En este periodo, los
compañeros de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular
(OLEP) hemos lanzado una campaña intensa para dar a conocer nuestra
propuesta de programas, entre ellos se encuentra nuestro Programa Mínimo
de Lucha (PML). Algunas personas que ya leyeron nuestros programas
(publicadas en un nuevo Suplemento especial del periódico FRAGUA,
en circulación desde abril pasado) nos han preguntado por qué no
incluimos la instauración del socialismo en nuestro PML. ¿Acaso no
insistimos en cada número de nuestro periódico FRAGUA sobre
la necesidad de luchar por el socialismo, más allá de las
reivindicaciones inmediatas del pueblo? ¿Acaso no insistimos casi en
cada artículo con que la solución a los problemas más sentidos de los
trabajadores pasa por la instauración del socialismo y la superación del
capitalismo?
Es verdad, nosotros nos reivindicamos socialistas,
pero consideramos que no por proclamarnos como tales nos vamos
mágicamente a convertir en los elementos más avanzados de la clase
trabajadora. Al contrario, creemos que no podríamos llegar a
convertirnos en la vanguardia si no ligamos las necesidades más sentidas
de la población con la lucha por el socialismo, porque sería difícil
convencer de luchar por el socialismo a alguien que no puede ni siquiera
comer diariamente, a quien se encuentra agobiado por las injusticias
que vive día a día en carne propia.
Los socialistas debemos
luchar diariamente por convertirnos en la alternativa de organización y
lucha para todo el pueblo trabajador y oprimido: para los obreros, los
empleados, los oficinistas, los campesinos y también para la ama de
casa, para el colono, para el estudiante e incluso para el pequeño
comerciante.
Con el objetivo de que el planteamiento emancipador
del socialismo llegue a más personas es que se plantea la necesidad de
un programa mínimo de lucha. La cuestión aquí es ¿qué tan profundo debe
ser este programa? ¿Nuestro principal objetivo debe ser la instauración
del socialismo? ¿Acaso la revolución está a la vuelta de la esquina?
Mientras tanto, ¿qué le decimos a los trabajadores?, ¿debemos pedirles
que esperen a la futura revolución socialista para poder resolver en
ella todas sus demandas inmediatas? Eso nos acercaría a la estrategia de
algunas organizaciones electorales que proponen que la gente espere a
que su partido gane las próximas elecciones para resolver sus demandas.
No debemos confundirnos, debemos lanzar a las masas nuestras propuestas
históricas, pero estaríamos cometiendo un grave error si, por falta de
análisis y de trabajo concreto, no entendemos que es necesario luchar
por las demandas concretas del pueblo trabajador y oprimido con la
condición de que en las actividades concretas se superen las
limitaciones de la lucha económica y se impulse, por medio de las
reivindicaciones concretas, la lucha por el socialismo.
Un
programa mínimo no sustituye al programa de la revolución socialista.
Los programas son guías para la acción y para cada etapa necesitamos de
tales guías. En la actual etapa, en la que estamos construyendo
organización e invitando al pueblo trabajador a sumarse a la lucha, en
la etapa de acumulación de fuerzas, necesitamos de reivindicaciones que
agrupen el conjunto de las demandas más sentidas de la clase trabajadora
del campo y la ciudad; esas demandas deben ser lo más amplias y
democráticas, realizables incluso en el capitalismo y, al mismo tiempo,
deben alumbrar el camino de las masas en la lucha por el socialismo.
El programa del socialismo será nuestra guía de acción para la lucha de
los trabajadores por el poder y por la construcción de un nuevo mundo,
pero mientras tanto no podemos simplemente pedirle al pueblo que espere a
que se desarrollen las condiciones o, peor aún, esperar a que las masas
nos sigan sin importar si consideramos la lucha por sus demandas como
algo más que una “simple coyuntura”. Debemos organizar, debemos enseñar
que la lucha por las necesidades inmediatas del pueblo trabajador cobra
sentido sólo cuando es el primer paso de una lucha más profunda por la
transformación de la sociedad. De no hacerlo así, le estaríamos quitando
el contenido político a la lucha por el socialismo. Por eso, desde
laOrganización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP) hemos lanzado
la consigna de agitar y organizar con nuestro PLM y que debemos ligarlo
a la lucha por el socialismo. Necesitamos que el pueblo reconozca en
nuestros programas sus demandas inmediatas y reconozca así la necesidad
de luchar por una nueva sociedad más justa y libre, una sociedad sin
hambre ni explotación.
NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección DEBATE del No. 17 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 23 de mayo de 2016.
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