3/30/2012

Heroínas anónimas




Por María Esther Espinosa Calderón
Periodista, ha colaborado en diversos medios, entre ellos el Uno más Uno, Mira, El Universal, Etcétera, 'Triple Jornada' del periódico La Jornada, y en la revista Fem.

* La autora nos hace, más que una reseña, una plática sobre la edición especial de la revista Proceso, Heroínas anónimas, destacando que, como ellas, hay muchas mujeres en el mundo.

Este 8 de marzo, en el mundo seguirá habiendo heroínas anónimas, viviendo en la marginación, combatiendo por la reivindicación de sus derechos, tratando de salir de la violencia, de la pobreza y del abandono; luchando por las hijas y por los hijos perdidos (as), robados (as), desaparecidos (as) o por sus semejantes, tratando de que su voz se escuche.

Una voz que se dejó oír en la edición especial número 35 de la revista Proceso, titulada "Heroínas anónimas", que expone los casos de mujeres valientes que han vencido la adversidad, mujeres que en su afán de lucha han puesto en peligro sus vidas.

"Heroínas anónimas" es un trabajo que atrapa la atención del lector (ra) desde la primera hasta la última historia de dolorosas experiencias de no pocos grupos sociales de mujeres en diversas partes del mundo, así como por la vida combativa e interesante de cada una de las protagonistas contada por las reporteras y corresponsales de la revista Proceso.

Dividida en cuatro apartados: Las mexicanas, las latinoamericanas, las pacifistas y las africanas, dan voz a cada una de las mujeres que han luchado y luchan en el anonimato desde diferentes trincheras: "Tita, Olga, Estela, Luz Marina, Martha, Blanca, Alicia, Paz, Millaray, Natividad, Bellancille, Beatrice, Rose, Alima, Illuminee, Jeanne y a quienes se hacen llamar en colectivo Las Madres de Soacha y Las Mujeres de Negro". No son ni víctimas ni famosas; son guerreras anónimas que, luego de vencer a su propio sufrimiento, ayudan a los demás.

La presentación de la revista dice que ellas son "nuestras heroínas anónimas. Las escogimos porque comparten una increíble capacidad de resistencia, porque vivieron horrores, pero los superaron. Estas mujeres sobrevivieron a la barbarie, a la crueldad de mafiosos y paramilitares. Sufrieron injusticias, vejaciones, discriminación, racismo, sexismo, hambre. Y decidieron no ser víctimas. Se le plantaron de frente al sufrimiento y lo vencieron. Tocaron fondo y se levantaron. Alguna vez desearon morir, pero aprendieron a vivir de nuevo, y viven para los demás. Emergieron del abismo, más fuertes y más humanas".

Edición dedicada a esas mujeres que en algún momento de su vida fueron víctimas de diferentes tipos de violencia, como privación ilegal de la libertad, violación, maltrato familiar, carencia de servicios de salud y negligencia frente a enfermedades terminales, quienes salieron adelante a pesar de los obstáculos con los que se enfrentaron, y han dedicado sus vidas a brindar apoyo a las personas que han pasado por algo parecido.

Al leer la revista se tiene la oportunidad de hacer un recorrido no sólo por México, sino por países de Latinoamérica y África y conocer la situación en que viven las mujeres trabajadoras, que pese a las dobles y triples jornadas no se han dejado vencer.

En el capítulo titulado Las Mexicanas se explica que: "puede ser en el norte o en el sur, en Chihuahua, Chiapas o Guerrero, puede tratarse de la defensa de los indígenas y los inmigrantes o la búsqueda de desaparecidos. Pueden ser egresadas de una universidad o haber salido de comunidades miserables en pos de un mejor futuro; su común denominador es que son mujeres, son mexicanas y han dedicado sus vidas, con valor y perseverancia, a luchar por causas que a nadie más le interesan".

Entre las historias más representativas se encuentra la de Olga Sánchez Martínez: "si infancia fuera destino, el de ella habría sido la muerte, pero la esquivó y hoy da cuenta de sí, agotada y vigorosa como madre recién parida". Esta mujer chiapaneca de niña sufrió un accidente donde perdió dos dedos de la mano, una de las cuestiones que la motivaron a apoyar a los migrantes que han padecido alguna mutilación en el cuerpo, durante su travesía hacia los Estados Unidos al transportarse en la "Bestia", el tren que supuestamente los llevaría a cumplir el sueño americano.

Sus hijos expresan: "Éramos chiquitos cuando mi mamá empezó a llevar a la casa a migrantes dados de alta. Eran muchos, y sí, la verdad, nos asustaban. Su madre intentaba tranquilizarlos diciéndoles: 'son personas que sufren. Quiéranlos'".

Otra de las historias que narra la revista es el caso de Estela de los Ángeles: "El asesinato de Ernesto -su marido- forma parte de una serie de ataques sufridos por la familia de Ángeles Mondragón, abogada que defiende los derechos de los indios raràmuri".

"Yo presentía una muerte, días antes lo hablé con Ernesto y le dije que estaba segura de que Patricio -primer gobernador tradicional de los raràmuri- o yo íbamos a morir. Me dijo: no te preocupes la bala que va a ser para ti yo la voy a detener. Primero me muero yo. Así fue. ¡Nunca lo imaginé! Sé que lo mandó matar uno de los mestizos que se niega a regresar la tierra que ilegalmente les quitó a los raràmuri. También sé que pagó 5 mil pesos porque le quitaran la vida."

El artículo, de Turati, habla sobre los desaparecidos en Coahuila a partir de 2009 y donde un grupo de madres buscan cadáveres en cerros, pueblos, caminos, cárceles, morgues, hospitales con la esperanza de encontrar al hijo o a la hija perdidos (as) o desaparecidos (as).

Para María Scherer "esta edición contiene historias y perfiles de mujeres que sufrieron violaciones, pobreza extrema, racismo, entre otros horrores; no obstante, se levantaron y le dieron la cara a la barbarie, para vencerla e impedir que sus comunidades padezcan lo mismo que ellas".

Rafael Rodríguez Castañeda, director del semanario de información y análisis Proceso, un día retó a las reporteras de esta revista: " ¿Por qué no se hacen cargo de una edición especial?" De esta manera, Jesusa Cervantes, Patricia Dávila, Gloria Leticia Díaz, Cristina L'Homme, Anne Marie Mergier, Anne Proenza, María Scherer Ibarra, Marcela Turati y Rosalía Vergara coincidieron en que harían una revista por mujeres sobre mujeres que no fueran ni víctimas ni famosas ni pioneras del feminismo, sino luchadoras por causas humanas desatendidas, y así le dieron vida a la edición Heroínas Anónimas. "Sólo quisimos incluir a mujeres originarias de países no desarrollados", señaló Scherer, editora responsable de esta edición especial.

La edición contiene reportajes testimoniales sobre mujeres alejadas de los reflectores, como "Olga contra La Bestia".

O como el trabajo presentado por Díaz, en el que cuenta la batalla de Tita por los desaparecidos políticos en México, y cuyo padre desapareció en 1974 durante la guerra sucia contra las guerrillas encabezada por el gobierno de Luis Echeverría.

O como el trabajo de Vergara que cuenta la historia de Alicia Leal, quien desde Monterrey lucha contra el flagelo de la violencia intrafamiliar.

En la presentación del capítulo Las Latinoamericanas se explica que "cuando las mujeres luchan por sus familias, por su comunidad, es imposible detener su ímpetu. Lo mismo descubren maniobras de militares para hacer pasar a jóvenes inocentes como miembros de la guerrilla a fin de cobrar recompensas por sus asesinatos que fundan ciudades para crear a sus hijos fuera de un entorno de violencia y crimen. Mientras esto ocurre en Colombia, en Chile se yerguen como la memoria acusadora de la dictadura y sus personeros, así como en defensoras de sus pueblos originarios en contra del olvido gubernamental y las ofensivas de trasnacionales que pretender arrebatarles sus tierras".

La historia que narra Proenza trata de las 17 Madres de Soacha, Colombia, cuyos hijos fueron asesinados en 2008 "por integrantes de las fuerzas militares para presentarlos como guerrilleros abatidos en combate."

L`Homme escribe sobre la lucha de las guerreras mapuches de Chile, que se oponen a la construcción de una presa que inundaría su territorio sagrado.

También Turati en otro de sus textos explica el movimiento pacifista mundial Mujeres de Negro, cómo desde 1988, a raíz de la primera intifada palestina contra la ocupación de Israel, alzaron su voz. Justicia, no venganza.

En el apartado Las Africanas se narra que "en Ruanda, las rivalidades entre hutus y tutsis han sido sangrientas, pero nunca como en abril de 1994, cuando el infierno se enseñoreó en el país africano. En esa fecha la mayoría hutu decidió borrar del planeta a sus rivales... y casi lo logró. Las víctimas se contaron por millones. Pero hubo sobrevivientes, y entre ellos mujeres que cuentan la historia de la violencia ejercida en contra suya y de sus familias. Una violencia que rebasa el entendimiento".

"Siempre existe una minúscula chispa de vida en el más quebrantado de los seres humanos. Es a partir de esa chispita que, despacio, muy despacio, se puede reanimar el fuego y a las personas", dice Illuminee Kanazayire, una de las heroínas de estos testimonios. Como ellas, hay muchas mujeres en el mundo.

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