Desfiladero
Jaime Avilés
Jaime Avilés
jamastu@gmail.com
■ Con Obama llegó a la Casa Blanca la perestroika al estilo gringo
■ Con Obama llegó a la Casa Blanca la perestroika al estilo gringo
Tema obligatorio para intentar cualquier balance de los acontecimientos políticos semanales, es el marcado tufo a perestroika a la gringa que han dejado en el aire las decisiones inaugurales de Barack Obama. La primera que tomó fue suspender por 120 días los juicios contra seis acusados de terrorismo, presos en Guantánamo como sospechosos de los ataques a Nueva York en septiembre de 2001.
Emulando al Mijail Gorbachov de 1985, definió nuevas reglas de “transparencia” y un código de ética para los integrantes de su gobierno. Acto seguido, llamó por teléfono a líderes de Medio Oriente para buscar una salida a la “crisis de Gaza” –eufemismo para “matanza de palestinos bajo las armas pavorosas de Israel”, que Obama jamás enfocará así porque, entre otras cosas, sus compromisos con Tel Aviv le permitieron llegar a la Casa Blanca.
Renuente a perder un solo minuto en su primer día de trabajo, de inmediato consultó con los generales y almirantes del alto mando militar sobre el retiro de tropas estadunidenses de Irak. Pero antes permaneció momentáneamente a solas en la Oficina Oval, donde encontró encima del escritorio un sobre cerrado y marcado con este mensaje: “From 43 to 44”, o sea, “del (presidente número) 43 para el 44”.
En su segunda jornada de trabajo, el jueves, Obama firmó “órdenes ejecutivas” –así las llama nuestro corresponsal, David Brooks– para prohibir la tortura, clausurar definitivamente el centro de detención de Guantánamo, las cárceles clandestinas de la CIA dispersas por todo el mundo y, es de suponerse, los traslados secretos de prisioneros a bordo de aviones fantasmas.
Sin duda, el nuevo mandatario está usando el manual del buen presidente que aconseja, de entrada, poner todo el énfasis en la política exterior para obtener resultados más o menos espectaculares a corto plazo, en lo que aborda los puntos más arduos y sensibles de la agenda, empezando, desde luego, por la crisis económica del imperio y del mundo, y sus consecuencias sociales en términos de empleo, salario, salud, ahorro, vivienda, educación, medio ambiente y migraciones internas.
Impecable en su trato, en su agradable aspecto y en su elocuente oratoria, que no requiere de telepronters o discursos maquilados por terceros para comunicar sus ideas con claridad y precisión, tiene apenas cuatro años para cambiar la imagen de Estados Unidos en el tercer mundo –o, siquiera, atenuar el odio antigringo que en todas partes sembró George WC–, y mantener en pie los pilares económicos de su país, protegiendo eficazmente a la población de los estragos apocalípticos de la crisis.
Tan escaso tiempo –cuatro años– resultó, sin embargo, más que suficiente para acabar con el complejo y ambicioso proyecto, las enormes aspiraciones y el formidable capital político de Gorbachov: entre 1985 y 1989, el último gran líder soviético de la historia liquidó la guerra fría, restituyó las libertades públicas, dejó atrás la economía centralizada (que ya no era capaz de satisfacer desde el gobierno las necesidades elementales de los consumidores) y propició la irrupción de la economía de mercado y con ésta el retorno del capitalismo y el fin del modo de producción socialista.
A la vuelta de las décadas, el balance histórico de la gestión de Gorbachov dice que éste auspició la reunificación de las dos Alemanias tras la caída del muro de Berlín. Además, liberó del yugo del Kremlin a Estonia, Letonia y Lituania; ayudó a poner fin a las dictaduras estalinistas de Hungría, Polonia, Rumania y Checoslovaquia, pero no pudo meter las manos para evitar que, tras la muerte de Tito, Yugoslavia se desintegrara en una sucesión de guerras de limpieza étnica, tras las cuales surgieron tres pequeños países marcados aún por el odio: Serbia, Croacia y Montenegro.
Toda la geografía política del mundo cambió desde entonces. Nuevas repúblicas adquirieron un puesto en la ONU, los viejos mapas dejaron de funcionar. A Gorbachov, dicen los que saben, no le faltó tiempo para concretar su proyecto, sino que llegó a ponerlo en marcha cuando era demasiado tarde: las estructuras de la URSS estaban podridas y era inminente su derrumbe.
Entonces, por supuesto, salió a flote una de las mafias más sanguinarias y crueles de la Tierra, que se había incubado, a lo largo de muchos años, a la sombra de la burocracia soviética, donde el poder político y los privilegios de los altos miembros de la nomenklatura del sistema eran desde hacía rato sinónimo de delincuencia organizada, como ahora ocurre en nuestro país.
Aquí, el cambio de rumbo impuesto en 1982 por el gobierno de Miguel de la Madrid exacerbó la corrupción que existía en las entrañas del partido oficial y, aunque el eslogan del sexenio aspiraba a la “renovación moral” de la sociedad, fue en ese periodo cuando se disparó el auge del narcotráfico y la gestación de otra mafia, la nuestra, que hoy por hoy compite en crueldad y poderío económico con la rusa.
Desde una óptica ajena a cualquier nostalgia por aquel socialismo autoritario y corrupto que no funcionó, el colapso del imperio soviético abrió un proceso de descolonización que eximió a Moscú de la obligación de calzar y vestir a millones de vasallos improductivos. Libre de esa carga insoportable, Rusia se reconvirtió en una potencia capitalista moderna, que hoy posee y explota el mayor yacimiento de gas natural del mundo, merced a lo cual se permite hablar de tú a tú con China e India, acerca de lo que podría llegar a convertirse en una poderosa alianza asiática contra Estados Unidos.
Obama enfrentará, como es obvio, problemas muy distintos a los que encaró Gorbachov en su momento, pero no podrá soslayar que su pueblo lo llevó al poder porque considera que es el único líder capaz de mejorar los niveles de vida de la gente, mientras, por su parte, las grandes corporaciones toleraron su ascenso para que mantenga el predominio hegemónico del imperio en el mundo y tenga a raya a los gigantes del Oriente.
Resolver las tremendas contradicciones que ya existen y van a agudizarse entre el pueblo de Estados Unidos, empobrecido por el neoliberalismo, y los apetitos insaciables de las empresas y los bancos que ahora tanto dependen de la ayuda financiera gubernamental, será a todas luces el reto más apasionante y complejo de Obama.
Ojalá, para tratar de resolver semejante galimatías, vuelva los ojos a México y se informe acerca de un movimiento social, muy poderoso y extendido en estas tierras, que se consolidó a partir del momento en que buscando la Presidencia de la República, un carismático dirigente popular dijo y repitió en miles de discursos: “para que a todos nos vaya bien, primero los pobres”. Ese líder y ese movimiento van a reunirse mañana, a las 10 de la mañana en el Zócalo. Allá nos vemos
Dinero
Enrique Galván Ochoa
Enrique Galván Ochoa
galvanochoa@yahoo.com • Foro: http://dinero.tv
■ ¿Será Obama un buen presidente?
■ Para Estados Unidos, sí; para México, quién sabe
■ Es negro… pero no deja de ser americano
■ ¿Será Obama un buen presidente?
■ Para Estados Unidos, sí; para México, quién sabe
■ Es negro… pero no deja de ser americano
La mayoría –69 por ciento– de las personas que encuestamos esta semana –3 mil 433– creen que Barack Obama será un buen presidente para Estados Unidos. Sin embargo, la opinión está muy dividida en cuanto a si también será bueno para México: 25 por ciento piensa que sí; 51 por ciento dice que no y 24 por ciento se reservó su opinión.
Metodología
Enviamos el cuestionario por Internet a 5 mil personas de toda la República y contestó 69 por ciento. Cerca de 200 acompañaron su voto con una opinión. Todas pueden leerse en el foro. En seguida reproducimos algunos fragmentos.
Votos razonados
No lo olvidemos, no por ser negro deja de ser americano: “Las naciones no tienen amigos o enemigos permanentes, sólo intereses permanentes”. Lord Palmerston (ministro de Exteriores británico, 1846-1851)
Antonio Berumen / Chetumal
Es histórico su ascenso por ser afroamericano. Lincoln fue asesinado y se traicionó su sueño.
Raúl Reyes Guevara / Tijuana
Pues de que Obama es un tipo inteligente y hábil ni duda cabe, pero hay que recordar que los gringos no tienen amigos, tienen intereses; si les llega a convenir que nos vaya bien a nosotros, pues nos irá bien. Estar dependiendo de ellos es nuestra culpa, porque hemos dejado que nuestros gobernantes les den siempre las de naylon.
Ismael Íñiguez Romero / Guadalajara
Me conformo con que reactiven su economía para que los paisanos tengan ingresos al otro lado (de este lado, puras miserias). ¿Cómo la ven? Estamos esperanzados en un presidente ajeno y no en el nuestro, así estarán las cosas en nuestros lares.
Tomás Sánchez Sosa / Distrito Federal
Veo a Obama en la misma condición en que llegó Fox a la Presidencia. Con todo por delante para hacer cosas muy buenas. No meto las manos al fuego por sus resultados, pero sí sería justo, darle al menos, el beneficio de la duda.
Ángel Mier Garza / Aguascalientes
Me queda claro que un solo hombre no gobierna un país, sino que está sujeto a los intereses y mandatos de los grupos de poder.
Alberto Gómez Morales / Distrito Federal
Definitivamente cualquiera que sea el desempeño de Obama al frente del gobierno estadunidense, será abismalmente mejor que el del mandatario saliente. Yéndole bien a los del otro lado del río Bravo, nos salpicarán ciertos beneficios, pero que el nuevo presidente haga algo directa y específicamente por México, es casi imposible.
Fernando Quiroz Nacar / Distrito Federal
Después de haber padecido a Bush no les puede ir peor con Obama como presidente. A nosotros en México no nos puede ir mejor teniendo a esta clase política que nos gobierna, ya que Barack no puede resolvernos este problema tan grave. Tengamos cuidado por quién votamos en las próximas elecciones, para no seguirnos lamentando y esperar que otros resuelvan nuestros problemas.
Emilio Bautista Salazar / Distrito Federal
Nuestro pueblo no debe tener esperanza en Obama, lo que deberíamos tener son políticos eficientes y un presidente capaz. El despilfarro de nuestros gobernantes es igual o mayor al de los tiempos de supuesta bonanza. Creo que los estadunidenses tienen una esperanza con su nuevo presidente, a nosotros ya no nos queda ni eso. Mi voto en estas próximas elecciones será blanco, como en libro de José Saramago, Ensayo sobre la lucidez.
Salvador Fernando Flores / Guadalajara
Abrigo la esperanza de que Obama sea una persona más cuerda y menos violenta; espero que quede enterrada esa pesadilla que fue el orate criminal de Bush, que causó mucho sufrimiento en todo el mundo. Acá en nuestro Mexiquito también tenemos orates de sobra, que además con sus actitudes traicionan a nuestra patria. ¿Qué podemos esperar?
Rodolfo Sánchez Alvarado / Distrito Federal
¿Mejor que Bush?, desde luego que sí, y por tanto Estados Unidos va a estar mejor. Y para nosotros los mexicanos, es no perder nuestra fe religiosa… o todo estará perdido.
Prudencio Severo / Toluca
Me satisficieron tres puntos del discurso de Obama. Primero: que los problemas financieros se originaron por avaricia o codicia de unos cuantos ambiciosos vulgares; segundo: que un pueblo no puede progresar por mucho tiempo, favoreciendo sólo a los más prósperos y privilegiados, y tercero: mandó un mensaje a los gobernantes de otros países que se aferran al poder mediante la corrupción y que silencian las voces de la disidencia mediante la violencia o represión. Se pueden aplicar estos tres puntos a nuestro país.
Juan José Flores Andrade / Ciudad Juárez
Perdimos tras asonada / la mitad del territorio; / del acuerdo migratorio / ni un cuarto de la enchilada; / del TLC nunca nada, / como no sea gringa transa; / y a pesar de la balanza / negativa en nuestro atraso, / vemos abriéndose paso / a una muy negra esperanza.
Benjamín Cortés Valadez / Distrito Federal
México SA
Carlos Fernández-Vega
Carlos Fernández-Vega
■ Desfavorable para el país la balanza comercial
■ Crece la importación de alimentos
La “potencia exportadora” que es México, a partir del TLCAN (“que nos ha beneficiado a todos”, según el inquilino de Los Pinos), de plano no puede compatibilizar sus carencias internas, reales, con la imagen, virtual, de “progreso” y “liderazgo” que el gobierno intenta proyectar en el extranjero. Un año sí y el otro también, la balanza comercial del país reporta números rojos, y en este sentido en 2008 se impuso récord, como sucedió en 2007, 2006, 2005, etcétera, etcétera.
Así, el Inegi reporta que en 2008 la balanza comercial mexicana registró un saldo deficitario cercano a 17 mil millones de dólares (equivalentes a dos refinerías nuevas de muy buen tamaño, según cálculos gubernamentales), un monto 67 por ciento superior al reportado en 2007, año en el que tal indicador aumentó con respecto al de 2006 y éste en relación con el de 2005, etcétera, etcétera.
En el balance, las exportaciones crecieron 7.3 por ciento en 2008, pero las importaciones aumentaron 9.5 por ciento. El Inegi atribuye el abultado déficit a la “reducción en los últimos meses de 2008 del superávit de la balanza comercial de productos petroleros; de hecho, en septiembre, noviembre y diciembre el saldo comercial petrolero resultó deficitario”. Sin embargo, tal reducción, según sus propias cifras, no pasó de 760 millones de dólares en el periodo citado. De cualquier suerte la balanza comercial de productos petrolíferos favoreció a México (14 mil 368 millones de dólares).
En fin, año tras año, la riqueza económica mexicana en creciente medida se destina a comprar en el extranjero mucho de lo que aquí se producía antes del TLCAN. Miles y miles de millones de dólares se gastan anualmente en la importación de todo tipo de bienes otrora producidos internamente (alimentos, por ejemplo), con el fin, dicen, de atemperar las carencias y deficiencias de la economía nacional, sin resultados concretos. Al mismo tiempo, muchos empresarios que antes del citado tratado eran productores a estas alturas obligadamente se han transformado en importadores, en meros agentes de ventas, ante la imposibilidad de mantener sus fábricas en funcionamiento.
Que el TLCAN “nos ha beneficiado a todos” se constata en el hecho de que no más de 600 empresas que operan en el país (no necesariamente mexicanas, ni pertenecientes a igual número de dueños) concentran alrededor de 80 por ciento del pastel exportador del país. Ese minúsculo cuan acaparador núcleo empresarial apenas representa (cifras oficiales) el 1.6 por ciento del por sí angosto mundillo exportador que oficialmente opera en México, y apenas el 0.02 por ciento de las unidades económicas registradas y reconocidas oficialmente en esta heroica nación.
Información oficial indica que, por lo que toca al mundillo de las importaciones, aquel sueño de un México industrializado y poderoso devino en pesadilla tercermundista. Con la indiscriminada apertura comercial y la entrada en vigor del TLCAN, miles de empresas mexicanas reventaron, dejándoles sólo dos opciones: cerrar sus puertas o “reconvertirse”, y muchas de ellas optaron por esta última “oportunidad”, es decir, de productores activos se “reconvirtieron” en importadores, en simples intermediarios, en agentes de ventas de productos fundamentalmente de procedencia estadunidenses. En este sentido, las cifras son devastadoras: de 62 mil empresas importadoras en 1993, el universo pasó a 423 mil y pico en 2005, un incremento cercano a 600 por ciento en el periodo, o lo que es lo mismo a un ritmo ocho veces superior al de las exportadoras. Tal “reconversión” se dio en tiempos del “cambio”, al grado de que en 2005, 14 de cada cien unidades económicas oficialmente registradas (aparte la informalidad) se dedicaban a importar lo que algún día produjeron. Y el problema se agudiza con el paso del tiempo.
Cada vez más preocupante, la importación de alimentos crece sostenidamente. Así, hasta noviembre pasado, con 11 mil kilómetros de litorales y una flota pesquera que ni siquiera puede pagar el diesel que consumen sus embarcaciones, México se comió casi 400 millones de dólares en pescados, crustáceos y moluscos de terceros país, casi 20 por ciento más que en 2007.
Se erogaron más de mil 400 millones de dólares por la importación de leche, lácteos, huevos y miel; casi 3 mil millones en carne y despojos comestibles (18 por ciento más que en 2007); 348 millones en hortalizas, plantas, raíces y tubérculos (15 por ciento de aumento); país productor de excelencia, México importó café, té, yerba mate y especias por 181 millones de billetes verdes (35 por ciento por arriba del año anterior); y se comió 770 millones de dólares en frutas y frutos comestibles importadas (12 por ciento de crecimiento).
Por si fuera poco, destinó casi 4 mil 300 millones de dólares (hasta noviembre) para importar cereales, un monto 52 por ciento superior al erogado en 2007. De ese monto, más de 2 mil 260 millones fueron para adquirir maíz, principalmente en Estados Unidos (61 por ciento más que un año antes); la compra de a arroz en los mercados internacionales creció 57 por ciento, y 48 por ciento la de trigo y moliendas. Además, el país se comió más de 3 mil 300 millones en semillas y frutos oleaginosos, un monto 56 por ciento superior al de un año atrás.
En síntesis, la “potencia exportadora”.
Las rebanadas del pastel
De los lectores y la obamanía: “sin ánimo de ser pesimista, creo que todo seguirá absolutamente igual, con algunos cambios en cuanto a las formas pero no de fondo. Si algo han mostrado los políticos de todo el orbe, sin importar lenguaje y denominación partidista, es la falta de cumplimiento de compromisos y de respeto a una ética elemental. El cinismo se ha implantado (junto con el libre mercado) como una forma de vida (…) Obama no tomaba las riendas del gobierno, cuando ya empezaba a pelearse con Hugo Chávez, al calificarlo de ser un obstáculo para el desarrollo de America Latina (¿quiere decir que la crisis y pobreza son atribuibles al venezolano?). Me pareció una declaración de lo más desafortunada (por no decir estúpida e imbécil), pero con estos desafortunados acontecimientos creo que ya empieza a dar color de lo que está hecho” (Manuel Alejandro Robles Chavira, profesor investigador, Universidad del Mar campus Puerto Escondido,
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Gustavo Leal F.*
Juárez y Tijuana: exigencias del sector salud al gobierno fallido
Juárez y Tijuana: exigencias del sector salud al gobierno fallido
Con máscaras y cubrebocas, para no ser identificados, el 13 de diciembre de 2008 trabajadores del sector salud de Ciudad Juárez se apostaron durante tres horas junto al astabandera monumental, a unos metros de los puentes internacionales que conducen a El Paso, Texas. Desde ahí preguntaron: “¿Podrán nuestras voces ser oídas como para tener respuesta en el futuro próximo? ¡Ya basta!”
Ante la escalada de violencia, asediados por secuestros, extorsiones, asaltos y ejecuciones, médicos, enfermeras, dentistas y veterinarios agrupados en el Comité Médico Ciudadano Contra la Inseguridad pararon 24 horas y exigieron a los tres niveles de gobierno que actúen contra el crimen organizado.
El comité lanzó el llamado y denunció que sus trabajos, e incluso hogares, han sido profanados por diferentes formas de delincuencia: “Nos asaltan, secuestran y aterrorizan, dejando un sabor de angustia, impotencia y rabia al sentirnos despojados del fruto de nuestra labor. Padecemos agresiones a la integridad física, privaciones de la libertad, peligro real de muerte y asesinatos derivados de los que gustan llamar efectos colaterales. Expresamos miedo con el acto simbólico de cubrirnos el rostro, dado el estado de indefensión y total impunidad con que se cometen estos bárbaros ataques a nosotros y nuestras familias, sin contar con la garantía de un Estado que ha fallado en proporcionar las garantías de seguridad”.
Sólo en el mes de noviembre se reportó el secuestro de 12 trabajadores del sector salud y el cierre definitivo de 17 consultorios y seis clínicas particulares.
Pero la misma exacta demanda se había también escuchado antes en Tijuana. El 19 de abril, médicos de hospitales y clínicas iniciaron un primer paro exigiendo acciones gubernamentales frente a las ejecuciones, levantones y secuestros. “Estamos muy atemorizados, son docenas los médicos amenazados por teléfono con extorsiones, exigiéndoles protección y que paguen para no ser secuestrados”, lamentó el Colegio de Médicos. “¿Es corrupción, o son policías? O nuestra policía es incompetente y cobra sueldos por no trabajar, y eso también es corrupción.” El nerviosismo es tal, agregó, “que algunos dejaron de imprimir tarjetas personales y sus nombres han desaparecido de los consultorios”.
En los hospitales se colocaron pancartas y enormes moños blancos. Decenas de doctores se han ido a vivir a San Diego, California, pero no todos tienen los mismos ingresos como para irse. Por esas fechas, más de 20 médicos permanecían en rehenes de la delincuencia. Y el 15 de abril, cuando secuestraron al director de la Clínica Uno del IMSS, decidieron tomar la calle.
¿Por qué a ellos? Tal vez porque persiste la falsa creencia de que son profesionales dotados de capacidad económica, asistir clínicamente a los numerosos heridos o simplemente reconstruirles los rostros.
Después, la Federación de Médicos envió una carta abierta a Felipe Calderón demandando seguridad en la entidad, toda vez que se “ha agotado la instancia estatal, que sólo ofrece como paliativo pláticas de capacitación”.
Y el 15 de mayo llegó el segundo paro, “porque el gobierno estatal no ha actuado: siguen las amenazas, llegan mensajes de celular o llamadas telefónicas, dicen que saben dónde está nuestra casa, saben qué carro usamos, a qué escuelas van nuestros hijos”. Siete días más tarde, decenas se concentraron en la glorieta Cuauhtémoc, para exigir a las autoridades un alto. “Desapariciones forzadas; delitos sin resolver; regresen a mi hermano; no es posible que se llegue a estos niveles de impunidad: nosotros salvamos vidas”, rezaban los carteles exhibidos durante la protesta.
Pero las amenazas se incrementaron. Fue entonces cuando idearon levantar una encuesta. Ella se realizó el 14 de junio “para determinar la verdadera situación en que se encuentra la entidad y exigir toda la fuerza y poder del Estado”. Inmediatamente fue presentada al comandante de la segunda Región Militar –que asistió a su reunión semanal–, en quien depositaron su confianza ante la falta de respuesta por parte de las autoridades civiles.
Finalmente, el 4 de julio y de gira por Durango, el secretario de Salud, José Ángel Córdova, aceptó que la “ola de inseguridad afecta no sólo a los médicos y enfermeras, porque se piensa que ellos pueden tener un estatus socioeconómico superior y que puede ser atractivo secuestrarlos. La verdad, se están llevando un chasco, ya que la vocación de servir, la vocación por luchar, la verdad es que no es redituable. Ojalá y le cambien a los objetivos los secuestradores”.
¿Y qué “ofrecen” las autoridades de Baja Californía? ¡Edificar un hospital para atender sicarios heridos!, con una bolsa de 2.5 millones de pesos y dentro de la penitenciaría La Mesa, “debido al riesgo que implica para pacientes y doctores atender a integrantes del crimen organizado”. Ese centro médico dispondría de un quirófano, área de recuperación –con mínimo tres o cuatro camillas–, así como área de enfermería y laboratorio. También se definirá un protocolo de manejo de crisis para atender a los familiares de detenidos, pues “el comportamiento de los heridos y sus familias no ha sido nada respetuoso”.
¿Y las autoridades de Juárez? Ellas “ofrecen” contratar una empresa privada para denunciar –las 24 horas y de manera anónima– las extorsiones, recibiendo simultáneamente orientación “sobre las formas de evitar caer en este tipo de hechos”. También contemplan recurrir a una compañía extranjera para que “proporcione asesoría” sobre el equipo de radios y cámaras que adquirirá la alcaldía en 2009.
¡Gobierno calderonista fallido!
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
Miguel Concha
Atenco y la Suprema Corte de Justicia de la Nación
Atenco y la Suprema Corte de Justicia de la Nación
El pasado miércoles se informó que por fin los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) estaban ya recibiendo el dictamen del ministro instructor José de Jesús Gudiño Pelayo sobre los hechos represivos que el 3 y 4 de mayo de 2006 llevaron a cabo en San Salvador Atenco más de 4 mil efectivos de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) y de la Agencia de Seguridad Estatal del Estado de México (ASEEM), que dejaron un saldo de 207 detenidos, dos jóvenes asesinados, medio centenar de mujeres que sufrieron violaciones, abusos sexuales y torturas, y cateos ilegales (cfr. La Jornada, 21/1/09).
Como se recordará, el 6 de febrero de 2007 el pleno de la SCJN resolvió, por mayoría de siete votos contra cuatro, con base en el artículo 97 de la Constitución, que su anterior presidente pretendía ya desechar como inútil, investigar “si hubo graves violaciones a las garantías individuales” en tales hechos, atendiendo a las solicitudes de representantes de esa población, y de diversas organizaciones sociales.
Trascendió que en esa decisión pesaron las peticiones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (cuya recomendación al entonces titular de la SSPF, Eduardo Medina Mora, no había sido cumplida), las de organizaciones no gubernamentales, las del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y las de líderes políticos pertenecientes a varios partidos y bancadas del Congreso de la Unión.
Por tratarse de “una exigencia de nuestra sociedad”, y para saldar con ella una deuda de la SCJN en la protección de los derechos humanos fundamentales, como expresó entonces el ministro presidente de la Corte, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, se decidió formar una comisión investigadora integrada por los magistrados de circuito Jorge Mario Pardo Rebolledo y Alejandro Sergio González Bernabé, que inició sus trabajos el 21 de febrero de ese año, luego de definir los alcances de la investigación, teniendo en cuenta la investigación ya realizada por el ministro Juan N. Silva Meza.
En su resolución de 19 de febrero de 2007 la SCJN determinó que en este caso ya se estimaba “acreditada la existencia de violaciones graves de garantías individuales y derechos fundamentales por parte de las autoridades policiacas” que intervinieron en esos hechos, y que por lo mismo la investigación no debería centrarse en si existieron o no tales violaciones, sino en investigar por qué ocurrieron, quién las ordenó, y si obedecieron “a una estrategia estatal, o al rebasamiento de la situación y a la deficiente capacitación de los policías”.
Por ello es importante que ahora se informe que en el dictamen del ministro instructor se ratifique que los gobiernos federal y del estado de México violaron gravemente las garantías individuales de los pobladores de San Salvador Atenco en los días señalados, pero llama poderosamente la atención que ahora el dictamen aparentemente no atribuya ninguna responsabilidad directa, con nombre y apellido, a los funcionarios de la SSPF y de la ASEEM que actuaron en los mencionados hechos. Sobre todo teniendo en cuenta que la comisión investigadora, que presentó los resultados de sus trabajos hace ya casi un año, sí procuró, siguiendo las instrucciones del pleno, identificar el cargo y nombre de las personas que hubieron participado en ellos, como lo informó en un comunicado de prensa la propia SCJN el 13 de marzo de 2008. Y sobre todo cuando, como ya se ha repetido, el 23 de abril la SCJN emitió una resolución sobre el caso del vado de Aguas Blancas, en la que concluyó la responsabilidad de altos funcionarios públicos, como el entonces gobernador del estado de Guerrero, que al menos se vio obligado a renunciar posteriormente a su cargo.
Si esto fuera así, los graves hechos ocurridos en Atenco y Texcoco quedarán en la impunidad en la más alta instancia judicial del país, con la consiguiente insatisfacción de la sociedad, el mayor desprestigio de la Corte y, lo que es más grave, el desprestigio internacional de las instituciones judiciales de México.
Se informa además que la ponencia del ministro instructor pone especial énfasis en el uso de la fuerza pública y en los parámetros que deben cumplir las corporaciones policiacas en determinadas situaciones, en las que sea necesaria su participación, lo que de por sí es plausible para fijar criterios que en el futuro sirvan para que las autoridades utilicen los cuerpos policiacos con base en catálogos o recomendaciones de organismos internacionales en la materia, pero que de nueva cuenta dejaría en el limbo la voluntad deliberada de las autoridades de reprimir con violencia y con saña los movimientos sociales que ejercen pacíficamente su derecho a manifestarse contra sus decisiones inconsultas, ilegales y arbitrarias.
Muy por el contrario, un grupo de organismos civiles solidarios, defensores de los derechos humanos, familiares de los presos y perseguidos, así como el propio Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, han decidido construir una estrategia integral “para generar condiciones que impulsen una solución jurídico-política ante los diversos poderes de la nación –Judicial, Legislativo o Ejecutivo–, para alcanzar la libertad de los 13 presos, perseguidos y procesados políticos, así como la justicia para Atenco”, de la que nos ocuparemos en próximas colaboraciones.
Raúl Trujillo
Beneficiarios de las afores
24 de enero de 2009
¿A quién beneficia el sistema privado de pensiones en México, definido como Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR)? El ahorro forzoso de los trabajadores mexicanos lo utilizan en gran medida el gobierno mexicano y los intermediarios financieros, administradoras de ahorro para el retiro (afores).
¿A quién beneficia el sistema privado de pensiones en México, definido como Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR)? El ahorro forzoso de los trabajadores mexicanos lo utilizan en gran medida el gobierno mexicano y los intermediarios financieros, administradoras de ahorro para el retiro (afores).
El gobierno, al emitir Certificados de la Tesorería de Federación (Cetes) y bonos gubernamentales, financia su gasto con el ahorro de los trabajadores, ya que dichos valores son adquiridos en importante proporción por las afores a través de sus Sociedades de Inversión (Siefores) para conformar sus portafolios de inversión.
¿Tiene conocimiento el trabajador de la forma en que son invertidas sus aportaciones a la Siefore? No, sólo se entera de que en su cuenta hay menos recursos. ¿Qué ha sucedido con los fondos de inversión a partir del recrudecimiento de la crisis financiera? Los trabajadores han visto disminuidos sus ahorros por la minusvalía en los títulos valor adquiridos por las Siefores con el ahorro de los trabajadores, y que integran los portafolios de inversión.
Durante 2008 se observó un cambio en la tendencia de las tasas de interés internas, conocido como cambio en curva, debido a que las tasas de interés a plazo de tres meses disminuyen y las de un mes se incrementan, viéndose reducidos los rendimientos de los fondos de inversión por la composición de los portafolios y el incremento en la inflación.
Los fondos de inversión son formas de inversión que permiten al pequeño inversionista diversificar su riesgo y buscan mejorar sus rendimientos. Poniendo el dinero en diversos instrumentos financieros, con diferente riesgo, rendimientos y plazos de vencimiento, las afores reciben a cambio comisiones que pagan los ahorradores del fondo. El riesgo consiste en la variabilidad de los rendimientos alrededor de rendimiento esperado de cada título valor o portafolio.
¿Cómo explica o justifica la autoridad normativa, supervisora y responsable el que haya menos recursos en el SAR? Que se presentó una minusvalía en los valores que poseen las Siefores. “No se preocupen”, declaró la autoridad, el “Estado garantiza las pensiones de los trabajadores; son inversiones de largo plazo y los instrumentos financieros recuperan su valor”. Sin embargo, en el largo plazo todos estaremos muertos. ¿A esto le apuesta la autoridad financiera en México? ¿Cómo se verán afectados los trabajadores que están por jubilarse y en consecuencia de pensionarse?
Las afores —a través de sus distintas sociedades de inversión—, al ser privatizado el sistema de pensiones, buscan:
1) deslindar al Estado de la responsabilidad del manejo de los fondos de pensión,
2) conformar una masa de ahorro interno que permita a los distintos agentes económicos acceso al crédito para financiar proyectos productivos y servir como palanca del desarrollo económico (lo cual no ha sucedido porque el gobierno ha monopolizado desde un inicio dichos recursos,
3) dejar a elección del trabajador determinar el monto de su pensión, pudiendo hacer aportaciones adicionales al fondo de pensiones.
De esta forma, con el ahorro forzoso de los trabajadores, hacen negocio y se benefician los grupos financieros propietarios de las afores y el gobierno financia su gasto corriente; esto requiere mantener bajas las tasas de interés que pagan los instrumentos que emite el gobierno, reducir de esta forma el costo del servicio de la deuda interna
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¿Y los trabajadores? Seguirán aportando al fondo de pensiones con la esperanza de que al jubilarse tengan una pensión digna y, según el discurso, mantengan su calidad de vida.
Catedrático investigador de la UAM Xochimilco
¿Y los trabajadores? Seguirán aportando al fondo de pensiones con la esperanza de que al jubilarse tengan una pensión digna y, según el discurso, mantengan su calidad de vida.
Catedrático investigador de la UAM Xochimilco
Jesús González Schmal
El año que calló el sistema
En este mismo espacio, Ideas, la semana pasada aparecieron, por un lado, el artículo de Jorge Eugenio Ortiz Gallegos titulado “Fraude que ha operado 20 años” y, por el otro, el debate sobre las elecciones de 1988 en el que tercian Manuel Bartlett, Carlos Salinas de Gortari y la autora del libro 1988: El año que calló el sistema, Martha Anaya.
Dicha discusión contesta a la triste salida que se quiere dar al asunto con la consulta de las boletas electorales, que ya fueron incineradas a petición de la diputación del Partido Acción Nacional (PAN), porque “estorbaban” en los sótanos de la Cámara de Diputados.
La verdad es que el libro tiene una importancia histórico-política crucial. Nos descubre que en 1988 el PAN de oposición de entonces, dirigido por Luis H. Álvarez, estuvo en un escenario idéntico a aquel en el que estuvo la coalición Por el Bien de Todos en 2006.
Hace 20 años, Acción Nacional acusó de ilegítimo a Salinas debido a un fraude electoral y, sin duda, obró conforme a su deber democrático y a su propia razón de ser en la vida pública del país.
Más tarde acordó, como la fotografía y el texto del libro lo comprueban, permutar a Salinas “el reconocimiento de su triunfo mediante la abstención en la votación del Colegio Electoral, a cambio de que éste les garantizara la reprivatización de la banca, la reforma para la legalización de la Iglesia, la creación del IFE, la privatización del ejido y otros beneficios personales”.
Este es precisamente el momento de “la metamorfosis” del PAN, cuando muere el sentido original de la política como vocación ética de servicio y nace la política pragmática del poder para beneficio grupal.
Aquí nace un nuevo PAN “el neoPAN”, ya cooptado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que también había involucionado de una posición de responsabilidad social empresarial a la de corte neoliberal en boga. Salinas en efecto, les concedió todo, hasta un Instituto Federal Electoral ciudadano, pero junto con ello les regaló los subsidios públicos que habían permitido al Partido Revolucionario Institucional (PRI) estar en el poder durante décadas.
El neopan surgía, pues, con la ideología de la derecha y con la escuela electoral del priísmo de abolengo.
Ya para 2006 invierte su función vital de defensor de la democracia electoral y, sin el menor recato, oficializa la composición del IFE, trastoca el resultado electoral y se indigna porque se le llama espurio al que, como Carlos Salinas, llega por el mismo medio a la Presidencia.
La analogía de 1988-2006 se rompe porque en este último caso el gobierno legítimo (que se llamó gobierno paralelo en 1988, cuando el PAN defendió el sufragio democrático) no ha recurrido a la transa para legitimar a nadie, contra la voluntad popular.
Manú Dornbierer y Luis Sánchez Aguilar habían denominado esta fusión como PRIAN que auguraba la derechización militar, la pobreza y la pérdida de independencia nacional. El tiempo les ha dado la razón.
Profesor en la Facultad de Derecho de la UNAM
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