"Las mujeres seguimos escribiendo a mano y a lápiz,con el esfuerzo cotidiano recogemos sueños y luchas, narraciones que nos permiten hoy descubrir la necesidad de la igualdad en derechos y la libertad".
Nosotras, militantes del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM)
red que trabaja por la promoción y defensa de los derechos humanos de
las mujeres en catorce países de la región estamos debatiendo sobre un
modelo de desarrollo alternativo que se tiene que analizar en las
escuelas, en las universidades y en todos los espacios educativos,
planteando un horizonte de transformación social y no resultados
económicos para el mundo capitalista.
Deliberando sobre el Día Internacional de la Educación no sexista, el 21 de junio, convergemos en la región para impugnar el sistema educativo patriarcal por lo que:
EVIDENCIAMOS que el actual modelo imperante que guía la acción estatal y social, se ha basado en una estructura material y simbólica legitimada por un contrato social pactado por hombres y del cual no participamos las mujeres, nos resistimos a aceptar un destino no elegido.
REAFIRMAMOS que las mujeres somos titulares de derechos, y como tales, exigimos al Estado dar cumplimiento a las obligaciones por él contraídas, e instamos a que el mismo, a través de todas y todos sus servidores y servidoras e instituciones, interpele la dominación que asienta sus bases normativas sociales y políticas en una jerarquía de superiores e inferiores.
AFIRMAMOS que no existen personas modelos al que todos y todas tenemos que aspirar pues somos mujeres negras, blancas, mestizas, con discapacidad, que hablamos diferentes lenguas, venimos de diferentes culturas, somos diversas. Igualmente reafirmamos que los prejuicios nunca son inocentes ni neutrales, sobre todo cuando refuerzan la hegemonía, de un sector de la sociedad y la opresión del otro.
La educación es un derecho y creemos que puede ser uno de los instrumentos más poderosos junto a otras instituciones políticas de socialización individual y colectiva, además que juega un papel estratégico para la transformación de las sociedades patriarcales, puesto que es un campo donde coexisten y se expresan las discriminaciones de género, edad, lengua, clase, etnicidad, sexualidad, capacidades diferentes y se imponen los patrones culturales dominantes, por ello en este día exigimos que:
Tiene que desvincularse de todo estamento de dominación; y como espacio de socialización, y construcción de conocimientos colectivos tiene que estar libre de la desigualdad social, histórica y artificial con la que se construyó.
Los proyectos políticos de los países tienen que proponer desmontar el sistema educativo sexista, desde una perspectiva popular y liberadora, reconociendo las funestas consecuencias del machismo y la misoginia.
Las políticas públicas educativas deben trazar un camino que permita sensibilizar, develar y analizar, las formas de aceptar las jerarquías y las asimétricas relaciones entre los sexos -en el currículo oculto de género-, las jerarquías económicas o de clase -en el currículo oculto de clase-, o las jerarquías raciales, -currículo oculto de raza-, entre otras variedades de currículo oculto.
Se debe construir un diálogo social que permita develar las causas, las actitudes de la construcción de una estructura que formula la división sexual del trabajo que oprime.
Se requiere cuestionar y desmontar, a través de la educación, el modelo capitalista que ha generado la crisis ambiental y social.
Es necesario demandar que la educación se reconstruya como un espacio propicio del desarrollo de seres sociales y políticos que emprendan las transformaciones al modelo extractivista y patrones de consumo actuales, que profundizan las desigualdades.
Por todo ello exigimos a los Estados de la región:
Garantías de una educación no sexista, antidiscriminatoria e inclusiva que promueva la libertad y la autonomía, que reconozca, discuta y devele las desigualdades y las discriminaciones, para la promoción de una sociedad más justa e igual en derechos.
Un currículo y un paradigma, que refleje y asuma las diferencias como forma de potenciar la riqueza de la diversidad en todas sus manifestaciones generacional, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura y otros motivos.
En este sentido, la Norma fundamental de los países del mundo y puntualmente de nuestra región, así como los Tratados de Derechos Humanos no son meras declaraciones políticas, son el reconocimiento de las luchas incansables de generaciones que hoy por hoy obligan, coercionan e impugnan la acción estatal efectiva para el ejercicio de los derechos de las mujeres, y el derecho a la educación para la realización universal de todos los derechos humanos.
Convocamos a las organizaciones, movimientos sociales diversos desde una perspectiva de educación no sexista y antidiscriminatoria a desenmascarar los prejuicios heredados, las ideas atávicas y los tabúes inculcados a mujeres y hombres desde la escuela, marcando a fuego la división sexual del trabajo que sigue profundizando desigualdades y justificando la exclusión y violencia contras mujeres en nuestras sociedades latinoamericanas y caribeñas.
Fuente: Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM)
Fotografía: Radio Internacional Feminista
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