Por: Antonio Aranda /
17 junio, 2016
(17 de junio, 2016. RevoluciónTRESPUNTOCERO).- ¿Existe alguna
relación entre los conflictos que vive el Medio Oriente, remanentes del
periodo conocido como “la Primavera Árabe”, las revueltas raciales en
Fergusson, Estados Unidos, los indignados en España y el movimiento de
oposición a la Reforma Educativa que mantiene el magisterio organizado
en la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) y Ayotzinapa?.
A simple vista parece que no, que todos estos casos son producto de una inconformidad política expresada de forma violenta e ilegal, sin embargo, para la aguda mirada de Irma Eréndira Sandoval, investigadora titular del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, no es así; por el contrario, todos estos movimientos sociales tiene su origen en la necesidad de mantener el Estado de derecho y obligar a los gobiernos a conservar el apego a una legalidad que presumen pero no practican.
“La sociedad (mexicana) está despierta y dispuesta a hacer valer sus derechos a través de los movimientos sociales (…) Habermas decía que el ciudadano en un sistema democrático, obedece las reglas del Estado cuando es verdaderamente su creador original. Las leyes y los gobernantes no deben decirle a los seres humanos cual debe ser su destino”.
“El derecho se vuelve ilegítimo si elimina las razones a que debe su obediencia, si elimina los mínimos niveles de dignidad y libertad que requieren las personas para desarrollar sus capacidades: si elimina al individuo mismo y a sus derechos”, afirmó para Revolución TRESPUNTOCERO, Eréndira Sandoval después de dictar su ponencia “Los Movimientos Sociales en Guerrero” durante el Seminario “La crisis, el poder y los movimientos sociales en el mundo global”.
Para la también Coordinadora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y la Transparencia de la UNAM, las llamadas reformas estructurales que impulsa el gobierno de Enrique Peña Nieto fueron elaboradas a conveniencia de los intereses particulares de cada caso. En temas como la Reforma Energética o la Educativa se desapareció del ámbito legal cualquier barrera de contención que permitía a los ciudadanos afectados oponer una defensa jurídica efectiva.
“La ley ha dejado de ser un dique, un freno, una contención al ejercicio del poder para convertirse en un instrumento para la imposición de políticas públicas antipopulares y cortoplacistas. El sistema político mexicano enfrenta actualmente una crisis de representatividad y legitimidad absoluta, en la que existe una total desconfianza en las instituciones del Estado.
“Eso desde luego no significa que los movimientos sociales están por la ilegalidad. En otras palabras, el origen de los movimientos sociales es la demanda que lo que dice la Constitución y las leyes, sea respetado por las instituciones. Pero saben que ese buen funcionamiento no podrá emerger de más tecnocracia autoritaria, más neoliberalismo económico y social y más simulación reformista”, expresó la igualmente diputada electa al Constituyente de la Ciudad de México.
A decir de la especialista la solución a esta debacle institucional no emergerá de las mismas instituciones que sistemáticamente rechazan acatar una ley que contraviene a sus propios intereses de grupo.
El caso de Guerrero
Para Eréndira Sandoval el caso de los movimientos sociales en Guerrero es una directriz, no solo a nivel académico, sino emocional. Nacida en esa entidad también es portadora de una herencia familiar donde encuentran pasajes de su padre Pablo Sandoval Ramírez compartiendo la lucha social con los míticos guerrilleros y profesores Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
“Algunos autores vinculados a una visión conservadora observan a Guerrero como un escenario de ‘violencia circular’ un Guerrero bronco y belicoso acostumbrado a la sangre en palabras de Moisés Naim o aún peor Enrique Krauze”, sostiene que Guerrero ‘ha sido un lugar violento e ingobernable desde los tiempos de la colonia’ y que sus habitantes ‘están llenos de un terco resentimiento que data de la Guerra Sucia de los años setentas’, la investigadora remata, “obviamente nosotros no estamos de acuerdo con esa visión histórica”.
La especialista en ciencia política, economista y socióloga reflexiona que con esta corta interpretación de lo que ha sido Guerrero, el movimiento de Ayotzinapa se explicaría llanamente por ese impulso incontenible de los “resentidos sociales” sin considerar los actos de corrupción, demagogia política y violación a la legalidad del gobierno de Guerrero.
“El movimiento social articulado alrededor de la solidaridad con Ayotzinapa, no está en lo más mínimo motivado por ningún ‘resentimiento’ sino por el idealismo y entrega a las mejores causas de la justicia social”, precisa Sandoval, y agrega que “la enorme movilización nacional e internacional que se produjo en respuesta a la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de la Escuela Normal Isidro Burgos” demuestra que el pueblo de Guerrero es altamente combativo y que el pueblo mexicano está despierto y reclama su papel en la transformación histórica del país”.
Finalmente Eréndira Sandoval dijo que en los momentos de dificultad política que vive no solo el estado de Guerrero sino la República, es necesario atreverse a sacudir las prácticas autoritarias y generar un verdadero cambio social y estructural en nuestra nación.
“En momentos tan difíciles como el actual, constituye un error exigir a los ciudadanos que decidan artificialmente entre su militancia social y su militancia política. Por ejemplo, el movimiento magisterial y el apoyo que le ha ofrecido MORENA no tiene por qué rechazarse, por el contrario, deben entender que la división debilita terriblemente a ambos movimientos. Una mejor opción sería emprender una alianza no electoral, estratégica y absolutamente horizontal durante los próximos meses y años en favor de la justicia y el desarrollo en México”, concluyó.
A simple vista parece que no, que todos estos casos son producto de una inconformidad política expresada de forma violenta e ilegal, sin embargo, para la aguda mirada de Irma Eréndira Sandoval, investigadora titular del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, no es así; por el contrario, todos estos movimientos sociales tiene su origen en la necesidad de mantener el Estado de derecho y obligar a los gobiernos a conservar el apego a una legalidad que presumen pero no practican.
“La sociedad (mexicana) está despierta y dispuesta a hacer valer sus derechos a través de los movimientos sociales (…) Habermas decía que el ciudadano en un sistema democrático, obedece las reglas del Estado cuando es verdaderamente su creador original. Las leyes y los gobernantes no deben decirle a los seres humanos cual debe ser su destino”.
“El derecho se vuelve ilegítimo si elimina las razones a que debe su obediencia, si elimina los mínimos niveles de dignidad y libertad que requieren las personas para desarrollar sus capacidades: si elimina al individuo mismo y a sus derechos”, afirmó para Revolución TRESPUNTOCERO, Eréndira Sandoval después de dictar su ponencia “Los Movimientos Sociales en Guerrero” durante el Seminario “La crisis, el poder y los movimientos sociales en el mundo global”.
Para la también Coordinadora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y la Transparencia de la UNAM, las llamadas reformas estructurales que impulsa el gobierno de Enrique Peña Nieto fueron elaboradas a conveniencia de los intereses particulares de cada caso. En temas como la Reforma Energética o la Educativa se desapareció del ámbito legal cualquier barrera de contención que permitía a los ciudadanos afectados oponer una defensa jurídica efectiva.
“La ley ha dejado de ser un dique, un freno, una contención al ejercicio del poder para convertirse en un instrumento para la imposición de políticas públicas antipopulares y cortoplacistas. El sistema político mexicano enfrenta actualmente una crisis de representatividad y legitimidad absoluta, en la que existe una total desconfianza en las instituciones del Estado.
“Eso desde luego no significa que los movimientos sociales están por la ilegalidad. En otras palabras, el origen de los movimientos sociales es la demanda que lo que dice la Constitución y las leyes, sea respetado por las instituciones. Pero saben que ese buen funcionamiento no podrá emerger de más tecnocracia autoritaria, más neoliberalismo económico y social y más simulación reformista”, expresó la igualmente diputada electa al Constituyente de la Ciudad de México.
A decir de la especialista la solución a esta debacle institucional no emergerá de las mismas instituciones que sistemáticamente rechazan acatar una ley que contraviene a sus propios intereses de grupo.
El caso de Guerrero
Para Eréndira Sandoval el caso de los movimientos sociales en Guerrero es una directriz, no solo a nivel académico, sino emocional. Nacida en esa entidad también es portadora de una herencia familiar donde encuentran pasajes de su padre Pablo Sandoval Ramírez compartiendo la lucha social con los míticos guerrilleros y profesores Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
“Algunos autores vinculados a una visión conservadora observan a Guerrero como un escenario de ‘violencia circular’ un Guerrero bronco y belicoso acostumbrado a la sangre en palabras de Moisés Naim o aún peor Enrique Krauze”, sostiene que Guerrero ‘ha sido un lugar violento e ingobernable desde los tiempos de la colonia’ y que sus habitantes ‘están llenos de un terco resentimiento que data de la Guerra Sucia de los años setentas’, la investigadora remata, “obviamente nosotros no estamos de acuerdo con esa visión histórica”.
La especialista en ciencia política, economista y socióloga reflexiona que con esta corta interpretación de lo que ha sido Guerrero, el movimiento de Ayotzinapa se explicaría llanamente por ese impulso incontenible de los “resentidos sociales” sin considerar los actos de corrupción, demagogia política y violación a la legalidad del gobierno de Guerrero.
“El movimiento social articulado alrededor de la solidaridad con Ayotzinapa, no está en lo más mínimo motivado por ningún ‘resentimiento’ sino por el idealismo y entrega a las mejores causas de la justicia social”, precisa Sandoval, y agrega que “la enorme movilización nacional e internacional que se produjo en respuesta a la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas de la Escuela Normal Isidro Burgos” demuestra que el pueblo de Guerrero es altamente combativo y que el pueblo mexicano está despierto y reclama su papel en la transformación histórica del país”.
Finalmente Eréndira Sandoval dijo que en los momentos de dificultad política que vive no solo el estado de Guerrero sino la República, es necesario atreverse a sacudir las prácticas autoritarias y generar un verdadero cambio social y estructural en nuestra nación.
“En momentos tan difíciles como el actual, constituye un error exigir a los ciudadanos que decidan artificialmente entre su militancia social y su militancia política. Por ejemplo, el movimiento magisterial y el apoyo que le ha ofrecido MORENA no tiene por qué rechazarse, por el contrario, deben entender que la división debilita terriblemente a ambos movimientos. Una mejor opción sería emprender una alianza no electoral, estratégica y absolutamente horizontal durante los próximos meses y años en favor de la justicia y el desarrollo en México”, concluyó.
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