Érika Barrón fue sacada del salón donde acudió al presidente, luego de mostrarle un mensaje sobre la crisis de seguridad que vive el país
(CNNMéxico) — Una mujer protestó este
miércoles en un acto del presidente Enrique Peña Nieto, a quien exigió
pedir perdón por la crisis de seguridad que vive México.
"Pida perdón", dijo Érika Barrón al mandatario, a quien mostró un
mensaje escrito en un trozo de papel, antes de ser sacada del salón.
Barrón relató a la radiodifusora MVS que Peña Nieto desvió la mirada
mientras saludaba a los asistentes a la Asamblea General Ordinaria y 30
Aniversario del Consejo Nacional Agropecuario.
"Lo mejor que puede hacer cualquier funcionario, ante esta crisis, es pedir perdón", dijo.
Barrón —quien se definió como "una profesionista comprometida con el
país, sin filiación partidista"— reprochó que elementos del Estado
Mayor Presidencial (EMP) la escoltaron a la salida de la Expo Bancomer
de Santa Fe y pidieron a testigos grabar la escena.
"Lo único que le estoy diciendo es 'pida perdón', si yo hubiera
hecho una manifestación en contra de la persona del señor Peña, si yo
hubiera tenido algún objeto punzocortante, evidentemente se hubiera
justificado esa forma de arrastrarme. Pero no es así", abundó.
Ya en su discurso, el presidente Peña Nieto no hizo referencia al
incidente. Sin embargo, reconoció que este año su gobierno ha vivido
"claroscuros" por los éxitos de la reformas, junto al "dolor" de casos
como la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero,
presuntamente a manos de policías municipales.
"Hemos vivido momentos difíciles, de dolor, porque lo que ocurrió en
Iguala sin duda cimbró el ánimo en todos los mexicanos", dijo.
El miércoles pasado, el historiador Enrique Krauze escribió en la edición internacional de The New York Times un artículo en el que recomendó al presidente pedir perdón al país por la crisis desatada tras los hechos en Guerrero.
"Que el presidente encare a la nación, reconozca sus errores y
ofrezca una disculpa al pueblo mexicano. Nada confiere mayor nobleza a
una persona en el poder que reconocer su propia humanidad. Ninguna
estrategia de reformas, ni siquiera la más racional, puede reemplazar
la legitimidad de un liderazgo ético, especialmente en tiempos de
crisis", escribió.
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