Margarita Campuzano
El tsunami de críticas que han recibido el analista económico Ángel Verdugo, así como Francisco Zea, conductor del noticiero radiofónico en 98.5 que le da espacio, por los despectivos e irresponsables comentarios que emitió en contra de los ciclistas sirvió sin duda para empujar como trending topic el asunto de la movilidad no motorizada en la Ciudad de México, así como la falta de cultura e información que aún existe al respecto.
No queda claro si la motivación de Verdugo era iniciar un movimiento fascistoide, si intentó fallidamente hacerse el chistoso o si estaba enojado porque se le hizo tarde. Lo cierto es que sus declaraciones invitando a los automovilistas a “lanzar sus coches y aplastar” a los ciclistas a quienes comparó con una “plaga de langostas” obtuvieron como respuesta una ola de críticas a través de twitter que han motivado ya la suspensión de su colaboración en Grupo Imagen, así como declaraciones de Martha Delgado, secretaria de Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México o de Raúl Plascencia, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, condenando estos hechos.
Como paréntesis, vale la pena destacar que este caso es un ejemplo más del cada vez más importante papel que están jugando las redes sociales para fijar agenda en los medios del país e incluso para incidir sobre las políticas públicas. Hace unos años, los comentarios de Verdugo quizá no habrían pasado más allá de la indignación que podrían haber ocasionado entre algunos de sus radioescuchas. En cambio, gracias a Internet, el audio con sus declaraciones fue subido inmediatamente a youtube y circuló por las redes, despertando la furia de la comunidad twittera y obligando a las autoridades así como a los directivos de Grupo Imagen a fijar postura.
El tema ha servido también para poner en evidencia la falta de cultura vial y de civilidad que prevalece todavía en el país. Decir que los ciclistas han “invadido” las calles sería incluso un buen chiste de no ser porque refleja la prepotencia de muchos automovilistas que desconocen el concepto de democratización del espacio público.
Lo anterior es un síntoma que se deriva de años de seguir el modelo norteamericano de privilegiar el uso del automóvil, de construir cada vez más vialidades para los autos, aunque éstas se saturen en menos tiempo del que tomó construirlas, de obligar a los peatones a caminar por banquetas estrechas, sin acotamientos ni cruces seguros y de construir puentes peatonales que nadie usa.
Es frecuente escuchar entre quienes se oponen a la construcción del Metrobús decir que estas unidades quitan espacio a los automóviles. Parece no sonrojarlos recordar que este sistema de transporte sustituye a 60 vehículos en circulación. ¿Quién tiene más derecho entonces de utilizar el espacio público?
Ángel Verdugo considera que sólo seres evolucionados y genéticamente superiores como los franceses tienen derecho a tener alternativas de movilidad como la bicicleta, que permitan no sólo contribuir a resolver el problema del tráfico y la contaminación, sino modificar la concepción que tenemos del espacio urbano. De su comentario se deriva que los mexicanos somos neandertales y debemos por ello aceptar nuestro triste destino, el cual consiste en millones de entes como él manejando sus Peugeots por anchas avenidas, acechando a los ciclistas y peatones que osen cruzarse en su camino.
Afortunadamente, en la Ciudad de México se han dado pasos muy importantes aunque todavía lentos, para impulsar la movilidad no motorizada. En febrero pasado, el sistema Ecobici cumplió un año de funcionamiento logrando en este periodo reducir las emisiones de Bióxido de Carbono (CO2) en 840 kilos por día. Este sistema de transporte actualmente se compone de mil 300 bicicletas y 90 cicloestaciones en las colonias Cuauhtémoc, Juárez, Roma Norte, Hipódromo Condesa, Condesa y Centro y cuenta con 29 mil usuarios. Los paseos en bici de fin de semana por Reforma y otras vialidades de la Ciudad son un paso muy importante para transformar la cultura vial y para empoderar ciudadano no motorizado, cediéndole aunque sea durante los fines de semana, los espacios donde reina el automóvil.
El reglamento de tránsito capitalino fue modificado en febrero de 2010 y constituye un primer avance para incentivar el uso de la bicicleta como opción de transporte no recreativo. Entre los elementos positivos que incluyó están reconocer por primera vez a la bicicleta como un vehículo con derechos y obligaciones para circular por la calle, y establecer la prioridad para el peatón y el ciclista. Introduce el concepto de zonas de tránsito calmado, ciclocarril y área de espera ciclista que son espacios fundamentales para el uso de la bicicleta que pueden crearse a muy bajo costo por toda la Ciudad.
El gobierno de Marcelo Ebrard se comprometió al inicio de su gestión a construir 300 kilómetros de ciclovías, de los cuales no se han construido ni el 10%. Adicionalmente a la presión que debemos ejercer para que las políticas públicas de la Ciudad se orienten hacia la sustentabilidad, debemos promover paralelamente una cultura de civilidad y respeto al ciclista y al peatón. Quitar espacios radiofónicos a los neandertales es, sin duda, un buen comienzo.
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