos tenido como referente, como lo ha precisado nuestra directora, Car- men Lira, los trabajos del mejor periodista del mundo, Ryszard Kapuscinski, ya fallecido, y de Noam Chomsky, nuestro referente ético. Hoy, en la sala Nezahualcóyotl de la UNAM, con cupo lleno pero con pantallas en cines adjuntos y en el exterior, el gran Chomsky honrará nuestros festejos de aniversario con una conferencia. ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 •
juliohdz@jornada.com.mx


Es de mal gusto –para decirlo con elegancia– que Felipe Calderón diga que no hay dinero para vacunar a todos contra la influenza humana. Obviamente es un argumento para atemorizar a la población y presionar al Congreso a fin de que apruebe los impuestos que propone para 2010. Es que el primer argumento no convenció. Eso de que el dinero se emplearía para combatir la pobreza sólo movió a las familias y las empresas (me refiero a las que sí pagan impuestos) a que se hicieran una pregunta: ¿cómo me quieren ayudar si me van a sacar dinero de la cartera? Y el otro cuento, que por cada peso que nos quiten nos van a regresar nueve, pues más bien causó risa. ¿Acaso tienen el poder de multiplicar los panes? Fox creía que sí: fue el primero en lanzar la idea, devolvería copeteado el dinero a los contribuyentes. Por poquito prospera aquel intento, lo apoyó la miss Gordillo, todavía jefa del priísmo en la Cámara de Diputados, pero el conflicto que desató con quienes se opusieron provocó su salida y la formación del Panal. Nada de lo que se ha intentado para gravar la comida y las medicinas ha tenido éxito hasta hoy. Calderón echa mano del recurso del miedo, que le dio resultado en las elecciones: o pagamos o no hay vacunas, porque el gobierno no tiene dinero. ¿De veras no hay dinero?
Los préstamos
Más bien se atienen a nuestra mala memoria. En mayo pasado, el Banco Mundial anunció la apertura de varias líneas de crédito al gobierno para que hiciera frente a la crisis. En total sumarían 5 mil millones de dólares este 2009, pero podrían aumentarse al doble en 2010. Entre esos financiamientos destaca uno por más de 200 millones de dólares para ayudar al país a combatir el reciente brote de influenza porcina, en palabras del presidente del organismo financiero, Robert Zoellick. Se utilizarían 25 millones para comprar medicamentos y equipos médicos, mientras que otros 180 millones serían para satisfacer necesidades a largo plazo. Otros préstamos aprobados: mil 503 millones de dólares al programa Oportunidades, mil 10 para la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), a fin de salvar de la bancarrota al mercado de viviendas, y 401 para el desarrollo de políticas para el medio ambiente. Además, el pasado mes de abril el Fondo Monetario Internacional dio a conocer que autorizó una solicitud de crédito del gobierno por 47 mil millones de dólares. Entonces, ¿no hay dinero para vacunar a todos? Aparte está el presupuesto de la Secretaría de Salud, por la nada despreciable suma de 11 mil millones de pesos, los recursos del IMSS, del Seguro Popular, del ISSSTE y de los institutos de salud de algunos gobiernos estatales.
Rifle sanitario
En 1947 –eran los días del alemanismo– México se vio atacado por un brote de fiebre aftosa. Afectó gravemente a la ganadería y fue necesario echar mano del rifle sanitario para acabar con las reses enfermas. Los rancheros se opusieron, hubo encuentros violentos con las autoridades. Se multiplicaron las denuncias por abusos y actos de corrupción. Sería lamentable que Calderón empleara un rifle sanitario mediático para doblar a los legisladores de oposición que se resisten al bolseo generalizado de las familias y las empresas (insisto, las que sí pagan impuestos). Sin embargo, para allá apunta el arma. Nunca reconocerán que en el fondo se trata de una disputa, un manoteo entre los gobernadores y el gobierno central para definir cómo se reparte la torta.
Zeferino
¿Y qué dicen los gobernadores de izquierda del país? En Guerrero no creo que nos afecte más el alza de impuestos, pues porque ya viven en la extrema pobreza un buen número de los paisanos, expresó el perredista Zeferino Torreblanca. Con este vendaval y sin vendaval, Guerrero es un estado que tiene enormes complejidades, es un estado de marginación, un caldo de cultivo para movimientos sociales, generar delincuencias y otras cosas. Entre esas otras cosas está el aguinaldo de 300 mil pesos que se autoasignó la Navidad pasada y que repetirá –con pilón– la que viene.


En algo estamos todos de acuerdo: México va de mal en peor en muchos aspectos, particularmente en materia económico-social, y es necesario corregir el rumbo; en lo que no hay acuerdo es en el cómo, por la contraposición de intereses.
Un aspecto específico de esta pugna se redita año con año en la discusión que el Congreso lleva a cabo del presupuesto nacional, cuyo eje es la estructura fiscal del país.
Desde hace un cuarto de siglo –cuando el priísmo nos imupuso la ideología neoliberal–, el sistema fiscal (y toda la economía) entró en un proceso de desarticulación y descomposición cuyo resultado es el Frankenstein que ahora, con la enésima crisis, aflora como la influenza, con renovada virulencia. Sabido es que desde hace años el sistema fiscal no funciona bien: en la captación es ineficiente, inequitativo, con más agujeros que una coladera y absurdamente complicado; y en el gasto es equívoco, dispendioso, ineficaz, corrupto, desigual y en mucho disfuncional para el país.
Enderezar tal situación ha si-do el objeto de la tan llevada y traída reforma fiscal que año con año la clase en el poder re-duce a una miscelánea de parches, cambios erráticos y menudencias que no reforman nada sustancial y sólo adicionan al monstruo; la propuesta actual es de ésas.
La propuesta del gobierno
El marco económico en que el gobierno sustenta su propuesta fiscal para 2010 se presenta en el Gráfico 1.


¿En qué momento se rompió la magia? ¿En cuál su país se le convirtió en calabaza?, porque del discurso de la solidez interna, del cuerno de la abundancia, del nos pela los dientes la crisis, del salvamos al mundo y del futuro venturoso permanente, agresiva, soezmente pregonado desde el micrófono oficial, ¡zaz!, en un abrir y cerrar de ojos el siempre feliz inquilino de Los Pinos se dio cuenta de que el delicado zapato de plano no embona, ni a empujones, en el grotesco cuan deforme pie de su México de mentiritas, y pasó a describir un México dramático, sumido en la precariedad absoluta, y a utilizar, de nueva cuenta, la política del miedo y el chantaje para ver si así alguien le hace caso: se acabó el petróleo, las finanzas públicas están en shock, los tijeretazos presupuestales están a la orden del día, el futuro nos alcanzó y, para colmo, regresa la influenza y no hay dinero para las vacunas.
¿Qué haría un estadista ante una delicada situación como la que implica la nueva ola de influenza? De entrada, saldría a decir exactamente lo contrario: como sí hay dinero para las vacunas, como sí lo hay para generar empleo y sacar del hoyo a la economía, para recuperar la industria petrolera, para crecer económica y socialmente, para impulsar la educación, para desarrollar a este país, entonces se pueden ir al carajo las exigencias financieras de todos los demás (clase política, los privilegios fiscales para los de siempre, el alquiler de imagen, los grandes salarios y prestaciones, la compra de votos, el corporativismo, la credencialización y el millón de etcéteras que atrofian a esta nación), porque antes no hay más que los mexicanos el pueblo al que representó y dirijo.
Pero como Calderón ni en sueños será estadista y mucho menos representa a los mexicanos, entonces gasta más en su ajada imagen, en la compra de votos y apoyos; no deja de gastar en su proyecto de credencialización, no deja de soltar dinero a partidos y clase política en general, mantiene intocados los privilegios fiscales al gran capital y las prebendas al corporativismo. Entonces, obvio es que así no alcanza para las vacunas, ergo, no alcanza para los mexicanos.
Del inagotable cuento de la lechera, pasó al chantaje descarado. Leemos en La Jornada (Claudia Herrera Beltrán): “Felipe Calderón apeló a la responsabilidad del Congreso para que apruebe su paquete fiscal, ahora con el argumento de que su gobierno no dispone de recursos para comprar vacunas contra la influenza A/H1N1. En el segundo día que hace campaña en los estados en favor de esta iniciativa (…), demandó dinero no sólo para erradicar la pobreza, sino también para enfrentar ‘eventualidades catastróficas’; por ejemplo, para construir un blindaje sanitario. Lejos de la postura oficial expresada hasta hace poco de que México estaba preparado y contaba con fondos suficientes para enfrentar un nuevo brote de influenza, ahora el michoacano expuso que la compra de vacunas ‘implica recursos económicos que no tenemos’, y debemos ‘generarlos entre todos los mexicanos’”.
En realidad, lo que no tenemos y debemos generar entre todos los mexicanos es un estadista, y no lo que vive en Los Pinos.
Las rebanadas del pastel
Otra historia de terror, en la que, como siempre, el cliente de todas, pierde todas: “mi esposa, y por consiguiente la familia, estamos siendo presa fácil de la inseguridad económica y de la voracidad de los bancos. Mi asunto empezó en junio de 2006. Debíamos a una tarjeta de crédito a nombre de mi esposa la cantidad de 28 mil pesos; unos meses antes, en febrero, se me ocurrió llamar por teléfono –sólo así puede uno entablar asuntos con estas personas–; convine una restructuración, y lo que trajo consigo no podría habérmelo imaginado, para nuestra desgracia. En julio del mismo año pude hacer un trabajo, el cual me redituó un dinero que utilicé para, inocentemente, pagarles el total del adeudo (tenemos el comprobante del pago del mismo, 28 mil y tantos pesos) creyendo que así terminaríamos con esa deuda. No fue así y, craso error, no dimos de baja la mentada tarjeta. Después de olvidarnos de este asunto (error) y creyendo que ya terminábamos con el mismo, continuamos nuestra vida (pues después de esto ya no hubo estados de cuenta enviados por el banco) sin pensar más. A principios de 2008 fuimos notificados por un despacho jurídico que lleva los asuntos de adeudos de tarjetas de crédito que debíamos 3 mil pesos; nos comunicamos y nos arguyeron que era porque debíamos la restructuración convenida en 2006: total, que no hubo más que decidirnos y llevar nuestro caso a la Condusef con el resultado pro-nosticado (están de parte de los bancos) de que teníamos que pagar por no haber dado de baja la tarjeta y por el adeudo de la restructuración. Después de esto tratamos de entablar comunicación con el despacho jurídico para concertar el pago, éstos se hicieron ojo de hormiga (a mediados de 2008), y lo que esperábamos se cumplió: la deuda se agrandó exageradamente; al cabo de un tiempo de nuevo fuimos notificados por otro despacho de que debíamos más de 8 mil pesos a la cuenta en cuestión, pero que ‘estaban de oferta’ y por ser tan caritativos con ‘sólo’ pagar mil 800 pesos saldábamos al banco nuestra eterna deuda; de inmediato aprovechamos ‘la oferta’ y conseguimos los mil 800 pesos; pagamos en el banco según instrucciones del ‘despacho’ de marras y le notificamos al mismo mediante llamada telefónica y envío por fax copia del pago, comprobando si habían recibido el fax, a lo que respondieron que sí (de todo esto tenemos comprobantes). Pero, ¿qué cree? Ahora en este mes de nuevo nos llega otra notificación extrajudicial del despacho jurídico (Muñoz C. y Asociados) que tienen en esta ciudad (vivimos en la ciudad de Aguascalientes) los de Banorte para esquilmar a los incautos, informándonos que ahora debemos 5 mil 827.47 pesos, pero igual que las otras veces, con sólo pagar 874.12 pesos saldaríamos lo que les debemos de nueva cuenta a estos pillos. Ya no sabemos si es asunto del ‘despacho’ o del mismo banco. La fecha límite para ‘aprovechar la oferta’ es el 25 de septiembre de 2009. Esto es el colmo de la injusticia; aunque sé que no soy el único con problemas con los bancos, pero esto ya es intolerable. ¿Qué podríamos hacer para terminar con este problema? La dependencia (gubernamental) ésta de la Condusef, o como se llame, no sirve pa’ nada, y pues pagarles al banco, de nuevo, ya vi que tampoco sirve; ahora, contratar a un abogado y demandarlos va a salir el caldo más caro que las albóndigas” (Jorge Rosales,
jorgerosh2003@yahoo.com.mx; México SA hace un llamado a las siempre dispuestas autoridades de Banorte, con Roberto González Barrera a la cabeza, para que intervengan y detengan este asalto).
cfvmexico_sa@hotmail.com y mexicosa@infinitum.com.mx


En algo estamos todos de acuerdo: México va de mal en peor en muchos aspectos, particularmente en materia económico-social, y es necesario corregir el rumbo; en lo que no hay acuerdo es en el cómo, por la contraposición de intereses.
Un aspecto específico de esta pugna se redita año con año en la discusión que el Congreso lleva a cabo del presupuesto nacional, cuyo eje es la estructura fiscal del país.
Desde hace un cuarto de siglo –cuando el priísmo nos imupuso la ideología neoliberal–, el sistema fiscal (y toda la economía) entró en un proceso de desarticulación y descomposición cuyo resultado es el Frankenstein que ahora, con la enésima crisis, aflora como la influenza, con renovada virulencia. Sabido es que desde hace años el sistema fiscal no funciona bien: en la captación es ineficiente, inequitativo, con más agujeros que una coladera y absurdamente complicado; y en el gasto es equívoco, dispendioso, ineficaz, corrupto, desigual y en mucho disfuncional para el país.
Enderezar tal situación ha si-do el objeto de la tan llevada y traída reforma fiscal que año con año la clase en el poder re-duce a una miscelánea de parches, cambios erráticos y menudencias que no reforman nada sustancial y sólo adicionan al monstruo; la propuesta actual es de ésas.
La propuesta del gobierno
El marco económico en que el gobierno sustenta su propuesta fiscal para 2010 se presenta en el Gráfico 1.
Hace un año, en el proyecto de presupuesto para 2009 envia-do al Congreso, el gobierno estimaba para este año ingresos presupuestarios por 2.821 billones de pesos, de los cuales el Legislativo le aprobó 2.792 billones, aunque en realidad serán ejercidos 2.657 billones según la estimación de Hacienda. Los ingresos presupuestales propuestos para el año próximo son, a pre-cios corrientes, de 2.823 billo-nes, esto es, 1.4% más en términos reales (descontando la inflación) de lo que se espera ejercer este año (Gráfico 2). Dado que el gasto neto que el gobierno quiere ejercer en 2010 asciende a 3.146 billones, el resultado es un déficit presupuestario de 323 mil millones de pesos.


Concierto en La Habana
El concierto Paz sin fronteras, convocado por el cantautor colombiano Juanes y realizado ayer en Cuba con la participación de distintos artistas internacionales –entre los que destacaron el cubano Silvio Rodríguez, el español Luis Eduardo Aute y la puertorriqueña Olga Tañón– reviste importancia histórica por diversos motivos: porque implicó la transmisión, en distintos medios de comunicación del planeta –incluido el sitio de Internet de La Jornada–, de una señal generada en la Plaza de la Revolución de La Habana; porque se emitieron mensajes de unidad en los que se mencionó explícitamente al exilio cubano; porque en ese espacio, reservado casi exclusivamente para actos políticos, se congregaron grandes multitudes humanas en un evento público de signo distinto a los encabezados por el gobierno de la isla, y porque, al contrario de lo que habían vaticinado algunos detractores del régimen revolucionario, el concierto se desarrolló en un ambiente de tolerancia, apertura y espíritu festivo.
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El Correo Ilustrado
Repudian reducción de presupuesto para educación superior
Los suscritos, académicos de la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional, nos manifestamos en contra de la pretensión del gobierno federal de asignar un raquítico presupuesto a la educación superior, y en particular a nuestra casa de estudios.
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"Aquí estamos los priístas para poner de nuevo a México de pie", dijo un tal Levín en el Congreso al estrenarse la nueva legislatura. Fue un traspié. Sólo los priístas y sus cómplices viven de rodillas, esperando las instrucciones superiores que pueden o no ordenarles que se pongan de pie. Pero la frase forma parte de la campaña propagandística sobre el regreso del PRI. Lo ocurrido en estas elecciones sería anticipo de su triunfo inevitable en 2012. No sólo lo dicen los priístas. Muchas personas empiezan a creerlo, sea que lo vean como promesa o amenaza.
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La decisión del Tribunal Electoral del Distrito Federal (TEDF) de anular las elecciones para jefe delegacional en Miguel Hidalgo y Cuajimalpa demuestra que en materia de institucionalidad democrática no todo está perdido en el país. Contra viento y marea y bajo el constante acoso de los medios de comunicación, así como de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), los magistrados locales Adolfo Riva Palacio, Alejandro Delint y Darío Velasco han dado un ejemplo histórico de autonomía judicial.
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Mientras permanecen intocadas las estructuras patrimoniales y financieras de los cárteles de la economía criminal, el poder militar crece y se expande por todo el territorio mexicano. En un aparente contrasentido, a la vez que se profundiza la anticonstitucional intervención del Ejército en tareas de seguridad interior, se multiplican los grupos paramilitares de autodefensa y las guardias privadas. Con un dato irrefutable: a mayor militarización, mayor violencia.
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En los últimos días finalmente la opinión pública conoció la causa de que tengamos tantos problemas con el agua en el área metropolitana de la ciudad de México y en el resto de la nación.
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Las crisis destruyen la riqueza de una sociedad. La política económica también y, además, lo puede hacer en forma crónica, con larga duración.
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Tendido. Tendido. Las autopistas están hechas para eso. Largas cicatrices sobre la piel de la tierra rural que hacen fugaz la distancia. La velocidad del paisaje es tal que uno termina por dejar de verlo. Traílers, dobles semiremolques, camionetones, carros deportivos del año, raudas patrullas de federales, autobuses turísticos como acorazados que no pueden ir a más de 90 o 100 kilómetros por hora. Ésa es la inasible compañía, la apresurada y competitiva coexistencia humana en las autopistas.
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José Cueli: Tacos de suadero


Ricardo Raphael

Efecto depresión

Siete de cada 10 mexicanos percibimos que las cosas en el país han empeorado durante el último año, y casi la mitad de la población mira el futuro con pesimismo. Tal valoración de la realidad no tiene que ver con el ingreso económico, ni con el nivel educativo de las personas. Este ánimo bajo impacta sin distinción; quizá sólo la edad influye un poco como causa, ya que quienes declaran haber tenido una vida más larga, parecieran compartir mayor pesimismo.
Esta información es arrojada por la encuesta de Berumen y Asociados que publica el día de hoy EL UNIVERSAL, a propósito del desempeño presidencial de Felipe Calderón Hinojosa y otros temas relacionados.
Hoy los mexicanos, al igual que una buena parte de la población mundial, estamos viviendo bajo los efectos de la depresión. El fenómeno no es extraño a la humanidad. Así como ha habido momentos en nuestra historia donde las energías sociales lo mueven todo —el arte, los negocios, la creatividad, la mística, la euforia y hasta la reproducción— los hay también cuando la maquinaria que hace marchar a las comunidades sufre por falta de fuerza.
Los seres humanos, con todo y nuestra vanidosa subjetividad, no somos ajenos al estado anímico de la sociedad donde nos situamos. El ambiente emocional es altamente contagioso. Somos mucho más permeables a él de lo que quisiéramos suponer. La familia y la red social a la que pertenecemos, las esferas de trabajo o de ocio que frecuentamos, las relaciones afectivas que sostenemos y también el lugar geográfico o el país donde vivimos, determinan y mucho nuestras percepciones y por tanto nuestro comportamiento.
No pretendo negar aquí que la personalidad propia sea el producto de nuestra subjetividad, pero al mismo tiempo hemos de aceptar humildemente que también lo es de la situación donde cotidianamente nos expresamos y dialogamos. Una comunidad envilecida nos envilece; este es el “efecto Lucifer” magníficamente descrito por Philip Zimbardo, en un texto aparecido hace un par de años.
En sentido inverso, una comunidad virtuosa eleva los criterios de lo que somos capaces de rechazar o de permitir. Somos individuos pero también formamos parte de un animal demográfico inmensamente más amplio que nosotros mismos. De esta circunstancia derivan muchas de las dificultades, pero también buena parte de nuestra felicidad.
Por lo anterior es que la mentira, la traición, el engaño, la impostura o la inmoralidad, entre tantos otros dispositivos desagradables de lo humano, son tanto o más contagiosos que la gripe. Lo mismo que el optimismo, la inteligencia, la reinvención, la generosidad, las buenas expectativas o la esperanza.
A la depresión habríamos de interpretarla desde esta lógica. Sobre todo aquella que se expresa en la plaza pública donde los fenómenos económicos, culturales, políticos, religiosos o sociales requieren de la participación de más de una voluntad humana.
Hay sin duda en este año, razones muchas y objetivas para que los mexicanos estemos bajos de ánimo. Hemos sufrido un verdadero coctel para achicar el espíritu: crisis de inseguridad revuelta con crisis económica y aderezada con brotes y rebrotes de influenza. Todo ocurriendo mientras la credibilidad en la política y los políticos repta a milímetros del suelo.
Si la teoría de los ánimos sociales tiene algo que decirnos para salir de esta depresión, la respuesta relevante sería aquella que nos permitiera romper el círculo vicioso, el cual tiende a convertir en profecía autocumplida las pobrísimas esperanzas que hoy tenemos los mexicanos sobre nuestro futuro.
En efecto, por estos días abundan las expectativas no cumplidas y escasean, como pocas veces ha ocurrido, las buenas iniciativas. Todo esto en un contexto de filosísima incredulidad social; cuchillo que corta todo lo que humanamente podría tejerse. De cuanto problema enfrenta México en el presente, quizá este sea el peor. Hacía muchas décadas que la crisis de liderazgo en México no era tan profunda.
No se trata sólo de los políticos y su pobre capacidad para movilizar voluntades hacia tal o cual dirección, un asunto que de suyo es ya muy lamentable. También está presente la pobre confianza que producen las demás figuras públicas. No hay empresario, sindicalista, organizador social, voz académica o intelectual que reinvente la certidumbre extraviada y ofrezca un rumbo general para salir del marasmo.
Este es el síntoma más nítido de nuestro efecto-depresión: la ausencia de personalidades con capacidad para levantar la cabeza, mirar a lo lejos, trazar los referentes en el horizonte y detonar la energía y confianza social de las que nos dolemos hoy los mexicanos.
Analista político


Lydia Cacho

Plan B

La guerra de los patriotas
Cada vez que el presidente Calderón alude al patriotismo manipulador para convencernos de sus equivocadas decisiones políticas (desde una guerra imposible de ganar hasta los impuestos que nos empobrecerán más) me invade un sentimiento de desazón. Todo México está bombardeado por falsos mensajes mediáticos acompañados de famosos periodistas que se han convertido en voceros presidenciales y policiacos. Argumentan que no hay más remedio que solapar la guerra, la militarización y el espectáculo justiciero a costa de la injusticia.
Calderón sabe que somos un país abrazado por el miedo y la incertidumbre que lo mejor es dividir, regañar y simplificar aludiendo al fervor patriótico. El problema es que cada vez le resulta más difícil ocultar el agujero negro de esta guerra: la ausencia de estado de derecho.
Nadie puede negar la necesidad de combatir al crimen organizado o indignarse ante la ola de secuestros; sin embargo no hay excusa para promover la simulación de la justicia y una crisis de derechos humanos. Por un lado Calderón asegura que la militarización de Chihuahua no es negociable por el historial de corrupción de los cuerpos policiacos, cuyos culpables son las anteriores administraciones. Acto seguido elige como abogado de la nación al ex procurador de Chihuahua, que según la propia hipótesis presidencial es parte de esa poluta corporación que entregó el estado al cártel de Juárez. Las cárceles del país están rebasadas, los gobernadores se quejan sistemáticamente de que los cárteles están tomando las prisiones, atiborradas de delincuentes cuyas redes externas les permiten crear una industria privada tras las rejas. Los jueces liberan a sicarios y narcos encerrados hace tres años para recibir a los recién llegados.
El Consejo de la Judicatura Federal asegura que mil 289 denuncias contra secuestradores están archivadas por falta de arrestos. Ese número es de antes del 2008, del boom antisecuestro. Imagino las cifras del 2010. Al mismo tiempo los casos más simbólicos, como el de Florence Casséz, hacen agua con expedientes mal armados, testigos falsos, contradicciones evidentes, manipulación mediática y “pruebas” inexistentes que incitan a la sospecha. Tremendo escándalo internacional se armará si los abogados logran demostrar, como en el caso de Miss Sinaloa, que el pecado de la francesa fue hacerse novia de un truhán.
Los juzgados del país, sumidos en un gran desconcierto, están rebasados por una guerra que no contempló que se necesitaba un sistema de justicia penal estructurado y funcional antes de arrestar a miles de personas. Cada vez se consignan más casos de obtención de confesiones ayudadas con 48 horas de privación de sueño, torturas físicas y sicológicas. Bajo el precepto de que todos son culpables antes de demostrar lo contrario, esta guerra ofrece un macabro espectáculo de circo romano a una población que exige justicia al estilo haiga sido como haiga sido (Calderón dixit). La PGR en este año arrestó a 45 mil 141 delincuentes vinculados con el narcotráfico; según la autoridad sólo representan al 10% de los que deben ser apresados para debilitar a los siete grandes cárteles mexicanos. Eso sin contar a las bandas de secuestradores y tratantes de personas. La estructura judicial de México no está lista más que para fracasar en esta guerra, ¿lo habrá pensado el Presidente? ¿Seguirán jugando a que funciona?

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