Con ello iniciaron su incursión en la vida política
De la redacción
México, 27 oct 10 (CIMAC).- La incursión decidida y abierta de las mexicanas en la vida política del país, ocurrió en la víspera del movimiento de Independencia, cuando el guadalupanismo se convirtió en más que una expresión religiosa, afirmó la historiadora Lucía Chen.
Durante dicha etapa histórica en México, los valores femeninos y la consolación de la Virgen de Guadalupe se entrelazaron y forjaron una base más sólida para la nación que surgió de esa lucha libertaria, abundó la directora del Instituto de las Américas de la Universidad de Tamkang, Taiwán.
Al participar en el Seminario Internacional sobre Asia Oriental y América Latina, que se realizó en el Museo del Templo Mayor, la historiadora detalló las acciones de Josefa Ortiz de Domínguez (1768-1829) y Leona Vicario Fernández (1789-1842) y el significado del guadalupanismo mediante los estudios del simbolismo.
“El guadalupanismo se convirtió en una nueva creencia que alcanzó el apogeo en la víspera de la Guerra de Independencia y más que la expresión de una religión, representó una ideología nacional y el apoyo espiritual que los criollos buscaban para la lucha”, dijo.
De ahí que Miguel Hidalgo la tomara como estandarte y fuera mención del Grito de Dolores: “Viva la religión, viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe, viva Fernando VII, viva la América y muera el mal gobierno”.
Aunque la historia de la Virgen de Guadalupe, reforzó la reunión entre la figura femenina y la religión, entre la figura de las mujeres de la época (con nulas oportunidades para acceder a la educación) y la política, hubo muchas mujeres anónimas que lucharon a lado de los héroes.
Entre ellas citó a Ana María García, quien pudo salvar a su esposo de la pena de muerte y ayudarlo a escapar de la cárcel dos veces; A María Josefa Martínez que formó un comando de 12 hombres después de la muerte de su marido.
Cecilia Bustamente reclutó varias jóvenes y mujeres para tomar el cuartel militar de Miahuatlán, e incluso hicieron huir a los soldados. Hay otros nombres como Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín, María Soto la Marina, Serrana de Dolores y María del Rosario Díaz, añadió.
“Miguel Hidalgo encendió la antorcha y batió el tambor de guerra para comenzar el movimiento libertario, sin embargo, fue Josefa Ortiz quien estimuló las ideas de emancipación que se expandieron por todas las colonias españolas y, a la vez, hubo numerosas mujeres que participaron activamente en la Guerra de Independencia.”
De ese período, la historiadora asiática recordó que Josefa Ortiz de Domínguez, “fue una mujer capaz de cuidar a sus 14 hijos, planear una rebelión, romper con los encierros que la acosaban: el de su infortunio infantil —ya que quedó huérfana a los tres años—, el de la injusticia social y el del encarcelamiento durante cuatro años”.
Otra insurgente destacada fue Leona Vicario, cuyo nombre completo era María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador.
“Si bien los criollos constituían la clase pensante y educada de la Nueva España y se dedicaron al estudio de la historia, geografía y naturaleza, esto no era tan común para las criollas que estaban destinadas para los quehaceres domésticos.
Entre las aristócratas, dijo, Vicario mostró un atributo solar con personalidad vital, fuerte y guerrera, que le permitió desarrollar los estudios que le valieron para encontrar el valor de su propia identidad.
Chen comparó a Vicario con la Beatriz de Dante Alighieri, que en la Divina Comedia posee el poder de hacer volver hacia la santidad a un alma solitaria. “Leona Vicario fue esposa y a la vez, madre pero su imagen es más bien una guerrera con la antorcha en la mano dedicada a iluminar el camino hacia el porvenir”.
La investigadora comentó que el siglo XIX fue el momento “más romántico para Hispanoamérica”, tanto en el sector intelectual como el popular.
Antes, y en la época de Sor Juana Inés de la Cruz, las mujeres debieron luchar por el derecho a la educación, en la víspera de la independencia las mujeres de las clases altas además de coser, guisar, rezar y cantar, tenían la posibilidad de aprender a leer y a escribir.El foro académico fue organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la UNAM, la Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad de Tamkang, entre otras instituciones.
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