Cervantino 2010
A pesar del fuerte y helado viento, la gente se acomodaba sin arredrarse en lo más mínimo para ver el Ballet Folklórico de Chile, a Tangokinesis de Argentina y el conjunto musical Los Reyes del Vallenato de Colombia, como gran final de una noche sin discursos ni presentaciones oficiales.
Así pues, el grupo chileno presentó Bafona, Arauco Isla de Pascua y Huasos, que fue muestra de la tradición indígena de ancestral origen y diversas danzas de raigambre española y criolla, resultado del trabajo de investigación y rescate que esta agrupación desarrolla. El recibimiento del público fue cortés y tibio, pues evidentemente los bailarines carecían de una seria preparación académica en las sencillas evoluciones coreográficas de su programa.
Seguió Tangokinesis, grupo argentino de la talentosa coreógrafa Ana María Stekelman, que, prácticamente desde su aparición, deslumbró al público por la energía arrolladora de sus ocho bailarines: ellas con una fuerte técnica de ballet y danza contemporánea, y ellos, con una sólida conformación del tango y el folclor, lo cual ofreció una combinación de virtuosismo y garra.
Los argentinos arrancaron aplausos por la cascada de rutinas, brillantes y perfectas, en la que giros sorprendentes, grandes extensiones, saltos y cargadas increíbles con chispeante velocidad y alto grado de dificultad técnica, no opacaron el estilo arrabalero de los varones, o machos, siempre al mando de la mujer en las brillantes manipulaciones del cuerpo de las bailarinas, logrando un deslumbrante espectáculo, en esa fusión característica de Stekelman, coreógrafa del gran divo de la danza argentina Julio Bocca, y que sabe ganarse a todo el público arrancándole la ovación.
En el programa que la agrupación argentina presentó en el Teatro Juárez, el sábado 16 de octubre, más arropado por las luces y el espacio escénico, con una obra más profunda, como el Bolero, de Ravel, Stekelman demostró su talento y creatividad coreográfica con una interesante propuesta, un vestuario, sobrio y elegante en la complejidad del tango, lo español, ballet, danza contemporánea y hasta una viril pincelada de malambo gauchero estilizado, sin dejar de lado los borbotones de secuencias y rutinas de los viejos tangos cantados y la música de Osvaldo Pugliese a lo largo de un repertorio, que un público más exigente aplaudió a rabiar.
El grupo argentino, representado por la excelente pareja de bailarines, Nora Robles y Pedro Calveyra, como es compromiso de algunos con el FIC, impartieron un taller sobre los secretos de los pasos fundamentales, base de toda arquitectura coreográfica del tango, en el salón de Lola Lince.
Lince, bailarina y coreógrafa, ha desarrollado, con su Compañía Danza Expresión, una interesante labor que preconiza sobre todo la libertad de expresión creativa e interpretativa mediante múltiples técnicas y corrientes de movimiento.
Ha recorrido diversos estados de México y ha participado en festivales nacionales e internacionales con gran aceptación. Durante los cervantinos en su maravilloso estudio, situado en la cima de un cerro de Guanajuato, al estilo de aquellos pequeños sitios de Fiésole, en Florencia, Italia, acoge a quienes están dispuestos a compartir sus conocimientos con el público profesional o aficionado a la danza y las artes escénicas.
Finalmente, volviendo al día del estreno del FIC, Los Reyes Vallenatos cerraron la noche con ese pegajoso y contundente ritmo folclórico colombiano que prácticamente enloqueció al público.
Sin discursos ni proclamas, quedó instalado el 38 FIC. Próximamente comentaremos nuestra presencia en otros teatros con otras compañías, mientras Guanajuato, más bello que nunca, con ríos de jóvenes riendo y gritando de alegría, dieron el toque indeleble de estas festividades, que hacen mucho bien al público sediento de nuevas propuestas.
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