Colectivo Obreras Insumisas tiene cooperativa de costura
Reyna Ramírez Sánchez, activista del Colectivo Obreras Insumisas
Tras años de explotación en las maquilas de Tehuacán, en el estado de
Puebla, una de las grandes “ciudades industriales del vestido” en
México, ex trabajadoras de este sector se organizan para consolidar
cooperativas y otras alternativas de economía solidaria, para dejar de
ser obreras y defender su derecho a un trabajo digno.
Desde inicios del siglo XX en México, los dueños de la industria,
principalmente de la confección, encontraron un nicho de negocio en
Tehuacán, la segunda urbe poblana más grande, también llamada “Ciudad de
Indios” y una de las cunas del maíz en Mesoamérica.
En 2002, la región habitada principalmente por indígenas de etnia nahua,
mazateca, popoloca y mixteca, tenía aproximadamente 700 empresas
maquiladoras, las cuales empleaban a 47 mil 133 personas (57 por ciento
mujeres), cuyos salarios eran de 346 pesos a la semana y experimentaban
malos tratos, discriminación racial, hostigamiento sexual, y otros
graves abusos a sus derechos laborales, según el libro “Tehuacán: del
calzón de manta a los blue jeans”, de Martín Amaru Barrios Hernández y
Rodrigo Santiago Hernández.
Lejos de mejorar, la reforma de 2012 a la Ley Federal del Trabajo (LFT)
trajo precarización a las maquiladoras, ya que a través del
“outsourcing” (subcontratación) se legalizaron prácticas abusivas de
empleo.
Por ejemplo, se permitió que las obreras trabajen por contratos por hora
o por día y no reciban utilidades ni prestaciones, aseguró Reyna
Ramírez Sánchez, ex obrera en esa región.
La mujer, ahora activista del Colectivo Obreras Insumisas, participó los
pasados 3 y 4 de junio en la cuarta reunión de la Coordinadora de
Defensoras de Derechos Humanos Laborales, que es una iniciativa de la
organización Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(ProDESC), para articular a las trabajadoras de los sectores más
marginados del país, como las empleadas del hogar, las jornaleras y las
migrantes.
Como ex obrera y con 10 años de experiencia, Reyna Ramírez relató que
tras padecer toda forma de abuso laboral y un despido injustificado,
cobró conciencia de que no quería ser obrera el resto de su vida y que
era necesario buscar otra alternativa para salir adelante.
REFORMA LABORAL, RETROCESO EN DERECHOS
“A mí lo que me motivó es que yo estaba harta y me di cuenta de que no
podía pensar en un futuro y entregar toda mi vida a una maquiladora; yo
ese futuro no lo veía conmigo. Yo no quería llegar a los 50 años y
seguir siendo trabajadora de la maquila”, expresó.
En el encuentro de la Coordinadora de Defensoras de Derechos Humanos
Laborales, Reyna concluyó junto con sus compañeras de otros estados que
las condiciones de todas son similares, no importa en qué entidad estén,
y que la nueva reforma laboral afectó por igual a las trabajadoras.
“Las condiciones laborales en Puebla son precarias; no hay ninguna
garantía ni respeto a los derechos laborales. El tiempo de trabajo sigue
siendo de 10 horas diarias, sin seguridad social, algunas prestaciones
que antes marcaba la LFT ya no están ahora, y algunas herramientas que
teníamos como defensoras ya no valen porque ahora está legalizado el
trabajo por hora o contratos”, abundó.
Por ejemplo, en estas fechas algunas empresas hacían reparto de
utilidades para las trabajadoras, pero después de que se estableció en
la LFT la subcontratación, ya no se da esta prestación bajo el argumento
de que los contratos son verbales, por día o por cada 28 días; lo mismo
pasa con el aguinaldo y la afiliación a la seguridad social.
“Yo trabajé en la maquila de la confección 10 años, yo sufrí esas
condiciones que en la actualidad se siguen sufriendo, pero ahora es
legal. Antes podía organizarme con otras y exigir que no se violará ese
derecho, ahora ya no”, criticó Reyna.
Para la ahora defensora es muy importante que las condiciones laborales
en el sector cambien, ya que las maquilas no sólo dan trabajo a las
mujeres de Puebla, sino que por su ubicación geográfica también son
fuente de ingreso para mujeres migrantes de estados vecinos como
Veracruz y Oaxaca.
Reyna Ramírez Sánchez en entrevista con Cimacnoticias | CIMACFoto: César Martínez López
AUTOGESTIÓN
Sin embargo, Ramírez Sánchez y sus compañeras de la maquila se dieron
cuenta de que la exigencia de derechos laborales no es el único camino
para mejorar sus condiciones de vida, sino que existen otras
alternativas que además de dignificar el trabajo de las mujeres,
contribuyen al cuidado del medio ambiente y a evitar que las grandes
industrias impongan modas y valores que sean diferentes a los de las
comunidades indígenas.
Junto a sus compañeras, Reyna formó una organización que da talleres y
capacitaciones a otras mujeres del sector, para que tengan las
herramientas para defenderse de abusos laborales, para que les digan a
los patrones que merecen un trabajo digno, y para buscar otras formas de
obtener ingresos.
A la par, emularon las estrategias que han usado otras mujeres en otros
estados del país y crearon una cooperativa de costura, consiguieron
máquinas, hilos y tela, y ahora elaboran ropa y accesorios con telas
recicladas.
“Estamos construyendo otras alternativas, como conformar cooperativas
con productos de telas recicladas. Es una idea diferente a la que las
empresas internacionales traen, que imponen su moda, y estamos creando
una manera para autosustentarnos económicamente”, destacó.
La activista aseguró que el proceso para que las trabajadoras cobren
conciencia sobre su situación es complicado, porque la maquila en
Puebla, que no sólo es de confección sino también de la industria
automotriz y electrónica, convirtió a una comunidad de personas
campesinas en obreras, lo que arrasó con las características culturales
de Tehuacán.
Además, como defensoras también se enfrentan a amenazas de muerte por
parte de empresarios que cometen abusos, pasan a formar parte de “listas
negras” para no ser contratadas en otras maquilas, y son difamadas por
el trabajo que realizan.
Pese a ello, Reyna Ramírez dijo que ha tenido la satisfacción de
defender a sus compañeras, e impedir que se cometan algunos abusos.
Afirmó que “vale la pena ser defensora para demostrar que hay dignidad, y
que el hecho de que te den trabajo no quiere decir que te pueden usar a
su manera, no eres un objeto, sino que todos somos seres humanos y
merecemos respeto y una dignidad”.
Para esta mujer, la lucha contra la explotación es global e implica a
diferentes actores, ya que se tienen que transformar desde la moda hasta
la política y la lógica de consumo de la sociedad.
Ella y sus compañeras activistas consideran que una propuesta es la de
contribuir a que las mujeres no piensen que nacieron para ser obreras, y
cada que pueden, las activistas les preguntan a otras trabajadoras de
la maquila en Tehuacán: “¿Qué vamos hacer si de repente la maquila se
fuera para siempre?”. “No nos vamos a poner a llorar, vamos a buscar
otros medios y otras alternativas para sobrevivir”, les responde Reyna.
| CIMACFoto: César Martínez López
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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