Estado de la población mundial 2010, informe UNFPA
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México DF, 26 oct 10 (CIMAC).- Las mujeres constituyen el 47 por ciento de los 40 millones de personas que en el mundo, son desplazadas internamente en sus países, o viven como refugiadas en otra nación, y quienes además de enfrentar un mayor riesgo de violencia física o sexual, son quienes tienen menor acceso a los servicios de salud materna.
De acuerdo con el informe “Estado de la población mundial 2010”, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), las comunidades que acogen a las migrantes deben brindar servicios de salud materna de calidad, y a un costo accesible, pues si no lo hacen traería costos públicos y sociales a largo plazo.
Esta realidad, es ignorada por las naciones de destino, y las mujeres que se ven obligadas a migrar, o que lo hacer en situación irregular, viven una “vulnerabilidad exacerbada, hasta niveles inaceptables, debido a la falta de servicios, en particular, de salud materna e infantil”, precisa Ndioro Ndiaye, director de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), citado en el informe del UNFPA.
La falta de acceso a los servicios de salud materna e infantil conduce a situaciones de riesgo para la vida de las mujeres y de sus hijas e hijos. Las y los niños que no recibieron atención prenatal son más susceptibles al alumbramiento prematuro, y a trastornos de crecimiento y desarrollo.
Además, si no se atiende la salud materna de las mujeres migrantes se “puede perpetuar la mala salud de las comunidades migrantes, lo que a la larga, sobrecarga los sistemas de salud en los países de acogida”, advierte el informe del UNFPA.
Según estudios recientes realizados en países europeos, la situación migratoria irregular de las mujeres, además de agravar el riesgo de que sufran violencia física y sexual, reduce su acceso a la atención materna e infantil.
El panorama empeora porque las migrantes en esa circunstancia tienen más probabilidades de tener un embarazo no deseado, que el resto de las mujeres debido a que pueden sufrir violencia sexual y porque también carecen de servicios de planificación familiar.
Otra barrera para que las migrantes accedan a los servicios de salud materna, es el temor a la deportación, ya que su prioridad es “permanecer ocultas en la sociedad”.
Para quienes son desplazadas internamente en sus países, la distancia de sus refugios a los establecimientos de salud, es el principal obstáculo que bloquea su acceso a servicios de salud materna, sobre todo en zonas rurales.
En Delta del Mekong, Zimbabwe e Irak, con 2.8 millones de personas desplazadas internamente, las largas distancias de los centros de salud privan a muchas mujeres de asistencia pre y posnatal, lo que redunda en una mayor mortalidad materna e infantil.
De igual modo, la falta de información acerca de su derecho a la salud, así como la falta de conciencia, de quienes trabajan en esos lugares sobre su obligación de brindarles atención, puede impedir que sean atendidas.
En el desfavorecedor escenario global de salud materna de las migrantes, una de las soluciones es ampliar los conocimientos de partería y de salud de la comunidad en poblaciones migrantes, lo que ayudaría a detectar problemáticas reales y potenciales de salud para que las mujeres sean trasladadas a clínicas u hospitales a donde sean atendidas por personal médico.
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