1/23/2009

Guantánamo: una base contra la voluntad del pueblo cubano


Ariel Soler Costafreda (AIN, especial para ARGENPRESS.info)
Guantánamo, visto desde el espacio mediático exterior, se reduce a una prisión internacional, almacén de “combatientes enemigos” que el mundo condena por violar el Derecho Internacional y que Barack Obama, el estrenado presidente de Estados Unidos, desmantelará en un año.Pero Guantánamo es realmente mucho más: es una provincia a 930 kilómetros al este de La Habana, donde está enclavada contra la voluntad de los cubanos la ilegal base naval norteamericana que ocupa el 0,28 por ciento del territorio más oriental de Cuba.Esa porción de mar y tierra fue usurpada a perpetuidad justo al mediodía del 10 de diciembre de 1903.
Nació a la sombra de la Enmienda Platt impuesta a la naciente República cubana. Se suponía destinada a estación carbonera, pero la realidad fue otra y se transformó en base naval, con su consiguiente estímulo a la prostitución, el juego, las drogas, y el abierto intervencionismo practicado contra la Isla.En la segunda mitad de la década de los años 50 del pasado siglo, cuando Fidel Castro lideraba la insurrección armada que posibilitó el triunfo de la Revolución, el enclave devino antro logístico para el ejército del dictador Fulgencio Batista.
Tras el primero de enero de 1959 se convirtió en fuente de provocaciones, agresiones y violaciones del espacio aéreo, marítimo y terrestre de la Mayor Antilla. En 1961 los marines asesinaron a golpes a un obrero cubano y menos de un año después a un humilde pescador.Dos soldados, Ramón López Peña y Luís Ramírez López, en 1964 y 1966, respectivamente, fueron blancos mortales de disparos realizados desde esa instalación norteamericana.Desde enero de 2002, la base ha sido empleada como campo de concentración y de torturas de “combatientes enemigos” traídos desde Afganistán en vuelos clandestinos violadores de la soberanía de varios países aliados de Estados Unidos.Otra vida transcurre fuera de la alambrada, en la provincia de Guantánamo, territorio de más de 500 mil pobladores y seis mil 182,2 kilómetros cuadrados, que incluye los irrenunciables 117,6 km cuadrados de la base a la entrada de la segunda bahía de bolsa más grande de Cuba y considerada de las más profundas y mayores del mundo.La historia de la bahía se remonta al 20 de abril de 1494, cuando se tuvieron las primeras noticias de la ambicionada rada.
Fernando Colón, hijo del Gran Almirante, describió en referencia al diario del padre: “empezó a costar (a Cuba) por la parte de medio día y habiendo navegado unas leguas más allá de Cabo Fuerte entró en el llamado Puerto Grande, cuya entrada era profundísima y tenía de boca 150 pasos (...).”El 19 de octubre de 1739, casi dos siglos y medio después, Inglaterra declaró la guerra a España y doce meses más tarde, el almirante Edward Vernon, jefe de la flota británica en el Caribe, echó anclas en Cayo Hospital, bahía de Guantánamo, para recuperarse de daños de combate.Un año después ocupa la rada, se fortifica en sus tierras y ordena bautizarla como Cumberland.Luego intentó fundar una ciudad, génesis a la postre de Caimanera, plaza de la cual saldría mal parado, con dos mil bajas por la fiebre amarilla y la guerra de guerrillas.En la orilla oeste de la bahía creció la citada Caimanera entre 1861 y 1899, pequeño barrio que al influjo de la base naval norteamericana recibió oleadas de desocupados de todo el país en busca de empleo en la estación estadounidense.
Comenzaba la historia de una usurpación.Su desarrollo se estableció primero al influjo de actividades marítimas mercantiles y la exportación de sal, algodón, caña y tabaco en rama, pero el verdadero destino a que la dedicaron los gobiernos prerrevolucionarios fueron el ocio y la prostitución para satisfacción de los marines de la base naval.Proliferaron bares, clubes, prostíbulos (unas 800 prostitutas mayormente forasteras), juego, droga, niños pobres, semidesnudos y descalzos, quienes recorrían las calles intentando vender pescado, agua, frutas e incursionaban en los burdeles.Solo con el triunfo de la Revolución, los paupérrimos servicios de salud, el abandono educacional, las casitas de madera con techos de palma o zinc de Caimanera, cedieron espacio a una metamorfosis radical que mejoró todos los parámetros de la calidad de vida y dignificó sobre todo a la mujer.La base es una afrenta a la soberanía nacional de Cuba y el pueblo pide su devolución incondicional. Así, lo juró en Baraguá.

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